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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El presupuesto federal 2021 no trae ninguna sorpresa, pues el mismo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ya nos había advertido que no habrá endeudamiento, y que nos tendremos que apretar el cinturón y, como nos decían nuestros padres, “comer lo que haya”.

Es decir, que el presupuesto de 2021 tendrá solamente 3 prioridades: programas sociales, salud, y las obras emblemáticas del sexenio, como el aeropuerto de Santa Lucía, Dos Bocas y el Tren Maya.

Y para nosotros que estamos en una zona turística, tenemos una noticia buena y otra mala. La buena, es que el presupuesto de Turismo se elevará 667 por ciento, si lo comparamos con lo que ejerció la Sectur en 2020.

De acuerdo con lo que ha ido informándose del presupuesto que el pasado martes entregó el titular de Hacienda a la Cámara de Diputados, el presupuesto de Secretaría de Turismo (Sectur) para 2021, será de 38 mil 613 millones de pesos, lo cual significa un histórico incremento de 667 por ciento respecto a lo otorgado en 2020.

Sólo para comparar, en el presupuesto de 2020, la Sectur obtuvo recursos por sólo 5 mil 034 millones de pesos para sus diversos trabajos; o sea, casi nada.

Pero la mala noticia es que el presupuesto de Sectur crece de manera histórica, pero de los recursos totales designados, la construcción del Tren Maya acapara 93.7 por ciento de ellos, es decir, se le darían 36 mil 287 millones de pesos.

¿Qué queda para todo lo demás? Solamente 173.6 millones para los programas de planeación y conducción de la política de turismo, “para continuar con el desarrollo de instrumentos y mecanismos de política pública, que contribuyan a una industria incluyente”, cita el documento.

Y concluye: “Para lograrlo, se fortalecerán los sistemas de información estadísticos y geográficos, así como la formulación de mecanismos de seguimiento y evaluación que faciliten la mejora del diseño de los proyectos”.

¿Qué tal?

Aunque el turismo es uno de los sectores más afectados por la pandemia, aun así, no habrá recursos ni siquiera suficientes. La obra del Tren Maya no es turismo. Servirá algún día para eso, pero por el momento es gasto. Por lo tanto, que no nos quieran dorar la píldora.

Y si los diputados no deciden otra cosa, porque acuérdense que en materia de presupuesto el presidente propone y los diputados disponen, el sector tendrá un presupuesto histórico, pero no será para reactivar la actividad turística en México, sino para consolidar una obra que muchos consideran faraónica, mientras el resto del sector muere de inanición.

Parecen no entender que el turismo es la tercera fuente de ingresos de este país, después de las remesas de migrantes y de Pemex. Vergonzosamente esa es la dinámica de la economía nacional, tan endeble como nunca antes, pero es nuestra realidad y la tenemos que asumir.

Que otros sectores se tengan que apretar el cinturón, de acuerdo con su participación en el Producto Interno Bruto nacional, ni modo, pero de que era urgente que Turismo fuera el sector más privilegiado, después de Salud, lo es.

Y primero salud, porque si no se recompone este sector, y si la pandemia por Covid 19 sigue pegándonos hasta por debajo de la lengua a México, entonces todo lo que se invierta en la recuperación del turismo será en vano.

Es como cuando se le inyectan a Guerrero 2 mil millones de pesos en fertilizante gratuito. Pero llega la sequía, o llegan las inundaciones, y todo ese dinero se pierde, ya que el sector depende del temporal de lluvias.

Es apremiante, entonces, ya no sólo cuidar la seguridad, sino sobre todo la salud del país. Ahorita, a las naciones lo que más les preocupa ya no es si matan o no a los turistas en México, sino si vienen a contagiarse por Covid 19 o no.

El gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, que ya había relajado sus alertas hacia México, las volvió a poner en rojo, pidiéndole a sus connacionales que eviten venir a nuestro país, porque se está previendo un repunte en los casos de Covid-19.

Y con la noticia de que AstraZéneca suspendió los ensayos definitivos de la vacuna, por una reacción adversa en uno de los pacientes (mielitis, dicen unos), eso significa que no tendremos vacuna para el primer trimestre de 2021, y quizás no la tengamos ni siquiera e los primeros 6 meses.

Por lo tanto, aunado a que el Covid-19 se juntará con la influenza, tendremos pandemia por lo menos para el mes de abril del año siguiente, y sin vacuna, se cumplirán los 3 años pronosticados desde el inicio.

Todo esto impactará severamente todas las opciones de crecimiento planteadas por la Secretaría de Hacienda, porque el presupuesto y los planes están basados en un escenario muy distinto al que estamos viviendo ahora, y muy distinto al que se nos viene en 2021.

Si no hay vacuna para México y el covid 19 persiste, ya podemos olvidarnos de la recuperación económica de 4.3 por ciento pronosticado en el paquete económico de 2021.

Eso significa también más pobreza y más inseguridad. Y quizás también una mayor crisis e inflación. No somos pesimistas, somos realistas. Es mejor saber lo que nos espera a pensar que ya todo lo malo pasó. Mejor dicho, algo peor parece que va a llegar.

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