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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Nada detiene a los turistas, ni el Covid 19. Solamente la falta de recursos, algo que es también producto de la pandemia, es el verdadero motivo por el que la gente dejó de acudir a los centros de recreo, sobre todo los que viven en las grandes ciudades del centro del país.

Cuando Guerrero abrió sus playas, se pensó que la gente acudiría en masa y la economía se reactivaría en un dos por tres. Pero no fue así. Los turistas llegaron a cuenta gotas al inicio, pero no por miedo al Covid, porque finalmente en las ciudades la situación es peor, sino por falta de dinero.

Luego, con el regreso al semáforo naranja, que implica menos gente en restaurantes y hoteles, los negocios que ya estaban reactivándose volvieron a resentir la escasez.

Desde el fin de semana se nos anunció que Guerrero se mantendrá una semana más en semáforo naranja, y que Chihuahua volvía al rojo, lo cual es una verdadera tragedia para aquella entidad gobernada por el panista Javier Corral, quien se ha pasado su gobierno fajándose con el gobierno federal, al grado de que AMLO ordenó el retiro de sus funcionarios de la mesa de coordinación para la paz, y prácticamente rompió el diálogo con el gobierno chihuahuense.

En esa mesa, además de los asuntos de seguridad, se tratan también los asuntos de salud. Por lo tanto, Corral se quedó solo con sus problemas, y ayer amenazó con recurrir a organismos internacionales para obligar al gobierno federal a restaurar el diálogo que se perdió con el conflicto por el agua que se debe entregar a los Estados Unidos de las cuencas del Colorado y del Bravo, de acuerdo con lo pactado en los años 40. El gobierno federal cumplió con la entrega del volumen de agua que le corresponde, tomándola de varias presas, lo cual vino a solucionar un conflicto con los Estados Unidos. Sobre todo, se puso en riesgo la cuota de agua que México recibe de la Unión Americana, de las mismas cuencas, y que es mayor a la que México entrega.

Ya sin el gobierno federal y los militares fuera de la mesa de coordinación en Chihuahua, de inmediato se dejó sentir la cruda realidad: los gobiernos estatales no están preparados para actuar solos frente al Covid 19, y lamentablemente es la población chihuahuense la que está sufriendo las consecuencias de la soberbia de Corral.

El retroceso en el semáforo rojo en Chihuahua es un tache para el gobernador, que junto con el de Nuevo León, Guanajuato, Jalisco y Tamaulipas, entre otros, integran la alianza de gobernadores independientes, que decidieron salirse de la Conago y continuar por su cuenta.

Quizás a los demás gobernadores no alineados con el gobierno federal, les sirva de ejemplo el caso Chihuahua, y dejen de hacerle al tío Lolo, que solía hacerse pentonto solo.

Por ejemplo, en Guerrero, ¿qué sería de nosotros sin la estrategia conjunta con el gobierno federal contra el Covid1 9? ¿Quién habría traído los ventiladores que se necesitaron para la reconversión de hospitales y la creación de las salas Covid, así como los equipos de protección, medicinas e insumos? ¿Cómo habría sido la fase más dura de la pandemia, cuando se declaró el cierre de playas, sin los comedores comunitarios que se manejaron de manera conjunta entre el Ejército y el gobierno del estado, por citar algunos ejemplos?

Afortunadamente el gobernador Astudillo ha sido muy ecuánime en estos aspectos, muy realista. Llegó a reconocer incluso que el sistema de salud estaba demasiado deteriorado, y se hizo el compromiso de enfocarse en los últimos meses de su gobierno al sistema de hospitales en la entidad, lo cual se agradece, porque para nadie es un secreto cuán mal estábamos antes del Covid 19, y como seguiremos si no se aplican más recursos en la rehabilitación de clínicas y hospitales.

Es demasiado lamentable que un gobernador anteponga su criterio y su orgullo frente al poder central, sobre todo cuando se toma esto como una estrategia política de reposicionamiento, frente a la elección presidencial de 2024, en lugar de pensar en sus gobernados.

Nadie querría estar en la piel de los chihuahuenses, ni de ninguna otra entidad en donde los gobernadores prácticamente le han declarado la guerra al gobierno federal (léase AMLO), algo que nunca había sucedido, por cierto, en demanda de más recursos y mayor atención. Hasta amenazaron con dejar de entregar sus impuestos al sistema de administración tributaria.

Lo que les interesa, decíamos, son sus posiciones políticas pero no la gente. Corral, El Bronco, Cabeza de Vaca, Sinué, y el emecista Enrique Alfaro, deben enfocarse en la atención de la pandemia, para salvar vidas.

No cabe duda que los problemas nos toman la medida. Cada quien está demostrando en estos días de qué está hecho.

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