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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Marcial Rodríguez Saldaña, secretario general de Morena con funciones de presidente (o sea, que no es propiamente el dirigente formal del partido, sino un reemplazo temporal), anunció que el candidato a gobernador en Morena será electo por “consenso político”.

¿Y eso qué significa? Que se cancelará la precampaña para los aspirantes, que no podrán recorrer el territorio estatal, aunque los adversarios sí lo hagan, y que se les atará de manos nuevamente, como ya sucedió en 2018, cuando se obligó a los candidatos a alcaldes y diputados a hacer talacha política durante, nombrándolos primero coordinadores del cambio verdadero, o algo por el estilo.

Pero en esta ocasión, ni eso podrán hacer los aspirantes a gobernador, por los tanates de Rodríguez Saldaña y su fobia y su tirria contra todo lo que sea campaña, partiendo de un lenguaje puritano y chantajista.

Por supuesto, Saldaña aprovechó para aclarar que no habrá cambio de dirigencia en Morena Guerrero. “No se dejen sorprender por nadie que asegure que habrá elección de dirigentes, eso es falso; el representante político y legal en Guerrero soy y seré yo”. O sea…más claro, ni el agua clara. Un Varguitas cualquiera en el partido lópezobradorista.

De verdad, estimado lector, lectora, estamos hartos de estos seudo líderes, que no son otra cosa que un terrible obstáculo para la democracia, que primera mente nos incluye a los ciudadanos, quienes tenemos derecho de ver a los aspirantes de carne y hueso, no mediante redes sociales, medios que ya han usado profusamente para agredirse y darse patadas, golpes bajos, mordidas y lo sigue.

Ahora mal, ¿consenso político de quién? El consenso lo da el pueblo, señor “representante”, no un puñado de consejeros, no un puñado de personas incrustadas en las dirigencias.

Las precampañas son necesarias por eso están contempladas en la ley electoral, y por eso se tienen establecidos ya los tiempos para esta fase.

Suspender una precampaña en Morena, es negarles a los aspirantes un derecho, y obligarlos a actuar de otra forma. Por ejemplo, mediante el uso profuso de redes sociales, con pautas publicitarias pagadas para tener mayor alcance, en lugar de usar ese recurso en recorridos y en publicidad tradicional, que además genera empleos en lo local, activa negocios y el dinero de los partidos -que por cierto es nuestro dinero, porque ningún partido vive de las aportaciones de sus militantes- vuelve al pueblo.

¿Hay algo de malo en eso? Sí, sí lo hay, pero es algo personal de quienes están en la dirigencia. Simplemente no quieren que los aspirantes avancen, los quieren tener atados, maniatados a caprichos que están por encima de la ley misma.

Al suspender la precampaña, también lesionan los derechos del pueblo pobre, el que no tiene acceso a un teléfono inteligente que los conecte a redes sociales, y que más bien están acostumbrados a conocer a los candidatos de cerca, oírlos y escuchar sus planteamientos para el gobierno, simplemente se quedarán en ascuas.

No estamos hablando de vender cacahuates, sino de un proyecto de gobierno sexenal. Así que por favor déjense de puritanismos, y permitan que Guerrero tenga sus tiempos electorales normales, sin restricciones más que las que marca la ley, como debe ser.

Si los dirigentes de Morena fueran inteligentes de verdad, menos ladinos y menos envidiosos entre sí, tomarían las calles, las plazas, las comunidades, en los tiempos en que la ley marca, porque todo mundo sabe que la precampaña define la campaña.

Pero como están emponzoñados, están empeñados en restringir al máximo la movilidad de los aspirantes, incluso en los tiempos legales, y con eso sólo envilecen aún más los asuntos políticos y se dan un balazo en el pie. De paso, joden al pueblo. Dan pena ajena.

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