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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La influenza es una enfermedad infecciosa que se comporta de una manera muy semejante al Covid-19, pues las personas presentan fiebre, tos, dolor de garganta y dolor en músculos y articulaciones.

En el mes de octubre, estimado lector (o sea, mañana jueves), comienza la temporada de influenza, que se extiende hasta por 6 meses, aprovechando el inicio de la época de frío.

La recomendación que está dando la Secretaría de Salud federal es que sean vacunados contra la influenza los adultos mayores, embarazadas y menores de edad, pues se trata de un padecimiento que también provoca neumonía, pero para el cual, afortunadamente, ya hay una vacuna.

Lamentablemente, las autoridades locales no han anunciado si las vacunas ya están disponibles en los centros de salud, o en los hospitales regionales y comunitarios. Pero por la situación de emergencia que se tiene por la pandemia de Covid-19, y por las similitudes con los síntomas, vale más que actuemos antes de tiempo, para por lo menos descartar la influenza entre la población vulnerable, y que no se vayan a perder vidas por la confusión con los síntomas.

Recuerden que cuando comenzó el Covid-19 en nuestro medio, los médicos lo diagnosticaban como dengue, o como fiebre tifoidea -sobre todo aquellos cuadros donde la diarrea era el principal síntoma- y mucha gente es agravó a partir de estos diagnósticos confusos.

Por otra parte, hay que entender que mientras las lluvias persistan (el ciclo de lluvias abarca el mes de octubre), todavía estamos en época de dengue, y de ahí que tanto las familias como los médicos en general, deban estar alertas acerca de los síntomas, tratando de descartar qué es Covid, qué es influenza y qué es dengue.

De verdad que todo parece complicarse, y por lo tanto la disciplina en el cumplimiento de las normas de control e higiene del Covid-19 no deben relajarse.

Desafortunadamente, la gente ya bajó la guardia. Nos enteramos de personas que han muerto por Covid-19 y aún así, en lugar de que los familiares los velen el tiempo reglamentario, hacen las velaciones de manera tradicional, con música de viento, aglomeración de personas y todo el rito. Lo único que cambió la iglesia católica, por cierto, es que ahora la misa de muertos la hacen vía internet, mediante alguna de las aplicaciones disponibles para ministrar a los difuntos por computadora o pantalla, lo cual es una buena medida, que viene a resolver la necesidad de las personas porque sus familiares muertos reciban los sacramentos mortuorios, como por la protección de los párrocos, a los que no les ha ido nada bien con el Covid-19, pues varios ya han fallecido por esta enfermedad.

El gobernador Héctor Astudillo volvió a hacer hincapié en el uso del cubrebocas. Día con día, el mandatario estatal ha estado haciendo un llamado a la población para que se proteja. Desafortunadamente, también hay que decirlo, se lee en los medios cómo gente de la política ha estado haciendo fiestas y francachelas. Por ejemplo, leíamos que, en Ometepec, con el pretexto de una fiesta religiosa, en este mes de septiembre fueron inevitables las borracheras y las aglomeraciones con el pretexto de los rezos, en torno a una fiesta que saca la Danza del Toro de Petate. Hubo videos de una trifulca que se armó en las calles del centro de la ciudad, donde desde temprano la gente comenzó a beber, hasta que todo terminó en golpes.

Y este domingo, los mayordomos de la fiesta fueron a entregar al toro a los que harán el festejo para el siguiente año. Pero resulta que el que recibió la mayordomía es nada más y nada menos que el ¡regidor de Salud del municipio!, junto con su padre, un líder ganadero. Lo más grave es que el presidente municipal envió al director de Reglamentos para pedirles que se suspendiera esa reunión, pero el sujeto, quien por cierto es del PRI, no quiso y siguió con su fiesta. Y, para colmo, al reportero que estuvo cubriendo ese desfiguro le dijeron que “por eso amanecen muertos los periodistas”.

Lamentable suceso. Y como estos, hay muchos más que contar en el estado. Por lo tanto, el gobernador y los presidentes municipales deben ser mucho más estrictos y por lo menos a sus allegados meterlos en cintura, porque son los que ponen el mal ejemplo. Mínimo un exhorto para ese regidor de parte de los diputados locales, o del Cabildo municipal.

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