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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Un merecido “estate quieto” puso ayer el gobernador Héctor Astudillo Flores, ante el amago de provocar la ingobernabilidad del estado de Guerrero a causa de los resultados de la elección del domingo pasado.

Su mensaje, que dijo “es para todos”, sin dedicatoria para alguno en particular, precisa que todos los participantes deben respetar los resultados de la elección, resultados que corresponde dar al árbitro electoral, tanto el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), y el Instituto Nacional Electoral.

Por supuesto, al primero que vino a testerear fue al candidato de su partido, Mario Moreno Arcos, porque fue el primero en festejar su triunfo, y el primero también en desconocer la tendencia que, hasta ayer, era favorable para la candidata de Morena.

Si es que la tendencia se acorta, como ayer por la tarde lo anunció el mismo Mario Moreno Arcos, era obvio y normal, porque la tendencia del domingo se dio con apenas 30 por ciento de la votación emitida, ya que el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) se “atoró” al menos de cara al público, aunque hacia dentro del instituto queremos pensar -porque así lo sostienen- que tuvieron la información en tiempo y forma.

Y dado que el candidato de la alianza PRI-PRD dijo antier que pediría la nulidad de la elección, así como que estaba exigiendo la renuncia inmediata de los consejeros electorales y el consabido voto por voto casilla por casilla…seguido de la respuesta del líder de Morena, Marcial Rodríguez Saldaña, en el sentido de que defenderían el triunfo de Morena y que si era necesario marchar lo harían, entonces el gobernador parece que ayer dijo la última palabra: “Quiero entregar un estado en paz”. 

Como dice conocido opinador: ¡Zas! 

Las declaraciones que Astudillo dio ayer en la mañana, obligaron al dirigente del PRI, Héctor Apreza Patrón a corregir la nota, diciendo que su partido no contribuirá a la ingobernabilidad de Guerrero y que más bien su lucha sería por la vía jurídica.

Bueno, eso es muy distinto a pedir la nulidad de la elección, la renuncia de los consejeros y cuanta cosa se les ocurrió decir dos días antes.

Y es que si se anula la elección para gobernador, que se hizo a la par de la elección de diputados locales y federales, así como ayuntamientos, entonces todo queda en entredicho. Incluso los propios triunfos de los aliancistas quedan en el aire, porque si se supone que la elección para renovar la gubernatura tuvo graves inconsistencias, sucedió lo mismo con el resto de las elecciones, pues no puede ser algo privativo de una jornada comicial.

Claro, como siempre, ante el traspié de Mario y los líderes del PRI y del PRD, Héctor Apreza Patrón y Alberto Catalán Bastida, los opinadores estatales comenzaron a acomodar el entuerto, diciendo que el que estaba convocando a la ingobernabilidad era Marcial Rodríguez Saldaña.

Incluso se tomaron la molestia de estarlo anunciando así en sus redes sociales, cuando el señor lo único que pide es que se respeten los resultados.

Mario Moreno, molesto por las declaraciones de sus aliados Ángel Aguirre Rivero y el senador Manuel Añorve Baños, quienes fueron los primeros en reconocer la derrota de la alianza, dijo que no tenía “voceros”. Es decir, que las decisiones las estaban tomando él y los partidos que sostuvieron su candidatura.

Pero por fortuna, ayer, insistimos, el gobernador llamó a la prudencia y tuvo que poner los puntos sobre las íes. Lo secundó el senador Añorve, en el sentido de que Guerrero debe estar en calma, así como reconoció la madurez de Astudillo y que no incurrió en injerencismo durante esta campaña.

Astudillo Flores destacó que nunca ha perdido de vista que es el gobernador de Guerrero y que en estos momentos, lo que la sociedad le demanda es responsabilidad.

“Así me voy a mantener hasta el último día de mi mandato”, sentenció.

Reconoció que negar que tiene una influencia importante en su partido es caer en la ingenuidad, lo que implica pensar que los medios de comunicación y los propios consumidores de los espacios informativos se encuentran fuera del contexto real.

“Ustedes no son ningunos ingenuos ni quienes leen sus notas”, destacó. Sin embargo, insistió en el hecho de que su responsabilidad es mantener la estabilidad social y política del estado.

En pocas palabras, Astudillo puede dar luz verde al PRI para que arme un sainete, pero también tiene voz para actuar en el sentido contrario.

Se le preguntó si existen riesgos de inestabilidad en la entidad, ante lo que respondió que no los va a correr. “No hay que correrlos, no hay que permitirnos correr esos riesgos, porque ha costado mucho trabajo colocar a Guerrero en la estabilidad y yo la voy a defender”, insistió.

“Mi llamado es muy general, pero creo que es muy importante que en mi carácter de gobernador lo haga, porque no eludo mi responsabilidad; lo más sencillo es quedarme callado y encerrado en mi oficina, pero creo que es momento de hacer un llamado a la unidad”.

Insistió en el hecho de que Guerrero requiere de la estabilidad para transitar adecuadamente y enfrentar la gran cantidad de problemas que derivan de sus rezagos sociales.

Manifestó que aspira a entregar un estado en paz, por lo que asumió que antes de ser un hombre influyente en el PRI, no pierde de vista el hecho de que es el gobernador de un estado sumamente complicado.

Como decía un viejito de mi pueblo: ¿A’loyes?

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