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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Este jueves, el Fiscal General del Estado de Guerrero, Jorge Zuriel de los Santos Barrila, presentó por escrito su renuncia irrevocable al cargo que ocupaba desde el 15 de mayo de 2018.

Esta renuncia surtirá efecto el 15 de noviembre y para elegir a su sucesor, el Congreso tiene dos opciones. La primera, es nombrar a un encargado de despacho, que podría ser el vicefiscal, mientras se emite la convocatoria de ley para convocar a los aspirantes a la Fiscalía, para elegir de un grupo de 10 al nuevo fiscal.

La segunda opción es renunciar a esta facultad, q ue sí ejerció en el caso del auditor general del estado, y esperar a que en el uso de sus facultades, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda envíe al Congreso la terna de posibles candidatos a suceder a De los Santos Barilla, dejándole al Congreso del Estado la facultad de elegir al mejor perfil.

Ayer, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Alfredo Sánchez Esquivel, habló escuetamente del caso. Aclaró, en primer lugar, que no fue el Congreso el que le solicitó la renuncia a De los Santos Barilla, sino que éste la presentó por sí mismo, argumentando tener “motivos personales”.

La renuncia es de carácter irrevocable; es decir, que la decisión está tomada y el mismo fiscal lo anunció ayer en sus redes sociales, antes de reunirse con los fiscales regionales para hablar de este mismo tema, de acuerdo con lo que divulgó en la página oficial de la Fiscalía.

En segundo lugar, Sánchez Esquivel precisó que esperarán la terna que envíe la gobernador para tomar una decisión, con base en el perfil de los aspirantes.

Luego entonces, no se apegarán al proceso abierto mediante convocatoria, sino que le dejarán a Evelyn Salgado Pineda que  ella proponga a quienes considere podrían desempeñar este cargo.

¿Los requisitos? Forzosamente un abogado. Si tiene maestría o doctorado mejor. Conocedor de los problemas de justicia de la entidad y, sobre todo, un hombre íntegro y probo, de cuya actuación pública y personal no haya dudas.

Sin duda en Guerrero hay muchas personas que reúnen estos requisitos. Pero ese no es el problema, pues podemos apostar a que el fiscal que se va sí los reunía, aunque en su momento su elección se notó descabellada, pues era un joven sin experiencia en el ramo, cuyo currículum se limitaba a colaborador del secretario general de Gobierno, Florencio Salazar Adame.
Al paso del tiempo, desde 2018 que asumió el mando de la Fiscalía, en sustitución de Xavier Olea Peláez, a De los Santos Barilla le tocó vivir el momento en que ya con López Obrador en el poder cambiaron las cosas y los índices delictivos comenzaron a bajar.

Eso fue notorio y aunque el ex gobernador Héctor Astudillo Flores se adjudicó este logro, no fue así. En realidad, durante la primera mitad de su gobierno, Astudillo bien poco pudo hacer, pues el secretario de Seguridad le fue impuesto por la Federación y venía desde el interinato de Rogelio Ortega.

Para nadie fue un secreto que el general brigadier Pedro Almazán Cervantes hizo y deshizo. Cuando se fue, coincidiendo con el fin del gobierno de Enrique Peña Nieto, el gobernador mantuvo a la Secretaría de Seguridad Pública con un encargado de despacho y fue hasta el cambio del gobierno federal, 5 meses después, que nombró a David Portillo Menchaca como titular.

Para colmo, el primer trienio del gobierno astudillista fungió como fiscal Xavier Olea Peláez, quien venía de defender al alcalde de Tlapa, Willy Reyes. De hecho, ya siendo fiscal renunció al caso y se encargó de ayudarle desde dentro.

¿Por qué traer este tema a colación? Porque siempre se mide la eficiencia de un fiscal, en función de la baja de los índices delictivos, cuando esa no es su función, sino del secretario de Seguridad en turno. Al fiscal le toca investigar los delitos y garantizar justicia para las víctimas en los tribunales, no en la calle.

La Policía Investigadora a su cargo, no se ocupa de prevenir el delito, sino de investigar los hechos ya consumados. Por lo tanto, estamos equivocados cuando se nos dice que el ahijado de Salazar Adame ha sido el mejor fiscal que Guerrero haya tenido en 20 años. Cosas parecidas escribieron ayer diversos periodistas en sus redes sociales.

Él mismo dijo: “Me separo de este encargo, con la satisfacción de que Guerrero mejoró considerablemente en sus indicadores delictivos, principalmente en homicidio, feminicidio y particularmente en secuestro. Seguiré siempre deseando lo mejor para Guerrero, y desde el espacio en que me encuentre como ciudadano, seguiré abonando al desarrollo de nuestro estado”.

¡Wow! Deberíamos revisar los rezagos en tribunales y las carpetas de investigación que se tienen archivadas durmiendo el sueño de los justos, y cotejarlas contra los asuntos desahogados, para de verdad evaluar al De los Santos Barilla. Créanme que habrá muchas sorpresas.

Por lo pronto, el fiscal se va un día después de que en redes sociales le filtraron una bochornosa fotografía, de la que por cierto ayer nadie habló: ni el fiscal, ni la prensa estatal, ni el gobierno de ningún nivel. ¿Qué tal?

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