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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Bien dijo Félix, que en torno a la designación de secretarios de despacho del gobierno estatal de Evelyn Salgado Pineda, había mucha “infodemia”, provocada sobre todo por aquellos que aspiraban a ocupar los cargos de secretarios y subsecretarios.

Para nada se tomó en cuenta a los políticos profesionales que siendo incluso de otros partidos, se creían con patente de corso para ocupar secretarías como la de Finanzas, Salud, Educación, Gobierno, Desarrollo Social, entre otras.

Esta vez, según se observa, el nuevo directorio estará integrado por más académicos que políticos. Por más luchadores sociales que cuatachos de partido.

Salvo la Secretaría General de Gobierno, que la ocupará el ex perredista y senador suplente, Saúl López Sollano, y salvo que la gobernadora Evelyn Slgado tomó la decisión de nombrar como secretario de Contraloría y Transparencia a un miembro del gabinete astudillista, Gerardo Loría Casanova (de quien por cierto no hay muy buenas referencias), salvo ellos, decíamos, el resto de los secretarios y secretarias pertenecen al mundo de la academia, la investigación y la lucha social, que a los partidos.

¿Qué tanto viene esto a modificar la crítica situación de los guerrerenses? No sabemos y sería muy aventurado decirlo. Pero la experiencia dicta que cuando los cuadros técnicos sustituyen a los cuadros políticos, muchas cosas se enderezan, comenzando por los programas de trabajo, que no son ocurrencias, sino verdaderas propuestas de desarrollo.

Un académico, o científico, o investigador, o un luchador social, carecen del ego de un político, y tampoco tienen una agenda para seguir escalando en los cargos públicos. Por lo tanto, eso viene a quitarles la presión de los grupos de poder, que siempre piden sus cuotas correspondientes para colocar a “sus” amigos, a los que les ayudaron a ganar, y a los que les interesa mantener en la palestra para que no se mueran como figurines públicos.

¿Acaso no vimos esto en la pasada administración estatal? Hubo sectores restringidos, en donde ni el gobernador metía mano, pues eran coto de poder de alguno de sus compadres.

Pero, por el contrario, también se corre un gran riesgo. Concretamente, que las cabezas de las secretarías sean gente no ligada a los partidos políticos, pero que las subsecretarías, direcciones y todo lo bajo del organigrama de cada dependencia, se llene de los políticos, sus amigos y compadres, con lo cual todo ahí dentro será un caos, pues difícilmente reconocerán al secretario o secretaria como su jefe inmediato, y más bien le responderán a sus jefes de fuera, como siempre ocurre.

Eso fue muy común, por ejemplo, con el gobierno de  Ángel Aguirre Rivero, quien colocó a varios perredistas en secretarías, pero les puso en las áreas administrativas a gente que le respondía directamente.

De ahí fue público el conflicto interno que vivió el secretario de Salud, Lázaro Mazón Alonso, a quien Aguirre le amarró las manos colocándole aun subsecretario de administración, el cual tomaba las decisiones finales de todo lo relacionado con compras de medicamentos, instrumentos, equipos, etcétera. Es decir, que a Mazón se le dejaba toda la carga de trabajo, la responsabilidad política, la ríspida relación con el sindicato, etcétera, mientras que el dinero lo manejaban los cuates del gobernador.

¿Cómo será en este gobierno? ¿Tendrán los flamantes nuevos secretarios facultades para  dirigir sus dependencias, aún cuando se trate de dinero, o eso les estará vedado y sólo se les exprimirá su conocimiento y buena fama?

Parece que esto no tiene importancia, pero por supuesto que es importante. Claro que también la gobernadora tendrá que vigilar el destino de los dineros, pero para eso se tienen contralorías internas y otros instrumentos de vigilancia.

Por cierto, aún no conocemos cómo recibió Evelyn Salgado Pineda la administración pública estatal, porque aunque se firmaron los documentos de entrega-recepción de manera pública, lo cierto es que el proceso continúa y posiblemente sea hasta la próxima semana cuando cada secretario informe cómo le entregaron su área de trabajo.

Para cerrar, amable lector, en lo personal aplaudo que haya caras nuevas en las secretarías. Rompimos con ello con un círculo vicioso de 30 años o más, en que las piezas políticas se movían a conveniencia, y lo mismo se ponían una cachucha que otra, como expertos y todólogos, pero cuyos méritos se reducían a ser parte del mismo grupo político del gobernador en turno, o del mismo partido. La parte técnica de las dependencias, si es que las había, se reducía a las asesorías o a empleos de tercero o cuarto nivel. ¡Enhorabuena!

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