Con AMLO, más corrupción

Martín Moreno

El pañuelito blanco de López Obrador está tiznado de corrupción. Lleva los nombres de sus hermanos Pío y Martín. De su prima Felipa. De Bartlett. De Napoleón Gómez Urrutia. De Ana Gabriela Guevara. De los contratos sin licitar de la 4T entregados de manera directa a los amigos. La evaluación del World Justice Project (WJP) es un mazazo en la nuca para AMLO: durante su Gobierno aumentó la corrupción. Hoy, México ocupa el lugar 135 de 139 entre las naciones más corruptas del mundo.

El discurso estrella de López Obrador, su emblema, su escudo, ha quedado hecho trizas. Se le acabó. Está fundido. Durante su régimen, en México se registra mayor corrupción, sólo debajo de Uganda, Camerún, Camboya y Congo. “En el mismo nivel de países africanos pobres o envueltos en violencia”, arroja el comparativo del diario Reforma en la medición de la corrupción global.

Con AMLO, México hoy es más corrupto. Ese es el hecho irrefutable. Comprobado y no desmentido. La dura realidad.

¿Con qué cara se plantará Andrés Manuel en la ONU el próximo 9 de noviembre para hablar  – según presumió- de la corrupción en nuestro país, cuando el informe del WJP está a la vista de todo mundo y demuestra que su discurso anticorrupción sólo es una más de sus puntadas y ocurrencias? AMLO llegará, como el pato cojo, a la tribuna de Naciones Unidas. Sin autoridad moral.

Aún más: El informe divulgado por el WJP presenta un comparativo negro para López Obrador y su 4T: en 2012, último año del Gobierno de Felipe Calderón, México se ubicaba en el lugar 74 de 97 países evaluados en sus niveles de corrupción. En 2018, recta final de Peña Nieto, era el país 117 de 126 naciones medidas. Hoy, a la mitad del sexenio, AMLO y su Gobierno tienen a México entre los cinco países más corruptos del mundo. Y nadie desde Palacio Nacional se atreve a desmentirlo. ¿Por qué? Porque no tienen argumentos sólidos para refutar a WJP. Tan sólo se escuchan los dichos chabacanos presidenciales como tibia autodefensa.

Y que el México gobernado por Andrés Manuel López Obrador alcance los niveles de corrupción más altos de los últimos tres sexenios, no es de gratis. Tiene razones y causas fundamentales. Aquí, algunas, entre muchas otras más:

Corrupción mayor con AMLO, consecuencia de que ocho de cada 10 contratos públicos se entregan por adjudicación directa. Durante el primer semestre del 2021, la 4T otorgó 80.6 por ciento de los contratos públicos a los principales proveedores del Gobierno mediante adjudicación directa, advierte un estudio de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). De acuerdo a los especialistas Leonardo Núñez y Javier Martínez, este porcentaje corresponde a 55 mil 691 contratos de asignación directa por un monto equivalente a 74 mil 639 millones de pesos. Es decir: contratos sin concursar, sin filtros, entregados sin licitar a los amigos del régimen obradorista y que, por tanto, son caldo de cultivo para la corrupción.

“En 2020, y por primera vez desde que se tiene registro, los recursos públicos destinados a adjudicaciones directas hechas por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, fueron mayores a aquellos contratados mediante licitaciones públicas.

“Según datos de Compranet, el Gobierno realizó adjudicaciones directas que alcanzaron más de 205 mil 195 millones de pesos, lo cual representó el 43 por ciento del monto contratado en todo el 2020, mientras que en el mismo periodo, las compras realizadas por licitación pública apenas alcanzaron el 40 por ciento”, reveló Animal Político el pasado 29 de abril.

Corrupción mayor con AMLO, consecuencia de que los programas sociales del Gobierno federal carecen de transparencia, regulación y auditorías. Tan sólo el año pasado, se manejaron 447 mil 837 millones de pesos sin fiscalizar. A nadie se le rinden cuentas de estos recursos.

Corrupción mayor con AMLO, consecuencia de no investigar el dinero ilegal recibido en años pasados por Pío y Martín López Obrador, cuyo destino eran las arcas de campaña de su hermano Andrés Manuel; de obsequiar millonarias licitaciones públicas directas a la familia Bartlett; de entregarle jugosos contratos de Pemex a la prima consentida y enriquecida, Felipa Obrador; de solapar a ese pillo certificado llamado Napoleón Gómez Urrutia; de cerrar los ojos ante las corruptelas demostradas en la Conade de Ana Gabriela Guevara. Y muchos ejemplos turbios más.

Corrupción mayor con AMLO, consecuencia de otorgar cargos públicos de alto escalafón a los amigos de los juniors López Beltrán, a los ayudantes carga portafolios (literal) de López Obrador, a los neófitos que de la noche a la mañana se sacaron la lotería con la 4T:

“Al menos 10 integrantes de la Ayudantía de López Obrador han sido designados en cargos en la SEP, SAT, Insabi, Conapesca y en la Asea”, publicó el diario Reforma el 14 de septiembre pasado. Es abrir las alforjas de la corrupción a los cercanos a la familia presidencial.

Los oídos de AMLO se han vuelto sordos a las denuncias de corrupción comprobadas y expuestas dentro de su Gobierno. Y ante ello, las consecuencias: con AMLO, México es más corrupto.

Tan corrupto es quien roba como quien desperdicia recursos públicos para caprichos y obsesiones inviables. Sí, como esos armatostes llamados Base Militar Aérea Santa Lucía (no es un aeropuerto), Tren Maya o Refinería Dos Bocas. O la pérdida de un billón de pesos en Pemex por los traumas ideológicos-petroleros de AMLO. O el retiro criminal de servicios de salud a 15 millones de mexicanos desde que llegó este gobierno. O la eliminación de fideicomisos en perjuicio de millones. Y así podríamos citar mil ejemplos más.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Guerrero se ha vuelto el caldero del diablo para las mujeres. Un día sí y otro también leemos o escuchamos de algún atentado contra alguna mujer, de cualquier edad, sea a manos de su esposos, hijos, o de plano en la calle.

Con razón la Gobernadora Evelyn Cecia Salgado Pineda abrió su gobierno el pasado viernes con una fuerte discurso en contra de la violencia de género, y la promesa de que trabajará para erradicar de nuestro entorno la violencia contra las mujeres, sobre todo niñas y adolescentes que están siendo violentadas en sus derechos fundamentales para llevar una vida libre de violencia.

La gobernadora tomó como punto de referencia el vergonzoso caso de la venta de una niña de 11 años, que a la fecha tiene 15, en Cochoapa el Grande, para casarla con un niño de 12 y por la que su suegro pagó 120 mil pesos.

Dado que los gastos de la boda eran extraordinarios, el suegro envió a su hijo a los Estados Unidos como bracero, y se quedó con la nuera, a quien usaban para hacer los trabajos rudos de la casa e incluso la llevaban a otros estados para trabajar. 

Lo peor para Angélica N devino cuando su suegro intentó violarla, aprovechándose de que el esposo (también menor de edad) no estaba en casa. Ella huyó a casa de su abuela, y por ese motivo la encarcelaron los policías comunitarios junto con la anciana, acusada de sustraer a la menor.

Debido a que huyó de los abusos, el suegro pidió la devolución del dinero, al doble. Y para eso utilizó a elementos de la CRAC-PC, quienes también detuvieron al padre para que firmara los documentos que marcaban el compromiso de pago.

De acuerdo con Angélica N, su madre iba a darle de comer a la cárcel comunitaria cuando tuvo un altercado con policías, uno de los cuales la lanzó al suelo, estando ella embarazada de trillizos. Ahí comenzó un duro proceso de aborto que duró algunos días, hasta que finalmente dejaron ir a los padres a buscar ayuda médica, pero manteniendo a la menor presa, junto con otras 3 hermanitas y su abuela.

Desde Cochoapa El Grande, el padre tomó un taxi para bajar a su mujer hacia Ometepec, en la región de la Costa Chica. En el largo y penoso trayecto, antes de llegar al municipio amuzgo de Tlacoachistlahuaca, la mujer ya había abortado al primer bebé. Y los otros dos los expulsó estando en Ometepec, en casa de unos conocidos. Cuando solicitaron una ambulancia, la mujer ya había perdido a sus bebés y la llevaron al hospital sólo para recuperación.

Este caso, sin embargo, sirvió para conocer que en la Montaña alta de Guerrero estaba presa a manos de la Policía Comunitaria de la CRAC una niña que había sido vendida para matrimonio cuando tenía apenas 11 años, junto con 3 de sus hermanitas menores de 10 años.

El doloroso asunto fue ventilado a escala nacional e internacional, y causó el repudio generalizado a la práctica que aún mantienen los pueblos originarios de recibir “dote” cuando sus hijas se casan, basándose en sus usos y costumbres, pero que degeneró en el delito de trata de personas, pues no se trata de noviazgos normales, sino de uniones pactadas por los padres, en los que siempre va de por medio el dinero, bienes o ganado.

Como nunca se había hecho en eta entidad, la clase política comenzó a repudiar los delitos que se cometen con base en los usos y costumbres, al interior de los pueblos indígenas. La gobernadora específicamente dijo que no se pueden tolerar delitos contra mujeres y niñas bajo ninguna circunstancia y se comprometió a erradicar este tipo de violencia del estado de Guerrero.

Pero, lamentablemente, no sólo se vive este tipo de violencia basada en una cultura ancestral, sino que se tienen otros retos mayores, como los feminicidios, porque son asuntos de violencia extrema contra las mujeres, y porque implican muerte para ellas.

En Costa Chica, por ejemplo, este lunes se supo de un caso atroz en el que un hombre agredía a su mujer en Ayutla de los Libres, y como sus dos hijastras de 17 y 19 años de edad intervinieron para defenderla, las mató, dejando también a la mujer herida.

El sujeto está prófugo de la justicia y la Fiscalía General de Justicia del Estado avisó que se le busca por cielo, mar y tierra, para que pague su fechoría.

También en esa región se supo recientemente del secuestro y asesinato de dos hermanas del municipio de Copala, de quienes no se supo nada en meses, hasta que encontraron osamentas que, se presume, pertenecen a ellas, información que la Fiscalía se ha reservado.

En Chilpancingo, el domingo por la noche, fue asesinada Grecia, una jovencita de 20 años que discutió con su padre y salió de su casa a convivir con sus amigos. Estaba con uno de ellos en una plazoleta cercana a su casa cuando fue asesinada a mansalva por otro sujeto que se acercó.

Los municipios de la Costa Grande no se salvan del derramamiento de sangre de mujeres, lo mismo que Iguala y Chilapa. En este último municipio recordaron con una marca el primer aniversario del descuartizamiento de una niña, horrendos hechos ocurridos hace un año, y cuya investigación está atorada.

En medio de este dantesco escenario que parece que avanza sin que nadie haga algo al respecto, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda encabezó ayer la instalación de la Mesa para la erradicación de la violencia contra la mujer en Guerrero, que involucrará -ahora sí- a los presidentes de los municipios que tienen alerta de género.

Urge detener este caballo apocalíptico del feminicidio, que ahora ya no respeta edades ni parentezcos.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Evodio Velázquez Aguirre comenzó ayer otra de sus “patoaventuras”, al convocar a los perredistas de Guerrero a rescatar el PRD, y a impedir que continúa la alianza con los partidos de derecha.

¿Qué le pasó a Evodio que cambió de opinión? Si apenas hace un año, en el marco de su precampaña por la candidatura de la alianza PRI-PRD, se opuso junto con un frente de tribus perredistas a la postura del ahora diputado Carlos Reyes Torres, quien proponía precisamente eso, que el PRD compitiera con candidato propio.

Al contrario, Evodio jugó el juego que le dictó el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero; se convirtió en candidato del PRD y compitió con el candidato del PRI, Mario Moreno Arcos. Le ganaron, o se dejó ganar, porque en los corrilllos políticos se decía que había hecho una precampaña tan intensa, que el perredismo se prendió y tenían amplias posibilidades de abanderar la candidatura de la alianza Va por Guerrero. 

No fue así. En la Ciudad de México los líderes del PRI y del PRD, Alejandro Alito Moreno y Jesús Zambrano Grijalva, junto con los dirigentes estatales de esto partidos, Albarrán y Alberto Catalán Bastida, respectivamente, destaparon y arroparon al priísta Mario Moreno Arcos. 

En esa reunión no estuvo Evodio Velázquez Aguirre, como meses antes había hecho lo mismo el senador Manuel Añorve Baños, cuando en un hotel de Acapulco el dirigente del PRI, Alito Moreno, decidió que el candidato del tricolor fuera Mario Moreno Arcos.

Evodio sabía que todo estaba apalabrado dentro de la alianza. Por eso no se eligió a Manuel Añorve en el PRI, precisamente para que la oposición perredista no le pusiera peros a su candidato, porque aunque Añorve era más conocido, también era el que más negativos tenía.

Pero, pese a que sabía que lo bajarían de la contienda por acuerdos entre partidos, Evodio se emberrinchó para sacar raja política y, finalmente, cuando lo volvieron a convencer (dicen que pedía una diputación federal plurinominal), se convirtió en el más acérrimo y fiel promotor de la campaña de Mario Moreno Arcos.

Hay un video, por cierto, en donde se baja del templete en el que estaba hablando para ir hacia Mario Moreno y decirle que sería el más fiel defensor de su campaña. Y así fue.

Evodio y en general todos los perredistas eran los primeros promotores de la campaña de Mario Moreno Arcos, al grado de que a media campaña comenzó a colarse el rumor de que los priístas no estaban trabajando por Mario, que lo estaban dejando perder.

Para ese tiempo el ex gobernador René Juárez Cisneros ya estaba enfermo de Covid, y Añorve seguía de vacaciones. El ex gobernador, Héctor Astudillo Flores, nunca estuvo ni participó en algún acto público a favor de Mario Moreno, pudiendo hacerlo porque por tradición los gobernadores suelen salir los días domingo a hacer política.

Fue así que a regañadientes y sabiendo que eran tiempos de alternancia, se subieron al escenario gente como Manuel Añorve y otros priístas que para nada andaban entusiasmados. 

Entre tanto, Aguirre, quien seguramente tenía las encuestas en mano, sólo estaba el momento ideal para deslindarse y buscar otros derroteros. Cuando Mario perdió la elección del 6 de junio, primero lo llevaron a declararse ganador, lo cual fue un error garrafal, y luego el mandatario fue el primero en decir “se perdió, hay que aceptar la derrota con hombría”, palabras más, palabras menos.

Mario decidió agotar todos los tiempos legales y fue hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, para denunciar que se enfrentó a una elección de Estado, y acusando al presidente de la República de intromisión.

Pero mientras él hacía su luchita, sus ex cuates, los que impulsaron su candidatura; o, mejor dicho, los que decidieron echarlo al ruedo sabiendo que venía una elección difícil, ya andaban buscando acomodo, siguiendo la corriente de este tiempo.

Ayer, Evodio dio el paso de la muerte, anunciando prácticamente su salida de la alianza Va por Guerrero, capítulo estatal de la Alianza Va por México, que ya está fraguando los escenarios de la elección de 2024.

Hay algo interesante de lo que dijo Evodio: “Pareciera que un grupo de la cúpula del partido pretende borrar esa historia, y seguirnos alejando de nuestra ideología principal que es construir de la izquierda”.

¿A quién se refiere? ¿A la dirigencia nacional en manos de Jesús Zambrano, o la estatal, que preside Alberto Catalán Bastida, o de plano al exgobernador Ángel Aguirre? 

¿Va realmente el Evodio por el rescate del PRD, o es otra de sus jugadas repentinas?

Y curiosamente, mientras Evodio pide una alianza con la izquierda, su contrincante en la interna, Mario Moreno Arcos, también ofrece su respaldo al gobierno de Evelyn Salgado Pineda. ¿Qué tal?

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Bien dijo Félix, que en torno a la designación de secretarios de despacho del gobierno estatal de Evelyn Salgado Pineda, había mucha “infodemia”, provocada sobre todo por aquellos que aspiraban a ocupar los cargos de secretarios y subsecretarios.

Para nada se tomó en cuenta a los políticos profesionales que siendo incluso de otros partidos, se creían con patente de corso para ocupar secretarías como la de Finanzas, Salud, Educación, Gobierno, Desarrollo Social, entre otras.

Esta vez, según se observa, el nuevo directorio estará integrado por más académicos que políticos. Por más luchadores sociales que cuatachos de partido.

Salvo la Secretaría General de Gobierno, que la ocupará el ex perredista y senador suplente, Saúl López Sollano, y salvo que la gobernadora Evelyn Slgado tomó la decisión de nombrar como secretario de Contraloría y Transparencia a un miembro del gabinete astudillista, Gerardo Loría Casanova (de quien por cierto no hay muy buenas referencias), salvo ellos, decíamos, el resto de los secretarios y secretarias pertenecen al mundo de la academia, la investigación y la lucha social, que a los partidos.

¿Qué tanto viene esto a modificar la crítica situación de los guerrerenses? No sabemos y sería muy aventurado decirlo. Pero la experiencia dicta que cuando los cuadros técnicos sustituyen a los cuadros políticos, muchas cosas se enderezan, comenzando por los programas de trabajo, que no son ocurrencias, sino verdaderas propuestas de desarrollo.

Un académico, o científico, o investigador, o un luchador social, carecen del ego de un político, y tampoco tienen una agenda para seguir escalando en los cargos públicos. Por lo tanto, eso viene a quitarles la presión de los grupos de poder, que siempre piden sus cuotas correspondientes para colocar a “sus” amigos, a los que les ayudaron a ganar, y a los que les interesa mantener en la palestra para que no se mueran como figurines públicos.

¿Acaso no vimos esto en la pasada administración estatal? Hubo sectores restringidos, en donde ni el gobernador metía mano, pues eran coto de poder de alguno de sus compadres.

Pero, por el contrario, también se corre un gran riesgo. Concretamente, que las cabezas de las secretarías sean gente no ligada a los partidos políticos, pero que las subsecretarías, direcciones y todo lo bajo del organigrama de cada dependencia, se llene de los políticos, sus amigos y compadres, con lo cual todo ahí dentro será un caos, pues difícilmente reconocerán al secretario o secretaria como su jefe inmediato, y más bien le responderán a sus jefes de fuera, como siempre ocurre.

Eso fue muy común, por ejemplo, con el gobierno de  Ángel Aguirre Rivero, quien colocó a varios perredistas en secretarías, pero les puso en las áreas administrativas a gente que le respondía directamente.

De ahí fue público el conflicto interno que vivió el secretario de Salud, Lázaro Mazón Alonso, a quien Aguirre le amarró las manos colocándole aun subsecretario de administración, el cual tomaba las decisiones finales de todo lo relacionado con compras de medicamentos, instrumentos, equipos, etcétera. Es decir, que a Mazón se le dejaba toda la carga de trabajo, la responsabilidad política, la ríspida relación con el sindicato, etcétera, mientras que el dinero lo manejaban los cuates del gobernador.

¿Cómo será en este gobierno? ¿Tendrán los flamantes nuevos secretarios facultades para  dirigir sus dependencias, aún cuando se trate de dinero, o eso les estará vedado y sólo se les exprimirá su conocimiento y buena fama?

Parece que esto no tiene importancia, pero por supuesto que es importante. Claro que también la gobernadora tendrá que vigilar el destino de los dineros, pero para eso se tienen contralorías internas y otros instrumentos de vigilancia.

Por cierto, aún no conocemos cómo recibió Evelyn Salgado Pineda la administración pública estatal, porque aunque se firmaron los documentos de entrega-recepción de manera pública, lo cierto es que el proceso continúa y posiblemente sea hasta la próxima semana cuando cada secretario informe cómo le entregaron su área de trabajo.

Para cerrar, amable lector, en lo personal aplaudo que haya caras nuevas en las secretarías. Rompimos con ello con un círculo vicioso de 30 años o más, en que las piezas políticas se movían a conveniencia, y lo mismo se ponían una cachucha que otra, como expertos y todólogos, pero cuyos méritos se reducían a ser parte del mismo grupo político del gobernador en turno, o del mismo partido. La parte técnica de las dependencias, si es que las había, se reducía a las asesorías o a empleos de tercero o cuarto nivel. ¡Enhorabuena!

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

A las 0:00 horas de este 15 de octubre de 2021, se cerró el capítulo del gobierno del priísta Héctor Astudillo Flores, y se abrió la era Morena en Guerrero.

Cuando usted lea esta entrega, amable lector, posiblemente ya haya rendido protesta Evelyn Salgado Pineda como gobernadora constitucional de Guerrero, periodo 2021-2027, o bien quizás ya esté festejando en el Palacio de Gobierno, a donde se está convocando a un festejo “con el pueblo”.

Coincidentemente, en 2005 se abrió la era PRD, con el triunfo y asunción al poder de Zeferino Torreblanca, marcando dos periodos de perredismo casi absoluto en la entidad.

El que perdía en aquella época era precisamente Astudillo Flores, quien venía de ser senador de la República, pero que lo mismo que ahora Mario Moreno Arcos tuvo que sufrir la afrenta de la derrota.

Sin embargo, hace 7 años el caso de una matanza de estudiantes en Iguala abrió la brecha para el retorno del PRI al gobierno de Guerrero y fue precisamente con Héctor Astudillo que pudieron recuperarlo, siendo él diputado local.

Pero contrario a otras épocas, el PRI no pudo dobletear en el poder. En 2018 se le atravesó el fenómeno AMLO y su partido Morena, que en 2015 apenas figuraba con un imberbe político venido de la Ciudad de México, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros.

A Pablo, sin embargo, le gustaron tanto las mieles del poder que se quedó en Guerrero, se apoderó del partido y de su consejo político, agandalló diputación local plurinominal, consiguió el liderazgo del Congreso avalado por su poderosa bancada legislativa, luego fue considerado para ser el delegado del gobierno federal para Programas Sociales (súperdelegado, se le consideraba), y sin soltar el control del Congreso se proyectó para una segunda candidatura.

Sin embargo, Pablo también mordió el polvo.  La candidatura se la arrebató  Félix Salgado Macedonio, obligándolo a replegarse y a buscar la diputación federal que ahora ostenta y que le permitió tener una derrota menos vergonzosa en la interna de Morena en Guerrero.

Pero no sin antes quedar exhibido como buscapleitos, traidorcillo de Morena, pues se le acusó de haber fraguado junto con el ex fiscal Xavier Olea Peláez la ventilación de la denuncia por violación que desde 2017 se había presentado contra Félix Salgado, así como otros casos viejos que quisieron hacer valer ante las autoridades.

Realmente si Morena como partido hubiese sido estricta en la aplicación de sus estatutos, ni Pablo Amílcar ni su vocero Luis Enrique Ríos Saucedo habrían tenido cabida.

Volviendo al tema, no es mentira decir que los priístas hubiesen preferido de corazón que desde el centro del país se concretara la imposición de Pablo Amílcar Sandoval, o de cualquier otro, menos Félix Salgado Macedonio.

El “Toro sin Cerca”, decían, es pueblo y por lo tanto tiene mucho más arraigo que un Amílcar o una Adela Román, y también los externos que se apuntaron.

La guerra fue intensa hasta que, una vez que el INE y el TEPFJ se confabularon para retirar la candidatura al senador Félix Salgado Macedonio, su hija tomó la estafeta, con un resultado igual o mejor que el que hubiese logrado su padre, sobre quien pesaban muchos “negativos”, decían sus adversarios.

Evelyn pasará a ser la primera gobernadora mujer, muy joven por cierto, menor de 40 años. Sobre todo, tiene el respaldo absoluto del presidente de la República, quien ya anunció un plan de rescate para Guerrero, como el que anunció en Michoacán.

Vienen las grandes obras que hasta ahora la Cuarta Transformación no ha consolidado en Guerrero.

Sin decirlo, y aunque fue muy amable con Héctor Astudillo, el presidente no soltó prenda y reservó las obras de desarrollo para cuando gobernara uno de los suyos. Eso es obvio.

Puede ser que incluso le otorgue al ex gobernador de Guerrero un espacio en la administración federal, eso es algo que ya se viene perfilando desde hace tiempo, y cobró fuerza ayer, cuando AMLO confirmó que ex gobernadores y líderes de todos los partidos tendrán cabida en su gobierno.

Pero eso será con otros fines, ya viendo hacia el 2024. Mientras tanto, hoy arranca la Cuarta Transformación en Guerrero y termina la era Astudillista. Veremos qué le depara a Guerrero.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El gobernador Héctor Astudillo Flores se despidió ayer, al presidir uno de sus últimos actos como gobernador de Guerrero. Habló de los avances de su gobierno, y reconoció que faltó mucho por hacer. “Hay orden y paz”, dijo, al evocar aquella convulsa entidad federativa que heredó del gobierno de Ángel Aguirre Rivero y del interinato de Rogelio Ortega Martínez, por la masacre de estudiantes de Ayotzinapa en Iguala.

Pero, además, habló de los índices de criminalidad que imperaban en el estado, que lo colocaron por muchos años en el primer lugar de homicidios dolosos. Hoy, dijo Astudillo, Guerrero está ubicado en el décimo lugar. 

En efecto, ya no somos más el violento estado sureño, en donde dejaban cadáveres al pormayor. Salvo los recientes hechos de Iguala, donde aún persiste la pugna entre grupos delictivos que propiciaron la matanza de estudiantes hace 7 años, y donde se divulgó un video el asesinato de 20 miembros de Guerreros Unidos a manos de los denominados Tlacos, quienes predominan en la Sierra de Tlacotepec y sus alrededores, podemos decir que ese tipo de hechos ya no son cotidianos en la entidad.

En entrevista con el reportero Rogelio Agustín, el gobernador señaló que sin temor se somete al escrutinio de la sociedad guerrerense, para que califiquen su gestión. “Me atengo al juicio popular”, dijo acerca de los saldos de su gobierno.

Aclaró, además, que fue invitado a la toma de protesta de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, pero aún no decidía si acudiría, pues todo dependerá de qué tanto se haya avanzado en la solución de los problemas que se tienen con la base trabajadora del estado y sus organismos descentralizados, que llegó a generalizarse.

Y es que de no haber sido por la entrega de recursos extraordinarios de la Federación, el gobierno estatal habría llegado al día del cambio de gobierno con toda gran parte de la administración pública en paro, sobre todo los de base, quienes hasta ahora -salvo los de Salud- no se habían manifestado, pero que ya comenzaban a reclamar su sueldo con aumento retroactivo, así como el bono sexenal.

Se les pagó además a los empleados súpernumerarios, pero todavía ayer estaban reclamando en Casa Guerrero los empleados de lista de raya, quienes fueron contratados para hacer trabajos durante la pandemia, cuando la mayoría de los basificados se fueron a casa a cuarentenarse.

Como ya lo había dicho el gobernador, externó que su gobierno tuvo un difícil comienzo, pero también un final complejo.

De última hora, antier, el gobernador tuvo que acudir a la Ciudad de México para entrevistarse con el presidente de la República por espacio de 50 minutos, para tratar la necesidad de apoyar de manera extraordinaria al estado de Guerrero.

Incluso, Astudillo confirmó que hasta anoche mantenía su petición de que la Federación entregara el recurso para el pago del Fondo Guerrerense de Ahorro Capitalizado (FEGAC), que desde hace un mes sacó al personal de la Secretaría de Salud a las calles y plazas públicas, incluso propiciando el bloqueo de carreteras.       

Sobre todo, le manifestó al presidente López Obrador que ha cuidado que la transición sea ordenada, sin un ambiente de choque ni de alteración, lo que se puede confirmar en el dato de las 13 reuniones con la gobernadora electa, Evelyn Salgado Pineda, y las 80 reuniones internas. 

Presumió que hacía mucho tiempo que no se tenía una entrega-recepción tan ordenada y en paz, como la que él está procurando, independientemente del problema de solvencia para pagos de sueldos y prestaciones de los empleados del gobierno.

Otra cosa que aclaró el gobernador es que no ha recibido la invitación del presidente de la República para ocupar algún puesto en el gobierno federal, pero tampoco lo está buscando. Al contrario, señaló que lo que sigue para él es bajarle a la actividad mental y física, y dedicarse más a su familia, su esposa, hijos y nietos.

“Mi única respuesta que te podría yo dar, es que mi relación con el presidente es una relación de respeto; ayer (martes) tuve la oportunidad de reiterarle mi respeto y mi agradecimiento, yo creo, no sé con cuantos gobernadores el presidente tuvo expresiones mucho muy positivas y conmigo las tuvo, yo se lo agradezco mucho”, expuso.

Y particularmente, Astudillo hizo votos porque a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda le vaya bien.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Reaccionaron tarde los astudillistas. Están pasmados. De todos quienes se beneficiaron de su generosidad como gobernador, teniendo empleos, fama y fortuna en los últimos seis años, no hallan qué hacer ante la rebelión de los burócratas, tanto los charros como los opositores, quienes demandan pagos, bonos, prestaciones, fondos y cuanta cosa se les viene ocurriendo.

Mejor el senador Manuel Añorve Baños emitió ayer un comunicado desde la Ciudad de México respaldando la gestión de Héctor Astudillo, a quien le refrendó su amistad.

Lástima, porque apenas hace un mes el senador Añorve tuvo un mal rato, cuando se filtró un audio editado en el que habla presuntamente con el actual presidente municipal de Iguala, acerca del momento crítico en el que se definió la candidatura a gobernador, y él se quejaba precisamente de que Astudillo no había sido claro con él y en cambio se había inclinado por Mario Moreno sin avisarle.

Con ese audio, se pretendió echarle a Manuel Añorve la carga de la derrota de Mario Moreno Arcos, pero él se defendió y hay una demanda en curso ante la Fiscalía General de la República.

No se necesita ser sabio para entender el objetivo de esa filtración, sobre todo estando de por medio el liderazgo en el PRI estatal. La idea fue sacar de la jugada a Añorve, echando sobre él la animadversión de los priístas de Guerrero.

Pues bien, en este contexto, Añorve tendió ayer una mano generosa al gobernador, al precisar, en medio de la vorágine que se está viviendo, que Astudillo fue un gobernante comprometido, que se manejó con responsabilidad estos 6 años, y que la ciudadanía se ha encargado de calificarlo, e incluso, de acuerdo a cifras nacionales, se coloca entre los primeros lugares de gobernadores mejor evaluados.

De ahí también surgieron voces sobre todo de columnistas afines al régimen que está por agotarse; algunos de manera moderada, otros a ultranza, señalando que al gobernador le están tendiendo trampas para desprestigiarlo al final de su sexenio, responsabilizando de ello subrepticiamente a Morena y al gobierno que asumirá el próximo viernes. 

Estas opiniones tan descabelladas, que ignoran lo obvio y evidente, en este caso la rebelión de los burócratas del estado (algunos movilizados por el propio gobierno en contubernio con el sindicato, y otros movilizados en contra de esa dupla), esas opiniones, decíamos, poco abonan a la causa de defensa del gobernador, quien al final se quedó sin voz, habiendo manejado tan profusamente sobre todo las redes sociales.

Antes bien, este tipo de opiniones que de pronto ayer comenzaron a circular casi al mismo tiempo en las redes, sobre todo Facebook, sólo polarizan más el escenario que, repito, se observa que en parte fue fabricado para conseguir recursos de la Federación. Pero, sobre todo, para que la deuda millonaria del ISSSTE sea pagada por Hacienda y cobrada al estado a lo largo de 15 años.

Imposible que los medios de comunicación o los periodistas de Guerrero omitan divulgar las ruidosas manifestaciones de los trabajadores y sus representaciones sindicales, sobre todo el caso de los empleados de la Secretaría de Salud, cuya lideresa, Beatriz Vélez Núñez, ha estado jugando con esta daga demasiado tiempo, aparentando por un lado estar a favor de los trabajadores, pero por otro lado defendiendo al patrón, el gobierno estatal, para que se cumpla la meta de endosar al pueblo la deuda del ISSSTE.

Pero como bien dijeron ayer los opositores a Bety Vélez, ¿habrá de pagar el pueblo dos veces la misma cosa? Los trabajadores y pagaron las cuotas que se desviaron a lo largo de 25 años, y el sueldo de ellos salió de los lomos de los guerrerenses, porque el gobierno no produce dinero, solamente lo administra. Por lo tanto, el que el gobierno estatal asuma esa deuda, sin deslindar siquiera responsabilidades como lo están pidiendo algunos diputados locales, echa de nuevo sobre los lomos del pueblo semejante boquete financiero.

Y ese será el mejor pretexto del gobierno siguiente para decretar la “máxima austeridad”, como de hecho sucedió en 2015, cuando el gobernador Héctor Astudillo nos anunció que recibiría un desfalco imputable a sus antecesores, y por lo mismo, una vez que asumió el poder, ordenó reducir al mínimo muchas actividades.

Para 2018, cuando AMLO ganó la presidencia de la República y puso de moda la austeridad, en Guerrero volvieron a aplicar la misma vara en muchas áreas.

Por lo tanto, ¿qué espera a la entidad si el Congreso permite que el pueblo pague por el desvío de las cuotas del ISSSTE?

Evelyn Salgado debe pensarlo dos veces, pues le quieren entregar una papa caliente.

De aquí en más, decir que es una lástima que nada de esto se haya informado a tiempo. Si se hubiera hecho, habría habido oportunidad de hacer lo que en política se conoce como “control de daños”. No lo hubo. Al contrario, desde septiembre la titular de Comunicación Social, Ericka Luhrs Cortés, anunció que su área estaba cerrada y dejó de tener contacto con los medios, dejando al gobernadora a su suerte, en el momento que más necesitaba de mantener esa área funcionando.

Y a lo largo del último mes, no se ha visto para nada la intervención de la señora Luhrs, sino que ha tenido que ser el propio gobernador el que explique a pregunta de reporteros lo que acontece. Como él bien dice, cuando el final se acerca, las lealtades menguan.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Trabajadores del sector salud en Guerrero radicalizaron este lunes sus protestas en toda la entidad, tal como lo habían anunciado, cerrando carreteras y avenidas, centros de salud y protagonizando marchas, en exigencia de que les sea pagado el FEGAC (Fondo del Estado de Guerrero Ahorro Capitalizable) y en apoyo a la iniciativa del gobernador Héctor Astudillo Flores enviada al Congreso local para institucionalizar la deuda de 16 mil millones que se le adeudan al ISSSTE.

Así es. La movilización promovida por la lideresa del sindicato, la ex diputada federal Beatriz Vélez Núñez, llevaba esa doble intención, y ella misma se reunió ayer con funcionarios del INSABI en la Ciudad de México, mientras “su” gente colapsaba la capital del estado de Guerrero, para obligar al gobierno federal a absorber el pago del FEGAC, sin dar cuentas de los ahorros de los trabajadores y muchos menos de las aportaciones del sindicato y del gobierno del estado.

Algo así como un “borrón y cuenta nueva”, y que siga la fiesta de la corrupción.

De paso, metió en el costal el mega-adeudo al ISSSTE, que supera los 13 mil millones de pesos (tan sólo del gobierno del estado y sus dependencias y sin contar lo que puedan adeudar los ayuntamientos),  para que literalmente el adeudo que provocaron funcionarios del sector público, que tienen nombre y apellido, pase a ser deuda del pueblo. “Deuda institucional”, dicen en su lenguaje, tratando de confundir al respetable público acerca de lo que eso significa.

Pues nada más y nada menos que hacer que el pueblo pague lo que ellos desviaron desde 1995 a la fecha, según cálculos oficiales, pero sin detallar qué porción de esa mega-deuda corresponde a cada ex gobernador o ex funcionario estatal y por qué no se pagó, qué se hizo con los descuentos de las cuotas de los trabajadores -que sí se cobraron pero no se entregaron al ISSSTE.

Recordar que hace un mes, los trabajadores de Salud solamente exigían el pago del FEGAC, pero ahora ya piden que la multimillonaria deuda ISSSTE pase a ser deuda del pueblo, pagadera a 15 años, en razón de mil millones de pesos por año.

¿Así o más descarados?

Este asunto debiera abrir un intenso debate, que incluya a todos los partidos políticos, sindicatos y otros sectores del pueblo, porque la decisión va a afectarnos a todos, sobre todo a los sectores productivos de la entidad, que están en espera precisamente del cambio de gobierno para que las reglas del juego cambien, y se reoriente el presupuesto a fin de que les llueva en su milpita, en palabras de la gente del campo.

Sagadegro, Turismo, Ganadería, Economía, son las dependencias que el gobierno debiera fortalecer más, porque son las que atienden a los sectores que producen y generan empleos -o debieran- pero que desafortunadamente son las más castigadas.

Economía, por ejemplo, no deja de ser un membrete en el organigrama estatal, que realmente sirve para 3 cosas: para nada, para nada y para puritita tiznada. Como también la de Agricultura, cuyo presupuesto se fortalecía un poco por la inversión en fertilizante (que en realidad era mínima porque la carga mayor la tenían los ayuntamientos), pero que una vez que le fue quitada esa obligación, pasó a la categoría de una mera dirección.

Y si en lugar de dejarle dinero a Evelyn Salgado Pineda le dejan una deuda descomunal, ¿como para cuándo estos sectores verán su suerte?

Evelyn debe saber que el asunto es grave, que no es “enchílame esta gorda”. Se trata de hipotecar el dinero de los próximos 3 sexenios con una deuda sin sentido, que se creó no sólo por robar las participaciones federales, sino hasta las cuotas de los trabajadores.

Ya no les bastó morder el 10 por ciento del presupuesto según fue pasando de mano en mano, en obras, provedurías y hasta gasto corriente, sino que incluso se robaron las cuotas de los trabajadores, colocando al ISSSPEG en franca banca-rota.

¿Alguien pagará por eso?

Ahora se entiende la jugada de los diputados del PRI y del PRD para ratificar al ex auditor, Alfonso Damián Peralta por otros 7 años. Y también se entiende la animadversión que desataron en contra del líder de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Alfonso Damián Peralta, porque les paró los tacos y convocó a la elección de un nuevo auditor.

Por otra parte, ¿dónde estaban los flamantes líderes sindicales a lo largo y ancho del estado, mientras todo este saqueo sucedía?

Afortunadamente, el sindicato de trabajadores de Salud, sección 36 -que es la que corresponde a Guerrero- está dividido, y este martes 12 de octubre está convocada una megamarcha en Chilpancingo para exigir, entre otras cosas, auditoría a Bety Vélez Núñez, rechazo a que el desfalco financiero del ISSSTE pase a ser deuda pública, alto a la represión laboral que está ejerciendo Bety Vélez en contra de los trabajadores que no le están siguiendo el juego, pago íntegro del FEGAC cuanto antes, y basificación federal de los trabajadores.

Morena y la otra vuelta a la tuerca

Ernesto Hernández Norzagaray

Paco Ignacio Taibo II, en una intervención que recientemente tuvo ante el Consejo Nacional de Morena, tocó una fibra muy sensible de su partido, identificó didácticamente una clara diferencia entre un partido de aparato, de cúpulas, elites, y un partido de bases, donde denunció que la dirección que encabeza Mario Delgado se ha allegado de expriistas y expanistas a los que por “dos besos” les ha entregado posiciones mientras a las bases “que son de izquierda”, a las que margina de candidaturas y relega del poder político.

Una matriz política que ha sido una constante en México, pero no exclusiva de Morena ni del país, por el carácter circular de las élites políticas. El transfuguismo, lo vimos, cuando los panistas llegaron al poder y muchos, pensamos, que por el discurso caricaturesco de Vicente Fox de “alimañas, tepocatas y víboras prietas”, pero, sobre todo, por la tradición anti priista del PAN, que el guanajuatense sería cuidadoso en la selección del equipo de Gobierno, pero, eso, como sabemos no ocurrió, y rápidamente, nos dimos cuenta que daría pie a lo que hoy se conoce coloquialmente como PRIAN, es decir,  la incorporación de priistas y filo priistas neoliberales al Gobierno del “cambio” por sus presuntas capacidades profesionales para instrumentar ese tipo de políticas públicas.

Luego volvió el PRI a la Presidencia de la República, y se dio una nueva mudanza de elites, desde el PAN, muchos de los ex, entonces, se pusieron la casaca del PRIAN peñista incluso se perfiló lo que terminó siendo PRIANRD.

Ahora, lo que hemos visto con la llegada de Morena al poder, es que hay “otra vuelta a la tuerca”, para utilizar la afortunada expresión del escritor Henry James, y de nuevo, vemos el fenómeno del transfuguismo desde los partidos “conservadores”, cómo los llama López Obrador, un día sí y otro también, hacia Morena.

Es decir, por los indicios, estamos metidos en un callejón sin salida por esta singular circularidad de nuestra clase política, y unos y otros, lo justificaran, diciendo que, si bien esto es cierto, lo que hace la diferencia entre una y otra coalición de Gobierno es el programa de Gobierno, la voluntad de cambiar el estado de cosas, lo que la mudanza a muchos provocará una sonrisa socarrona.

Pero, no, lo que explica el fenómeno de la circulación de las elites -Vilfredo Pareto sigue vivo- son las relaciones e intereses que existen y se van tejiendo con los nuevos, formando una filigrana de colores difusos que dan pasos a los personajes que tomaran las decisiones en los tres niveles de gobierno.

Justamente, hacia allá, apunta molesto Taibo II, cuando señala lapidariamente: “El concepto ganar se modificó y ahora llevamos al poder a sapos de notable envergadura. Llegaron priistas y panistas que se corrompen en 24 horas. Son sapos que si les das dos besos ingresan a Morena… Todo esto viene con un desapego de parte de Morena de las luchas sociales. Morena no es capaz de decir quién son los charros de tal o cual lugar. No hay opinión”.

Ese discurso contra las elites de siempre y el transfuguismo, viene desde los albores de los pasados años ochenta, cuando el panismo doctrinario se pronunció en contra del llamado neopanismo, que a juicio de los históricos blanquiazules, venían a apropiarse del partido, lo que efectivamente sucedió, en menos de una década y qué terminó llevando a una vitrina dorada con chapa de tres candados, la doctrina y los principios, que habían guiado el quehacer de los viejos panistas para dar pie a la primera oleada de pragmatismo político que a su nueva élite le permitió el acceso al poder en estados y municipios.

No menos importante, o mejor más relevante, fue el desprendimiento de la Corriente Democratizadora del PRI, que recordemos terminó saliéndose del partido para sentar las bases de uno nuevo, el PRD, con la crítica de que se había alejado de los dictados del nacionalismo revolucionario y había abrazado el ideario neoliberal de Miguel de la Madrid y qué refrendaría Carlos Salinas, y con ello llegó la primera hornada de los llamados Chicago Boys de Milton Friedman.

¿Qué lograron los panistas doctrinarios y los priistas del nacionalismo revolucionario con sus proclamas contra los tránsfugas? El panismo se fue extinguiendo, hasta quedar sólo una sombra de lo que fue en los años de la segunda posguerra y hoy siguen enarbolando el ideario neoliberal. La llamada izquierda del PRI, fortalecida con la izquierda ideológica que gravitaba alrededor del PCM, jugó un papel fundamental en la transición de un sistema de partido hegemónico, hacia un sistema de partidos pluralista.

El PRD se quebró primero con la renuncia de López Obrador en 2011 y su candidatura presidencial en 2012; pero, sobre todo, cuando aquel llama a sus huestes a formar Morena, mientras los dirigentes perredistas, los “Chuchos”, llamaron apoyar el llamado “Pacto por México” que dio pie a la última generación de reformas neoliberales que afectaron severamente a segmentos importantes de la población.

Luego vendría el triunfo electoral de AMLO en 2018, y técnicamente, llegaría la izquierda a las posiciones de poder y no pudo evitarse el transfuguismo desde los partidos que firmaron el “Pacto por México”, que en aquel año alcanzaron nominaciones y en 2021, fue ostentosa su presencia en las papeletas electorales con retrocesos pues Morena y sus aliados perdieron nueve millones de votos, pero, en especial, su principal bastión que era la Ciudad de México.

Sé que la dinámica política no es lineal, que en el tránsito de un proyecto político hay procesos de agregación entre las elites políticas, y eso se explica porque seguimos teniendo un sistema de partidos todavía débilmente institucionalizado que facilitan la deslealtad entre la militancia dándose trasvases entre un partido y otro y eso, nos remite inevitablemente al problema del origen.

Morena es resultado principalmente de una mezcla de nacionalismo revolucionario e izquierda comunista, el primero, recordemos, se caracterizó siempre por la cooptación política, la unidad nacional, mientras el comunismo, se caracterizó por un modelo menos laxo y estuvo pensado en clave de cuadros políticos para la revolución aunque, en los últimos años del PCM, con el rol que jugaron los eurocomunistas, se había alejado de la revolución para en lo sucesivo pensar en clave socialdemócrata de conquista del poder vía elecciones.

Entonces, la protesta de Taibo II y otros cuadros de Morena, inconformes con el transfuguismo desde el PRI y el PAN hacia su partido, está más cerca de lo que le sucedió al panismo doctrinario que perdió el partido con la llegada de los neopanistas que lo que representó el PRD en su fase de acumulación de fuerzas y formación de gobiernos, la vieja izquierda no pinta en Morena y menos en el gobierno. Ésta tendrá que hacer algo más que discurso para que Mario Delgado, no vuelva a retirarse, como trascendió, a los cinco minutos de estar escuchándolos, lo que, sin duda, fue muy revelador de hacia dónde escuchan sus oídos.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Nadie debe echar las campanas al vuelo por nadie. Salvo los presidentes municipales que ganaron por reelección, con los cuales el pueblo ya sabe a qué atenerse, ya sabe qué esperar y qué no esperar de ellos, el resto de los presidentes municipales están comenzando una dura prueba que nos demostrará si son confiables o son más de lo mismo.

En 2018, recordemos, las administraciones salientes llegaron al poder con bombo y platillo, con aura de honestos, de saber hacer las cosas, de profesionalismo y capacidad.

Pero hoy, muchos de los 80 alcaldes de Guerrero se fueron con la cola entre las patas, literalmente. Y algunos corren el riesgo de ir a parar a la cárcel, si sus sucesores se deciden a demandarlos, como lo está sugiriendo el presidente de la República, que las administraciones entrantes hagan auditorías y no se conviertan en cómplices de las rapacerías de sus antecesores, sean del partido que sea.

Eso, sin embargo, no se estila en Guerrero. Los pocos alcaldes que han estado demandados ante la Fiscalía General de Justicia del Estado, han tenido que gastar sus millones para defenderse y, en resumen, ninguno de ellos ha pisado la cárcel.

O sea, todo en orden. Todos felices y contentos.

¿Por qué sucede esto? Porque vivimos en una especie de mátrix de corrupción, en donde se protegen unos a otros. En el Congreso, que es donde se revisan, avalan o rechazan las cuentas públicas, los partidos intercambian sus cabezas. Si alguien del PRI está en aprietos, entonces sus compañeros diputados lo protegen, a cambio de no tocar a uno del PRD, y viceversa.

Ahora que está Morena en el escenario político, nada ha cambiado. De hecho, en este 2021 los morenistas son de los más cuestionados y, sin embargo, no vemos cómo vayan a ser llamados a cuentas, porque aunque hay indignación por la forma en que se condujeron, al estar a punto de arribar un gobierno surgido de Morena, la tradición es que no se les toca a los que están en el poder.

Y, sin embargo, eso mismo es también una esperanza. Que gracias a que hay cambio de gobierno estatal, los gobiernos entrantes en los municipios pueden colgarse de los preceptos de la Cuarta Transformación, que pregona el “no robar, no mentir y no traicionar”, para hacerle justicia a los pueblos que durante 3 años fueron saqueados, castigados en sus obras más elementales, a cambio de obras de relumbrón, contratos a sus amigos o parientes y a sí mismos, porque ya la costumbre es que un presidente municipoal no se consuela con sus sueldos ni con sus diezmos, sino que tiene que convertirse en constructor para saquear una mayor tajada a través de prestanombres.

Eso es vox populli en los pueblos, pero las autoridades se hacen como que la virgen les habla.

Para colmo, coludidos con los líderes del SUSPEG, varios alcaldes favorecieron a sus compinches con eso de las basificaciones, moviendo escalafones e incluso alterando las planillas de antigüedad, de  modo que -como ayer denunció la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Martínez- en la capital del estado hay empleados de 24 o 25 años, pero con 10 años de antigüedad, lo cual implica que comenzaron a trabajar siendo adolescentes.

Hay mucho que limpiar y restaurar en la administración pública, en sus tres niveles. Dudamos que un sexenio alcance para poner en orden la casa. 

Todavía recordamos a Zeferino Torreblanca, el primer gobernador perredista, que pidió un año para barrer y sacudir la casa. No le bastó  el sexenio y, al contrario, nos demostró que tan malo el pinto como el colorado…o como el guinda.

La gama de colores en el espectro político-electoral no basta para que los vicios administrativos se corrijan. La corrupción, como en su momento dijo el ex presidente Enrique Peña Nieto, es ya parte de la cultura del mexicano, aunque el presidente AMLO dice lo contrario, dice que el pueblo “es bueno y sabio”.

Es interesante, por ejemplo, lo que está haciendo Abelina López en Acapulco. Está quitando de un plumazo la mano corrupta de los recolectores de basura, gente que cobraba 13 millones de pesos por mes por recolectar los desechos del puerto, usando solamente 25 camiones. Y cuando se les dejó de pagar, dejaron la basura en la vía pública, creando puntos negros en todas las colonias, como presión política en contra de Adela román.

Abelina, aprendida la lección, ya no renovará esos contratos y comprará camiones recolectores y compactadores, y usará al personal del ayuntamiento para operarlos. Se avivó la alcaldesa, porque no piensa que le hagan la misma traición que sufrió Adela de parte de los concesionarios.

Cuando se dan las noticias, desafortunadamente, los medios no hurgan en el meollo del problema. Sólo se nos decía que el puerto estaba atestado de basura, y echaban sapos y culebra contra Adela, pero nunca aclararon por qué. Ahora Abelina López está explicando las razones y señalando que no dará más contratos a particulares, a los que solamente les importa medrar con el erario público.

El mismo problema está en Chilpancingo, de modo que si Norma Otilia no se pone buza, le harán lo mismo que a Adela y a Marco Leyva, porque para nadie es un secreto que los  concesionarios son también parte del poder político.

Un aplauso a la alcaldesa de Acapulco que por fin está poniendo los puntos en las íes, y está tomando decisiones. Lástima que Adela desperdició 3 años y se dejó tragar el mandado. Que el resto de los alcaldes pongan sus barbas a remojar.

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