SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Sin mujeres, no hay democracia. Desde que se le reconoció a la mujer mexicana el derecho de votar y ser votada, privilegio que sólo tenían los hombres, dando a las damas un trato como ciudadanas de segunda clase, ellas han tenido que ir abriéndose paso en un mundillo pestilente y nauseabundo como el de la política, y le han venido a dar un toque de dignidad y decoro.

Pero no fue fácil. Han sido 60 años de ardua labor para romper estereotipos, así como para ir fracturando al machismo político, que se traduce en lo que ahora conocemos como violencia política de género, y  que se manifiesta de muchas maneras, pero sobre todo mediante tácticas de obstaculización de los proyectos políticos femeninos.

A lo largo de 6 décadas, México solamente ha tenido7 gobernadoras, y las elecciones de 2021 son vistas como la posibilidad invaluable de que el INE garantice  los partidos cumplan con esta obligación.

Actualmente, de las 32 entidades en que se divide el país, en dos hay mujeres al frente del Ejecutivo: Claudia Sheinbaum Pardo, en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México por Morena, y Claudia Pavlovich Arellano, en Sonora, por el PRI. 

Esa es la razón por la cual desde el 3 de noviembre mujeres de la política y la academia comenzaron en redes sociales, la campaña #ParidadEnGubernaturasYa y #ParidadEnTodo.

Antecedentes

¿De qué se trata esto de “paridad en todo”? Es una reforma publicada el 6 de junio de 2019, y por la cual se modificaron nueve artículos constitucionales para que los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y organismos autónomos se integraran con paridad.

Sin embargo, la Constitución sólo hace referencia a los nombramientos de las personas titulares de las secretarías del Poder Ejecutivo Federal y de los estados, pero no considera disposiciones sobre paridad en cargos unipersonales como las gubernaturas (A este antecedente piensan recurrir los que están inconformes con la decisión del INE, para echarla abajo).

Pero fue un trabajo de un año, pues el 10 de agosto de 2020 la morenista Selene Lucía Vázquez Alatorre, aspirante a gobernadora de Michoacán, así como las organizaciones Equilibra, Centro para Justicia Constitucional, y Litiga, Organización de Litigio Estratégico de Derechos Humanos, solicitaron al INE la emisión de criterios para garantizar que las mujeres compitan por las 15 gubernaturas que se renuevan el próximo año.

La organización Equilibra también presentó un juicio (SUP-JDC-2729-2020) ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). La respuesta de la Sala Superior del Tribunal, el pasado 1 de octubre, fue que el Consejo General del INE es la autoridad que puede decidir cuáles son los criterios para garantizar el principio de paridad de género en estas candidaturas.

Afortunadamente, mientras que el INE decretaba el pasado viernes que los partidos debían nominar como mínimo 7 candidatas a gobernadoras, de las 15 gubernaturas en disputa para 2021, y aunque de inmediato se escucharon voces en contra, el Consejo Nacional de Morena aceptó el reto.

Este lunes, el nuevo líder del partido, Mario Delgado Carrillo, estará revisando la situación de Guerrero, donde también los consejeros electorales le autorizaron negociar una alianza con el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México, y a partir de ahí se abren muchas posibilidades para las damas que aspiran a gobernar esta entidad, metiéndose a la competencia de lleno.

Por parte de Morena suenen la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo, y la senadora Nestora Salgado García. Por parte del PT, la ex perredista Beatriz Mojica Morga. Y por parte del Verde Ecologista aún no se conoce a las mujeres y hombres que podrían registrarse este martes, cuando culmina la fecha de registros de precandidatos a gobernador.

La definición de las alianzas como las candidaturas a gobernador, cabe decir, son facultad del Comité Ejecutivo Nacional de los partidos, por lo que en lo local están a la expectativa, aunque el PT busca aún ir solo en diputaciones y ayuntamientos, lo mismo que la dirigente del Verde expresó la semana anterior que se estaban preparando para ir solos a la contienda.

Los grupos de mujeres que vienen luchando desde todas sus trincheras ganadas, para que la paridad de género sea transversal; es decir, que se cumpla a todos los niveles y que no sólo se use a las mujeres en espacios en donde cada partido carezca de oportunidades de triunfo, estas mujeres, decíamos, tienen claro que sin la participación femenina no hay democracia, pues ellas constituyen el 52 por ciento del padrón electoral. Y al ser mayoría, tienen derecho también a una representatividad equivalente.

Sos Costa Grande

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La política nacional sigue dando de qué hablar. Ayer, desde la cárcel, el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, se ofreció mediante Twitter a aportar pruebas en contra del ex presidente Enrique Peña Nieto y su alianza político-electoral con la empresa brasileña Odebretch, a quien le pagó las generosas aportaciones a su campaña con contratos millonarios de obras, esquema que esa empresa repitió en varios países de Centro y Sudamérica, en donde ya hay más avances que en México.

Duarte dice que no busca ningún beneficio, solamente contribuir a destrabar el caso Odebretch, por lo cual el ex director de Pemex se acogió al programa de “testigos de oportunidad” previsto en la ley, y quien es el que está argumentando que todos los negocios que hizo, y que implicaron un daño patrimonial a la paraestatal, fue porque se lo ordenó Peña Nieto, así como el ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso.

En este contexto, saltó a escena el director de Odebretch México, quien fue el contacto de los acuerdos y actos de corrupción que se llevaron a cabo desde la campaña de 2012. 

César Duarte dice que este empresario miente, y da a conocer que Peña Nieto le pidió, desde Brasil -en uno de sus viajes- que acelerara  sus obras pendientes para que la empresa de Etileno XXI, una de las empresas que comenzó a integrarse en México desde el gobierno de Felipe Calderón, pudiera arrancar actividades.

“Tengo la disposición de declarar todo lo que me consta en este caso ante la autoridad correspondiente, sin la necesidad de solicitar ningún criterio de oportunidad o beneficio alguno, lo hago simplemente con la intención de aclarar y apoyar en la investigación de este caso y sobre todo que se sepa la verdad”, recalcó Duarte, uno de los gobernadores perseguidos por Peña Nieto desde que dejó el poder en Veracruz, y a quien se le acusa de enriquecimiento ilícito, asociación delictuosa y otros crímenes.

No es de extrañar, por esto, que Duarte quiera hablar sin acogerse a ninguna de las excepciones de ley, pues mientras él huía a Centroamérica y su mujer a Europa, lo mismo que hicieron otros gobernadores del sexenio, Peña Nieto y su camarilla estaban a sus anchas, gozando de los beneficios de la red de corrupción que armaron para saquear al país, en todos los niveles, obligando incluso a los gobernadores a aportar recursos para sostener al PRI y sus campañas en estados y municipios, asunto por el que tendrá que responder Videgaray.

Por lo visto, se están dando las condiciones para llamar a cuentas al ex presidente, y a los miembros de su camarilla. Ayer, se anunció también que la Fiscalía está adaptando el expediente contra Luis Videgaray para volver a pedir la orden de arresto.

Los mexicanos no esperábamos que la apuesta contra la corrupción del presidente López Obrador, llegara hasta esos niveles.

Y curiosamente ni siquiera ha tenido que hacer mucho, sólo seguir juicios que ya estaban instalados desde que gobernó Peña Nieto, como el de Rosario Robles Berlanga, cuyo entramado de corrupción lo detectó el mismo gobierno peñanistista, a través de sus órganos fiscalizadores; y aunque se judicializó, nunca avanzó la investigación.

La Estafa Maestra no es algo nuevo, de hecho. Fue algo que también la organización empresarial de “Todos Unidos contra la Corrupción”, detectó e hizo pública, demandando el fin de estas prácticas, pero Peña Nieto hizo oídos sordos, sosteniendo a la Robles en Sedesol y Sedatu, haciendo de las suyas.

Esta semana, Zebadúa, el más cercano colaborador de Rosario Robles, se acogió al beneficio de ser “testigo de oportunidad”, a cambio de aportar pruebas en contra de Peña Nieto y Videgaray en el caso de la Estafa Maestra. Eso le permitirá al gobierno de AMLO, además, recuperar algo así como 6 mil millones de pesos que se desviaron mediante esta estrategia, que armaron Chayo Robles y sus “5 Fantásticos”, entre los que figura Zebadúa.

Al cambio de gobierno, vino el desmantelamiento de la red de protección de Chayo Robles, y cuando ella se presentó a declarar, confiada en que estaba protegida, quedó presa. 

Desde entonces ha estado diciéndose inocente y se negó a ser testigo protegido.

Desafortunadamente, el sacrificio de Chayo Robles no detendrá las investigaciones contra su ex jefe político, pues son muchos los agraviados, y muchos más los que quieren salvar el pellejo.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Las elecciones de Estados Unidos están a nivel cardiaco. Hasta este miércoles por la tarde-noche, aún no había un ganador, pero el demócrata Joe Biden estaba a 6 votos del triunfo, pues sumaba 264 sufragios al interior del Consejo Electoral, mientras que el republicano Donald Trump tenía 213.

¿Qué sucedió? La noche anterior, Trump lidereaba las preferencias. Y aunque perdió Arizona, que es un bastión republicano, y que representa 11 votos en el Consejo Electoral, el cómputo efectivamente se frenó hacia la 1:00 de la mañana, tiempo de México, faltando 9 estados de la Unión Americana por concluir el conteo de los votos.

Ya al amanecer, el avance era nulo y el argumento era que se trató de una elección histórica, por el nivel de votación registrada, pues habrían participado unos 100 millones de estadounidenses.

Trump había ganado holgadamente los estados de Texas y Florida, y avanzaba en Wisconsin, Michigan, Ilinois, Ohio y Pensilvania, los cuales representan muchos votos y que son vitales para garantizar el triunfo.

Pero con el paso de las horas, cuando se comenzaron a contar los votos recibidos por correo, el proceso dio vuelta y Biden tomó la delantera en esas entidades, con excepción de Ohio. Al cierre de esta edición, había sido declarado ganador en Michigan y Wisconsing, sumando 26 votos, y peleaba de cerca Pensilvania, por 20 votos más.

Entre tanto, el presidente Trump llevaba la delantera en Carolina de Norte y Georgia, pero con baja ventaja, la cual también se puede revertir conforme avanza el cómputo de votos por correo, proceso que puede durar hasta 3 días, pues se siguen recibiendo y la autoridad electoral tiene la obligación de tomar como válidos los votos que se hayan emitido antes de la contienda electoral, que fue el martes 3 de noviembre, basándose en el matasellos del correo.

Por si fuera poco, los votos están todavía en los buzones de los ciudadanos, o bien apenas se están recogiendo, porque a pesar de que hubo orden de un juez para que se recogieran el día de la elección máximo a las 3:00 de la tarde, para que pudieran clasificarse y enviarse, no se hizo y por ello un juez demandó la destitución del titular del Servicio Postal.

Esto último dará mucho de qué hablar, ya que si tales votos no se recogieron el día señalado, prácticamente ya son inválidos, pues no habría evidencia de que en verdad se enviaron a tiempo.

¿Qué más podemos decir de esta elección, considerada atípica por los analistas? No mucho. En realidad todas las encuestas previas y durante el proceso marcaban una notable pérdida de popularidad de Donald Trump entre la sociedad estadounidense, no tanto por sus posturas racistas y xenófobas, sino porque sus decisiones -que eran necesarias- como la renegociación del Tratado de Libre Comercio y las nuevas condiciones para transnacionales, para que volvieran a territorio americano, en lugar de buscar países con mano de obra barata y con leyes más laxas para maquilar sus productos, dejando al país solamente los empleos más especializados, razón por la cual se estaba ante una crisis de trabajo grave.

Con ello también se repatriaron capitales.

Trump también evitó que Estados Unidos cayera en las garras de China, a través de un tratado comercial leonino, que México en tiempos de Peña Nieto también ya había aceptado. Y, al contrario, se fajó con China, imponiendo nuevas condiciones comerciales.

En el contexto de este pleito, por cierto, saltó a escena el Covid-19, y  Trump acusó a China de no avisar a tiempo de ese brote, que aparentemente se detectó en diciembre del año pasado. Y también tomó la decisión de retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, por haber también tardado en aceptar que ese nuevo coronavirus no sería como el SARS o el MERS, sino que sería pandémico.

Podemos decir, entonces, que la caída de Trump se debe al Covid-19. Principalmente al manejo de la crisis de salud pública y sus consecuencias, sobre todo el número de muertos, que suman más de 200 mil, de unos 10 millones de contagios registrados, desde la aparición del primer caso.

Trump, además, hizo declaraciones desafortunadas, como los presidentes de todos los países lo han hecho, México incluido, tratando de no alarmar a la gente. Incluso se negó a usar cubrebocas, y en plena campaña se infectó, lo mismo que su mujer, su hijo y algunos colaboradores. 

Todos esos desatinos le dieron a Biden las principales propuestas de su campaña: Mejorar el manejo de la pandemia, mejor trato a los negros y latinos; y, obviamente, diseñar una política exterior más amable, así como alejarse de las energías derivadas del petróleo y retomar el proyecto de las energías limpias.

Bueno, no nos emocionemos; tan sólo recordar que la única ley de amnistía para migrantes que se ha dado en los últimos 40 años, la dio un republicano, Ronald Reagan, en los años 80. Y desde entonces, lo que ha habido es opresión y amenazas contra los migrantes y sus hijos no nacidos en suelo estadounidense.

El trato a los migrantes fue también de escándalo, por las violaciones a los derechos humanos al separar a las familias. Pero, insisto, no nos alegremos, la agenda en Estados Unidos no es individual. Por ejemplo, la construcción de muros comenzó con Bill Clinton y proseguirá. 

Gane quien gane, además, México tendrá que adaptarse, como lo ha hecho siempre. AMLO y Ebrard deberán de comenzar de cero a construir una relación con Biden y ajustar las agendas. 

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La pandemia no ha sido motivo para que el presidente Andrés Manuel López Obrador pierda su popularidad entre los mexicanos. La encuesta de El Economista publicada ayer, revela que AMLO volvió a sus niveles de popularidad que tenía a inicios del año, cuando todavía el Covid-19 aún no llegaba a México.

La recuperación de su imagen se deterioró desde marzo hasta julio. Cinco meses en que la aceptación social del presidente fue bajando, y en dos ocasiones llegó a ser mayor el porcentaje de gente que lo desaprobó, que la que estaba lo aprobó, y con diferencias de hasta 5 puntos porcentuales en contra.

Esos fueron los meses más duros de la pandemia, que vino a sacudir la conciencia de los mexicanos, a colocarnos de rodillas frente a algo nunca antes visto por esta generación (recordemos que nuestros antepasados ya vivieron algo parecido, con la gripe española, el cólera, la viruela y otras crisis de esta naturaleza), sobre todo en lo que respecta a la economía, pues dado que vivimos un mundo globalizado, las afectaciones de un país repercuten en otros.

El confinamiento que se dictó durante marzo y abril, y con lo que se pensó que la pandemia sería contenida, de poco sirvió, pues cerró el gobierno y muchas empresas, pero dado que 15 millones de mexicanos viven de la economía informal, estos no se fueron a casa, sino que salían diariamente a ganarse el pan de cada día y, obviamente, a exponerse a los contagios.

Hoy sabemos que el confinamiento no es la medida idónea, pues sólo viene a empobrecernos aún más. Y al abrir de nuevo, los contagios vuelven a dispararse, como sucedió en la mayoría de los estados del país, incluido Guerrero, que hoy tiene el dilema de cerrar noviembre para salvar diciembre, o mantenerse y aplicar masivamente las medidas de control, algo que el gobernador va a tratar de decidir mediante una encuesta en los municipios más afectados, para que sea la gente la que defina.

Y tiene razón, pues si se trata de una medida unilateral, seguramente la gente va a protestar, pues recordemos que mientras el resto del país abría en mayo pasado, nosotros nos mantuvimos cerrados por más tiempo.

Volviendo al tema, a partir de julio la popularidad del presidente comenzó a afianzarse, no tanto por el manejo de la pandemia de Covid-19, sino a pesar de ello.

Esa es la realidad. La gente ya entendió que esto es inevitable, más ahora que Europa está volviendo al confinamiento, luego de meses de reapertura. No se trata de lo que un gobierno pueda o no pueda hacer, sino de lo que nosotros, los ciudadanos, hagamos. En los países europeos se detectó que fueron los jóvenes los que propagaron la segunda oleada, porque no se guardan, lo que quiere la juventud es seguir la vida como antes de la pandemia, estar con amigos, divertirse, ir a fiestas. Y demostrado está que los mayores contagios ocurren al interior de las familias. Cayendo uno, caen todos.

Para el mes de agosto, el presidente ya estaba en 54 puntos de popularidad de nuevo, y en octubre ese porcentaje aumentó a 57.4 de aprobación.

Es decir, que 57 de cada 100 mexicanos aprueban la gestión de López Obrador.

Y, ojo, el estudio del El Economista arroja más información; el presidente es más popular para los mexicanos entre 18 a 29 años con un 62 por ciento de aprobación. México es un país de gente joven, tenemos el mayor porcentaje de mayores de 15 años en América, y por eso hay mucho “nini”, pues al no haber oportunidades reales para este sector, muchos de ellos aún viven con sus padres y los mantienen.

Resalta también la alta popularidad del presidente entre comerciantes y estudiantes, con 55.3 y 53.8 por ciento respectivamente. Esto último es el efecto de los programas sociales inyectados a estos sectores, en becas y tandas, así como en microcréditos, y que ya están rindiendo sus frutos políticos.

¿Y la pandemia? Nada. Mientras que a otros jefes de Estado el Covid-19 los ha llevado a su peor momento, a AMLO, literalmente, le hace lo que el viento a Juárez.

Y si se concreta la detención de Luis Videgaray Caso, ex titular de Hacienda en el gobierno de Peña Nieto, el presidente y su partido, Morena, andarán por las nubes.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Se hunde Rosario Robles Berlanga. Si la ex titular de Sedesol federal y de Sedatu, consideraba que tenía posibilidades de salir airosa del juicio que enfrenta por graves actos de corrupción, conocido como La Estafa Maestra, lo cierto es que lo más seguro que tiene es la cárcel y por muchos años, sin contar que sea obligada a devolver lo robado.

Y es que su más cercano colaborador, Emilio Zebadúa González, ex oficial mayor de ambas dependencias en tiempos de Rosario Robles, y miembro de su equipo más cercano, accedió al beneficio de ser un testigo de oportunidad, o testigo protegido, obviamente con la condición de dar a conocer y probar todos lo que sabe acerca de la Estafa Maestra, un plan de desvío de recursos públicos, que fue finamente diseñado.

A cambio de inmunidad judicial (de eso se trata el ser testigo de oportunidad), Zebadúa ofreció detallar que los recursos desviados de la Sedesol y Sedatu fueron usados para financiar las campañas del PRI.

Para entender este caso, recordemos en qué consiste la Estafa Maestra. Concretamente, es un esquema de fraude mediante el cual funcionarios del gobierno federal, empresas fantasma e instituciones educativas, desviaron fondos para financiar las campañas de diversos candidatos del PRI, simulando la prestación de diversos servicios.

Informes de auditoría precisan que funcionarios de la Sedatu y la Sedesol también entregaban a funcionarios estatales cajas con “entregables”, con la finalidad de mostrarlas a los auditores en caso de revisión.

El caso fue aparentemente fino, pero una auditora especializada descubrió esta trama, por la cual fue destituida en mayo de 2018. Se trata de Muna Dora Buchahin, quien estima que el dinero desviado de la Estafa Maestra no sólo se usó para financiar al PRI y las campañas políticas, si no que habría también altos funcionarios involucrados.

Lo que es peor, Muna Dora expuso ayer que Santiago Nieto, el actual titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, la invitó a colaborar con él, una vez que comenzó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pero que el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, se lo prohibió.

Esto, dijo, fue un acuerdo entre el titular de la Auditoría Superior de la Federación que la despidió, Colmenares, quien también fue exasesor de Peña Nieto, y Urzúa, el primer secretario de Hacienda de AMLO, quien renunció en julio de 2019, y desde entonces asumió una postura opositora contra el gobierno lópezobradorista.

Aquí el asunto se pone interesante, pues con la decisión de Zebadúa, los alfileres con los que está prendida la defensa de Rosario Robles se caerán por sí solos, y lo que le espera a la ex titular de Sedesol y Sedatu en el periodo peñanietista, es la cárcel, además de la devolución de unos 5 mil millones de pesos desviados mediante la Estafa Maestra.

Ahora mal, si lo que hizo Rosario Robles no fue algo que se le ocurrió a ella, sino algo más bien institucional, también se podrá probar en este caso que el propio Enrique Peña Nieto estuvo detrás no sólo de este esquema de robo, sino de todos los demás, como ya lo ha afirmado Emilio Lozoya, ex director de Pemex, quien también se acogió al beneficio de ser testigo de oportunidad.

La diferencia entre la Robles y Lozoya, es que ella ha preferido mostrarse leal a Peña Nieto y sus secuaces, mientras que Emilio Lozoya y su familia, de por sí de abolengo y adinerados, determinaron colaborar con el gobierno de AMLO para ir deshaciendo la madeja de corrupción que se tejió en el gobierno anterior, y que en muchos casos tienen hebras muy largas en el tiempo, como suele suceder, gracias a los acuerdos entre un sexenio y otro.

Zebadúa era el responsable de los contratos con entidades públicas y empresas fantasma, en el esquema de triangulación que aplicaron primero en Sedesol y que luego trasladaron a Sedatu. Incluso, de acuerdo con medios nacionales, se tenía un centro de operaciones fuera de las dependencias oficiales, en Polanco, en la Ciudad de México, para realizar y falsificar documentos. La finca era del propio Zebadúa.

Por lo tanto, estamos ante algo peor para Rosario Robles y todos los funcionarios que participaron con ella en la Estafa Maestra.

Aunque el gobierno federal le ha ofrecido aprovechar el resquicio de la ley para ser testigo de oportunidad, la Robles Berlanga no ha querido y, al contrario, denunció que se le está presionando para denunciar a Peña Nieto.

Pues bien, Zebadúa ya aceptó hacerlo y ella no puede evitarlo. Su defensa se complicará, y aunque ella quiere salir por la puerta grande de la cárcel, demostrando su inocencia, con las evidencias que serán presentadas en su contra no saldrá ni por una, no por otra. Lástima.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Estamos de luto. El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, decretó 3 días de luto nacional por las víctimas de Covid 19, que a nivel nacional suman más de 91 defunciones por esta enfermedad, de un total de 929,392 casos registrados oficialmente.

En Guerrero, de 22 mil 187 contagios, han fallecido 2 mil 261 muertes.

El día sábado 31 de octubre, el mandatario federal colocó una ofrenda floral en Palacio Nacional, titulada “Una ofrenda para cada alma”.

“Al Pueblo de México: a partir de hoy, se inician tres días de luto nacional para recordar a nuestros difuntos y en especial, a quienes han perdido la vida por la pandemia”, expresó el mandatario.

Los 3 días concluyen hoy, 2 de noviembre, cuando México celebra el Día de Muertos, o Día de los Fieles Difuntos”, tradición muy arraigada en el país, y es el día en que se usa para llevar ofrendas florales y de luz a los muertos a sus tumbas.

En los estados del Sur, sobre todo, se usa que en los hogares cada quien levante un altar de muerto, como un memorial de los familiares que ya dejaron este plano.

En los estados del Norte, ya no se hacen los altares familiares, pero las autoridades de Cultura de estados y municipios se encargan de mantener viva esa tradición a través de la exhibición de altares en espacios públicos.

En estos días, además de que son usados por las familias para aprovechar el puente vacacional, los mexicanos viajan a sus lugares de origen para participar de las ceremonias por día de muertos y degustar de las ofrendas puestas en los altares.

Este año, sin embargo, será distinto. Los panteones de todo el estado están cerrados por decreto oficial, aunque eso no ha evitado que la gente vaya a visitar las tumbas, sobre todo en comunidades rurales.

Por otro lado, en los puertos turísticos se vive otro ambiente. La pandemia no evitó que los turistas salieran de sus lugares de origen, y tampoco que los locales aprovechen estos días para salir.

Desafortunadamente, de acuerdo con lo que hemos estado siguiendo en redes sociales y medios del puerto, los visitantes no están tomando las medidas de prevención contra el Covid-19, y llegan en los camiones provenientes del centro del país, o en autos particulares, sin siquiera un cubrebocas.

El gobernador del estado había dicho que de lo que se trata es de salvar la temporada decembrina, lo cual implicaba perder lo de los puentes previstos en este mes, pero por lo menos en éste los turistas están en los puertos, disfrutando de los días de descanso.

Esto le da oxígeno a la economía local, sí, pero también se corre el riesgo de que aumenten los casos de Covid-19, en los próximos días. Por eso, a partir de la próxima semana, el gobierno estatal impondrá reglas más estrictas para la población en general, que todavía están por discutirse, pues de lo que se trata es de evitar que suceda lo que en Chihuahua, que retrocedió al rojo en el semáforo epidemiológico, y que está en este momento en plan de alerta máxima, por el incremento de contagios y muertes.

De hecho, ya fue enviado a esa entidad el hospital móvil Covid, que estuvo en Zihuatanejo y en Ometepec, para ampliar la oferta hospitalaria.

Hay, sin embargo, una verdad que las autoridades no han discutido: la gente ya no le teme al Covid. La gente ya se resignó a la realidad de que todos nos vamos a contagiar, en algún momento de nuestra vida, y están conscientes de ello. Cuando esto sucede, hay poco qué hacer. Y a menos que el gobierno de México actúe como los gobiernos de Europa, donde en ciertos países se decretó un nuevo confinamiento y está prohibido salir salvo causa justificada -cosa que no creo que suceda aquí- lo que sigue es más contagios y más muertes.

El Covid está superando ya al cáncer como primera causa de muerte en México y se espera que para fin de año haya superado la estadística de defunciones por diabetes. De proseguir esto para 2021, entonces el Covid pasará a ser la primera causa de muerte, superando a las enfermedades cadiovasculares cerebrales.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Por fin, el gobierno federal designó al delegado para Programas Sociales en Guerrero, un espacio harto peleado por las tribus del partido, pero que finalmente quedó en manos del subdelegado de la Zona Centro, Iván Hernández Díaz.

¿Por qué importa conocer este detalle? Porque Hernández Díaz no pertenece a la corriente mayoritaria de Morena, la del delegado y diputado con licencia Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, sino de la corriente del finado César Núñez Ramos, fundador del partido en el estado, mérito que no se le puede negar al costagrandeño, pues fue el impulsor de la difícil tarea que le encomendó el presidente Andrés Manuel López Obrador después de la derrota de 2012 frente a Enrique Peña Nieto, y después de que el PRD lo traicionó, aprovechando solamente su efecto arrasador para ganar espacios de elección popular que luego usaron para negociar prebendas al interior del Pacto por México, el Frankestein político en el que se pactaron las reformas estructurales del peñanietismo, que no son otra cosa que la venta de casi todo lo que nos quedaba, incluido el petróleo y la electricidad, a precio de ganga, y bajo un modelo de exclusión. Es decir, que no se necesitó hacer lo que hizo Carlos Salinas, que desincorporó todas las empresas estatales, como Telmex, bancos, ingenios azucareros, ferrocarriles, etcétera, sino que el modelo fue mucho peor, profundamente maquiavélico, consistente en parar Pemex y la CFE, para comprarles electricidad y petróleo a particulares. Peña Nieto llegó incluso a clausurar la producción petrolera, diciendo que se había muerto “la gallina de los huevos de oro”.

En este contexto es que el se decidió hacer del Movimiento de Regeneración Nacional, que se oponía a todas esas reformas, un nuevo partido político.

Los seguidores de AMLO comenzaron a picar piedra en estados y municipios, siguiendo un modelo de cercanía total con la gente. Iniciaron levantando los comités del “cambio verdadero, en lo que fue un trabajo que nadie quería hacer.

Para las elecciones de 2015, el partido dio su primera competencia en Guerrero, en el marco de la campaña para gobernador y la renovación de diputaciones y ayuntamientos.

Ya se tenía un partido, y ahí justamente comenzaron las diferencias que ahora vemos al interior de Morena Guerrero. La elección interna de candidatos fue caótica, se siguió el modelo de la tómbola, por lo que las candidaturas recayeron en gente improvisada, en lugar de que se buscaran personas de dentro del partido, que hubiese trabajado, y con perfil idóneo.

En cuanto a la elección del candidato a gobernador morenista, fue también un caos, porque originalmente la candidatura natural era para el ex secretario de Salud en Guerrero, Lázaro Mazón Alonso, pero al vincularlo con el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, tras la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, el partido tuvo que buscar opciones, y primeramente eligió en un consejo estatal al ahora diputado federal Rubén Cayetano García, algo totalmente válido y legal, pero intervino el comité nacional del partido y ahí comenzó, decíamos, lo que ahora se está viviendo al interior de Morena en esta entidad: divisionismo y odios intestinos, por decir lo menos, al punto que podemos considerar que el partido está en una fase irreconciliable. Se nombró desde el centro a Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, y luego se quedó como líder del partido, desplazando a César Núñez y el grupo fundador. Poco se dice esto, pero es la verdad.

En cuanto al relevo en la delegación federal, todo mundo esperaba que el sucesor de Pablo Amílcar fuera uno de este grupo político, pero en el centro decidieron otra cosa. Se nominó a uno del grupo de César Núñez Ramos, y eso viene a darle un giro al manejo de los programas sociales, pero también -esperemos-, que se renueve la relación con la prensa, pues los medios hemos sufrido en carne propia el desdén de los subdelegados, y de los mismos servidores de la nación, quienes pusieron a todos los medios en un mismo rasero, y por recoger denuncias de beneficiarios de los programas -algo que fue muy recurrente en 2019 con lo del fertilizante, que fue un fiasco- se nos tildó de enemigos del la 4T, cuando realmente los medios de Guerrero, la mayoría, hemos venido siguiendo los pasos de AMLO desde su primera campaña presidencial en 2006, cuando todavía no había Facebook ni había predilección por las redes sociales entre la clase política, sino que si se necesitaba publicar una nota, costaba ponerla en circulación para que la gente tuviera acceso a la información.

En este momento es fácil opinar en redes, subir fotitos y algún mensaje, pero hubiéramos visto a los morenistas de Guerrero hace 14 años, nadando a contra-corriente y, sobre todo, sin paga, desembolsando lo propio para difundir aquella campaña.

Por cierto, la mayoría de los que ahora pelean, ni eran morenistas, y hasta militaban en partidos opositores, como el PRI y el PAN.

Esperemos que Iván Hernández Díaz, como nuevo delegado federal, venga a recomponer esta crispada relación prensa-gobierno federal, y que el partido purgue su lista de medios y determine quiénes sí lo somos de verdad, quiénes sí generamos empleo, y quiénes son solamente páginas de Facebook. Y, obviamente, que se nos deje de atacar y ver como enemigos. ¡Enhorabuena!

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El gobernador Héctor Astudillo anunció ayer la creación de una comisión interinstitucional, ante la llegada de las fiestas de fin de año. De esta manera, el mandatario estatal se está adelantando a lo que ya se aprecia como un repunte de la enfermedad a escala nacional, y que podría impactar severamente a los destinos turísticos del país, pues se acercan las fiestas de navidad y año nuevo.

Cuando la pandemia por Covid-19 comenzó en el país, allá por el 27 de febrero, fue cuestión de semanas para que se dispersara por todo el territorio nacional. En Guerrero se detectó el primer caso el 16 de marzo, en Acapulco, en un turista argentino que antes había estado en la Ciudad de México. Es decir, se cumplieron ya 7 meses de esta pesadilla, y si no actuamos juntos, gobierno y sociedad, viene algo peor, pues además del repunte de casos podríamos volver al semáforo rojo, cancelándose con ellos las vacaciones de Navidad y Año Nuevo. Entonces se juntará enfermedad y mayor pobreza, que ya de por sí es algo insoportable, aunque las autoridades digan lo contrario, que vamos bien, que se han recuperado empleos e inversiones. Eso tal vez existe en un nivel macro-económico, pero en lo local, las cosas están para llorar.

Fue Acapulco el epicentro de la pandemia para nosotros, pues aunque en Chilpancingo se registró también el caso de una joven que había viajado a España, por la naturaleza y vocación turística del puerto, pero también por el número de habitantes y su interacción permanente con todas las regiones de la entidad, así como con otros estados y países, la pandemia siguió su curso natural a través del municipio acapulqueño, que de hecho encabeza las estadísticas por número de casos de contagio y de muertes.

Hay otros municipios en los que por su densidad poblacional, no se justifica que las cosas se hayan salido de control, como en Iguala, pero en ese lugar el alcalde denunció la renuencia de los ciudadanos a acatar las medidas de control, sobre todo los comerciantes, y fue así que en un solo supermercado hubo 70 casos positivos en poco tiempo, disparando la alerta en esa ciudad que llegó a estar en alerta roja por la saturación del hospital.

En la Costa Grande la pandemia llegó a los 2 meses, de manera oficial. En Zihuatanejo se tuvo el primer caso el 18 de abril, y era el contagio número 111 de la entidad. Mientras que la Costa Chica, si bien llegaron de manera temprana los contagios en San Marcos y luego en Ayutla, por el cierre de pueblos y la instalación de retenes la pandemia tardó en dispersarse, al grado de que para el 1 de mayo había en esa zona varios de los municipios llamados “de la esperanza”, entre ellos Ometepec, Juchitán, Azoyú, Cuajinicuilapa, y los de la zona Amuzga.

De poco sirvió eso, pues cuando la gente bajó la guardia, se abrieron los pueblos y la movilización comenzó, la pandemia llegó rauda, y hoy Ometepec es uno de los municipios con mayor número de contagios, pues también por su condición de ser la ciudad de los servicios de la región, difícilmente se contendría la pandemia.

Hoy, tenemos por un lado la estadística oficial, que se obtiene de los casos comprobados mediante pruebas en el Laboratorio Estatal de Salud. Pero por otro lado tenemos los casos en los que la gente no se hace la prueba, sino que acude a la medicina privada.

Por lo tanto, la pandemia camina en dos bandos, el oficial y el extra oficial. Esto para nadie es un secreto, e incluso a nivel nacional las autoridades ya reconocieron que hay un subregistro, muy natural en este tipo de pandemias, y se acepta que, por cada caso comprobado, hay otros 8 o 12 casos no comprobados.

A esto ellos le llaman el modelo centinela. Entonces, la estadística oficial es sólo la punta de un gran iceberg, que demuestra que los ciudadanos no estamos haciendo nuestra parte.

Lo más grave es que se tienen visos de un repunte en el país. No es una segunda oleada, todavía no, porque ni siquiera ha bajado la curva de contagios. Se tiene una estabilización de la pandemia, y ya lo reconoció la OMS, pero falta mucho para el descenso.

Esto es en serio, estimado lector, lectora. El presidente AMLO, siendo que es tan optimista en los peores escenarios, dijo ayer en su conferencia mañanera que estaba preocupado por el repunte, que comenzó en Chihuahua, donde ya volvieron al rojo del semáforo epidemiológico.

El gobernador advirtió ayer: “Tenemos dos caminos, ser más restrictivos de aquí al 10 de diciembre, o ir como vamos y esperar que llegue diciembre, las vacaciones, en una circunstancia difícil de crisis; son dos caminos que vamos a determina los próximos días”.

Elija usted, amable lector.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Marcial Rodríguez Saldaña, secretario general de Morena con funciones de presidente (o sea, que no es propiamente el dirigente formal del partido, sino un reemplazo temporal), anunció que el candidato a gobernador en Morena será electo por “consenso político”.

¿Y eso qué significa? Que se cancelará la precampaña para los aspirantes, que no podrán recorrer el territorio estatal, aunque los adversarios sí lo hagan, y que se les atará de manos nuevamente, como ya sucedió en 2018, cuando se obligó a los candidatos a alcaldes y diputados a hacer talacha política durante, nombrándolos primero coordinadores del cambio verdadero, o algo por el estilo.

Pero en esta ocasión, ni eso podrán hacer los aspirantes a gobernador, por los tanates de Rodríguez Saldaña y su fobia y su tirria contra todo lo que sea campaña, partiendo de un lenguaje puritano y chantajista.

Por supuesto, Saldaña aprovechó para aclarar que no habrá cambio de dirigencia en Morena Guerrero. “No se dejen sorprender por nadie que asegure que habrá elección de dirigentes, eso es falso; el representante político y legal en Guerrero soy y seré yo”. O sea…más claro, ni el agua clara. Un Varguitas cualquiera en el partido lópezobradorista.

De verdad, estimado lector, lectora, estamos hartos de estos seudo líderes, que no son otra cosa que un terrible obstáculo para la democracia, que primera mente nos incluye a los ciudadanos, quienes tenemos derecho de ver a los aspirantes de carne y hueso, no mediante redes sociales, medios que ya han usado profusamente para agredirse y darse patadas, golpes bajos, mordidas y lo sigue.

Ahora mal, ¿consenso político de quién? El consenso lo da el pueblo, señor “representante”, no un puñado de consejeros, no un puñado de personas incrustadas en las dirigencias.

Las precampañas son necesarias por eso están contempladas en la ley electoral, y por eso se tienen establecidos ya los tiempos para esta fase.

Suspender una precampaña en Morena, es negarles a los aspirantes un derecho, y obligarlos a actuar de otra forma. Por ejemplo, mediante el uso profuso de redes sociales, con pautas publicitarias pagadas para tener mayor alcance, en lugar de usar ese recurso en recorridos y en publicidad tradicional, que además genera empleos en lo local, activa negocios y el dinero de los partidos -que por cierto es nuestro dinero, porque ningún partido vive de las aportaciones de sus militantes- vuelve al pueblo.

¿Hay algo de malo en eso? Sí, sí lo hay, pero es algo personal de quienes están en la dirigencia. Simplemente no quieren que los aspirantes avancen, los quieren tener atados, maniatados a caprichos que están por encima de la ley misma.

Al suspender la precampaña, también lesionan los derechos del pueblo pobre, el que no tiene acceso a un teléfono inteligente que los conecte a redes sociales, y que más bien están acostumbrados a conocer a los candidatos de cerca, oírlos y escuchar sus planteamientos para el gobierno, simplemente se quedarán en ascuas.

No estamos hablando de vender cacahuates, sino de un proyecto de gobierno sexenal. Así que por favor déjense de puritanismos, y permitan que Guerrero tenga sus tiempos electorales normales, sin restricciones más que las que marca la ley, como debe ser.

Si los dirigentes de Morena fueran inteligentes de verdad, menos ladinos y menos envidiosos entre sí, tomarían las calles, las plazas, las comunidades, en los tiempos en que la ley marca, porque todo mundo sabe que la precampaña define la campaña.

Pero como están emponzoñados, están empeñados en restringir al máximo la movilidad de los aspirantes, incluso en los tiempos legales, y con eso sólo envilecen aún más los asuntos políticos y se dan un balazo en el pie. De paso, joden al pueblo. Dan pena ajena.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Nada detiene a los turistas, ni el Covid 19. Solamente la falta de recursos, algo que es también producto de la pandemia, es el verdadero motivo por el que la gente dejó de acudir a los centros de recreo, sobre todo los que viven en las grandes ciudades del centro del país.

Cuando Guerrero abrió sus playas, se pensó que la gente acudiría en masa y la economía se reactivaría en un dos por tres. Pero no fue así. Los turistas llegaron a cuenta gotas al inicio, pero no por miedo al Covid, porque finalmente en las ciudades la situación es peor, sino por falta de dinero.

Luego, con el regreso al semáforo naranja, que implica menos gente en restaurantes y hoteles, los negocios que ya estaban reactivándose volvieron a resentir la escasez.

Desde el fin de semana se nos anunció que Guerrero se mantendrá una semana más en semáforo naranja, y que Chihuahua volvía al rojo, lo cual es una verdadera tragedia para aquella entidad gobernada por el panista Javier Corral, quien se ha pasado su gobierno fajándose con el gobierno federal, al grado de que AMLO ordenó el retiro de sus funcionarios de la mesa de coordinación para la paz, y prácticamente rompió el diálogo con el gobierno chihuahuense.

En esa mesa, además de los asuntos de seguridad, se tratan también los asuntos de salud. Por lo tanto, Corral se quedó solo con sus problemas, y ayer amenazó con recurrir a organismos internacionales para obligar al gobierno federal a restaurar el diálogo que se perdió con el conflicto por el agua que se debe entregar a los Estados Unidos de las cuencas del Colorado y del Bravo, de acuerdo con lo pactado en los años 40. El gobierno federal cumplió con la entrega del volumen de agua que le corresponde, tomándola de varias presas, lo cual vino a solucionar un conflicto con los Estados Unidos. Sobre todo, se puso en riesgo la cuota de agua que México recibe de la Unión Americana, de las mismas cuencas, y que es mayor a la que México entrega.

Ya sin el gobierno federal y los militares fuera de la mesa de coordinación en Chihuahua, de inmediato se dejó sentir la cruda realidad: los gobiernos estatales no están preparados para actuar solos frente al Covid 19, y lamentablemente es la población chihuahuense la que está sufriendo las consecuencias de la soberbia de Corral.

El retroceso en el semáforo rojo en Chihuahua es un tache para el gobernador, que junto con el de Nuevo León, Guanajuato, Jalisco y Tamaulipas, entre otros, integran la alianza de gobernadores independientes, que decidieron salirse de la Conago y continuar por su cuenta.

Quizás a los demás gobernadores no alineados con el gobierno federal, les sirva de ejemplo el caso Chihuahua, y dejen de hacerle al tío Lolo, que solía hacerse pentonto solo.

Por ejemplo, en Guerrero, ¿qué sería de nosotros sin la estrategia conjunta con el gobierno federal contra el Covid1 9? ¿Quién habría traído los ventiladores que se necesitaron para la reconversión de hospitales y la creación de las salas Covid, así como los equipos de protección, medicinas e insumos? ¿Cómo habría sido la fase más dura de la pandemia, cuando se declaró el cierre de playas, sin los comedores comunitarios que se manejaron de manera conjunta entre el Ejército y el gobierno del estado, por citar algunos ejemplos?

Afortunadamente el gobernador Astudillo ha sido muy ecuánime en estos aspectos, muy realista. Llegó a reconocer incluso que el sistema de salud estaba demasiado deteriorado, y se hizo el compromiso de enfocarse en los últimos meses de su gobierno al sistema de hospitales en la entidad, lo cual se agradece, porque para nadie es un secreto cuán mal estábamos antes del Covid 19, y como seguiremos si no se aplican más recursos en la rehabilitación de clínicas y hospitales.

Es demasiado lamentable que un gobernador anteponga su criterio y su orgullo frente al poder central, sobre todo cuando se toma esto como una estrategia política de reposicionamiento, frente a la elección presidencial de 2024, en lugar de pensar en sus gobernados.

Nadie querría estar en la piel de los chihuahuenses, ni de ninguna otra entidad en donde los gobernadores prácticamente le han declarado la guerra al gobierno federal (léase AMLO), algo que nunca había sucedido, por cierto, en demanda de más recursos y mayor atención. Hasta amenazaron con dejar de entregar sus impuestos al sistema de administración tributaria.

Lo que les interesa, decíamos, son sus posiciones políticas pero no la gente. Corral, El Bronco, Cabeza de Vaca, Sinué, y el emecista Enrique Alfaro, deben enfocarse en la atención de la pandemia, para salvar vidas.

No cabe duda que los problemas nos toman la medida. Cada quien está demostrando en estos días de qué está hecho.

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