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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Hay buenas noticias en materia de puertos en el país. A siete meses del inicio de la administración federal actual, y a un año del triunfo de Morena y su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador (ayer festejaron en el zócalo capitalino), se anuncian inversiones oficiales y privadas harto esperadas, para comenzar a revertir la debacle económica del país, y aliviar la dependencia que tenemos del exterior en todos los órdenes de la vida pública, y el sistema de puertos y aeropuertos no es la excepción.

Le comento, amable lector, que por la falta de inversión en la infraestructura aeroportuaria, las mercaderías con destino a México que llegan procedentes de Europa, descargan en Estados Unidos, y luego son introducidas a México por carretera o ferrocarril, con el consiguiente sobreprecio de ellas.

Pero con el inicio de operaciones comerciales de la nueva terminal marítima del puerto de Veracruz, la cual se puso en funcionamiento ayer 1 de julio, los empresarios consideran que podrá recuperarse la carga que se desvía hacia Estados Unidos.

Además, se está considerando que se creará un corredor industrial que produciría 150 mil nuevos empleos desde hoy y hasta 2024; es decir, que durante todo el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, esa terminal estará dando frutos. Veamos lo vital que resulta que se invierta en infraestructura productiva en cualquier país, en lugar de desviar el dinero para engordar a la burocracia.

Manuel Óscar Enciso Villarreal, director general de Corporativo Enciso, Agencia Aduanal dedicada a la importación y exportación con más de 68 años de experiencia, resumió respecto de esta obra: “Vamos a lograr una añoranza de muchos años que era traer barcos muy grandes que antes no llegaban y también ganarle terreno a toda aquella carga que llega a los puertos americanos como Houston y baja por la frontera a México”.

Aseguró que con la ampliación del Puerto se le dará seguridad al importador y exportador, además de generar empleos en todos los servicios alternos.

En la nueva terminal marítima se podrán recibir y exportar productos líquidos, granos, carga suelta, contenerizada, y consolidar carga desde México hacia el mundo. ¿Qué tal?

Los empresarios consideran que esta obra de logística es la más grande del país, y que permitirá recuperar la carga que de manera natural le pertenece al cuerpo de Veracruz.

¡Caray! Cuando los puertos del país fueron privatizados, se pensó que eso sería garantía para que la economía de México detonara. Pero fue todo lo contrario. Más temprano que tarde, los mexicanos estábamos pagando el rescate de casi todo, incluido los bancos, porque sus nuevos dueños –a pesar de que se les dieron todas las garantías para recuperar su inversión-, fueron incapaces de convertirlos en empresas productivas; de hecho, una vez rescatados los bancos mexicanos, fueron vendido a extranjeros y es fecha de que no hay bancos nacionales, salvo unos cuantos que se dedican a colocar tarjetas de crédito, como Inbursa, pero cobrando los intereses más altos del mercado; o para acaparar diversos servicios que los bancos extranjeros no quieren proporcionar, como los envíos de dinero del extranjero o en el territorio nacional, negocio en el que está enfocado Banco Azteca.

¿Cómo se construirá el corredor industrial? Es fácil suponerlo: de manera natural se irán proyectando y construyendo naves colindantes a la aduana, almacenes, propiedad de las empresas exportadoras e importadoras, las cuales además gozarán de una zona fiscal sin impuestos, bajo el régimen de mercancía temporal para exportación.

Y que conste que el estado de Veracruz es uno de los más inseguros del país. De ser una entidad denominada “santuario de capos”, porque ahí huían todos los perseguidos, pasó a ser territorio disputado y está plagada de fosas clandestinas.

Pero con la creación de fuentes de empleo, los empresarios aduaneros se congratulan, porque eso implica dar opciones a la gente.

Ahora bien, todo esto va más allá. Un corredor industrial se crea para que en ellos se ensamblen y empaquen cosas, antes de ser embarcadas, de modo que  lleguen a su destino final casi listas para su venta directa.

Con ello, los costos de producción se podrían reducir hasta en un 60 o 70 por ciento para el consumidor final.

¡Wow! Todo esto se le había negado a México. Los gobiernos anteriores se dedicaron a dejarnos morir dentro de nuestras propias fronteras, teniendo tanto potencial de desarrollo.

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