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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Tras el escándalo de Pemex, se abre otro en la CFE. Eso nos da una idea clara de que la más alta corrupción se desarrollaba en las altas esferas del poder, y que fue en la era panista a la que yo llamo “la docena trágica”, cuando la ambición de la clase política se desbordó al máximo, al grado de que ni siquiera con el regreso del PRI se detuvo.

Hay trascendidos que señalan, por ejemplo, que el ex presidente Vicente Fox Quezada es dueño de gasolineras, todas con prestanombres, quienes están asociados entre sí, pero cuya misión era vender el combustible robado de la refinería de Salamanca, Guanajuato.

Por eso el guanajuatense se desgañita contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, y fue la figura política más activa durante su campaña, en contra de AMLO.

Ahora sabemos lo que realmente quería evitar el Zorro de Guanajuato, el que encabeza procesiones al Cristo Rey de la Montaña. No era su pensión lo que le preocupaba. En realidad, quería evitar a toda costa el triunfo de López Obrador para evitar que se le cayera el negocio del huachicoleo.

A Vicente Fox lo podemos catalogar entonces como el huachicolero mayor de México.

Pero en la Comisión Federal de Electricidad las cosas no son mejor, y ahí todo apunta hacia Felipe Calderón Hinojosa, quien no sólo trabajó para evitar el triunfo de AMLO, sino que incluso postuló a su mujer primero por el PAN y luego como independiente, para hacerse otra vez del poder de la nación, pues sus negocios tienen que ver con el sector energético.

Estos consisten en comprarle electricidad a empresas privadas, sin necesidad de ello, pues la CFE por sí misma producía más de lo que el país necesitaba. Por lo tanto, para poder cumplir sus compromisos con particulares, tanto nacionales como extranjeros, Felipe Calderón maniobró para que la empresa del gobierno produjera menos.

De hecho, por eso Calderón mandó a desaparecer en 2009 la empresa filial de la CFE, Luz y Fuerza del Centro, que distribuía energía eléctrica a la zona central de México (Ciudad de México, a 80 municipios del Estado de México, dos de Morelos, dos de Puebla y cinco de Hidalgo), con el argumento de que era económicamente inviable.

La semana pasada, AMLO acusó a Calderón de haber actuado de manera ventajosa en esto de la CFE, por primero desincorporó parte del sector y posteriormente se fue a trabajar como asesor de una de las empresas beneficiadas.

Calderón negó que haya actuado con alevosía y ventaja, pero aunque lo que hizo no esté tipificado como delito, en realidad sí debiera serlo porque un presidente de la República, tal como dijo AMLO, tiene toda la información de los negocios del Estado a la mano y puede maniobrar en cualquier dirección.

Para no variar, con Enrique Peña Nieto se firmaron contratos leoninos que hunden aún más a la CFE. Desafortunadamente, tienen que ver con Pemex algunos de ellos, pues para operar 7 gasoductos que actualmente están inactivos, Peña Nieto contrató a 3 empresas a las que hay que pagarles algo así como 21 mil millones de dólares por año, y así será a lo largo de 25 años.

En resumen, los mexicanos estamos vendidos hasta los calzones.

Para salvar un poco la situación, y evitar que hasta el año 2040 estemos pagando por servicios caros y malos, pero sobre todo porque la CFE es complemente autosuficiente para producir la energía que necesita el país y a menor precio, López Obrador lanzó ayer una convocatoria a las empresas Carso, IEnova y TransCanada, para que se acerquen a renegociar sus contratos.

Lo más grave es que estas empresas producen electricidad utilizando infraestructura de la CFE, como la presa de El Gallo en Cutzamala de Pinzón, Guerrero, construida sobre el río Cutzamala con fines de riego, pero que terminó siendo una hidroeléctrica, cuyo único fin es producir electricidad para vendérsela al gobierno, sin importarles el deterioro de la actividad agropecuaria de la región.

De ese tamaño es nuestra triste realidad. Nosotros estamos tratando de sobrellevar esta terrible crisis económica, esperando que el cambio de gobierno fuera suficiente. Pero no lo es. La verdad es que el principal problema de este régimen no sólo es la inseguridad, sino la falta de recursos que se tienen por tanto saqueo y deudas y compromisos contraídos por los ex presidentes, quienes no conformes con saquear el país a manos llenas, nos vendieron por anticipado, dejándole a los gobiernos siguientes la única opción de administrar la miseria.

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