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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Por cuarto año consecutivo y prácticamente sin problemas, el gobernador Héctor Astudillo acudió al Congreso local para informar del estado que guarda la administración pública estatal, rubro por rubro.

A diferencia, por ejemplo, del ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, quien modificó este protocolo y solamente enviaba a la sede del Poder Legislativo su informe por escrito, para irse a informar región por región, Astudillo optó desde el inicio por este modelo republicano, presentándose ante los diputados -en su papel de representantes sociales-, para detallar lo que se ha hecho hasta ahora, sobre todo en el último año, lo que no se ha hecho, y los retos que falta por enfrentar.

La seguridad es, sin duda, uno de los principales activos de este año. A diferencia del primero trienio, Astudillo informó ahora de una importante reducción de los niveles de inseguridad, de 22 por ciento, tomando en cuenta la disminución de los homicidios dolosos, que aunque no son los únicos delitos con los que lidia la sociedad, sí son los de mayor impacto dentro y fuera de la entidad, que por su vocación turística fue duramente golpeada al grado de que desde 2010-2011 se retiró el turismo de cruceros, así como el turismo estudiantil de primavera, conocido como los Spring-Brakers.

Hoy, Astudillo hace un esfuerzo real por resolver esta crisis y los resultados están a la vista. Todavía ayer llegó el Norwegian Joy a playas de Acapulco, el tercer crucero de la temporada, con lo cual se alivia sobremanera la sequía de visitantes en los puertos de la entidad, que tras el verano están en receso en espera del periodo de invierno.

Para los detractores del gobierno astudillista, y para nosotros mismos, que siempre estamos viendo el vaso medio vacío, en lugar de verlo medio lleno, esto quizás no signifique mucho. Pero habría que preguntarle a los ciudadanos de a pie, si todo lo que se haga desde un gobierno para mejorar la situación social y económica les perjudica o les beneficia.

Al contrario, Astudillo ha demostrado que es un gobernador trabajador. No se le seca el sudor. Difícilmente se le ha sabido de borracheras y viajes de placer –que los debe tener, claro, porque no es de palo. Pero lo mismo se le ve en los municipios, que en la oficina de gobierno en Acapulco, que atendiendo a funcionarios y ciudadanos en Casa Guerrero, o en reuniones con funcionarios del nuevo gobierno federal.

Aunque se dice que es de pocas pulgas, el gobernador guerrerense es uno de los pocos que se han mostrado caballeros con el presidente de la República. De los primeros en aplaudir, además, el modelo de seguridad de la Guardia Nacional, algo que sabía era urgente y necesario. De hecho, recordemos que su intención desde su llegada al poder en 2015, fue concretar el Mando Único, pero intereses ajenos al bienestar de Guerrero –hay que decirlo-, lo obstaculizaron.

Vamos, aunque el gobierno federal era priísta, ni siquiera se le permitió nombrar a su propio secretario de Seguridad, y dependió durante casi 3 años de los criterios dictados desde el Grupo de Coordinación Guerrero, el modelito que se inventó Miguel Osorio Chong para tener acotados a los gobernadores, y con un secretario que era además general en activo de la Sedena, Pedro Almazán Cervantes, que dejó el estado peor, en medio de una falsa paz, y que a través de su vocero solamente presumía pequeños logros mensuales, que distaban mucho de ser una verdadera búsqueda de la paz en la entidad.

Imposible no recordar eso. Almazán incluso acusó a sus subordinados de ser miembros del crimen organizado, y los despidió sin derechos, sólo porque se rebelaron contra su forma de dirigir la corporación.

Afortunadamente son tiempos de cambio, y aunque se sabe que la Policía Estatal no está en óptimas condiciones, la ruta viene marcada desde la Federación, y al estado únicamente le compete fluir con esta nueva visión.

No olvidar tampoco que “Orden y Paz”, fue la gran promesa de Astudillo durante su campaña.

Tiene aún 2 años para consolidar lo que ya comenzó desde enero pasado. Hacemos votos, por el bien de todos, que eso se cumpla y que el gobierno que comience en 2021 tenga otra historia que contar. Pero, sobre todo, que Astudillo pase a la historia como el gobernador que pudo sacar al estado de sus deshonrosos primeros lugares de todo lo malo.

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