(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Qué alivio representa para todos la entrada en vigor de la ley que prohíbe el uso de plásticos desechables, incluidas las bolsas que nos dan en el supermercado, y que son de un solo uso.
Pensamos que no veríamos una ley de esa naturaleza en México, cuando el fenómeno comenzó a ponerse de moda, siendo Querétaro la primera ciudad en prohibir el uso de desechables plásticos en el país, con miras a ser una ciudad limpia.
Lamentablemente, es en las entidades federativas donde se están haciendo estos esfuerzos, cuando desde la Cámara de Diputados todo intento de esta naturaleza se ha quedado en baúl de las cosas sin importancia.
Tan es así, que en la Ciudad de México apenas en mayo pasado aprobaron una iniciativa similar a la que hoy entra en vigor en Guerrero, pero se pondrá en marcha hasta 2020. Luego entonces, los vecinos de la megápolis no tienen todavía qué preocuparse en comprar sus bolsas de mandado, o sus canastas, como antaño.
Esto es tan difícil de lograr, que incluso en la Ciudad de México la prohibición se hará por partes. Primero, a partir de enero de 2010, se prohibirá el uso de bolsas de bolsas de plástico de un solo uso en establecimientos comerciales. Mientras que la prohibición para usar platos, cubiertos y popotes de plástico entrará en vigor hasta 2021.
En Guerrero, por fortuna, la prohibición es integral a partir de este jueves, según anunció ayer la Secretaría del Medio Ambiente, aunque a decir verdad la ley entró en vigor desde el pasado martes.
Y aunque el diputado Marco Antonio Cabada Arias denunció que la ley entra en vigor sin reglamento, debido a lo cual no será posible imponer sanciones de inmediato, algo es algo.
Según el legislador, la Semaren hizo caso omiso a la petición de que elaborara el reglamento en el tiempo de gracia que se dio a los establecimientos comerciales para hacer la migración de material plástico a material biodegradable; razón por lo cual hasta noviembre se tendrá la reglamentación para sancionar e imponer multas a los que violen la nueva disposición. Pero entre tanto, que sirva este mes para que la gente ensaye su adaptación, sobre todo los negocios de comida, que venden todo en desechables.
Con esta ley, Guerrero ha dado un paso muy importante para la conservación del medio ambiente. Porque además de que se usan plásticos al por mayor, lo cierto es que hay una nula gestión para su recolección y disposición final. De hecho, cuando venimos desde otros estados a la entidad, sabemos que ya estamos en territorio guerrerense por los tiraderos al aire libre, las bolsas, las botellas, los pañales y un sinfín de productos plásticos que la gente tira sin tener conciencia de cuán contaminantes son, cuán nocivos para la conservación de la flora y la fauna terrestre y marítima, y cuánto tardan en desintegrarse, que no biodegradarse; es decir, un plástico nunca se biodegrada, solamente se desintegra y queda en el medio ambiente como micropartículas.
La gente no sabe, por ejemplo, que aun cuando el plástico se desintegre, nunca se asimila al medio ambiente. Y entonces hay partículas de plástico en el aire que respiramos. Incluso se han detectado altas concentraciones de plástico en los peces, por el nivel de contaminación por plástico que hay en los océanos, ríos y lagunas. Al consumir nosotros esas especies, automáticamente también metemos plástico al cuerpo, con las consiguientes alteraciones a la salud pública, incluido el cáncer de todo tipo, especialmente respiratorio, de vías biliares, intestinales y de colon.
Por eso sostengo que la ley ambiental aprobada en marzo pasado es revolucionaria, pues viene a modificar todos los hábitos de consumo que tenemos, y a exigirnos una nueva visión por el medio ambiente y por nuestra salud.
Desde la legislatura federal anterior, el senador David Jiménez Rumbo quiso que el país adoptara una política parecida, pero le fue imposible romper las inercias. Simplemente a los legisladores federales poco les importa que las especies mayores del mar se coman los plásticos pensando que es plancton, y que se hayan hallado tortugas con popotes atravesando sus ojos o bocas, dando un espectáculo apocalíptico, por decir lo menos.
Dependerá de nosotros como ciudadanos si esta ley tiene éxito, o se queda en una mera buena intención. Y para ello las multas y sanciones son urgentes y necesarias.