SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La Costa Grande ya tiene presencia de Covid-19. La noche de ayer martes, la Secretaría de Salud Federal, usando un sistema de información abierto, dio a conocer que, en Guerrero, son 14 los municipios con contagios, entre ellos Coyuca de Benítez, el primer municipio de esta región desde Acapulco.

A la nueva cuenta se agregan con un casoXochihuehuetlán, en la región de La Montaña, donde ya estaba Huamuxtitlán con 2 casos.

Además, se agregan con un caso cada uno, Iguala y Atenango del Río, en la zona Norte

Asimismo, con un caso, Chilapa, Ahuacuotzingo y Quechultenango, en la zona Centro, así como Coyuca de Benítez, en Costa Grande.

Taxco suma ya 3 casos, mientras que Acapulco suma 43 y Chilpancingo 20.

Las defunciones suman 7 en este momento, así como 88 casos positivos que, como ya dijimos, se distribuyen en 14 municipios.

Afortunadamente, la Secretaría de Salud Federal determinó usar el formato de “Datos abiertos”, por lo cual pudimos saber la distribución de los nuevos casos, porque hasta ahorita los costagrandeños seguíamos pensando en que nuestra región estaba libre del padecimiento, y que solamente la Costa Chica, por el lado de San Marcos, estaba afectada, hablando de los municipios costeros.

La sorpresa de este martes es que la Costa Grande ya tiene presencia del virus y que también avanza el Covid por la zona Norte.

Una vez que se supo del caso de Cocula, de una mujer de avanzada edad proveniente de Chicago, ahora sabemos que Iguala ya tiene un caso, así como Atenango del Río.

En la Zona Centro, además de Chilpancingo y Tixtla, se suman Chilapa, Quechultenango y Ahuacotzingo.

Y, en La Montaña, además de Huamuxtitlán, se suma Xochihuehuetlán.

Ahora mal, esto no lo sabíamos los ciudadanos, aunque tal vez sí lo sepan los alcaldes, y debido a ello están tomando precauciones extremas de sus pueblos.

En Teloloapan, por ejemplo, cerraron todo contacto con el resto de los municipios, y únicamente entra la gente local, así como también permiten el paso de los de Tierra Caliente, porque hasta el momento en aquella región no se tiene ningún caso, afortunadamente, y los alcaldes cerraron desde hace dos semanas sus municipios, al grado de que ni siquiera entre pueblos puede andar la gente, mucho menos reciben gente de fuera, o migrantes, pues las líneas de autobuses fueron suspendidas.

Ayer decíamos que se debatía si era necesario cerrar la conexión entre la Costa Grande y el estado de Michoacán, pero por lo visto nos estamos cuidando de los vecinos, cuando ya lo tenemos de este lado.

Era natural que el Covid 19 avanzara por Acapulco, que es el municipio con más casos diagnosticados. No estamos hablando de casos reales, porque recuerden que se habla de que hay un subregistro de entre 10 y 12 personas por cada caso comprobado por pruebas de laboratorio. Entonces en Acapulco de plano estaríamos hablando de unos 400 o 500 casos.

Y dado que las costas tienen un amplio trasiego de personas con el puerto de Acapulco, este municipio es el foco de infección natural en la zona costera.

Por el bien de todos, apelamos a que la información no se nos oculte. ¿O como para cuándo nos iban a informar del avance del Covid?

Afortunadamente el gobierno federal, que hizo el compromiso de hablar con la verdad, nos está corrigiendo la página. Y ahora sabemos que no son 80 casos, como se informó ayer al mediodía, sino 88. Y que además hay 6 nuevos municipios con registros de Covid.

La información es vida. Y nos permitirá tomar las precauciones, tanto a nivel comunitario como gubernamental. Lo que procede es ocuparnos, no tanto preocuparnos. Y aunque sabemos que una pandemia difícilmente se detiene, sobre todo ésta que es de tipo viral y respiratorio, lo que buscamos es que sean los menos los casos, y menos los muertos.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Conviene revisar, amable lector, el modelo de control que se impuso no sólo en los municipios de la Tierra Caliente, Costa Chica, y algunos de la Costa Grande, Zona Centro y la Montaña.

El cierre total de las cabeceras municipales, por ejemplo, en una fase que no lo amerita pues no estamos ante contagios masivos aún (estos van a venir, cierto, pero dentro de dos o tres semanas), es parte de un desgaste que a la larga traerá consecuencias económicas fuetes para las regiones, pues lo poco que aún está funcionando y que puede seguir operando, lo están cerrando antes de tiempo.

En Tierra Caliente, por ejemplo, cada municipio se encerró desde hace dos semanas. Nadie entra ni sale de sus fronteras. Los propios vecinos que trabajan en otros municipios deben quedarse en un solo lugar. Y a estas alturas las líneas de camiones que conectan hacia México y Morelia, y otros puntos de la entidad, están cerradas.

Esas cuarentenas son tan duras, que, por ejemplo, ni siquiera a nuestra propia gente estamos recibiendo, por temor a ser contagiados.

¿Qué era prudente hacer y qué no, atendiendo las fases epidemiológicas de la enfermedad?

Revisando la opinión de epidemiólogos, acerca de este tipo de cuarentenas totales, como la que hizo el gobierno chino en Wuhan, epicentro de la pandemia de este nuevo coronavirus, se deduce que se decretan cuando se tiene algún contagio, y es para que ese brote se contenga en la zona en que surgió. Esa es la lógica.

Lo hacen para el control del dengue, por ejemplo. Donde se detecta un caso, de inmediato se debe fumigar dentro y fuera de las cosas y vigilar varias cuadras a la redonda. Si hay más, ya se considera brote y se fumiga todo el pueblo. Pero lo que se ataca es el foco de un posible brote epidémico.

En China, Wuhan fue cuarentenado, precisamente para que la enfermedad se concentrara en esa región, sin llegar a Shangai y otras ciudades importantes de ese país, pues habría sido un verdadero desastre para China que sus centros financieros se contagiaran.

De ahí que se diga que en Wuhan murieron alrededor de 60 mil personas y no 4 mil, como reporta el gobierno chino, porque de algún modo se les encerró, evitando entradas y salidas, para no dispersar el virus.

Incluso los cuerpos de los muertos fueron incinerados, y pasada la pandemia les entregaron las cenizas a los familiares, para que las fueran a llevar al panteón.

Podemos decir que China cerró Wuhan para sacrificar a esa zona, y salvar a otras. Aunque, a decir verdad, una vez que China ocultó de esta nueva cepa de coronavirus, justo en el marco de las fiestas de año nuevo en occidente, permitió el libre tránsito de personas, y el confinamiento de Wuhan lo decretó hasta mediados de enero. Fue así que el virus se dispersó en cuestión de un mes por todos los continentes, hasta la historia que hoy estamos contando.

En Guerrero, sin embargo, se están cuarentenando zonas libres, pero se les está dejando sin cuarentenar a las zonas afectadas. Posiblemente ciudades como Acapulco y Chilpancingo no puedan cuarentenarse, pero sí pueblos chicos como Cocula y Taxco, Tixtla y Huamuxtitlán.

Todo lo contrario, todo está en santa paz en esos lugares, aunque el alcalde de Cocula ha pedido que se vigile su municipio, porque siguen llegando migrantes y ya se tiene el caso de una mujer que llegó de Chicago con la enfermedad, razón por lo cual 20 de sus parientes y amigos estaban bajo observación.

Los gobiernos municipales están tomando por su cuenta estas acciones de protección, aunque los que deben dictar todo lo relacionado con la pandemia son la Secretaría de Salud federal y estatal. Ya se cansaron de reuniones y reuniones con los jefes jurisdiccionales.

Cada quien anda toreando la ola como puede, por falta de información, por presión social, y también por que la gente no está acatando del todo la sana distancia. Incluso por temor al contagio.

Pero, además, porque los alcaldes saben que se tienen servicios de salud muy deficientes en las regiones del estado, donde ni los hospitales generales están debidamente equipados para atender casos graves.

Se informó ayer de la intención de cerrar la frontera con Michoacán por este lado de la Costa Grande, para mantener a Zihuatanejo libre de contagios. La idea es buena, aunque los que sufren son los de las comunidades, que dependen de las cabeceras municipales. Además, aunque se impida el paso de vehículos, generalmente se permite el paso de personas, y son las personas las que tienen el virus, no los coches. Entonces, ¿Cómo para qué cerrar?

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, parece que va perdiendo adeptos entre los mexicanos, quienes ante la crisis económica y la pandemia de Covid-19, están buscando en quien volcar la frustración y el miedo.

Según la encuesta Mitovsky, en la última semana por primera vez desde que AMLO tomó posesión, son más los que no respaldan su gestión, que los que sí la respaldan.

De hecho, el desgaste político de AMLO ha sido paulatino y se ha venido reflejando en las encuestas, con algunos picos de popularidad, merced a algunas decisiones tomadas.

Pero en realidad, han sido 15 meses de desgaste, que vino a acelerar la crisis por el Covid-19, sobre todo a raíz del decreto de cuarentena para evitar los contagios masivos, y sobre todo debido a que no se dieron opciones para levantar la economía ni garantizar el soporte de los empleos.

Y es que, pese a que el presidente y su secretaria del Trabajo recurrentemente amagan a las empresas que despidan trabajadores, jamás podrán controlar a los micro y pequeños empresarios que no están agremiados a ningún sindicato empresarial, sino que están por su cuenta y que, según cálculos de economistas, suman unos 300 mil, pero que generan hasta 6 de cada 10 empleos, mal pagados si se quiere, pero seguros.

Además de que hay 15 millones de mexicanos en la economía informal, que en este momento están en su casa cuarentenados, para cumplir con el “Quédate en casa”.

Lo cierto es que la realidad de México se impone. Somos una economía tercermundista, diezmada por tantos años de acaparamiento de riquezas, con una banca usurera, con megaempresas trasnacionales que, aunque generan pocos empleos, sí generan ingresos por pago de impuestos y, sobre todo, por divisas. Pero son los menos. La mayoría de las empresas del país están en la lona, y el Covid vino a darles un empujón hacia la quiebra.

La incertidumbre que la gente tiene no es tanto al Covid que, cierto, es algo que provoca miedo. Pero, como la misma gente lo dice, más miedo les da quedarse sin comer, sin ingresos para pagar los servicios de su hogar, la renta, etcétera.

Todo esto ha sembrado desaliento, sobre todo porque nos hemos dado cuenta que el gobierno federal, ni los gobiernos estatales, tienen un plan de rescate económico.

Ayer, en un mensaje a la nación, el presidente nos felicitó por nuestro esfuerzo de parar actividades. Señaló que lo primero es rescatar vidas y después hablamos.

Pero tanto él como sus empleados del sector financiero, han dicho que no habrá rescate económico, sino que solamente se apoyará a los más pobres, siguiendo con la lógica de su proyecto de gobierno, que no cambió ni por el Covid-19.

Antes de esto, ese sector de “empresarios” -si es que se les puede llamar así-, que por años han luchado para mantener sus negocitos en pie, eran aliados naturales de AMLO y su proyecto de la 4 Transformación. Hoy, no se sabe.

El presidente, en realidad, sólo está escuchando a los grandes empresarios, a los que están aglutinados en sindicatos empresariales como la Coparmex, el Consejo Coordinador Empresarial, y hasta ha buscado el respaldo del grupo de Hombres de Negocios. Pero no ha escuchado a los miles de mexicanos que no tiene esa categoría, que no viajan al extranjero, que no tienen ahorros pero sí deudas; los que ganan lo gastan en el mercado local, fortaleciendo la economía de los pueblos y ciudades donde están.

Y a menos que el presidente cambie, que deje de sentirse atacado y presente una esperanza para este sector empresarial, tan necesario para México, lamentablemente la gente se irá alejando de su proyecto.

Podrán decir lo que quieran, pero a la gente se le puede pedir todo tipo de sacrificios, menos tocarle en el hambre. Imaginen a toda esta gente que votó por un cambio, gente harta de la corrupción, pero que ahora ven que está sola, sin idea de cómo reiniciar tras la pandemia, porque se les considera ricos.

Esta gente ni siquiera pide regalado, sólo que les den acceso a créditos blandos, a través de la banca de desarrollo. Piden que, por primera vez en la historia de este país, funcione la Secretaría de Economía y el Fonaes. No quieren créditos “a la palabra” de 25 mil pesos, que ni para el recibo de luz alcanzará (una fábrica de hielo, por ejemplo, paga más de eso en energía eléctrica), sino líneas de crédito mayores, a plazos razonables, para que les permita reiniciar. Es decir, piden dinero que van a devolver. ¿Dónde está lo malo en todo eso?

Según Mitovsky, en los últimos 10 meses, el presidente pasó de 62 por ciento de aprobación, al 46.5. Y eso que todavía no llega la tercera fase de la pandemia, ni se conocen a ciencia cierta los estragos de la crisis.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

A pesar del apocalipsis económico que está apenas comenzando en todo el mundo, México incluido, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no cambiará de idea, y continuará con su plan de rescate económico que es, a todas luces, insuficiente y deficiente, pues no incluye la obligatoria “protección del empleo”, que de por sí es endeble en este país.

Senadores y diputados, que antes pedían apoyos para personas y empresas en el pago de servicios, a fin de que se suspendan los cobros mientras se retorna a la normalidad, ya recularon y anunciaron que apoyarán la opción planteada por el presidente desde el domingo, y que consiste básicamente en ampliar los apoyos a las clases desprotegidas, adelantar becas de apoyo a algunos sectores, como el de los pescadores, que reciben 7 mil 200 pesos cada uno, y ampliar también los programas sociales que se diseñaron bajo un concepto de empleo temporal, como el de Sembrando Vida y el de Jóvenes Construyendo el Futuro.

Además, va por el reparto de 25 mil millones de pesos en micro créditos, hasta sumar 2 millones de ellos, dirigidos a personas que están en la economía formal, mientras que para los que se desempeñan en la economía informal, tiene el programa de tandas.

Todo eso es bueno en épocas normales, pero no para un periodo de prueba como el actual, donde las naciones serán conmovidas desde sus cimientos, y en donde la infraestructura productiva colapsará irremediablemente sino se le apoya.

Pero lo triste del cuento es que ahora el presidente se goza de que los barones del dinero, como Carlos Slim y sus cuates del club de Forbes, le apoyen sus decisiones, y estén dispuestos incluso a no despedir empleados.

El presidente está hablando del 1 por ciento de los empresarios de este país, de los súper millonarios que tienen su dinero en paraísos fiscales, no en México. A nuestro país sólo lo usan para engrandecer sus emporios.

¿Pero qué sucede con el otro 90 por ciento de empresas, que son las que generan 3 de cada 4 empleos?

Para darnos una de lo que estamos hablando, les comento que la Organización Mundial del Trabajo (OIT) emitió ayer un comunicado bastante duro, en el que advierte a los gobiernos del planeta que si no toman decisiones adecuadas y rápido, lo que viene es hambruna y pobreza extrema, que será imposible paliar con los recursos del Estado, que además provienen de la planta productiva.

La única opción que plantea la OIT es “proteger el empleo”.

“Se necesitan medidas políticas integradas a gran escala, que se centren en cuatro pilares: apoyar a las empresas, el empleo y los ingresos; estimulando la economía y el empleo; proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo; y, utilizando el diálogo social entre el gobierno, los trabajadores y los empleadores para encontrar soluciones”, dice el estudio de la OIT.

Pero eso es precisamente lo que está olvidando el gobierno de México, concretamente el presidente, cuando se enfoca en los “más necesitados”, pero desprotege a los que generan empleos. Lo que sigue es la quiebra masiva de empresas, y eso ya se está advirtiendo por todos lados.

Según el nuevo estudio de la OIT, 1,250 millones de trabajadores en el mundo están empleados en los sectores identificados como de “alto riesgo” de aumentos drásticos y devastadores en los despidos y reducciones en los salarios y las horas de trabajo.

Agrega: “Muchos están en trabajos mal pagados y poco calificados, donde una pérdida repentina de ingresos es devastadora”.

Y éste es el punto, que el inquilino del Palacio Nacional parece no ver. La OIT está reconociendo que, en América, 43 por ciento de los empleos están en esa situación, pues dependen de empresas que van al día, que tienen deudas, que carecen de ahorros y otros activos, y en las que un paro repentino como el que se ha decretado, automáticamente las aniquila.

No vemos gran ciencia en esto, es cuestión de simple lógica.

Pese a ello, el plan de rescate para México, no contempla a la micro, pequeña y mediana empresa. Y ahora nuestro presidente, en lugar de hablar con los que como él desea viven en la justa medianía, se entiende con Slim y sus muchachos. Se ufana de que están de acuerdo con su proyecto económico para restaurar la economía del país.

No se da cuenta el presidente que los mega-ricos quieren precisamente eso: la quiebra del país, porque eso les dará la razón a los adversarios del presidente.

¿Qué es más vulnerable que un país pobre? Lo paradógico del asunto, es que el presidente está ofreciendo más becas a los “grupos vulnerables”, pero becas que paga con dinero que los pequeños contribuyentes.

¿No es una locura dejarlos morir solos?

Falta por ver qué harán los gobernadores, que parece se están lavando las manos de tan terrible problema económico que están por enfrentar, y sólo le darán seguimiento al plan del presidente AMLO. Es decir, le están dejando todo el paquete a la Federación, porque saben que cuando esté acá abajo la lloradera de la gente porque no tiene ingresos, todos voltearemos al Palacio Nacional, a Morena y a sus diputados y senadores, a sus líderes partidistas.

Y, ojo, mucho ojo: hay elecciones en puerta; y el caos económico es el mejor aliado de los políticos.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Winston Churchill: “Muchos miran al empresario como el lobo que se debe abatir, otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar, pero muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro”.

Tremenda frase de uno de los genios ingleses de la Segunda Guerra Mundial, que supo ver en los empresarios de Inglaterra la catapulta que necesitaba su país para levantarse, después de la ominosa conflagración mundial que dejó a Europa y a Asia diezmadas.

Pero esto no aplica en este México desolado, parafraseando a Olga Wornat. La sociedad nos ve como el lobo al que hay que cazar. El gobierno como la vaca a la que hay que ordeñar, y pocos nos ven como la solución real de este país saqueado y destruido por propios y ajenos.

Para los empresarios, no hay nada, aunque sostenemos 9 de cada 10 empleos y aunque contribuimos en casi 60 por ciento del Producto Interno Bruto. ¿No es esa razón suficiente para que el gobierno federal se decida por proteger al empleo, cuidando a las empresas? No es al revés. No es sólo darle el dinero a la gente, de manera limitada y temporal, pero dejando solos a los que generan los empleos, con la idea de que somos ricos. Si se puede ayudar a la gente, excelente. Pero no a costa de cerrar negocios para que, ahora sí, todos seamos dependientes de la mano generosa del Estado.

Habría que recordarles a los de Morena, y al señor presidente de la República, que este país sólo tiene un rico que aparece cada año en las listas de Forbes, el hombre con el que él se reúne y que le aportó recientemente 1 millón de pesos para combatir el Covid. Ese hombre, llamado Carlos Slim, privilegiado por el Salinato con la venta a precio de ganga de la compañía telefónica nacional, posiblemente está ahorita en alguna isla, como otros mega-ricos del mundo, esperando que pase la pandemia del Covid-19.

Mientras tanto, los micro, pequeños y medianos empresarios de México, los negocios que sí hacemos patria, y que ha sido gracias a nosotros que este país no se ha ido al carajo, aquí estamos, codo con codo con los nuestros, luchando por no cerrar, por mantener los empleos, porque para nosotros los empleados no son una cifra más, sino personas y familias de carne y hueso. Estamos tronándonos los dedos. ¿Qué pasará con nosotros después de la pandemia? ¿Volverá todo a la normalidad?

Somos los que pagamos impuestos, sí o sí. Somos los que generamos empleos y pagamos la nómina, aunque para ello pidamos prestado. Somos los que hemos enfrentado esos 30 o 40 años de neoliberalismo de los que habla el presidente de la República, somos el resultado de una política injusta del reparto de la riqueza, y la línea de contención de la corrupción.

Somos los que, a pesar de las crisis recurrentes, los rescates económicos para los poderosos, como bancos, dueños de carreteras, ferrocarriles e industriales transnacionales, le apostamos a México. Hemos soportado que nos vean como la vaca que da leche, pagando impuesto tras impuesto, cuotas del IMSS. La última estocada fue la imposición del IEPS a las gasolinas, llamado “gasolinazo”, trancazo que nos dejó tan atarantados en 2017, que todavía no podemos levantarnos, mientras que se nos cierran los bancos, y hasta las instituciones del gobierno, que ofrecen líneas crediticias sólo para los cuates.

Los micro, pequeños y medianos empresarios de México, como decía Churchill, somos el caballo que jala la carreta. Sin sus empresarios, México no sería el país de hoy. Lamentablemente, ahora que el presidente presentó su plan de rescate económico, por la recesión que provocará el cierre de negocios y la cuarentena de personas, la micro, pequeña y mediana empresa se quedó fuera. El presidente dice que no nos apoya, porque somos ricos, que él va a proteger a los pobres. Sólo ofrece micro-créditos, de 25 mil pesos cada uno, que -la mera verdad- no resuelven ni una semana de actividades.

Y entonces, matando al caballo que jala la carreta, todos nos subiremos a la carreta, que estará estacionada porque no habrá caballo que la haga andar.

Lo que sigue es que todos nos iremos a pedir apoyos sociales. Pero lamentablemente, los empresarios somos gente madura, que ya no calificamos para el programa de Jóvenes transformando el futuro. Pero tampoco para el de adultos mayores. Mucho menos para los de Sembrando vida, porque no tenemos tierra ni en las uñas. ¿Qué haremos? Tampoco nos podemos ir a Estados Unidos, porque allá hay 12 millones de desempleados, y se espera que la pérdida de empleos llegue al 30 por ciento.

Si se piensa que montar un negocio es fácil, se equivoca cualquiera que así lo crea. Se necesita, primero, perder el miedo a perder. Se necesita fe en uno mismo y en los demás. Se necesita tolerancia hacia las desigualdades e injusticias, que privilegian como siempre a los que más tienen. Se necesitan agallas, resilencia, resistencia a la quiebra, a la derrota.

El presidente dice que protegerá a los más vulnerables. Gracias a Dios, los vulnerables lo tienen a él, y gracias a Dios él tiene a la mano el dinero que nosotros pagamos vía impuestos. Les ayuda con nuestro dinero, no con el propio. Se le olvida que el Estado no produce dinero.

¿Matará AMLO al caballo que jala la carreta? Todo indica que así será. Y, con todo, presume que su plan de rescate económico será “modelo” en el mundo.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El modelo de rescate económico que anunció ayer el presidente López Obrador, no es -con mucho- el que los empresarios de este país esperaban.

Los sindicatos empresariales han pedido auxilio ante la crisis, que es real, pero que está golpeando a los sectores pobres del país. Y no me refiero a la gente, a los desempeñados, a los que carecen de todo, sino a la empresa micro, pequeña y mediana, que es muy extensa en todo el país, y que genera el mayor número de empleos; empleos que, aunque son insuficientes y si se quiere mal pagados, son seguros y están cerca de la gente. Son empleos que están disponibles en sus pueblos y comunidades, pues este tipo de negocios no anda buscando los nichos comerciales y de servicios, ni las comodidades de las ciudades, sino que sus dueños están dispuestos a sufrirla junto con la gente, y además no compran nada fuera, salvo lo indispensable para hacer funcionar sus negocios, pues todos sus ingresos los gastan en lo local, ingresos que vuelven a circular en municipios y regiones. Esto es fortalecer la economía local, por cierto. Y en momentos como estos, esto es hacer patria.

Este tipo de negocios son los que por su nivel de ingresos no tienen garantizado sobrevivir a la crisis por el Covid-19, que como ya hemos dicho en este espacio, no es sólo un problema de salud pública, sino sobre todo un problema económico, que hará que todas las naciones del mundo retrocedan y empobrezcan, porque por evitar la expansión del virus, paralizaron sus actividades productivas y comerciales.

Por eso el presidente enfocará el plan de rescate económico en este sector, algo en lo que está de acuerdo un reducido sector del mundillo empresarial, pues el resto, decíamos, aunque está pidiendo apoyos para paliar el cierre, se olvidan que son ellos los que están debilitando la economía nacional, al sacar sus millones para ingresarlos en dólares a bancos estadounidenses.

Y para muestra, Hacienda ha informado que el saqueo de divisas en el primer trimestre de este año es tan grave, que triplica la afluencia de inversión extranjera del año pasado.

Es decir, que los ricos de México ya sacaron en este primer trimestre del año, el triple de dinero que llegó al país vía inversiones el año pasado. ¿Qué tal? ¿Así o más patriotas los ricachones?

Por eso el presidente dijo que no repetirá el modelo de rescate financiero del Fobaproa, en la época de Zedillo, que endeudó al país y acabó por enriquecer más a los que sacaron sus arcas para asegurarlas fuera.

Los empresarios tienen razón cuando señalan que ante la magnitud de esta crisis, que no sólo será para México, sino que se enseñoreará en todo el mundo, y que podría ser 3 veces mayor a la gran depresión de 1929, es urgente e imprescindible la intervención del Estado.

Pero se entiende que lo que piden es que el país recurra al endeudamiento, que ha sido sistemático en los gobiernos anteriores, y aunque el pago de deuda nos absorba casi la mitad del Producto Interno Bruto, dejándonos muy poco margen de acción para crecer.

Los grandes empresarios desearían la inyección masiva de dinero, pero para la cúpula, y que sean los pobres lo que pierdan de nuevo. De hecho, ha trascendido que los técnicos economistas están espantados, pues se pretende dejar fuera del plan de rescate a las grandes empresas, y enfocarse en los pequeños negocios, vía micro-créditos.

Incluso ya alguien escribió por ahí que el primero en oponerse es el titular de Hacienda, Arturo Herrera, y que por lo tanto su cabeza está a punto de rodar.

Pero el presidente piensa distinto. Ayer ratificó que no se aumentará la deuda pública y tampoco habrá nuevos impuestos; que siguen sus proyectos de infraestructura y anunció un nuevo recorte de salarios y hasta aguinaldos de altos funcionarios.

¿Qué tal? Veremos cómo reaccionan este lunes Tirios y Troyanos, y cómo lo tomarán los gobernadores, que también esperan apoyos para resolver sus problemas locales.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El Covid-19 avanza en el estado, y está ya presente en 5 municipios, con 21 casos confirmados, de acuerdo con lo que el secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos, anunció ayer jueves por la mañana, apenas unas horas después de que el gobernador Héctor Astudillo Flores decretó el cierre de las playas de la entidad.

De hecho, habría sido por el caso registrado en San Marcos, el municipio de entrada a la región de la Costa Chica, así como el incremento de casos en Acapulco, que el gobernador determinó cerrar las playas de la entidad, por recomendación del gobierno federal, y como un acto de corresponsabilidad del gobierno estatal.

Falta ver qué harán los gobiernos municipales para garantizar que esta disposición se cumpla; pero, sobre todo, para que el plan de emergencia nacional no aborte en el ámbito municipal, donde el control de comercios de todo tipo recae precisamente en los ayuntamientos.

En este momento, sólo faltan las regiones de Costa Grande y de Tierra Caliente por registrar casos, pues ya se tienen en Acapulco, Chilpancingo (Zona Centro); Tixtla (Montaña); Taxco (Zona Norte) y San Marcos (Costa Chica).

La decisión del gobernador para cerrar playas es algo muy doloroso, pues de acuerdo con líderes de comerciantes, eso deja a unas 100 mil familias que viven de los servicios turísticos, sin opciones de ingresos durante todo el mes de abril. Y esto, si es que se consigue bajar la curva de contagios y evitar que la Fase 3 nos pegue como sucede en Estados Unidos, donde ya se tienen cerca de 200 mil casos y tan sólo ayer murieron 1179 personas.

Además, el gobierno de Estados Unidos reconoce la pérdida de 6.6 millones de empleos por el cierre de negocios. Por lo menos ese país prepara un multimillonario paquete de apoyo para levantar su economía, algo que en México no va a suceder, al menos no en esa proporción.

Los empresarios de la micro, pequeña y mediana empresa están dando voces de auxilio, pero será hasta el domingo que el presidente Andrés Manuel López Obrador anuncie el plan de rescate económico de su gobierno, aunque en definitiva ha dicho que no rescatará a los empresarios, que se tienen que pagar impuestos y hacer las declaraciones anuales, pues precisamente de ello se tomarán recursos para hacer frente a la pandemia.

Volviendo al tema, el Covid en Guerrero avanza inexorablemente y aunque éramos de las entidades con menos casos, de miércoles para jueves se sumaron 5, incluido el de San Marcos, que se integra a los municipios con casos confirmados.

Es una pena que eso suceda para una región que junto con la Montaña constituyen las dos más pobres del estado de Guerrero, que a su vez es de los dos estados más pobres del país, junto con Oaxaca.

Recordemos que Costa Chica acusa un severo rezago en su desarrollo, porque durante muchos años formaba parte de Acapulco como región económica, y las inversiones y servicios eran absorbidos por el puerto, dejando a los 15 municipios costachiquenses como meros proveedores de diversos productos. Además, esa región carece de un polo de desarrollo como lo tenemos en la Costa Grande, en Zihuatanejo.

Poco a poco esa zona se ha ido vistiendo de servicios, pero el de salud y educación es uno de los más deficientes. Leíamos, por ejemplo, que en el hospital de Ometepec se tienen dos ventiladores para ayudar a las personas que padecen insuficiencia respiratoria, pero los dos están descompuestos.

En general, la Costa Chica depende casi en todo de Acapulco, y por eso la fuerte movilidad entre ambas regiones. No es de extrañar, entonces, que el contagio haya seguido la ruta hacia San Marcos, municipio colindante con Acapulco, pues el puerto es en este momento el municipio más afectado.

Le añadimos que la Costa Chica es zona de paso de migrantes, y tiene una amplia interacción con la costa de Oaxaca, donde también ya se tienen casos registrados.

Y aunque todas las zonas son vulnerables, decíamos que la Costa Chica y la Montaña lo son sobremanera, y donde el gobierno estatal y los gobiernos municipales deberán ser muy estrictos en el cumplimiento de las reglas de control.

El Covid-19, que hace unas semanas veíamos como algo lejano, ya está a la puerta. La orden sigue siendo “quédate en casa”.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Porque las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMEs) y sus trabajadores, así como los empresarios y trabajadores por cuenta propia son los más afectados por los impactos del Covid-19 a la economía de los países, la International Chamber of Commerce (ICC) Mundial y su capítulo México, hacen un llamado a gobiernos y organizaciones de la sociedad civil para adoptar acciones de coordinación y cooperación con el propósito de “Salvar a nuestras MIPYMEs”.

Exponen que el objetivo inmediato de todos los esfuerzos de estímulo, deben asegurar que el dinero fluya rápidamente hacia la economía real y, en particular, a los más vulnerables a las perturbaciones económicas causadas por el Covid-19 y asegurar que los países en desarrollo reciban asistencia adecuada, expresó la organización que representa a más de 45 millones de empresas en el mundo.

A su vez, la Coparmex Ciudad de México respalda el llamado de cooperación para preservar la salud y el empleo de los habitantes no sólo de la ciudad capital, sino de todo el país.

Para ello, considera indispensable aplicar medidas de mayor calado en favor de las empresas, especialmente las micro, pequeñas y medianas (MIPYMES), pues sólo de esta manera se podrá brindar protección al empleo de los trabajadores.

Y tienen harta razón, pues tan sólo en la Ciudad de México, 118 mil patrones registrados ante el IMSS generan más de 3 millones 400 mil empleos.

En comparación, la crisis sanitaria por la influenza H1N1 de 2009, provocó la pérdida de 4.1 por ciento de los empleos permanentes en el sector formal. Hoy dicha cifra equivaldría a 123,748 personas. En la actualidad, considerando la profundidad y el tiempo de la emergencia sanitaria prevista por el Covid-19 dicha cifra podría multiplicarse varias veces, señalan los empresarios.

De ahí la importancia de medidas concretas que permitan la sobrevivencia del tejido empresarial y con ello proteger el empleo.

Reconocen los sindicatos patronales que el gobierno está tomando las medidas correctas para evitar la expansión del Covid 19, pero también han hecho propuestas para proteger a los que generan empleo en este país.

Su propuesta incluye que se inyecte dinero a la planta productiva, comercial y de servicios, y no solamente a los programas sociales.

“El sector empresarial busca asegurar la liquidez al mercado interno, de entre las que destacamos: la reformulación del presupuesto público para reorientar recursos que permitan enfrentar la crisis y esquemas fiscales como el diferimiento del pago en impuestos”, piden.

Pero eso no sucederá, porque ayer venció el plazo para la presentación de la declaración anual, y esta semana el SAT comenzó a requerir pagos de impuestos atrasados, y en breve insistirá en el pago del Impuesto Sobre la Renta.

Nadie está escuchando a los empresarios, sobre todo a los más desprotegidos. Los grandes consorcios se están dando el lujo de donar dinero y de sostener a sus trabajadores, pero gracias a que tienen años medrando con nuestros recursos.

En Guerrero, por ejemplo, el gobernador decretó anoche el cierre de playas en la entidad, aunque ya de por sí el periodo vacacional está abortado y el sector turístico -del cual vive mayoritariamente la entidad- está en franca quiebra.

En un llamado a la unidad que hizo ayer mediante un mensaje en redes sociales, el mandatario dijo que el Covid 19 es ya un asunto de seguridad nacional, y pidió a los guerrerenses unidad para pasar esta prueba.

Por su parte, el secretario de Turismo, Ernesto Rodríguez Escalona, señaló que, hasta el momento, se han cancelado 3 vuelos nacionales hacia Acapulco y los vuelos de Houston y Dallas, además de que todas las líneas aéreas han bajado su frecuencia de viajes, lo mismo que en Zihuatanejo, donde han sido cancelados 18 vuelos internacionales y 2 nacionales.

De manera específica, el funcionario estatal indicó que fue cancelado el arribo de los cruceros MS Europa y CV Cis, programados para este mes de abril, y que de acuerdo con autoridades sanitarias estatales y del país, no se autorizó el arribo y el desembarque de pasajeros a Acapulco del crucero Celebrity.

Y sin turistas, pues no hay turismo. Hoy más que nunca urge atender no sólo los asuntos de salud, sino también los asuntos económicos y de seguridad. La estrategia debe fluir por estas tres vertientes; de lo contrario, cuando pase la emergencia, estaremos contando una triste historia.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores, resultó negativo a Covid-19, a Dios gracias. Él mismo lo informó en sus redes sociales este martes, y anunció que la prueba que le practicaron resultó negativa. Acto seguido, participó en una teleconferencia con funcionarios del gobierno federal para revisar la estrategia de control de la pandemia por el coronavirus de Wuhan.

Y es que, lamentablemente para los gobernantes de todos los niveles, no son tiempos de descanso, ni de esconderse, sino de dar la cara. Este país se caería a pedazos, si hubiera vacíos de poder, tanto en el nivel federal como en las entidades federativas.

Si de por sí se muestra una grave descoordinación entre autoridades federales, estatales y municipales -que afortunadamente esta semana comenzó a resolverse- no imaginamos los escenarios con el presidente metido en su oficina por temor al contagio, o a los gobernadores.

A la fecha, tres mandatarios estatales han dado positivo al Covid-19, entre ellos el de Tabasco, el de Hidalgo y el de Querétaro, en razón de sus actividades.

Por lo tanto, valga esta entrega para pedir que, durante el mes de abril, periodo en el que se está desmovilizando a la nación, en lo que respecta a los sectores prioritarios, el presidente y los gobernadores guarden también sus precauciones, porque se estima que será el periodo de mayor contagio.

Basta de jugar a la ruleta rusa, porque ni siquiera podemos imaginar un escenario en el que falte el presidente de la República, o alguno de los gobernadores, pues constitucionalmente se tendría que nombrar a mandatarios interinos, en medio del caos por la pandemia, y lo más seguro es que se cuele la mano negra aprovechando la ausencia de los liderazgos formales.

Como dijo el presidente AMLO, no hay vacíos, sino que en política y en general en todos los órdenes de la vida, estos se llenan irremediablemente, con lo que se tenga a la mano.

No cabe duda que los adversarios de la 4 Transformación desearían un escenario así. Aunque ayer el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, el último de los panistas que aún está en el frente de batalla, golpeteando mediante sus redes sociales al régimen lópezobradorista, hizo ayer una especie de mea culpa y pactó con el presidente una tregua para dejar la intriga y la riña, y abonar a la unidad de la nación; aunque eso sucedió ayer, decíamos, nadie confía en “Borolas”, sencillamente porque ha demostrado cuán sinvergüenza es.

Incluso ayer ofreció su experiencia en materia de pandemias, porque a él le tocó lidiar con la influenza porcina, la AH1N1, pero se le olvidó decir que lo primero que hizo fue pedir un préstamo millonario para hacerle frente a ese emergencia, deuda que heredó a su sucesor, y que en los hechos no se vieron sus acciones preventivas, pues por lo menos en Guerrero lo único que se repartió fueron escobas y trapeadores a las escuelas, así como gel antibacterial.

Además, recordemos que, aunque el entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Abrard Casaubón (hoy canciller de la República), acató las medidas de cuarentenar a la ciudad capital, su vecino el Estado de México no hizo gran cosa.

En aquellos días, las playas de Guerrero estaban a reventar, y sólo se nos daba gel en los restaurante y hoteles.

Es decir, nada parecido a lo que ahora se está viviendo y Calderón no tiene gran cosa que aportar, salvo aprovechar la ola de la pandemia para montarse en ella, y venderse ahora como un estadista, que nunca lo fue.

¿Pero cómo fue que Calderón reculó e hizo las paces con AMLO? Pues porque se dio un resbalón, cuando publicó en sus redes sociales que el presidente se había reunido con Aureliano García Loera, hermano del ex jefe del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Lorea, alias El Chapo Guzmán, durante su gira de trabajo por esa entidad.

Fue la esposa de AMLO la que se encargó de desmentirlo, evidenciándolo como un vil mitómano.

Entonces, Calderón bajó humildemente la cabeza y dijo que está dispuesto a tomarle la palabra al presidente, quien ayer dijo que es momento de dejar la diatriba y la crítica para abonarle a la unidad.

Increíble que Felipe siga tan campante, cuando el que fue su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, está preso en Nueva York, en espera de su juicio como cómplice precisamente del Chapo Guzmán.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Está declarada la emergencia por Covid-19 en México, y comienzan las restricciones por decreto presidencial. A partir de este 1 de abril, adultos mayores, diabéticos, hipertensos y embarazadas tienen prohibido salir a la calle, deben permanecer en casa, aunque hagan labores esenciales.

Anoche, el secretario y el subsecretario de Salud en el país, junto con el canciller Marcelo Ebrard, anunciaron la decisión que se tomó al medio día, por el Consejo Nacional de Salubridad, para decretar el estado de emergencia por coronavirus en el país.

Esto orilló al gobierno federal a emitir un decreto que es de cumplimiento obligatorio, y que incluye el paro de las labores no esenciales hasta nuevo aviso, tanto en el gobierno federal, estatal y municipal, así como en la iniciativa privada.

El decreto incluye una serie de medidas que tienen ya carácter obligatorio. Es decir, que el “Quédate en casa” se convierte desde ahora en algo oficial, no es algo que se pueda dejar al libre albedrío de la gente.

Por ahora, están comenzando con un obligatorio “Quédate en casa” para grupos vulnerables, pero que en algún momento será para todos.

Lo cierto es que México se acerca a la hora cero, a la hora decisiva, que será cuando todo se detenga.

Si no logramos en estos días reducir la línea de contagios, antes del 30 de abril, el caos está a la puerta.

Sí, amable lector. Sabemos lo que está pensando. ¿Qué comeremos? El gobierno está decretando la suspensión de actividades, pero aún no hay nada concreto en lo económico, salvo medidas para aliviar la falta de dinero en los ancianos, así como un millón de micro-créditos para las personas que se desempeñan en la economía informal.

Para los negocios establecidos, no hay nada. Y la verdad es que todos vamos al día. Lo peor es que, contrario a un ciudadano común, los micro y pequeños empresarios tenemos una nómina de empleados que pagar, créditos que solventar, y muchos años de lidiar con un entorno económico agresivo.

De hecho, el Covid 19 es solamente un nuevo elemento de estrés económico, solamente algo que se viene a sumar a todos los problemas que ya de por sí este sector económico padece, en todos los rubros; llámese restaurante, hoteles, madererías, etcétera.

El gobierno del estado anunció un plan de apoyos económicos que, igualmente, no contempla a los micro y pequeños empresarios, sino sólo a los sectores que viven de la economía informal, así como la adquisición de maíz para subsidiar a la industria de la masa y la tortilla, a fin de mantener a precios accesibles estos productos.

Las micro y pequeñas empresas están ante la amenaza de la quiebra, con el gobierno encima cobrando los impuestos, además.

¿Qué haremos? ¿Se trata de elegir entre la vida y la muerte? Pero ni siquiera de eso. Porque aunque algún negocio quisiera abrir y mantenerse, aun tomando todas las medidas necesarias, será en vano porque las calles están vacías, no hay gente que consuma, compre o venda.

En este momento todavía podemos contar algo de ingresos, pero conforme pase el tiempo, y la gente vaya acatando el llamado a mantenerse en casa, lo demás irá muriendo por añadidura.

Esta pandemia va a ser larga, las siguientes dos semanas serán importantes, serán el pico de la ola de contagios siempre y cuando se puede controlar este problema.

Si no lo logramos, amable lector, el 1 de mayo estaremos contando otra historia.

Se insiste en la sana distancia. El virus no puede viajar a más de un metro en las gotas de saliva del que habla o estornuda. Y lavarse las manos con jabón constantemente, porque al caer el virus en las superficies, ahí permanece por algún tiempo.

Ojo con el dinero, con las llaves de la casa y autos, con el celular, con las zuelas de los zapatos. Cada quien debe tener un espacio para sanitizarse antes de entrar a su casa.

El dinero se recomienda lavarlo en agua y jabón antes de tocarlo. O si alguien está cobrando y tocando dinero constantemente, necesita lavarse las manos muy seguidamente.

La OMS ya declaró que el virus no se transmite por excremento ni por el aire, por lo cual no es necesario usar cubrebocas, a menos que esté frente a un enfermo de manera recurrente, como médicos, enfermeras, o los vendedores de productos en general, que tienen que tener contacto directo con personas.

Sólo se necesita un poco de disciplina, para cambiar nuestros hábitos. Porque la mala noticia es que el Covid-19 llegó para quedarse, y mientras no haya una vacuna disponible, el mundo seguirá en jaque.

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