Matar al Estado

Con la crisis del coronavirus habrá muchos decesos. Y uno de los más dolorosos será el provocado por el propio presidente. Decreto tras decreto y en nombre de la austeridad, Andrés Manuel López Obrador está matando al Estado mexicano, amputándole las piernas, cortándole las manos, extirpándole los órganos vitales.

Margaret Thatcher y Ronald Reagan, los artífices del paradigma neoliberal, seguramente aplaudirían el asesinato que está fraguando en Palacio Nacional. Los conservadores querrán izarlo en hombros por llevar a cabo el austericidio con el cual siempre han soñado desde tiempos de Carlos Salinas.

Habrá quienes justifiquen este asesinato, aludiendo a los privilegios que se perderán y a los “altos funcionarios” que se castigarán. Habrá quienes celebren los recortes salariales y la pérdida de derechos laborales, sin entender que un subdirector dentro de la administración pública federal –afectado por los recortes anunciados– sólo gana 20 mil pesos al mes.

Habrá quienes subestimarán el valor del Estado y su centralidad para la vida democrática. Creerán que nos deshacemos de una fuerza perniciosa, heredada del “modelo neoliberal”, y celebrarán su defunción.

El Estado mexicano a diario enfrenta y lidia con una multiplicidad de temas administrativos que tienen poco que ver con la ideología política.

Pero el presidente no parece entender las implicaciones de lo que ordena, ni los impactos que acarreará.

En el decreto de austeridad que redactó no existen fundamentos jurídicos que expliquen por qué cerrarán 50% de las oficinas gubernamentales. Por qué se les recorta 25% del sueldo a los “altos funcionarios” y no se ajusta el tabulador.

¿Con base en qué estudio o análisis dejará de ejercerse 75% del presupuesto en servicios generales y materiales y suministros al sector público? ¿Cuál fue el criterio para eliminar 10 subsecretarías? ¿Cuáles oficinas públicas van a cerrar y cuáles son las “esenciales para el bienestar del pueblo”?

El decreto publicado parece un discurso presidencial transcrito, que nadie más revisó, corrigió o fundamentó con base en las leyes y en la Constitución. No sorprende que el gremio de los constitucionalistas lo llame una aberración jurídica; no sorprende que los abogados más prestigiados del país lo descalifiquen como una “broma” o un “monstruo”.

Porque un documento mal elaborado y mal fundamentado será enviado al Congreso para –según el presidente– ser votado y convertido en ley.

Porque dentro de la 4T pocos parecen haber evaluado las consecuencias de lo que aprueban: afectará a cerca de 20 mil hogares de servidores públicos, todos ellos ejecutores del gobierno federal.

Y si lo que se buscaba era generar recursos sustanciales para enfrentar la crisis y continuar financiando los programas sociales, ese objetivo no se cumplirá.

Como ha analizado México Evalúa, las medidas de austeridad decretadas tendrán un impacto presupuestal mínimo –3 mil 513 millones de pesos–, equivalente a sólo 0.5% del loable apoyo ofrecido por el Banco de México ante la crisis del covid-19.

Los recortes salariales y operativos proporcionarán sólo 0.57% de los 622 mil millones de pesos que el presidente pide para blindar los programas sociales y construir el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto Felipe Ángeles.

En pocas palabras, se debilitará al Estado para complacer al presidente. La Cuarta Transformación se convertirá en un proyecto de inanición que dejará un elefante reumático varado.

Sin la capacidad de moverse, de levantarse, de caminar hacia delante, de cargar sobre su lomo a tantos mexicanos víctimas de la pandemia viral y la recesión nacional. En una era en la cual el Estado debería ser indispensable para apoyar, intervenir, rescatar y redistribuir, AMLO se empeñará en matarlo de hambre.

Por tozudez y por ignorancia. Por no entender para qué sirve el Estado y cómo funciona. Por el temor que tantos tienen de enfrentar al presidente y educarlo sobre qué hace una subsecretaría, qué hace una dirección general adjunta, qué hace la burocracia para enfrentar una pandemia o una crisis económica o un huracán o una emergencia.

Problemas técnicos, no políticos. Temas especializados que no deberían ser politizados. Temas operativos que no deberían ser menospreciados. Actividades necesarias que cesarán, procesos administrativos que pararán, atención gubernamental que dejará de existir.

Acabaremos con un Estado mermado, encogido, más disfuncional que cuando López Obrador llegó al poder para cambiarlo. Acabaremos con un Estado incapaz de combatir la pobreza, encarar la desigualdad, desatar el crecimiento, promover derechos o garantizarlos. Lo único que dejará una transformación destructora tras de sí es un tren incosteable, un aeropuerto inviable, una refinería quebrada y un Estado moribundo.

PD: Aprovecho para agradecer a los moneros Helguera y Hernández, compañeros de Proceso, su reiterada atención a mí. También los invito a regresar a donde alguna vez estuvimos, esa posición desde la cual nos reíamos del poder y no de la crítica al poder.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Estamos aplanando la curva, dice el gobierno federal. Ya en dos ocasiones, el subsecretario de Salud en el país, Hugo López Gatell, nos dice que la estrategia para contener la pandemia ha dado resultados, y que -aunque debiéramos tener ya en este momento cientos o miles de casos al día, no es así. A eso le llaman “aplanar la curva”.

Entonces afirman que le vamos ganando la carrera a la pandemia, que México saldrá bien librado de esta crisis.

El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dijo lo mismo el fin de semana, en un mensaje a la nación desde Palacio Nacional. Vamos bien, dijo, “la pandemia fue domada”.

Parece que se refieren a que no se tienen los casos que se esperaban para esta fecha, pero eso no significa que la peste esté contenida, sino que va a avanzando. Informar lo contrario es una irresponsabilidad.

¿En verdad se puede afirmar que estamos domando a la pandemia, justo cuando estamos por entrar a la Fase 3 de la enfermedad? Parece que estamos cantando victoria antes de tiempo.

Y mientras el gobierno federal afirma que el Covid-19 está “domado”, y que vamos “aplanando la curva”, la jefa de Gobierno del Distrito Federal desmoviliza a la ciudad y anuncia que ya se tiene poca capacidad hospitalaria, por los cientos de casos que cada día se acumulan.

En provincia, la cosa no es distinta, pues de un día para otro el Covid 19 salta por todos lados, y se cuela por todos los medios hasta las zonas más apartadas, como la Alta Montaña, donde se anuncia que la pandemia está imparable en municipios pequeños y con indicadores de muy alta marginación.

En la Montaña alta, Xochihuehuetlán es lo fuerte del contagio, es donde más casos se han gestado, aunque fue Huamuxtitlán donde se registró la primera persona infectada.

De ahí la pandemia saltó a Tlapa, luego a Xalpatláhuac. Y en esa región solamente 5 de 20 municipios están libres de casos, y tampoco tienen cercanía con los que ya están dentro de las estadísticas rojas. Porque recordemos que los municipios que están colindantes con los que sí tienen, pasan a ser zonas libres para pasar a ser zonas de riesgo.

La estadística oficial señala que hay 11 casos en Xochihuehuetlán; 5 en Tlapa y 4 en Huamuxtitlán y 33 sospechosos, según datos del jefe de la Jurisdicción Sanitaria 04, publicados en el periódico El Sur de Acapulco.

Para municipios tan pequeños, eso es demasiado. Sólo Tlapa es una ciudad pequeña, ni siquiera tiene la categoría de ciudad media, pero el resto de los pueblos son pequeños, y donde el control debiera ser más fácil.

En la Costa Grande, además, sólo Tecpan está libre de casos, y aunque Petatlán estaba en azul, por su frontera con Zihuatanejo, donde también ya se reportó el tercer caso de Covid-19, el anuncio de la muerte de una persona proveniente de Tijuana en el hospital del municipio tecpaneco, cuyas pruebas están procesándose en el laboratorio estatal, le quitó la calma a ese municipio.

De confirmarse, automáticamente Tecpan pasa de verde a azul, porque es frontera con Petatlán. Y ya sólo quedaría Coahuayutla libre de contagios y de riesgo.

Por lo tanto, es prematuro decir que aplanamos la curva, o que le ganamos la carrera al Covid-19. El llamado debe ser a mantenernos alertas y a seguir las medidas de precaución, como lavado de manos, sana distancia y uso de mascarillas, que -aunque dicen que no sirven para nada-, de algo han de ayudar.

No olvidar también proteger los ojos. En esto ha sido muy puntual Hugo López Gatell, de que la mucosa de los ojos también está expuesta al contagio; y de hecho afirma que es más fácil esta modalidad que por boca y nariz, sobre todo cuando guardamos la sana distancia. Y es que al tocar nuestras manos superficies contaminadas, luego solemos tallarnos los ojos, con lo cual nos contagiamos nosotros mismos. Y dado que es difícil mantener siempre esta precaución, ya que es un acto reflejo, la pertinencia es usar googles, y ser escrupulosos con el lavado de manos.

Dice un dicho que un perdido a todas va; por lo tanto, todo lo que hagamos en medio de este desastre, es bueno, pero nunca será suficiente.

Lo que sí es que la gente debe guardar la calma y la paz interior. No actuar por temor, sino usando la conciencia. Sé que hay riesgo, entonces me protejo. Mientras más logremos este estado de calma y conciencia, mejor actuaremos.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Sin el gobierno federal, empresarios y obreros van por un pacto social para rescatar la planta productiva, comercial y de servicios del país, y este lunes comenzarán a discutir las vertientes del pacto.

El llamado de los obreros, sin embargo, sigue siendo para el gobierno federal, a fin de que no sólo se agregue a este pacto, sino que lo lidere, para que tanto empresarios como obreros puedan ponerse de acuerdo en cuanto al rescate de empresas y la permanencia de empleos.

Juan Carlos Velasco, representante de la CTM, advirtió ayer que ya se han perdido 340 mil empleos y en el corto plazo serán un millón. Esta estimación la han dado también diversos analistas económicos, quienes además están advirtiendo de otras consecuencias funestas para nuestra económica, ya harto globalizada y dependiente de los mercados extranjeros.

En el área industrial, México es un país maquilador, por ejemplo, de autopartes. Si nuestro país no pone en marcha sus maquiladoras, Estados Unidos no podrá reactivar su industria automotriz. Luego entonces, buscará las partes en otro lado para sus ensambladoras, y México perderá en cuestión de días ese crucial mercado.

¿Qué pasará? Hay dos posibilidades: que el país se resigne a perder ese nicho comercial; o que en medio de la tercera fase de la pandemia, se reabran las maquiladoras para abastecer el mercado estadounidense, con la consecuente pérdida de vidas.

Ese es el dilema de México hasta el exterior, y no sólo en el ramo automotriz, sino en muchos otros, pues de las maquiladoras en México dependen también buena parte de los componentes de equipos de cómputo.

¿Qué países tomarán ventaja de esto? Los que ya estén saliendo de la pandemia, como China, mientras nosotros apenas entrando a la peor fase. Podemos apostar a que el gigante rojo está más que dispuesto a tragarse nuestros nichos comerciales, pues para eso también está acumulando grandísimas cantidades de petróleo, aprovechando que está en su mínimo valor.

Y aunque el presidente AMLO dijo que vamos bien, que logramos atenuar a la pavorosa mortalidad del Covid-19 que han padecido otros países, falta por ver la peor parte.

Es cierto que México tardó 32 días para llegar a los mil muertos, algo que a los Estados Unidos le tomó 10 días. En eso ya hay una excelente ventaja, pero aún asistiremos al vendaval de los contagios masivos.

El caso es que las autoridades federales están aceptando que, aunque pase la fase 3, nos faltará cursar las fases llamadas “de salida”, que pueden ser tres más. Sobre todo, la 4 y la 5 serán fundamentales, y esto podría alargar la apertura del país hasta el mes de agosto, o incluso septiembre, conforme el comportamiento de la pandemia.

En todo este esquema de retrasos, y sobre todo debido a las amenazas para las empresas no esenciales para que se mantengan cerradas, los que están perdidos son los micro, pequeños y medianos empresarios.

Digan lo que digan, aun cuando haya personas aplaudiendo el abandono de este sector, para que se rasque con sus propias uñas, y aceptando que los apoyos sean exclusivamente para “los pobres” (esto lo dicen generalmente burócratas que tienen su sueldo seguro, y que parecen olvidar que sus emolumentos se pagan de los impuestos que paga la planta productiva del país), el país entero saldrá perdiendo si por la cuarentena del Covid las empresas empiezan a cerrar.

Primeramente, porque los empleos que éstas generan son “formales”; segundo, porque estas empresas pagan impuestos, algo que no hace un “changarrito familiar”. Tercero, porque al perderse los pocos empleos que se tienen en el país, las cotizaciones al IMSS también decrecerán.

En general, todo queda comprometido, incluida la viabilidad del propio gobierno, pues al no haber ingresos suficientes, no podrá operar ni financiar los programas sociales ni mucho menos los grandes proyectos.

Pese a ello, el presidente de la República no está considerando apoyos reales para este sector, salvo los microcréditos de 25 mil pesos, a pagar en 3 años. Y sé están reservando para “los buenos patrones”, empresarios que no hayan despedido a nadie en los últimos 4 meses, y que tampoco les hayan bajado el sueldo. Como quiera, estos créditos no resuelven las crisis de las empresas, pues tan sólo el pago de nómina les absorbe más que eso y al contrario representa más deuda.

De ahí que empresarios y obreros ya comenzaron acercamientos mutuos para alcanzar un pacto nacional. Además, ayer el Consejo Mexicano de Negocios anunció que gestionará dinero en el extranjero para otorgar créditos a Mypimes, con el permiso de Hacienda. Es decir, es una iniciativa privada, que solamente lleva el aval del gobierno mexicanos.

Falta por conocer los requisitos para estos créditos revolventes, que de entrada sabemos que se darán por 3 meses.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El gobierno federal, a través de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), actuará para frenar el encarecimiento de productos de la canasta básica, fenómeno que desde que comenzó la emergencia por el Covid-19, comenzó a darse en este país, sin que hasta la fecha las autoridades intervengan, y mucho menos en Guerrero, donde se tiene solamente una oficina estatal de la procuraduría que defiende a los consumidores, y está en Acapulco.

La mayoría de las regiones crecen de una oficina a donde los consumidores pueden ir a interponer sus demandas, no sólo por este asunto, sino por todos los abusos que cometen diversos actores comerciales, tanto privados como públicos, pues es una verdad que la CFE, por ejemplo, hace cobros exagerados sin dar explicación alguna, como también Telmex, los bancos, y tiendas como Elektra, Coppel suelen vende artículos defectuosos, que una vez que salen de sus almacenes se niegan a repararlos, o a entregar uno nuevo.

La gente anda de la seca a la meca, tratando de que les devuelvan su dinero o, en su defecto, que les entreguen un nuevo artículo, pero sólo se burlan de ellos.

Así que está muy ojona para que sea paloma. El gobierno federal está anunciando multas que van de los 169 mil pesos a los 4 millones 700 mil pesos, como sanción a las tiendas de autoservicios, supermercados, grandes productores y tiendas, por alzas injustificadas de productos básicos.

En los casos graves se aplicarán las citadas sanciones, y por el momento ya se iniciaron procedimientos administrativos en contra de 23 tiendas de autoservicio y supermercados en el país por alzas injustificadas de precios.

Bodega Aurrerá y Walmart concentraron la mayor parte de los procedimientos, según Profeco.

Pero obviamente eso está sucediendo en cada tiendita, en cada miscelánea y mini súper de este país. Cuando se le cuestiona a la gente por qué de la noche a la mañana el huevo aumentó hasta 80 o 100 pesos el casillero, los tienderos dicen que las compañías avícolas así se los dieron, para ganarles ellos unos cuantos pesos.

Luego entonces, si se quiere abatir esta carestía que nos está oprimiendo a todos, son los grandes productores y distribuidores los que se tienen que someter a la ley, y eso se tiene que reflejar abajo, en las tiendas minoristas.

Lamentablemente, para nadie es un secreto que los comerciantes suelen vender el mismo producto a precios distintos, aunque las tiendas estén una pegada a la otra. Se tiene un libre-mercadeo, y cada quien compra donde le conviene y quiere. Por lo tanto, no podemos decir que no hay abusos, aunque sea en pequeño, en las misceláneas y abarroteras locales, porque basta comparar precios de tienda en tienda, para entender que nomás su boca es medida, parafraseando otro sabio dicho popular.

En el caso de los tortilleros, se sujetaron a un precio específico, porque el gobernador les dio mil toneladas de maíz, para detener el alza en las tortillas, cosa que sí pegaría duro y a la cabeza en los consumidores, pues en esta crisis al menos tortilla con sal comemos. De otro modo, estaríamos en este momento comprando la tortilla en 30 pesos el kilo.

Pero el problema no para ahí: los clientes de la Comisión Federal de Electricidad, enfrentan los cobros puntuales de la dependencia, en plena pandemia, cuando la gente está sin trabajo en su mayoría. Lo peor es que muchos recibos vienen elevados sin razón, y no ha manera de que les atiendan sus quejas.

Y así sucesivamente, los abusos contra la población vienen de todos lados. La corrupción en sus muchas caras.

Esperamos que el gobierno federal cumpla realmente con ese plan de detener la carestía, que no se justifica, porque los grandes distribuidores no pueden argumentar nada a favor de sus políticas alcistas, porque al haber menor consumo, los productos tienden a abaratarse, no a encarecerse, como sucede actualmente con el petróleo.

Además, el precio de la gasolina bajó casi a la mitad en algunos lugares del país, con lo cual se redujeron sus costos de transporte de mercancías.

Hoy por hoy, los ciudadanos estamos a merced de los pulpos del mercado de alimentos, y el gobierno en todos sus niveles se ha visto torpe y tardo para responder ante este abuso, que agravará el hambre de millones de mexicanos.

Los bloqueos en muchos pueblos también están causando este fenómeno, pero se entiende que es por la dificultad de llevar los productos hasta las rancherías, algo que les toca revisar a los presidentes municipales.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Con miles de casos más de Covid en puerta, algo que no dice quien esto escribe, sino que es una advertencia de la Organización Panamericana de la Salud, en función de la experiencia de otras naciones, México llega a este momento con un gobierno que opera en solitario, desvinculado de los principales sectores de la sociedad.

Porque si bien el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, está ocupándose de los más necesitados, de los que menos oportunidades tienen -lo cual es correcto- no está actuando a futuro, para salvaguardar los activos productivos, que son los que le dan vida a la nación.

En este momento no se comprende esta realidad. Lo que quiere la gente en general, es resolver lo inmediato, el paso de la pandemia, porque piensan que al pasar la Fase 3 del Covid 19 todo volverá a ser como antes.

Pero no es así. El retorno a la normalidad no será automático ni rápido, y habrá sectores que tarden varios años en recuperarse, uno de ellos es el turístico, que subsiste de la movilidad de personas en busca de placer y descanso.

Pero, es obvio que la pandemia pegó a todos los países, incluidos los países ricos, que son los que más turistas despliegan cada año hacia los centros de recreo de países como México. En Europa están anunciando la pérdida de cientos de miles de empleos, por el el cierre de miles de negocios.

En Estados Unidos, a pesar de la multimillonaria inversión que anunció el presidente Trump para reactivar la economía, tampoco habrá retorno a la normalidad inmediatamente. De hecho, esta semana Trump firmó un decreto en el que suspende tanto la migración legal como la ilegal, por 60 días. Es decir, que durante dos meses nadie podrá entrar a ese país, ni tampoco se atenderán las solicitudes de asilo político, porque primero atenderá a los ciudadanos de su país.

Estados Unidos es el principal proveedor de visitantes a México, y podemos asegurar que tardarán el resto del año en medio componer sus actividades, considerando también que o porque ya pasó lo fuerte de la pandemia se acabaron los contagios. Esto es lo que la gente no comprende, que la Organización Mundial de la Salud ha dicho que el virus estará rondando en la tierra durante mucho tiempo, hasta que se encuentre una vacuna y hasta que la mayoría de la población tenga inmunidad.

De cuando en cuando, el Covid nos dará sorpresas y habrá que estar en alerta.

En nuestro caso, lo peor está por venir. Nos queda un mes de una tremenda prueba, tanto como gobierno y como sociedad. Pero sobre todo como sociedad, porque el gobierno lo único que hace es dar recomendaciones, decir quédense en casa, no salgan. O incluso procede a imponer sanciones y hasta cárcel, para quienes violen la cuarentena, como sucede en Michoacán y en Jalisco.

Pero lo grave es que no están dando alternativas, salvo las muy limitada despensas que, además, se están entregando únicamente a lo que ellos llaman “zonas pobres”.

Olvidan que en este momento todos somos pobres, porque todos dejamos de percibir recursos. Eso lo saben las personas que se desempeñan en la economía informal, que no tienen un patrón, sino que son su propio patrón. Son gente autoempleada, que trabaja para sobrevivir por su cuenta, sin depender de un trabajo remunerado.

Conozco a muchos de ellos con buenas casas, coches, porque se desempeñan en la calle, no pagan impuestos, pagan el salario mínimo a sus empleados, y por lo tanto sus ganancias son buenas y pueden invertir.

En cambio, conozco también a gente que aparentemente tiene un negocio, pero que vive para pagar sueldos, impuestos al gobierno federal, al gobierno estatal, al municipio, luz, agua, teléfono, gasolinas y refacciones, etcétera.

Los retos para la economía formal son en este momento mucho más graves y de mayor tamaño que para la economía informal.

Por otra parte, hablando de la recuperación pos-pandemia, el país tampoco puede poner su mirada en las remesas de los migrantes, porque los economistas están advirtiendo que habrá una drástica caída de estos envíos de dinero a familias mexicanas, de hasta 20 por ciento.

Estamos hablando de miles de millones de pesos que las familias de este lado de la frontera sur ya no recibirán, pero que eran una importante inyección de recursos a la economía nacional.

Líderes empresariales de Guerrero, previendo la difícil situación, se reunieron para solicitar apoyos de los tres niveles de gobierno; por ejemplo, que se les permita no pagar los impuestos que se generen durante la pandemia, y que además se les permita tener acceso a créditos blandos. Incluso están dispuestos a que el gobierno les preste directamente, sin intervención del a banca privada, y pagar ellos el dinero con los correspondientes intereses, para acortar la ruta de acceso al dinero y para que el beneficio de los créditos quede en el estado, y para que sea una fuente de refinanciamiento para el gobierno.

Hasta ahora, sin embargo, nadie ha dado respuesta a este planteamiento.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Ya es casi finales de abril, y las quejas contra los bancos que prometieron ayudarían a sus tarjetahabientes y cuentahabientes a resolver su situación económica, para no caer en cartera vencida, aumentan.

Llamadas a esta redacción señalan que bancos como CitiBanamex no ha respondido a las solicitudes para diferir pagos, aunque a principios de este mes anunció que otorgaría hasta 6 meses de plazo para que los sujetos de créditos, tanto empresariales como personales, así como también los créditos Pyme, pudieran diferir sus pagos, sin que por ello se les impusieran intereses moratorios ni tampoco causar alta en el buró de crédito, a donde van a parar los morosos.

Hasta ahí todo bonito. Los tarjetahabientes y sujetos de crédito de CitiBanamex hicieron cuentas alegres. No es que les vayan a perdonar los pagos, claro que no, eso nunca lo hará un banco. Tampoco dejarán de correr los cobros mensuales con sus respectivos intereses, eso sería mucha belleza, sino que la estrategia consiste en que el que pueda pagar puntualmente lo haga; el que no, se le darán 6 meses de gracia para que pague al menos los intereses, para evitar que estos se sumen al capital principal. Y si no pudiera hacerlo, por falta de ingresos o porque no le da la gana, entonces los intereses se irán sumando al capital, como siempre ocurre, y así hasta por 6 meses, luego de lo cual los sujetos de crédito tendrán que regularizarse.

Sin embargo, lectores y conocidos de este medio señalan que hasta la fecha solamente les han enviado mensajes de texto señalando que sus solicitudes están en proceso.

Entre tanto, los cobros del nuevo mes ya les llegaron y no saben si pueden diferir los pagos, porque no tienen una respuesta de la institución.

Al contrario, señalan que CitiBanamex señalan que está jugando con los solicitantes, porque en lugar de responder sus solicitudes, les está enviando numerosos mensajes a sus correos electrónicos, poniendo a su disposición nuevas tarjetas de crédito.

Es decir, que los cuentahabientes consideran que la institución no les está resolviendo sus peticiones, porque espera que en su desesperación por pagar y por no caer en cartera vencida, recurrirán a nuevas tarjetas de crédito, y al final de la pandemia estarán en una peor situación de endeudamiento.

Como pruebas, presentaron los mensajes de CitiBanamex que están llegando a sus correos:

“María con tu Tarjeta de Crédito Citibanamex(1)

resuelve los imprevistos que puedas tener.

“Llama(2) al 800 479 0490 y un ejecutivo te podrá asesorar para realizar el trámite.

“O si lo prefieres realiza ahora tu solicitud en línea

“Quiero mi Tarjeta                

“Al terminar tu solicitud y al ser aprobada tu Tarjeta, acude a tu Sucursal Citibanamex con el folio generado para recogerla.   

“Consulta aquí las Sucursales que tenemos disponibles”.

¿Qué tal? Era muy ojona para ser paloma, ¿verdad? Los barones del dinero, ya todos extranjeros -con la salvedad de Carlos Slim que sostiene a Inbursa- no da paso sin huarache.

Incluso, apenas anoche, CitiBanamex estuvo enviando promociones para que la gente hiciera uso de las tarjetas de crédito que cada cliente tuviera vigentes, para el pago de sus servicios telefónicos.

“Paga tu teléfono fijo o móvil sin salir de casa con cargo recurrente

a tu Tarjeta Platinum, terminación XXX y obtén

50 pesos en Puntos Premia”, cita el mensaje.

¿Y la solicitud para diferir pagos, apá? Bien, gracias.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Con un caso en Copala, además de los 3 casos de San Marcos (uno de ellos ya fuera de peligro), así como el caso registrado en Zihuatanejo el fin de semana, solamente la región de la Tierra Caliente es zona verde en Guerrero, pues en los 9 municipios calentanos no se ha detectado ningún caso.

Esperemos que, tanto en la Costa Chica como en la Costa Grande, el manejo de los contagios se haga de manera correcta, para que la epidemia no se propague a toda la región.

En nuestro caso, el virus entró por el lado de Acapulco, y hay 3 casos en Coyuca de Benítez. Y asimismo, nos llegó vía la Ciudad de México a Zihuatanejo. Pero epidemiológicamente, los municipios vecinos también entran como zona de riesgo, de modo que aquí ya son 4 los que están siendo monitoreados.

Zihuatanejo colinda con La Unión y con Petatlán. Mientras que Coyuca de Benítez colinda con Atoyac y con Acapulco.

A su vez, en la Costa Chica, San Marcos colinda con Acapulco y Cruz Grande. Y Copala colinda con Marquelia y Cruz Grande. Los expertos dirían que Cruz Grande queda en medio de dos zonas de contagio y es el municipio de mayor cuidado.

Pero también Marquelia, porque es el mercado natural de pescados y maricos, y a donde todos los pueblos concurren.

Como sea, las dos costas y Tierra Caliente siguen siendo las regiones menos afectadas. Y si logramos pasar la Fase 3 sin dispersión de contagios, seremos de los municipios que puedan terminar la cuarentena antes del tiempo fijado.

Lo que preocupa es la zona de la Montaña, donde el Covid ya afecta a 4 municipios, con 12 casos en total. Presumiblemente, a esa zona llegó por el estado de Puebla, que es una de las entidades más afectadas por la peste.

Por temor, en esos municipios las comunidades están blindándose, y ya los alcaldes están alertando de desabasto de productos, porque por lo menos 4 bloquearon la carretera Tlapa-Marquelia, a donde confluyen prácticamente todos los pueblos que pertenecen a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias.

Y aunque la Secretaría General de Gobierno les pidió que liberen la vía y haya libre tránsito, tan sólo con filtros de control, los pueblos indígenas pidieron que se les respete sus decisiones, sobre todo porque carecen de todo, pero particularmente del servicio de salud. Sus casas y centros de salud no tienen médicos, mucho menos medicinas. Y los hospitales más cercanos son los de San Luis Acatlán y los de Tlapa, pero están para llorar.

En los retenes de la Montaña hay elementos armados de la Policía Comunitaria, y a las cabeceras municipales solamente se permite el paso de personas, previo registro, que acuden a surtirse de víveres.

En los pueblos, no permiten que ingresen personas ajenas, sólo los de su comunidad.

Sin embargo, hay que decir que nada está dicho. El virus es muy traicionero porque tarda hasta 14 días en incubación. Eso significa que, aunque una persona se contagie, tardará dos semanas en presentar síntomas. De modo que si pasa por un retén, parecerá sana. En cambio, otra persona que tenga gripe común, dengue o cualquier otra cosa parecida, será retenida, pero habrán dejado pasar el contagio.

Eso muchas veces lo ha advertido el epidemiólogo Hugo López Gatell. Se ha cansado de repetir que los programas de desmovilización de personas, no son para detener la pandemia, sino solamente para minimizarla un poco, al hacer que los contagios se den menos rápidamente.

Por ejemplo, en Copala, estaban cerradas las principales localidades y la cabecera municipal cerró con montones de tierra las calles de acceso, así como también colocó filtros. Pero de todos modos ya tienen un caso. Cierto que pudieran ser más, y así se cumple la premisa de los epidemiólogos, que el control de la gente no es para detener la pandemia, es sólo para desacelerar su ritmo.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Tras un mes de vacaciones forzadas, estudiantes de todos los niveles educativos del país volverán a clases. Pero no serán presenciales, pues como en su momento lo advertimos, para el 20 de abril sería imposible volver a las aulas, y mucho menos en el mes de mayo, pues estaríamos de lleno en la pandemia por el Covid-19.

De hecho, la tercera fase de la pandemia arreciará hacia la primera y segunda semana de mayo. Concretamente, el presidente de la República dijo que viviremos el máximo pico de contagios antes, durante y después del 10 de mayo, por lo que el llamado es a reforzar las medidas de prevención y a mantenerse en casa.

Afortunadamente, las autoridades educativas del país crearon el programa Aprender en Casa, para rescatar el ciclo escolar, aprovechando las herramientas tecnológicas y de Internet.

El programa Aprender en Casa, basado en una plataforma de Google, permitirá a los estudiantes tomar clases virtuales.

En el plan entran todos los niveles educativos, incluso los universitarios.

Sin embargo, preocupan las zonas donde no existen redes de Internet, pues la realidad es que, aunque la propaganda de las compañías telefónicas es “Todo México sin Límites”, eso dista mucho de ser verdad, al grado de que el gobierno de la República, al darse cuenta de este gravísimo rezago, lanzó un proyecto muy ambicioso para dotar de internet a la mayor parte del país al término de su mandato, incluso creando una compañía pública que se encargue de dar este servicio.

Es decir, que será necesario volver al esquema del Estado empresario, porque los que acapararon este sector allá en la gran piñata de la venta de empresas paraestatales, como Telmex, simplemente nunca cumplieron con sus objetivos ni metas.

Al contrario, Carlos Slim amplió su emporio de telecomunicaciones hacia Centro y Sudamérica, dejando a México enano, porque lo que le importa no es la cobertura en nuestro país, sino las inversiones que le reditúen billetes. Todo esto aprovechando la condición de “monopolio”, con el que siempre lo privilegiaron.

Volviendo al tema, otro asunto que preocupa es el de los profesores. Recordemos que durante el mes de descanso reciente, salvo las dos semanas de vacaciones, las otras dos tenían que dar clases virtuales, pero se enfocaron a dejar “trabajos” a los muchachos, al grado de que anduvieron por ahí varios memes rondando en las redes, pues eso no es dar clases.

¿Están preparados para usar la plataforma de Google Educación? ¿Los obligarán realmente a preparar sus clases y darlas de manera virtual, como si estuvieran frente a grupo? ¿Se tomará asistencia a los muchachos, visualizando su conexión a las clases, o únicamente se pedirá la evidencia fotográfica de tareas y trabajos?

Pero, lo más importante, ¿qué alternativa están dando a las comunidades que no cuentan con red de Internet? ¿Cómo resolverán ese entuerto? ¿Se perderá ahí el ciclo escolar?

Otra cosa es verdad: que hay profesores a quienes el manejo de la tecnología no se les da. Por lo tanto, se les tendrá que enseñar también de manera virtual a superar esa deficiencia, porque ya ni siquiera se pueden crear talleres emergentes, por la peste el Covid.

Para eso, la SEP está dando 3 opciones: El programa Google Classroom. El uso de Watssapp para intercambio de videos y audios. Y de manera tradicional; es decir, que los profesores hagan llegar a sus estudiantes la clase correspondiente, mediante las autoridades de sus pueblos, y los estudiantes a su vez devolverán sus trabajos y exámenes por el mismo medio.

¿Qué tal? Como dijera el Chapulín Colorado, “no contaban con esa astucia”.

Ahí tienen profes. No se podrán escapar de esta tarea de rescatar el ciclo escolar, porque la meta es que a pesar del Covid-19, no se pierda.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Como se esperaba, el cierre del país no sólo se recrudece, sino que se prolonga. Aunque el presidente había dicho que esperaba que para el día 10 de mayo México pudiera comenzar a recuperarse de la epidemia, lo cierto es que para esa fecha estaremos en la Fase 3, que todavía no se declara, pero que podría hacerse el día 20 de abril, de manera anticipada, como parte de una estrategia que el gobierno ya ha venido aplicando para preparar los escenarios al avance lineal de la epidemia y que, dicen, ha dado buenos resultados.

Recordemos que la fase 2 la adelantamos desde el 20 de marzo, cuando todavía cursábamos la Fase 1, la de casos importados. Luego pasamos a la fase 2, la que estamos cursando en este momento, que es la de los casos de contagio comunitario, y estamos esperando la de contagios masivos, que se espera sea en el mes de mayo, pero que abordaremos de manera general unos 10 días antes.

Por lo tanto, México extenderá las medidas de distanciamiento social hasta el 30 de mayo para evitar que se dispare la pandemia del coronavirus en el país y ante el riesgo, cada vez más latente, de colapso del sistema de salud que llegó a esta pandemia muy debilitado, luego de saqueos históricos de la llamada “mafia de bata blanca”, que por supuesto no incluye a médicos y enfermeras, pero sí a directivos, que son impuestos bajo criterios políticos en las instituciones, a líderes sindicales y políticos de todos los niveles.

Entre tanto, el gobierno trabaja a marchas forzadas para hacer la reconversión hospitalaria, y en medio de una rebatinga cada vez más cruda entre gobernadores y el gobierno central, por los recursos económicos y en especie para enfrentar los contagios por Covid-19, pues mientras el presidente dice que ya adelantó recursos a los gobiernos estatales hasta el mes de julio, estos reclaman recursos extraordinarios y exhiben materiales de baja calidad que les surtieron para el personal médico, materiales que el subsecretario Hugo López Gatell dijo que no son para uso clínico, sino para personal de apoyo de los hospitales, y que tampoco son los insumos comprados en China, sino parte de un donativo, del cual no dio mayores detalles.

Esto nos obliga a hacer un poco de memoria. Recientemente leíamos que una investigación reveló el desvío de unos 400 mil millones de pesos en los últimos 5 años, dinero que se escamoteó al sector que atiende a los más vulnerables, y que en México representan a casi la mitad de la población. Los recursos fueron desviados a través de miles de facturas falsas y de la operación de empresas fantasma. Aquello fue una carnicería. El caso más patético fue el del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien compraba agua para los niños con cáncer. Todo este mazacote de corrupción se detectó a la llegada del nuevo gobierno federal y entonces se declaró el cambio del sistema de salud, cancelando el Seguro Popular para dar paso al Insabi, apenas el 1 de enero de este año, proceso que duraría todo el 2020, pues había que terminar por lo menos 300 hospitales que quedaron a medio construir, uno de ellos el de Tlaxiaco, Oaxaca, que ya el presidente puso en marcha hace dos semanas.

En este proceso estaba la nación cuando llegó el Covid-19, sometiendo al gobierno federal, y a los gobiernos estatales, a una terrible presión. Si a esto le agregamos que para controlar la compra de medicinas e insumos médicos, con el fin de controlar también la corrupción y el desvío de los recursos, el gobierno federal cambió y centralizó las compras, haciendo compras consolidadas a través de la Secretaría de Hacienda, entonces se entiende que hay un desfase en este sector, algo que desde el año pasado se resintió, y que hoy los gobernadores, sobre todo del PAN, están aprovechando para tratar de reventar la imagen del presidente, de su partido y en general de la Cuarta Transformación, con o sin razón.

Porque podrán decir que en este momento la razón les asiste. Pero habría que recordarles, sin el ánimo de tomar partido, que la amnesia los exhibe. Si estamos en esta situación, no es sólo por lo que está haciendo mal este gobierno, que apenas lleva 15 meses en el poder, sino lo que se hizo y se dejó de hacer por años atrás, hasta dejar al sistema de salud en México vilmente en cueros, lo mismo que el sistema energético.

Podemos imaginar que estaríamos en una situación mínimamente ventajosa, si la nueva clase política que vino tras el cambio de régimen en el año 2000, y que incluyó a dos gobiernos panistas y uno priísta, hubieran robado menos. Digo esto porque, pues es imposible pedirle peras al olmo. Aunque sea hubieran hecho lo de Layín, un ex alcalde Nayarit, cuando le preguntaron si robó, y él aceptó que sí, pero poquito. Digo, esto sería lo más honesto.

En medio de esta peligrosa mezcla de pandemia y política, crisis económica que está muy marcada por la caída del petróleo y la depreciación del peso frente al dólar, es que estamos los mexicanos en este momento.

Y esto precisamente nos coloca en el filo de la navaja, pues estamos en el límite de lo prudente y la ingobernabilidad, con una población harta del encierro, con empresas de todos los niveles enfrentadas a una alta posibilidad de quiebra financiera, mientras enfrente hay un desierto de posibilidades de subsistencia.

La pregunta es ¿soportará México un mes y medio más de las cruentas medidas de la cuarentena

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Los gobernadores norteños andan en modo sácale-punta. Se dicen víctimas del federalismo y quieren la revisión del pacto federal, pues señalan que son los que más producen, y los que menos dinero reciben de retorno a sus arcas municipales. En cambio, critican y resienten que los estados del Sur, Guerrero entre ellos, sean los que menos riqueza nacional producen y los que menos dinero ingresan a las arcas nacionales, pero en cambio se les entrega dinero compensatorio.

Nótese, amable lector, el tufillo peyorativo de gente como Jaime Rodríguez El Bronco, gobernador de Nuevo León, quien se duele de que por cada peso que se entrega a la Federación vía impuestos, únicamente le retornan 20 centavos.

Pero no dio las cifras del dinero que retorna a los estados del Sur y sus municipios, porque entonces quedaría en ridículo, pues los presupuestos sureños con de hambre, a pesar de que nuestras regiones producen oro, plata, petróleo y electricidad, así como madera.

Además, los estados del sur son los que conservan los mayores recursos naturales, y sostienen a la industria sin chimeneas, como se le conoce al turismo.

Pese a ello, apenas retornan 4 centavos de cada peso que la Federación se lleva. Es decir, que a pesar de que el pacto federal incluye algunos ramos compensatorios, siguen siendo insuficientes para garantizar el desarrollo del sur del país.

Por lo tanto, para nada somos improductivos, como parece que se nos pinta. Y es justo que se compense a los estados del Sur-Sureste con presupuestos compensatorios que, como dije, para nada son lo que necesitamos, luego de 200 años de explotación y desigualdades, que no tienen que ver con la improductividad, sino con el control político caciquil histórico, el sometimiento de los pueblos originales y el saqueo de nuestros recursos naturales desde tiempos de la Corona. El sur ya era súper explotado por España, mientras el Norte estaba desértico y despoblado.

Molestos con el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, los gobernadores del norte, entre ellos el de Nuevo León, quieren revisión del pacto federal y amenazan salir de él, si no se les escucha.

Eso significa que ya no permitirán que la Federación cobre el IVA y el ISR de la planta productiva y comercial de sus territorios, sino que se quedarían con ese recurso, para -como ellos dicen-, rascarse con sus propias uñas, aunque no tanto porque también amenazan con “coordinarse” con gobiernos de estados vecinos de los Estados Unidos. ¿Qué tal?

En su hipocresía, los gobernadores olvidan una sola cosa: que sus poderosas economías, que han sido consentidas del régimen político nacional por muchos años, dependen nada más y nada menos que de los energéticos que producimos en el sur. A menos, claro, que ahora quieran depender de Estados Unidos de manera directa, lo cual sería prácticamente un acto separatista.

En esta sintonía están Coahuila, Chihuahua, Jalisco y Guanajuato, cuyas economías son de las más fuertes del país.

Nuevo León sólo produce carbón. De las minas de carbón situadas en los cerros que circundan Monterrey, fue que se levantaron como la tercera ciudad más grande del país. Es, eso sí, un centro industrial poderoso, pero que depende de los energéticos del sur: sobre todo petróleo, gas, y electricidad.

El agua es también el coco del norte. Guadalajara, por ejemplo, está en el filo de la navaja, acarreando agua de los pobres ríos de la desértica zona alteña, colindante con Aguascalientes y Guanajuato, porque dependía del lago de Chapala paro ya se lo acabaron.

Lo que también se ignora es que esas economías estatales son las que más contaminan con sus aguas negras. Son las que más descargan aguas venenosas a las cuencas acuíferas de sus territorios, envenenando todo a su paso, pero amparados en el manto de impunidad que los protege.

Sería bueno revisar el pacto federal, claro, y que se deslinden de la Federación, para que busquen sus propios energéticos.

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