SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Ya se decía que Emilio Lozoya Austin iba a cantar alto y claro, y que estaba dispuesto a denunciar a sus cómplices, con tal de salvar el pellejo, el de su madre, su esposa y su hermana, a quienes involucró en sus tracalerías mientras estuvo a cargo de Petróleos Mexicanos.

Pero a diferencias de otras tramas de corrupción que hemos visto, como la de Elba Esther Gordillo, la de Rosario Robles y su Estafa Maestra, y la de algunos gobernadores priístas y panistas que andan a salto de mata, la trama del Caso Lozoya es la de más alto nivel que hayamos visto, pues se trata nada más y nada menos que de la élite política nacional de los últimos dos sexenios.

Así es. No sólo están involucrados el ex presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, quienes financiaron la campaña de 2012 con dinero del brasileño Odebretch, 100 millones para ser exactos, según lo dicho por Emilio Lozoya, ex director de Pemex, en la denuncia que presentó ante la Fiscalía General de la República, y en la cual incrimina a sus ex jefes políticos.

Pero sólo ellos, decíamos, sino que Lozoya también reveló que, en realidad, la trama de Odebretch viene desde el gobierno de Vicente Fox, y la inició el también ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, creando una empresa denominada Etileno XXI, a través de la cual Odebretch hizo obras para Pemex a lo largo del sexenio calderonista, donde se afianzarían los lazos entre el presidente y el empresario que ha creado la red de corrupción más grande de todos los tiempos, a lo largo y ancho de la América Latina, y por la cual ex presidentes de varias naciones ya están en picota, excepto los de México, dónde el velo de impunidad.

Luego entonces, Odebretch se involucró en las elecciones de 2012 porque ya estaba en México y ya tenía intereses aquí. Incluso se dice que hizo varias obras para el gobierno de Lázaro Cárdenas Batell, en Michoacán, aprovechando la amistad de los Cárdenas con el presidente brasileño Ignacio Lula da Silva.

Fue sólo cuestión de que la gente de Odebretch contactara a Peña Nieto y a los operadores de campaña -el cerebro fue Luis Videgaray-, para aportar 10 millones de dólares, y habría sido Emilio Lozoya el encargado de repartirlos a quienes, escaleras abajo, se encargarían de promover el voto priísta.

Por lo tanto, eso pasa a involucrar forzosamente a los jefes del PRI a nivel nacional, y abre la puerta para que se revise la actuación del tricolor como instituto político, que además gozaba de sus correspondientes prerrogativas.

Ahora bien, lo interesante de todo esto es que se pensó que Lozoya solamente sería el garganta profunda de esta trama, y con eso terminaría su pacto con el gobierno de México, que con base en la ley actual lo aceptó como “testigo de oportunidad”, y como tal lo está tratando, pues Lozoya no ha ido a la cárcel, sino que alegando problemas de salud está en un hospital -el periodista Loret de Mola afirma que está libre y acaba de festejar su cumpleaños a todo lujo.

Pero no sería tan fácil para Lozoya, quien habría sido presionado a asumir un papel activo en la trama de desagravios. Por ello, los procesos en contra de su esposa, madre y hermana continúan. Ayer se anunció que el gobierno de Alemania cateó las casas de la madre de Lozoya, y que además éste tendrá que devolver al erario mexicano dos residencias que compró con el dinero que le tocó de los sobornos de Odebretch para la reforma energética, ya durante el gobierno peñanietista. Una de esas fincas está ubicada precisamente en este puerto de Zihuatanejo.

Como podemos ver, la de Odebretch es un caudal de corrupción de dos aguas: una es el haber financiado la campaña de Peña Nieto a cambio de contratos de Obras. Y, otra, el haber otorgado dinero para comprar el voto de diputados y senadores de todos los partidos, para sacar adelante la reforma energética, que significó la muerte de Pemex y de la CFE, y la entrada de los capitales nacionales y extranjeros privados al sector.

De momento, el caso dio un vuelco interesante. Con la presentación de la demanda, quedan de antemano indiciados y tendrán que ser llamados a declarar lo que a su derecho convenga, con base en el proceso que se tenga qué seguir. Si esto derivará en la detención del ex presidente, no lo sabemos, porque eso dependerá de las leyes vigentes y del criterio de jueces y magistrados.

El giro que de la situación es notable: no se trata de que Lozoya declare ante la fiscalía y que luego ésta investigue y haga las acusaciones. Lo que viene es que quien hace la acusación contra otros exfuncionarios es el propio Lozoya, abriendo la puerta para que un sinfín de funcionarios de todos los partidos, incluido el propio Peña Nieto, sean citados a declarar.

Y como el que acusa, prueba, esta carga le queda al propio Lozoya, no a la FGR, dando un amplio margen para una carnicería política. Políticos y partidos quedarán sumamente exhibidos, justo cuando está por comenzar el proceso electoral de 2021 (comienza en septiembre próximo).

Por eso hay quienes dicen que Lozoya, más que un delator, es un misil contra el viejo régimen. Veremos.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La recuperación económica de Guerrero pasa por la recuperación del turismo, sí o sí. O parafraseando al médico Gatell, veremos mejoría “si y sólo si” se compone la situación en este sector.

A propósito de la próxima reunión de los gobernadores con el presidente de la República, que desde luego tratará acerca de la reactivación económica -ojalá así sea, pues, y que los gobernadores no se gasten su pólvora en infiernitos políticos-; a propósito, decíamos, el gobierno de Guerrero debe llevar este tema bien definido.

Primero, recordarles que nunca protestaron lo suficiente por la desaparición del Consejo de Promoción Turística, organismo mediante el cual a Federación se encargaba de la promoción de los destinos turísticos del país a escala internacional.

Sí, había corrupción, como en todo lo que hay en este país, pero no por ello el CPT era descartable. Y si lo duda, amable lector, revise qué tenemos ahora. Nada.

Los gobiernos estatales han tenido que navegar por su cuenta, algunos de manera exitosa, otros dando tumbos, dando palos de ciego porque las secretarías de Turismo estatales no estaban entrenadas para eso, ni tampoco tienen los contactos.

En lo personal, más que ocuparnos de los desatinos de Gatell, que son muchos porque también en el sector Salud se ha ido improvisando, como se hará en el sector Educación, los gobernadores deben revisar cuanto antes la agenda económica, porque lo que se visualiza en el corto, mediano y largo plazo es el desastre, no sólo para ciudadanos y empresas, sino para el gobierno mismo.

Es un hecho que los negocios caminamos solos, y no hay opciones casi para nadie. Lo digo a propósito de que el gobierno del estado tuvo a bien firmar un convenio con Nacional Financiera, para que las empresas que necesitaban recursos para la reapertura, tuvieran acceso a créditos blandos. El gobierno estatal fue el aval y se encargó de recabar los datos de las empresas, así como de palomear a las que consideraba que cubrían los requisitos.

El pero estuvo en que ni el gobierno del estado, ni Nafinsa, dieron la última palabra, sino los bancos, que en su mayoría son extranjeros, y quienes al revisar el historial de deuda de los solicitantes, simplemente se los denegaron, echando a perder todo el proceso que venía desde hace 2 o 3 meses.

¿Qué no se supone que las empresas no pueden sostenerse a causa de que dejaron de tener ingresos por un largo tiempo? ¿Qué no se supone que un préstamo emergente les ayudaría a sanear deudas y a comenzar de nuevo? Tan simple como haber negociado con cada persona el manejo del dinero, pagar deuda vieja y abrir deuda nueva. ¿Qué no?

Lamentablemente esta iniciativa sólo beneficiará a unos cuantos, no importa la buena voluntad y el dinero que aportó el gobernador.

Por lo tanto, si ya el mandatario estatal anunció un nuevo recorte por 200 millones de pesos al presupuesto de egresos 2020, debido a la baja recaudación de impuestos estatales, nada garantiza que este desequilibrio persistirá y aún se agravará si no se toman acciones decididas.

En materia turística, decíamos, hay muchísimo qué hacer. Si yo fuera gobernador -dirán que qué bueno que no lo soy-, pediría en primer lugar la revisión de la actuación de Miguel Torruco Marqués, titular de la Secretaría de Turismo federal, para que explique un reciente acuerdo para que particulares manejen el sitio VisitMéxico, pero con recursos públicos.

Es decir, que prefirieron desmantelar el CTPM, por supuesta corrupción y para quitarse gastos -la dichosa austeridad, pues-, pero en contra parte se le entregan recursos públicos a particulares, para manejen la imagen de nuestro país a su antojo, sin tomar en cuenta a los principales interesados.

El presidente no puede ser ajeno a estos desatinos y tampoco puede estar dejando que sus secretarios hagan lo que les pegue la gana, aunque sean como Torruco, gente conocedora del sector, pero incapaces de imponer una visión clara de lo que es el Turismo en México y sus necesidades frente al mundo.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El gobernador anunció un nuevo recorte por 200 millones de pesos, debido a la baja recaudación de impuestos. Aunque no explicó exactamente de qué se trata el problema, se entiende que la hacienda estatal está muy mermada debido al cierre de playas y negocios. Por ejemplo, el titular de Turismo ya había dicho la semana anterior, que por concepto del 3 por ciento de impuesto al hospedaje el gobierno de Guerrero dejó de percibir 30 millones de pesos en el lapso que duró el cierre de playas.

Y eso no ha mejorado, porque aunque desde el 1 de julio pasamos al semáforo naranja, lo cual nos permitió abrir playas, hoteles y restaurantes, con excepción de bares y discotecas, el límite sigue siendo 30 por ciento.

Y no podremos aspirar a más, hasta que la pandemia se controle y bajen los contagios y al menos se aplane la curva, que ya parece cohete espacial, porque nomás no se detiene en estados y municipios.

De ahí el constante llamado del gobernador para que los alcaldes y la sociedad en su conjunto hagan la parte que a cada quien le corresponde, para contener los contagios.

A nivel nacional, la situación también es crítica. La semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó que se ha tenido una drástica reducción de ingresos por concepto del Impuesto al Valor Agregado, aunque por concepto del Impuesto Sobre la Renta se mantiene.

Y tan sólo para profundizar un poco en este asunto, recordemos que el IVA es un impuesto al consumo, y que todos lo pagamos al comprar, pero que se reporta a Hacienda sólo si el que vende está dado de alta, y si está relacionado con la actividad a la que la empresa o la persona física se dedica.

El ISR, en cambio, lo pagan empresas e individuos, y es la tasa que se le aplica a la ganancia que obtienen los negocios, y al sueldo y prestaciones de los trabajadores.

Si ha habido una baja en el pago del IVA, es por dos razones: porque el consumo per cápita nacional se redujo, forzosamente derivado del parón de la economía, y porque la gente se quedó sin empleo, lo cual le impide llevar un tren de gastos similar al que antes de la pandemia llevaba.

Al contrario, podemos apostar a que un alto porcentaje de los mexicanos llegaron al Covid-19 endeudados, y que sólo Dios sabe cómo han hecho para superar esta crisis, en la que el pollo -por poner un ejemplo-, pasó de 80 y 100 pesos por pieza, a 200.

Luego entonces, para estados que dependen casi al 100 por ciento de las partidas federales, lo mismo que los municipios, era de esperarse que la baja recaudación les coletearía de regreso, aunque afortunadamente se tiene el fondo de estabilización y la promesa del presidente es que estarán pagando este fondo cada mes a los estados, y estos tienen que hacer las transferencias correspondientes (20 por ciento), a los municipios.

En el contexto estatal, era obvio también que el parón económico afectaría los ingresos estatales, llamados “ingresos propios”. La gente lo que necesita es comer, no pagar placas, refrendos, tenencias, ni nada por el estilo.

Y los gobiernos municipales, ni se diga. De por sí casi nadie paga a los municipios los derechos y obligaciones de ley, menos ahora en que la gente no tiene ni para curarse del Covid-19.

¿Cuál es la alternativa que se tiene? No hay más que la reactivación económica. Evitar a toda costa volver al semáforo rojo, y que cada quien haga su parte en el control de la pandemia.

Para colmo, el gobierno de Estados Unidos lanzó una alerta a sus connacionales para que no viajen a México, país al que ubicó en “alerta máxima” (nivel 4), por el Covid. Claro, ellos también tienen millones de casos y cientos de miles de muertos, pero dirán que eso no nos importa.

El presidente anunció desde el pasado martes que se reuniría con los gobernadores, luego de que mediante una carta se lo exigieron. Tentativamente, la reunión es el 19 de este mes, en San Luis Potosí. El tema central será la obligada reactivación económica. Simplemente, los estados no pueden seguir cerrados, so riesgo de provocar mayores y peores problemas.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

En materia de redes sociales y política, estimado lector, tenemos dos buenas noticias. La primera es que Whatsapp actualizará su sistema para impedir que la gente pueda hacer capturas de pantalla de conversaciones entre personas, de manera que no se puedan utilizar para exhibir a nadie, ni tampoco para chantajear.

Claro, eso no impedirá que la gente tome fotos y videos de las conversaciones, porque esa es otra modalidad, pero de parte de la red, ya es algo.

También se tienen las imágenes y su facilidad para descargarlas, así que más vale que nos andemos con cuidado con lo que hacemos y decimos usando redes sociales.

Eso siempre nos ha sido recomendado incluso por las autoridades, de que no subamos a redes datos que puedan utilizar otros en nuestra contra, sobre todo fotografías de nuestros hijos, de las escuelas a donde asisten, de los lugares donde vacacionan y compran, porque eso lo usan los secuestradores para saber si tienen o no dinero.

Es importante, entonces, que las redes sociales vayan restringiendo un poco tantas facilidades que tienen los internautas, porque hay que entender que lo que nosotros usamos es una mínima parte de lo que realmente es la Internet. Hay lo que se conoce como “Red profunda”, donde navegan organizaciones criminales, delincuentes de todo tipo, tratantes de personas, hackers, que no son visibles para nosotros los mortales, pero que entre ellos se comunican.

No me pregunte de eso, porque somos ignorantes realmente de cómo opera este sistema que tanto nos gusta y usamos, pero por lo menos dese un tiempo para revisarlo, usando los buscadores de información.

En otro asunto, le informo que Facebook por fin exhibirá a los políticos, partidos y asesores que usan las redes sociales para promocionarse, con lo cual, le quitará la gran dosis de simulación que hay en esta materia.

Uno de los aspectos que mayor controversia ha generado en años recientes en relación a redes sociales como Facebook ha sido el manejo que se da a la publicidad política.

Hoy en día, las redes sociales son las favoritas de la clase política para influir en el electorado, y supuestamente lo hacen de manera gratuita.

No hay tal. Estamos viendo desde hace tiempo que han estado pagando pautas publicitarias, y eso es propaganda, aquí y en China.

Ahora bien, en política nada es inocente. Hay que revisar desde la influencia que este tipo de acciones tiene en el electoral, hasta prácticas poco éticas como la compra de bots y los discursos de desacreditación.

La verdad es que mucho de lo que vemos en redes sociales son contenidos pre-fabricados, a favor o en contra de alguien, y no todo es genuino. Incluso los contenidos de opinadores y periodistas profesionales, es parte de un entramado harto pestilente, llamados “granjas de bots”, que reciben paga, son empleados de este sistema oscuro.

Por lo tanto, ya era hora de que se le diera mayor transparencia a los contenidos políticos en Facebook, que es la red social preferida de los políticos, junto con Twitter.

Entonces, las plataformas digitales han lanzado nuevos lineamientos alrededor de la publicidad política y ahora el último movimiento al respecto vino de Facebook. Mediante un comunicado de prensa, la red social más grande del mundo anunció que habilitará una herramienta que permitiría a sus usuarios saber quién paga los anuncios políticos en México que aparecen dentro de su servicio.

De esta manera, a partir de esa semana, se hará obligatorio el uso de esta función de transparencia enfocada al publicidad política y electoral, la cual se identificará con una etiqueta para informar quién pago por el anuncio en cuestión, cuál fue la inversión aproximada y a quiénes fue dirigido.

“Quienes deseen publicar avisos de candidatos, partidos, figuras políticas o acerca de temas electorales en Facebook e Instagram, deberán pasar por un proceso de autorización, en el cual tendrán que confirmar su identidad con un documento emitido por el país donde será publicado el aviso e indicar públicamente quién es el responsable del mismo”, puntualizó Facebook en un comunicado.

Facebook utilizará una serie de señales para determinar si los anuncios provienen de un usuario autorizado y localizado dentro del país, requisitos que de no ser cumplidos, podrían derivar en la suspensión de la cuenta autora.

Los anunciantes podrán elegir entre diversas opciones para diseñar la etiqueta “Pagado por” que ahora acompañará sus campañas.

Podrán elegir entre seleccionar su perfil, una página administrada por ellos o bien la organización a la que estén vinculados. En caso de que opten por usar el nombre de su organización, o de una página, Facebook podría solicitar datos adicionales como número de teléfono, email y página web”, dijo la red en el comunicado. 

¡Ah!, también habrá veda electoral y para eso se coordinarán con las autoridades electorales. Terminamos eta semana con estas dos buenas noticias. Ya nos tocaba una de cal por tantas de arena.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Con la buena noticia de que se han reducido las muertes por Covid-19, y el constante llamado del gobernador para que todos hagamos lo que debemos hacer, para evitar que Guerrero vuelva al semáforo rojo, vale la pena retomar una iniciativa de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

Primero, partamos de un aspecto lógico de la pandemia. Como su nombre lo indica, no la vamos a detener. Y las medidas tan drásticas que hemos venido tomando, sólo han servido para prolongarla, y para ir dándole tiempo al sector salud de atender a los enfermos.

Pero a estas alturas, podemos apostar que la gente se está curando por todos los medios, incluso por su cuenta, y esa es la razón por la que se tienen menos muertes que cuando comenzó la pandemia.

Entonces, la disyuntiva ahora es curar a los enfermos. Y hacerlo de manera oportuna. Ya no sólo centrarnos en la prevención, sino aceptar la realidad e ir hacia la curación. La prioridad no sólo debe ser evitar los contagios, sino evitar las muertes. ¿Me explico?

Pero para lograr esta meta, la de curar a los enfermos, se tiene que partir de que el sector salud esté preparado para ello. Porque de pronto se enfocaron mucho en la prevención, en la desinfección de espacios públicos, en las recomendaciones para la población, pero la verdad es que no en toda la entidad se tienen los servicios de salud necesarios, y estamos hablando de medicinas, ante todo.

No sólo se necesita un diagnóstico temprano del Covid-19, del cual por fortuna ya hay suficiente información, y ahora se sabe que se manifiesta por lo menos de 6 cuadros clínicos, y uno de ellos es la diarrea. El no errar el diagnóstico es vital para que la gente no se agrave.

Está comprobado por testimonio de personas que han sufrido la enfermedad, que la atención oportuna es lo más importante, ya que en las etapas tempranas el virus parece ser muy vulnerable a los medicamentos que se les están recetando.

Y aquí surge el otro problema. ¿Qué medicamentos? En queriendo ser muy estrictos, los médicos del sector salud están recomendando únicamente paracetamol para el control de la fiebre, y punto. Nada para impactar al virus, que ha demostrado ser sensible a antibióticos, antivirales e incluso a un tipo de desparasitante.

A partir de la atención temprana, ya sólo se tiene que ir vigilando la paciente, y atendiéndole los síntomas que vaya presentando, como tos, dolor abdominal, dolor de cabeza, dolor de pecho. Y usar antiinflamatorios en caso de que haya una baja de oxígeno considerable.

En este tenor, Claudia Sheimbaum ya entendió que la pandemia no la va a contener, ni se va a retirar pronto, y luego entonces lo que resta es facilitar la cura, mediante un modelo de atención temprana, desarrollado en la Unidad Temporal Citibanamex y en el hospital Ajusco Medio.

Dijo que esto ya ha ayudado a controlar a personas contagiadas que padecen comorbilidades, y con ello a disminuir el número de decesos.

Con base en ese modelo, se atiende a personas antes de que lleguen graves a los hospitales y no resistan la hospitalización; además, se pretende ayudar a que lleguen menos casos graves a otros nosocomios de la ciudad.

El modelo está basado en un programa de capacitación masiva al personal para detectar, mediante tamizaje, casos sospechosos o confirmados de covid-19 en 18 módulos Triage ubicados en distintos hospitales y centros de salud, para ver si al tener diabetes, hipertensión u obesidad es necesario que los pacientes sean hospitalizados y recibir la atención adecuada, a fin de que no se agraven y corran el riesgo de fallecer.

Esto implica, amable lector, la hospitalización anticipada. Es decir, no hacerle la prueba al paciente, o diagnosticarlo y enviarlo a su casa con paracetamol, donde no estará revisado sus niveles de oxígenación, ni su caída o ascenso de presión arterial, ni ninguna otra complicación.

La hospitalización anticipada, al menos de los casos de riesgo, permite el control de comorbilidades, oxigenoterapia oportuna y control de inflamación, para evitar daño en los pulmones. El paciente vuelve a casa, cuando ya se vea que todo está bajo control. Es decir, no necesita pasar las 2 o 3 semanas, sino que, con esta terapia oportuna, en una semana se sabe si el virus cedió, o si se complicó el contagio.

¿Podríamos hacer eso en Guerrero? Sería genial. Urge, de todos modos, que se estandaricen los protocolos de atención, porque en Acapulco podrán estar muy bien, pero en las regiones estamos para llorar. Y urge también que la Profeco regule los precios de los medicamentos, ya que los triplicaron mínimamente. Entonces la gente, sin dinero y sin empleo, prefiere curarse con tes.

No es mucho pedir. ¿Podrían ayudarnos con eso?

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La elección de 2021, querámoslo o no, tendrá condiciones muy pero muy distintas a las que han distinguido otros procesos políticos. El Covid-19, como la pandemia más agresiva que hemos vivido desde la peste bubónica, incluso peor que la tuberculosis, a la que se le denominó “la peste blanca”, vino a trastocarlo todo, y la política no podía ser la excepción.

Expertos en política señalan incluso que el Covid 19 todavía no muestra todos sus efectos, y hasta pronostican el desmantelamiento de viejas estructuras políticas, así como personajes que tendrán que hacerse a un lado, porque simplemente no están a la altura de los retos de estos nuevos tiempos.

Ya no es suficiente tener un buen discurso, ni tampoco una buena presencia. No es suficiente tener un padrino político, ni la bendición del jefe máximo. Los maximatos y su multiplicación en distritos, estados y municipios, serán puestos hoy más que nunca a prueba.

También los acuerdos entre grupos, el clásico “sigues tú” y “yo pa’lotra”, están condenados al fracaso, porque no se trata de poner al que sigue en la cola de las tortillas, sino al más capacitado, al más sensible, al más creativo, porque si antes teníamos problemas, en el futuro tendremos más y mayores.

Si no nos hemos dado cuenta, esto apenas comienza. Los horrores de la pandemia los viviremos en carne propia cuando haya pasadso la primera ola. Porque, ojo, los expertos dicen que viene una segunda y hasta una tercera. La segunda ya viene por Europa, que más que rebrotes del Covid, son los inicios de una nueva ronda por el mundo. Y la tercera está comenzando en China. Luego entonces, serán 3 barridos que la pandemia hará, y al que se quede con calzones en esta, para la otra quedará desnudo.

No sería extraño que eso sucediera. Es el comportamiento natural de las pandemias. Por ejemplo, el cólera ha dado ya 7 rondas por el mundo, desde que comenzó hace unos 200 años. La última fue a inicios de la década de los 90, tiempos en que nuestro país también vio muchos muertos y obligó al gobierno y a la gente a cambiar muchas políticas sanitarias y de producción y manejo de alimentos.

Si al Covid-19 le agregamos que las leyes cambiaron y hoy son estrictas en el sentido de que ya se considera un delito electoral -del fuero federal-, la compra de votos por cualquier modalidad, la retención de credenciales y tantas y tantas argucias que se inventan los que aspiran al poder (suelen decir que en la guerra y en el amor todo se vale), entonces podemos deducir que el proceso electoral de 2021 para nada será algo sencillo.

La política sigue. No puede parar. Finalmente, todo es política. Cada decisión que los individuos tomen y que se relacione con su interacción con los demás, es un asunto de política. Lo aclaro porque no sólo existe la política partidista, que se diseñó para acceder al poder y perpetuarse en él, sino porque el hombre por naturaleza es un animal político y está tomando decisiones todo el tiempo.

Volviendo al tema, en lo sucesivo se necesitarán políticos que no le tengan miedo a la historia. Que sepan que lo que no hagan en este momento, terminará hundiéndonos más.

Sé que Guerrero, por ejemplo, no debería estar en semáforo naranja. Por el aumento de casos de Covid-19, no hay condiciones. Pero el gobernador tomó ese riesgo y se le aplaude. No podemos seguir encerrados de por vida, y lo que sigue es curar a la gente.

Tenemos ejemplos de personas que han sanado, y debemos tomarlo. Tener Covid-19 no es una sentencia de muerte, no es algo invencible. Hace falta un protocolo oficial para combatirlo, así como orientar y concientizar a la gente debidamente, para que no se oculten, no se traten con tes ni hierbas, y más bien sepan qué tomar y cuándo actuar.

El secreto está en actuar a tiempo. No es entonces evitar la enfermedad manteniéndonos encerrados por meses. Sino saber qué hacer cuando la enfermedad se presente. Suena duro, y hasta temerario, pero así debemos actuar. Volver a cerrar los puertos no es la opción.

Urge también regular los precios de las medicinas. Es terrible, por ejemplo, que una medicina para desinflamar el pulmón cueste 1,500 pesos en las farmacias. O que una pastilla de Azitromicina cueste 100 pesos, ya con descuento. ¡Por dios! Espantoso que los farmacéuticos estén lucrando tanto con la gente enferma, que debido a la pobreza por el cierre de la actividad económica, se está curando con Vaporrub porque carecen de recursos.

A esto se debe tanta muerte en el país, no propiamente al Covid.

Entonces, la clase política debe quitarse miedos y remilgos, y tomar al toro por los cuernos. De esos necesita México.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Después de la captura de José Antonio Yépez, alias El Marro, el líder guachicolero que prendió al rojo vivo a Guanajuato, vale la pena revisar este caso que es el primer golpe certero contra la delincuencia en este país, de parte del gobierno de la Cuarta Transformación, y que podría significar -como dijo el senador Ricardo Monreal-, el inicio de la pacificación de México.

Ese es un sueño largamente anhelado por todos los mexicanos, quienes llevamos prácticamente 20 años viviendo en la ignominia, a salto de mata, con los pelos de punta y viendo tantos muertos, que la muerte se nos ha hecho común. Somos, desafortunadamente, una sociedad tan acostumbrada a la muerte, que hasta el Covid-19 y sus fatales efectos nos parecen poco.

El arresto de El Marro, está destapando una cloaca que data de hace 10 años y que incluye a autoridades estatales, municipales y empleados de Pemex. Imposible que un delincuente de baja monta como El Marro, cuyo grupo delincuencial ni siquiera tiene la categoría de un “cartel”, haya puesto en jaque al gobierno estatal de Guanajuato durante tanto tiempo, así como al gobierno federal, desde 2009, extendiendo sus tentáculos por todo el corredor guachicolero del país, zona que -sospechosamente-, es controlada políticamente por gobiernos panistas.

El Bajío entero estaba al servicio de El Marro quien, insistimos, ni siquiera tenía un cártel sino un grupito de familiares metidos a la administración de la gasolina robada desde la refinería de Salamanca.

Dicen los conocedores que alguna vez perteneció a Los Zetas, pero sin novedad. Nunca fue uno de los mejores narcos que haya tenido el país. Ni siquiera era narco, pues, porque le entró a la venta de estupefacientes hasta que el gobierno federal cerró los ductos de Pemex y se le secó la gallina de los huevos de oro.

¿Para quién trabajaba El Marro? ¿Con quién compartía los 10 millones de pesos diarios que dicen ganaba por el robo de combustible? ¿Cómo y dónde distribuía lo robado, que llegaron a sumar 1 millón y medio de litros de gasolina? ¿Cuál era su modus operandi? ¿Quiénes eran sus cómplices en el sector de los dueños de gasolineras?

El Cartel de Santa Rosa de Lima no era tal. Era un grupo de delincuentes formado por El Marro, en el que participaba hasta su madre, sus hermanas, sus cuñadas, primas y hasta sus amantes, la mayoría mujeres.

La diminuta mujer que vimos detenida en junio pasado, pero luego liberada de manera impune por errores procesales, era nada más y nada menos la que se encargaba de administrar los dineros de El Marro, mientras él andaba a salto de mata. Era la que se encargaba de pagar la “nómina”, que incluía a halcones, policías de varios municipios….y vaya usted a saber quiénes más.

El ocaso de El Marro no comenzó con López Obrador, cabe aclarar. Fue desde 2017, en tiempos todavía de Enrique Peña Nieto que un General dijo por primera vez su nombre, y se maravilló de que nadie supiera de él, siendo que tenía desde 2009 robando combustible, aunque la actividad se propagó en 2014, justo a dos años de la llegada al poder de Peña Nieto.

El ocaso de El Marro ni siquiera dependió del gobierno federal. Su error fue no haberse aliado con El Mencho, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, cuando éste se lo propuso, para tener acceso al Océano Pacífico, previa conquista de zonas de Michoacán.

Entonces todo se le complicó. Al no tener la estructura real de un cártel, sino siendo el suyo un negocio familiar y de amigos (políticos), no pudo defender el territorio, aunque lo intentó, y entonces convirtió a Guanajuato en un polvorín. Lo peor vino cuando le cerraron los ductos de Pemex. Entonces tuvo que decidirse por la venta de narcóticos y sobre todo el secuestro, para poder financiar sus actividades.

Cuando le comenzaron a detener a sus familiares, comenzó lo más grave. Cuando le tocaron a su madre, lloró y acusó al gobierno estatal de trabajar para El Mencho. También amenazó al gobierno federal, sabiendo que su caída era cuestión de tiempo. Ya se había escapado de las autoridades en dos ocasiones y se había convertido en un símbolo de la impunidad en Guanajuato, hasta este domingo que lo agarraron con las manos en la masa. Entonces no podrá alegar errores procesales, o que le inventan delitos, pues tenía en su poder a una empresaria, por la que estaba pidiendo rescate.

Ahora mal, esto no significa el fin de la violencia. Ya veremos a otro monstruo levantarse por ahí. Pero sí es el fin de un delincuente de baja ralea, que puso en jaque al gobierno mexicano. Mejor dicho, que era tolerado y utilizado para consumar el robo a Pemex, que en realidad era un robo institucional.

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Desde la ciudad de Acapulco, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar anunció la reunificación de ese partido político en Guerrero, algo que es sumamente importante, de cara al proceso electoral que está por comenzar.

De entrada, Ramírez Cuéllar despejó la duda principal que tenían los aspirantes a gobernador, y es el método de selección del candidato. Dijo que será mediante “encuesta abierta”; es decir, que cualquier guerrerense podrá participar, y no sólo los que estén en el censo de Morena.

Además, dijo que podrán participar todos los aspirantes que cumplan los requisitos de la convocatoria, y eso incluye a los externos, los que no pertenecen al partido, porque Morena tiene una puerta abierta para los que no siendo del partido, también puedan ser tomados en cuenta.

Esa es una buena noticia para gente como el empresario gasolinero Luis Walton Aburto, quien ya comenzó a moverse de nuevo por todo el estado, haciendo reuniones de petite comité, y a la ex perredista Beatriz Mojica Morga, quien está preparada para competir por género.

Y, bueno, hasta al senador Manuel Añorve Baños ya se le ha visto cerca de Morena, pues ha trascendido que no le respetarán los pactos de 2015, y que el candidato favorito del PRI será Mario Moreno Arcos. No me crea, amable lector, pero por ahí anda el chisme político.

Ramírez Cuéllar dijo también que hay garantías de que el proceso de selección de candidato sea limpio, que no haya madruguetes. Además, que el candidato no elaborará su propio plan de gobierno, sino que lo elaborará el partido con base en una serie de diálogos, que tendrán 2 objetivos: primero, un acercamiento con todos los grupos hoy en pugna; y segundo, que el proyecto de gobierno para el sexenio 2021-2027, sea un proyecto partidista y no algo individualista.

El líder nacional de Morena vino muy oportunamente a poner los puntos sobre las íes. Incluso tuvo que responder preguntas incómodas, como las denuncias que se han suscitado entre los mismos morenistas, de usos de los programas federales con fines políticos. Dijo que hacia dentro del partido aún no hay ninguna denuncia, pero que se llega a tener, se investigará.

“La presencia de un servidor, es para anunciar que el único método que va a existir para la determinación de los candidatos, es el método de la encuesta. La encuesta va a ser pública, las instituciones encargadas de realizarlo van a hacer de conocimiento público los requisitos y bases, para que el resultado final sea acatado absolutamente por todos”, sentenció.

Eso sí, Ramírez Cuéllar afirmó que su partido político se llevará “carro completo” en Guerrero: gubernatura, alcaldías y diputaciones, por lo que pidió “respetarse mutuamente” a los grupos de Morena en Guerrero.

Más claro ni el agua clara, señores líderes de Morena.

Aún dijo más: que no hay un candidato especial en Guerrero, que quien resulte electo no será por dedazo de nadie, refiriéndose al presidente Andrés Manuel López Obrador, al que todos se le arriman y con el que todos se retratan, mandando la idea al respetable público de que son los ensarapados.

Pues no, la candidatura se la tendrán que ganar a pulso. No sólo tendrán que votar por los aspirantes los morenistas, porque ese voto es bien fácil manipularlo (sobre todo ahora con la entrega de los programas sociales y donde se tiene un ejército de servidores de la nación en contacto con la gente beneficiaria).

Entonces, aunque se corre el riesgo de que voten gente de otros partidos de manera mal intencionada  -votar por el rival más débil, por ejemplo-, el filtro es excelente, porque viene destensar las relaciones internas en el partido que están, la verdad para llorar.

El candidato de Morena tendrá que ser una persona que no sólo tenga el aval de la gente de su partido, sino de la gente de Guerrero. ¿Captan, señores aspirantes?

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Leía ayer, estimado lector, que a pesar de los incrementos de casos de Covid-19, la ocupación turística en Acapulco es aceptable. Puede ser aceptable en el marco de la emergencia que vivimos, pero definitivamente no es lo deseable, ni siquiera suficiente. Luego de tantos meses de cierre de las playas, lo que caiga en este momento se diluirá en pago de deudas, servicios y otros asuntos que se fueron rezagando, y no harán la diferencia que se necesita para que el sector repunte. No podemos, por lo tanto, estar dando cuentas alegres, porque el desafío es mayúsculo y la decepción puede ser mayor.

¿Qué tenemos qué hacer? Primero, ser serios. Es bueno que lleguen los turistas, pero eso no puede ser a cambio de más casos de Covid-19, o a cambio de que estemos en un permanente color naranja, sin avanzar en el control de la pandemia. Y todos sabemos que mientras más rápido salgamos de la emergencia, más rápido comenzará la recuperación.

Mientras sigan registrándose casos de Covid-19, no podemos cantar victoria, porque como dijo el gobernador Héctor Astudillo, en cualquier rato nos regresan al rojo.

Ayer, por ejemplo, se registraron 250 casos nuevos de Covid-19. Y se sumó el municipio de San Miguel Totolapan a los municipios contagiados, pese a férreo encierro que decretaron desde el inicio de la pandemia. De este modo, quedan únicamente 2 municipios libres de contagio, y están en la Montaña: Iliatenco y Cuálac. Pero sólo es cuestión de tiempo para que nos den la noticia de que ya comenzaron su propia pandemia.

Los totolapenses pensaron que el Covid no llegaría a sus tierras. Hasta mandaban a la gente con trajes especiales a cobrar sus apoyos oficiales. Pero como toda pandemia que se esparce por vías respiratorias, un descuido basta para que la peste se cuele.

Mucho discutimos en este espacio qué tan válido era cerrar los pueblos. Primero, es algo anticonstitucional. Segundo, eso hace que la gente se sienta confiada en su burbuja, y que no aprenda a cuidarse, pues en este caso el autocuidado de la salud es vital para contener la pandemia. Es lo que los individuos hagan lo que hará la diferencia, y en este caso tiene razón el secretario de salud, que cada quien tenemos nuestra propia pandemia, y yo diría que todo comienza por el individuo, pero también hay pandemias familiares, y pandemias comunitarias, y del estado y del país. Pero todo comienza por los individuos.

Y hablando de pandemias personales, sí que las hay. Cada quien tendrá que vivir su propio mal momento. ¿Todos nos vamos a contagiar? En nuestro medio, y conforme avanza la pandemia, todos estamos en riesgo, y sólo es cuestión de tiempo para que estemos dentro del ojo del huracán. Ahí tenemos al alcalde de La Unión, Crescencio Reyes Torres, quien ayer anunció mediante sus redes sociales que dio positivo a Covid, y sus pulmones ya registran cierto nivel de daño.

Se comprueba que no hay nadie que no esté dentro de la agenda del Covid-19: ni ricos, ni pobres, ni santos, ni pecadores, ni gobernantes, ni los de a pie. Todos, teniendo un cuerpo terrenal, estamos expuestos a esto y más.

¿Hay que tener miedo? No. A estas alturas ya los médicos saben cómo tratar con el Covid, y hasta las farmacias similares están dando tratamientos efectivos. El secreto es no confiarnos, no confundir la enfermedad y actuar oportunamente, no más de 2 días para comenzar un tratamiento, para no dale tiempo al virus que se disemine.

Eso sí, no le recomiendo que vaya a los centros de salud, salvo para pedir su prueba Covid, porque conozco casos en donde les están dando expectorantes y medicinas para el dolor o la fiebre, pero nada realmente para combatir el Covid-19. ¡Caray!, al menos que dieran una receta congruente, porque ni siquiera surten los medicamentos, sólo dan las recetas.

También suelen limitar las pruebas Covid. Por ejemplo, si una familia entera está contagiada, solamente le hacen la prueba a uno de ellos, y si sale positivo, con eso dan por hecho que todos los demás están contagiados….Ajá, pero no los cuentan. Para efectos epidemiológicos, los démas no cuentan, no van a figurar en ninguna estadística; y por lo tanto esa es una manera muy inteligente de reducir los números de contagios.

Lástima. Estamos perdiendo una valiosa oportunidad de ver el impacto real del Covid-19.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El novelón del Caso Lozoya, digna de Netflix, comenzó el martes con la primera comparecencia del acusado, que por causa de la pandemia fue vía internet y no de manera presencial.

De entrada, Lozoya, a través de sus abogados pidió el beneficio de ser “testigo de oportunidad” (la versión mexicana de testigo protegido), como garantía para desembuchar todo lo que sabe de las redes de corrupción que montó Enrique Peña Nieto y su equipo, siendo el titular de Hacienda, punta clave en ese entramado que incluía, por supuesto, al propio indiciado.

El martes se le inquirió por el caso de la compra fraudulenta de Agronitrogenados, una empresa productora de fertilizante que era del gobierno, pero que durante el Salinato fue privatizada. Con la llegada de Peña Nieto, su dueño la revendió a Pemex, pero ya convertida en chatarra y endeudada con Banco Azteca. De ahí el sobreprecio a su valor real, con cargo al erario público.

Lozoya quedó ese mismo martes vinculado a proceso, pero sin ir a la cárcel. El juez únicamente pidió se le pusiera un brazalete, para monitorearlo, y tendrá que ir a firmar al reclusorio Norte cada 15 días.

En este contexto, y una vez que le fue concedida la garantía de ser “testigo de oportunidad”, Lozoya se declaró “no culpable” y prometió que daría pormenores de ese delito y a los autores materiales e intelectuales.

En su segundo día de comparecencia, Lozoya conoció del caso Odebretch, desde la aportación millonaria para la campaña de Enrique Peña Nieto, en 2012. Lozona también se martirizó. Sus abogados expusieron: “El señor Emilio Lozoya ha sido utilizado en su calidad de instrumento no doloso, en el marco de un aparato de poder conformado por altas autoridades del Estado mexicano que estuvo constituido con el objetivo de abusar de ese poder que legítimamente les había sido concedido”.

Algo así como “yo no quería, fui forzado a actuar”.

Sin embargo, la Fiscalía le comprobó que de los sobornos que dio la empresa Odebretch para la campaña de Enrique Peña Nieto, algo así como 4 millones de dólares, Lozoya se quedó con su parte. Es decir, entonces no fue forzado ni mucho menos, sino que había dinero de por medio también para él, y se le documentaron depósitos en sus cuentas en Suiza, y el ex director de Pemex usó a su hermana para hacer triangulaciones de efectivo.

Pero eso no es todo, la Fiscalía expuso que testigos protegidos en manos del gobierno de Brasil declararon que entre 2011 y 2014 se pagaron sobornos por 10.5 millones de dólares en México para que Odebrecht asegurara contratos en diversas obras públicas. Estas negociaciones las hizo de manera personal Emilio Lozoya, en su calidad de director de Petróleos Mexicanos.

¿Y qué esgrimió el ex amigo de Peña Nieto? Lo mismo: “No soy culpable ni responsable de los hechos que se me imputan y en el marco de la investigación. Quiero hacer de su conocimiento, su señoría, que con relación a los hechos que se me imputan fui intimidado, presionado, influenciado e instrumentalizado.

“Asimismo, manifiesto a usted que denunciaré, señalaré a las personas responsables de estos hechos y los posibles beneficiarios de los mismos”, declaró.

Por este caso, Fiscalía General de la República formuló la imputación del exdirectivo de Pemex los delitos de asociación delictuosa, cohecho y lavado de dinero, delitos que el acusado no negó, sólo dijo que no es responsable de ello, ofreciendo que probará y señalará a los verdaderos beneficiarios de estos sobornos.

¡Wow! Ya sabíamos que estábamos frente a un espectáculo de grandes dimensiones, pero no que veríamos semejante descaro. Ni un rubor de por medio, ni una brizna de vergüenza de alguien que ya está siendo visto por la opinión pública como el Judas del sexenio pasado.

Y claro, no es que los otros sean santos, y por supuesto que merecen su castigo, pero no deja de ser vergonzoso que Lozoya, para salvar su pellejo, esté exhibiendo a sus jefes. Aunque, bueno, como dice el dicho: En política no hay amigos, hay intereses.

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