(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Algo huele mal en la famosa alianza PRI-PRD. Primero, el domingo…o mejor dicho, desde el sábado, alguien le hizo la agenda a Mario Moreno Arcos, el candidato aliancista a gobernador, en donde se anunciaba que a las 6:30 se estaría dando una rueda de prensa para anunciar el triunfo. Y posteriormente el abanderado estaría en Chilpancingo y luego en Acapulco festejando con la gente.
Esa agenda que se divulgó desde su equipo de campaña a los medios, fue sumamente extraña para todos. Nunca antes un candidato había divulgado algo que es estrictamente interno y que a todas luces era una locura.
Primero, porque la elección ni siquiera se había celebrado y que ni siquiera en caso de tener seguro el triunfo, anunciaron antes de la elección era algo intrépido, algo que ni el más avezado experto en política podría sugerir que se hiciera.
¿Qué estaba pasando? ¿En qué se basaron los asesores del candidato o el propio Mario Moreno para anticipar con casi 24 horas de distancia el festejo de un eventual triunfo?
Pero eso no fue lo más terrible, sino que sin que siquiera se tuvieran las casillas cerradas en su totalidad (algunas cerraron a las 8:00 porque la gente seguía votando), Mario Moreno, acompañado por los líderes del PRI y del PRD, Héctor Apreza Patrón y Alberto Catalán Bastida, respectivamente, salió puntualmente a declararse ganador en una conferencia de prensa.
¿Fue o lo llevaron? ¿Qué rayos pasó?
Y aunque el cómputo seguía fluyendo y de todos lados -salvo de Tierra Caliente- llegaban noticias de un voto elevado para Evelyn Salgado (que aunque ayer festejó su triunfo en Acapulco, tampoco puede cantar victoria, porque el PREP va demasiado atrasado en el cómputo), aún así Mario Moreno cumplió con la agenda anunciada.
Sudoroso, con una felicidad que no sentía porque seguramente ya le habían dicho que todo era muy apresurado, Mario anunciaba que era el gobernador electo, y que vendrían buenos tiempos para Guerrero.
Desafortunadamente, con casi 40 por ciento de las casillas computadas, ayer lo separaban más de 40 mil votos de la puntera, Evelyn Salgado Pineda, de Morena.
Para agravar su situación, el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero se adelantó a reconocer la derrota de Mario y de la alianza en general, y pidió aceptar esta situación de manera decorosa y digna. ¿What?
El candidato entonces, quizás dándose cuenta de que lo llevaron al baile, literalmente, escribió en sus redes sociales que era muy temprano para declararse ganador o derrotado, y que en todo caso esperaría el cómputo final para dar un planteamiento ante la población.
Eso tendría que ser mañana miércoles, fecha en que la ley señala como fecha límite para que las autoridades electorales den por cerrado el cómputo y entregan las constancias de mayoría a lo ganadores.
Insistimos: ¿qué sucedió, de quién fue la idea de llevar a Mario a un festejo de un triunfo incierto? ¿El responsable tiene nombre y apellido?
Sí, de entrada, los dirigentes de los dos partidos, quienes incluso horas antes de que terminara la jornada electoral ya lo daban por ganador. Tanto Héctor Apreza como Alberto Catalán Bastida, son responsables de este “osote”. Incluso podrían ser señalados de fraguar todo ese teatro en torno a Mario Moreno Arcos. ¿Para qué, por qué? Ellos tendrán que explicar su “ideota” y señalar con base en qué actuaron de esa manera, exponiendo al candidato al máximo.
¿Estuvo alguien detrás de ellos? ¿Aguirre, Añorve? Podríamos agregar a René Juárez Cisneros, pero sigue enfermo o al menos no se ha anunciado su rehabilitación. Tampoco podemos señalar al gobernador Héctor Astudillo, porque si alguien tenía la información fidedigna era él. Además, por su estilo de ser, y porque él mismo ya sufrió una derrota, no habría cometido ese grave error, que ni siquiera es el error de un bisoño o novato.
Nos extraña de parte de Mario que se haya prestado a este teatro, a menos que él mismo tenga, como dice el dicho, los pelos de la burra parda en la mano. Mario no es un hombre improvisado, al haber peleado 7 elecciones, sabe cómo es el teje y maneje de una campaña, de principio a fin, y que al final lo que más debe distinguir a un hombre es su cautela y su mesura.
Insistimos: ¿Qué pasó? Tarea para el Avispón Verde.