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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Estamos a punto de ver la muerte del PRD. El plan para sustituir a este partido ya está en marcha, y para ello el pasado sábado se lanzó la plataforma Futuro 21, a la que se sumarán priístas, panistas, perredistas y organizaciones de la sociedad civil como Vamos, Cambiemos y Une, además de que se integraron ex militantes del Partido Nueva Alianza (Panal), como Gabriel Quadri, ex candidato presidencial en 2012, pero también el ex rector de la UNAM, el ex colosista José Narro Robles.

Hace meses, Los Chuchos propusieron que el PRD cediera su registro a un nuevo partido político, que se nutriera de diversas organizaciones sociales. Querían repetir, dijeron, el proceso que comenzó en 1988, cuando se creó un frente de organizaciones sociales y minipartidos de izquierda, para lanzar la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Tras las elecciones fraudulentas de ese año, que dieron origen al Salinato, el frente se constituyó en un partido político conocido ahora como Partido de la Revolución Democrática, que eligió el color amarillo como distintivo y como escudo un sol azteca estilizado.

A 30 años de esa hazaña de la izquierda mexicana (recordemos que hasta José López Portillo los izquierdistas eran perseguidos y operaban prácticamente en la clandestinidad), se echa a la basura todo el esfuerzo, y se le da cabida a una runfla de vivales.

En un inicio se les tomó a loco a Los Chuchos, pues sobre todo la gente de la base no consideró que se atrevieran a dar por terminado el ciclo del partido que se aglutinó bajo la figura de gente como Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Heberto Castillo, para crear otro diametralmente opuesto, porque aunque dicen que Futuro 21 seguirá siendo de izquierda, será cualquier cosa menos eso, en tanto que será nidal de figuras y figurines de la derecha, y con el propósito de ser una real oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Claro, falta ver que dicen los liderazgos intermedios del PRD y sobre todo la base política y social que tienen en estados y municipios, y que vienen exigiendo que el partido se refunde y vuelva a sus orígenes, pues han sido precisamente las alianzas con la derecha lo que lo han minado, desde que en 2013 se sumaron al Pacto por México.

Y cabría preguntarnos si Beatriz Mojica Morga sabía esto, de manera que decidió salir antes del partido, a sabiendas de que al menos en Guerrero habrá una genuina oposición. Y no tanto por la “refundación” del partido, que incluso podría cambiar de siglas, sino por el plan maquiavélico de Futuro 21, cuyo único propósito no es representar a la sociedad civil, sino golpear al gobierno lópezobradorista.

Si esto se consuma, Morena debe prepararse para recibir a los indignados perredistas, que no tendrán más alternativa que abandonar definitivamente al PRD, para evitar ser parte de ese Frankestein político.

De hecho, ya Bety Mojica dijo que este año unos 100 mil peredistas de Guerrero no se reafiliarán al PRD, y en el mismo sentido se expresó el ex dirigente del partido, el tlalchapense Martín Mora Aguirre.

Tal vez por esto, previendo que de todos modos el PRD se les desmorona entre las manos, Los Chuchos están haciendo el paso de la muerte, como avezados jinetes apocalípticos, aliándose con lo rancio del PAN y del PRI, antes que quedarse con un partido de izquierda enano, que sea satélite de Morena.

Ya decía el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero que Los Chuchos no cejarían en su intento por golpear a AMLO, y que éste tampoco cejaría en su intento por aplastarlos, para cobrarles que lo hayan traicionado en la campaña de 2006 y 2012.

Él mismo se expresó en contra, y dijo que no jugaría el juego de Los Chuchos.

Por lo tanto, conviene entonces que los perredistas de Guerrero decidan qué hacer, antes de que su destino los alcance.

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