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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Cayó la guillotina sobre Rosario Robles. El hilo se rompió por lo más delgado. No es que ella sea inocente, pues las pruebas presentadas desde 2017 por la Auditoría Superior de la Federación dicen lo contrario, y corresponderá a la Fiscalía General de la República comprobarlo ante el juez que lleva la causa, y que ayer al amanecer, tras 12 horas de alegatos, declaró la prisión preventiva sobre la ex titular de Sedesol y Sedatu en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Decíamos que no es que ella sea del todo inocente, pero lo cierto es que no es la única culpable en la Estafa Maestra que documentó y publicó Animal Político.

Desde entonces, Rosario Robles nunca quiso declarar al respecto, y únicamente se excusaba señalando que no había pruebas concretas en su contra, porque nunca firmó ningún documento.

Ante la imposibilidad de negar la estafa, Robles Berlanga se excusó diciendo que como secretaria titular, no le correspondía el manejo de los recursos económicos, sino que debajo de ella había áreas administrativas y operativas encargadas de la ejecución de los proyectos y programas.

Conociendo los entretelones de la política, eso se antoja inverosímil, porque entonces ella estuvo de aparato en las dos dependencias que manejaron recursos de desarrollo social y urbano.

Sospechosamente, tras su cambio a Sedatu, en Sedesol fue nombrado el compadre de Peña Nieto, el mexiquense Luis Miranda, quien fue removido de la Subsecretaría de Gobernación, y su lugar lo ocupó el ex gobernador de Guerrero, René Juárez Cisneros.

Algo se movía en Sedesol que Peña Nieto no quiso dejarlo en manos de algún otro, y eligió para ello a su compañero, un hombre de todas sus confianzas.

Y curiosamente, en Sedatu Rosario Robles replicó la misma estrategia para sangrar el erario público, usando una red de estafa que usaba a las universidades públicas y de éstas a empresas de diversa índole, para esfumar el dinero.

La investigación por la Estafa Maestra en Sedesol comenzó con un monto de 2 mil millones de pesos, pero conforme se fue documentando, a la fecha es un atraco que asciende a 5 mil millones de pesos.

En Guerrero, por ejemplo, la Auditoría documentó un robo en la Ciudad de las Mujeres, de Tlapa de Comonfort, donde se licitó todo lo concerniente a las redes de cómputo, que no fueron entregadas.

Robles Berlanga se declaró inocente ante el juez, y dijo que todo lo concerniente a las presuntas irregularidades en la dependencia a su cargo, las hizo del conocimiento del presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Pero, para su mala fortuna, no mostró ningún informe por escrito, y cuando el juez se lo requirió, y con lo cual ella se hubiese deslindado, dijo que sólo lo informó de palabra durante las reuniones de gabinete, o bien durante las giras del mandatario.

Como resultado, el juez la vinculó a proceso y declaró la prisión preventiva justificada como medida cautelar sobre la ex funcionaria, por lo cual ella fue ingresada ayer mismo al penal de Santa Martha Acatitla, aunque pidió pasar esta fase preventiva en libertad, argumentando que no huiría del país, porque sus cuentas están canceladas.

Decíamos que con Rosario Robles el hilo de la corrupción de la era peñanietista se rompió por lo más delgado. El escándalo de la Estafa Maestra no comenzó ni terminó con ella. Fue un plan que involucró incluso a la Presidencia de la República, pasando por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

La pregunta es si la Fiscalía logrará ir hasta las últimas consecuencias, o se contentarán con meter a la cárcel a Chayo Robles.

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