(Misael Tamayo
Hernández, in memóriam)
Si el objetivo de la masacre de la familia LeBaron era darle
una especie de golpe de Estado blando al presidente Andrés Manuel López
Obrador, en parte lo logaron. El pasado viernes, 5 días después de esa tragedia
que sucedió en los límites de Sonora y Chihuahua, el periódico El Economista
publicó el sondeo que hace diariamente para medir la popularidad del
presidente.
Y sucedió lo que tenía que suceder. Aunque AMLO todavía está
por encima del 50 por ciento de popularidad, la merma es importante y prende
los ojos rojos para el partido y para
sus asesores. Pero alegra a sus detractores.
En febrero, López Obrador registró su mayor porcentaje de
aprobación, con 83%. Pero desde ese entonces ha ido a la baja De acuerdo con
una encuesta que organiza el diario El Economista, este 8 de noviembre, el
presidente, Andrés Manuel López Obrador, alcanzó su popularidad más baja en 11
meses de gobierno.
El sondeo, hecho por Consulta Mitofsky, revela que López
Obrador registró 59.8 por ciento de aprobación, cifra drásticamente baja, si la
comparamos con la de febrero, donde acotó su pico más alto con 83 por ciento
(según El Financiero).
Ni siquiera la rebelión del Narco en Culiacán, cuando
detuvieron al hijo del Chapo Guzmán, le causó tan tremendo costo político al
presidente, pese a que se trató de un operativo fallido –que presenta muchas
inconsistencias de las cuales la Fiscalía General de la República estará
informando-, y pese a que el presidente tuvo que dar la orden de dar marcha
atrás, pues estaban en riesgo vidas inocentes.
En ese entonces, después del 17 de octubre, al contrario la
figura del presidente se fortaleció, pues se mostró como un hombre justo, que
no está dispuesto a seguir peleando esta guerra fraticida con las mismas armas
que sus antecesores, y mucho menos sacrificar a inocentes a costa de la
detención de un hombre que es reclamado por los Estados Unidos.
Y en esto hay mucho fondo, sólo falta que los lectores y el
pueblo en general, aprenda a discernir.
Sin embargo, la matanza de mujeres y niños de la familia de
mormones en el norte del país, junto con la revelación de cómo sucedieron los
hechos, pues se trató de dos ataques, con casi hora y media de diferencia uno
del otro, así con la saña con que los ejecutaron, pegó duro y a la cabeza en el
gobierno federal, justo cuando nos entregaban cuentas alegres.
Todo ha sido tan sincronizado, desde Culiacán hasta la
tragedia de los LeBaron, pasando por algunos episodios que se han registrado en
Michoacán, Jalisco, Guanajuato y Guerrero, que no podrían ser causalidad.
En realidad, se está generando la idea de que el gobierno
está acorralado, que los grupos delincuenciales tienen el control del país, y
que tarde o temprano se necesitará la intervención extranjera, curiosamente del
país de donde provienen las armas con las que se armó en este caso el Cartel de
Sinaloa, hasta convertirse en un ejército irregular, junto con sus diversas
falanges, una más agresiva que la otra.
Análisis todavía no muy populares, de expertos en la
materia, así lo exponen. Lo de Culiacán, dijo Alfredo Jalife, fue un intento
disfrazado de golpe de Estado para AMLO, pues de haber caído en la trampa, y de
haber persistido en la detención de Ovidio Guzmán, se hubiese incendiado
prácticamente todo México.
¿Pero quiénes podrían estar detrás de todo esto? ¡Uff! Son
muchos. Por menos de lo que está haciendo López Obrador mataron a Luis Donaldo
Colosio, y se puede adivinar un sector rancio del Ejército Mexicano
participando en todo esto. Así lo vimos cuando salieron algunos Generales a
protestar contra el presidente. Fue sorprendente verlos, porque el código
militar tipifica eso como rebelión, y lo que procede es aplicarles la justicia
militar.
También podríamos ubicar a la ultraderecha, al conservadurismo
religioso, y a los empresarios y políticos que se han cebado en la corrupción
del régimen por años, hasta construir imperios empresariales, inmobiliarios,
financieros y de infraestructura.
La Auditoría, por ejemplo, reveló que desde la era panista,
pasando por Enrique Peña Nieto, hasta AMLO, 10 empresas han sido favorecidas
con el mayor número de contratos de construcción y servicios, incluso sin
licitación.
Bueno, estemos atentos. La estrategia de los barones del
dinero mundial ha sido exitosa a lo largo de los siglos, y en México sobre
todo.