(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
El papel de la SEDATU se enlazará con el de la Secretaría de
Turismo, en el rescate y relanzamiento de los Pueblos Mágicos de México, así
como del resto de los destinos turísticos nacionales.
Ojo, no se trata de retomar el programa que dejó el viejo
régimen, sino de uno nuevo, que es parte del plan sectorial de la Sectur, y que
está enfocado en ver a los destinos turísticos como algo integral, tomando en
cuenta también sus zonas pauperizadas, y no sólo poniendo atención en las zonas
de mayor afluencia de visitantes.
En pocas palabras, los pueblos mágicos no se abandonan. Al contrario, se les
atenderá de manera integral, como siempre debió ser.
El titular de la Sector, Miguel Torruco, ha repetido muchas
veces que el presidente de la República dio la instrucción de que el turismo
sea una fuente de desarrollo para todos, y no sólo para los grandes capitales
que utilizan los destinos vacacionales para anidar, y a los cuales se les trata
con tanta deferencia, que hasta sus grandes eventos se les financian, aparte de
que exigen calles, alumbrado público, servicios de agua potable y drenaje, así
como seguridad, como requisito permanente.
Entre tanto, las colonias populares se apeñuscan sin
servicios básicos, y de las cuales sale la mano de obra para los grandes
consorcios turísticos, conformándose incluso con contrataciones temporales.
En mayo pasado, la Sectur dio por concluido el programa
Pueblos Mágicos, cancelando la incorporación de más pueblos al programa que
suma actualmente 121.
Eso dejó sin opciones a pueblos con potencial turístico, que
no tienen sol, mar y arena, pero en cambio tiene historia, tradiciones,
gastronomía, arquitectura y, en general, son espacios únicos surgidos del
mestizaje de la Colonia, y cuyo acervo se conserva hasta nuestros días.
Para quienes vivimos del turismo sabemos lo importante que
es que los pueblos tengan el beneficio del desarrollo turístico, pues eso no
sólo implica mayor inversión gubernamental, sino, sobre todo, mayor inversión
privada y una mejoría económica general, por la afluencia de visitantes.
Pero como parte de las políticas de austeridad decretadas
por el presidente Andrés Manuel López Obrador, se decidió no incorporar a más
pueblos, y sí en cambio revitalizar a los 121 ya existentes, con una inversión
estimada de 1 millón 250 mil pesos por cada uno, pero en un esquema bipartita
de municipios e iniciativa privada. Concretamente, los municipios deben
participar en remozamiento de calles y pintado de fachadas.
En este tenor, será hasta 2020 cuando se comiencen a recibir
nuevas solicitudes, pero ahora se tendrá también la participación de la SEDATU,
dependencia que se enfocará concretamente en el rescate de polígonos
pauperizados, pues es común ver grandes franjas de miseria alrededor de las
zonas hoteleras pudientes.
Torruco Marqués anunció el diseño de una nueva estrategia
para reposicionar a los Pueblos Mágicos a partir de un Tianguis Turístico que
se realizara en la última semana del mes de octubre en Hidalgo, donde se espera
la asistencia de 130 mil visitantes.
Ahora bien, ¿qué hicieron los gobiernos estatales para
mantener a sus pueblos mágicos? Porque es un hecho que el cambio federal los
agarró desprevenidos, y el recurso que se les enviaba para inyectarles a esos
pueblos ya no lo recibieron este año.
Algunos se quedaron de brazos cruzados. Otros, como los del
Noreste del país que comparten historia y tradiciones, entre estos Coahuila,
Zacatecas, Durante y Nuevo León, se unieron para hacer una bolsa conjunta que
sustituyera el recurso que ya no recibieron de la Federación.
Especial ejemplo es Coahuila, entidad que dejó de recibir
entre 20 y 40 millones de pesos de la Federación para sus Pueblos Mágicos; sin
embargo, por sí solo le inyectó 120 millones al agregar el Impuesto Sobre el
Hospedaje al presupuesto por ejercer, lo cual deberían hacer todas las demás
entidades que tengan este reto de conservar sus pueblos mágicos.
La buena noticia es que los pueblos mágicos siguen siendo
parte de la estrategia de desarrollo turístico nacional, y que la meta es
incrementar esa red, a lo largo del presente sexenio.