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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El presidente Andrés Manuel López Obrador, quien estuvo ayer en Guerrero, convocó a los gobernadores del todo el país a concretar un Acuerdo Nacional en favor de la Democracia, para que nadie intervenga en las elecciones del próximo 6 de julio y se impidan esas “abominables prácticas antidemocráticas”.

Esta convocatoria fue a través de una carta dirigida a los gobernadores, que el mandatario leyó en su conferencia mañanera del pasado martes, en la que recomendó establecer una auténtica democracia en nuestro país. 

Teniendo como invitado especial al presidente de Argentina, Alberto Fernández, López Obrador se comprometió: “De mi parte actuaré con respeto a la soberanía nacional, y los exhorto a que no intervengan para apoyar a un candidato de algún partido político, a denunciar la presencia de dinero de la delincuencia organizada, a impedir la compra de libertades, a no solapar mapaches electorales”.

El reto planteado por el presidente de la República es mayúsculo, pues es sabido que por años, decenios, las elecciones dependen en gran parte de los gobernadores, quienes tienen sobre sí la meta de sostener a sus partidos políticos.

Recordemos aquellos tiempos en que las oficinas del PRI y de todos los sectores y organizaciones del tricolor dependían de los gobiernos estatales; nos referimos al pago de oficinas, nómina, recursos para que los líderes se movieran y se proyectaran políticamente, a cambio de concederles posiciones políticas. 

Incluso, de los gobiernos priístas salían las dádivas para otros partidos, y sobres con recursos para que los líderes opositores se mantuvieran contentos y bailando al son que les tocaba el gobierno en turno.

En Guerrero mucho se ha dicho acerca de que el grupo del finado Armando Chavarría Barrera solía acudir a Casa Guerrero por sobres con dinero para repartirse entre los más íntimos a su líder.

En tiempos del PRD la situación no era distinta, pues los gobernadores perredistas también se distinguieron por tomar como meta personal el sostener a sus estructuras partidistas, aunque con menos generosidad. Con Zeferino Torreblanca, por ejemplo, la ruptura con el PRD devino precisamente porque de Casa Guerrero se  cancelaron este tipo de prebendas y regalos económicos, pero nadie evitó que desde el Congreso se le chantajeara, no sólo por cada voto que necesitaba para que prosperaran sus iniciativas, sino que se le arrancó dinero para que cada diputado hiciera obras en sus territorios, algo a lo que estaban bastante acostumbrados, sin que tales recursos fueran auditables.

A nivel federal ni hablamos. En este momento se revisan casos de gobernadores que financiaron las campañas del PRI durante el gobierno de Peña Nieto, involucrando a gente con Manlio Fabio Beltrones, quien dirigió el partido en esas épocas, dinero que les era descontado directamente por la Secretaría de Hacienda, dirigida por el también ex canciller Luis Videgaray Caso.

La propuesta de AMLO es oportuna, pero también aplica para su gobierno, cuyos delegados en los estados no han escapado a la tentación de usar recursos y programas federales para autopromoverse, y el ejemplo más próximo lo tenemos con el ex delegado de Guerrero, quien mandó a repartir los apoyos pero que se dijera que eran gracias a él. De eso hay videos grabados e incluso una denuncia que todavía no se resuelve, pero que claramente tipifica un delito electoral.

En Guerrero, como en general en todos los estados, será muy difícil que los candidatos de la alianza PRI-PRD se acostumbren a que el gobernador les deje de dar programas y apoyos para entregar a sus bases, pero ha trascendido que Héctor Astudillo se ha negado a hacerlo, e incluso les ha pedido que respeten la legalidad.

Por lo tanto, a diferencia de otros procesos electorales, son escasos los aspirantes que están sosteniendo programas de apoyo social por su cuenta, y lo podemos ver en redes sociales, que realmente son contados. Ya no son los tiempos en que hasta electrodomésticos y materiales de construcción se entregaban, o bien fertilizante y agroquímicos a bajo precio.

En cuanto al presidente, está por verse si cumple su promesa, pues no ha dejado de intervenir en el proceso comicial, aunque de manera sutil. Le importa, sobre todo, conservar la mayoría en la Cámara de Diputados, pues eso frenará el proyecto político por el que ha peleado durante más de dos décadas, y el cual está en peligro en estos comicios federales intermedios.

En pocas palabras, a AMLO no le importan las gubernaturas ni congresos locales, mucho menos ayuntamientos. Su preocupación está centrada en las diputaciones federales.

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