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Palabra de Mujer

Ruth Tamayo Hernández

Porfirio Muñoz “Dedo”, mete discordia en Morena

“El egoísmo es el vicio detestable que nadie perdona en otros, pero que todo el mundo tiene”: Henry Ward Beecher.

Mis estimados, hemos visto en estos días por parte de aspirantes a la presidencia nacional de Morena y la secretaría general de ese partido, demasiada ambición; y la ambición causa desunión, división, pugnas, egoísmo y envidia, hasta llegar a insultos y golpes o, incluso, a homicidios.

Qué lamentable ver a los dirigentes de Morena exhibirse de la forma que lo hacen, sin medir ninguna consecuencia; ni siquiera porque son del mismo partido toman conciencia; por el contrario, se dan más duro.

Siempre ha sido así. No es algo nuevo que la clase política y grupos de poder que participan en contiendas preelectorales se dan golpes bajos y muestran su verdadera naturaleza en su ambición al poder. Pero Morena es el partido en poder federal y, por lo tanto, debieran tener más decoro sus miembros, quienes una vez que accedieron al máximo poder de la República, se engolosinaron a tal grado que ahora se están dando golpes bajos para hacerse de la dirigencia nacional, desde donde se definirán las candidaturas para gobernador en 15 estados, entre ellos Guerrero. Por estatutos, es la dirigencia nacional la que determina quién juega en las gubernaturas, y si el partido va con hombre o con mujer.

Por lo tanto, tampoco es de extrañar que los aspirantes al gobierno de Guerrero también estén divididos, como en el juego de Juan Pirulero, cada quien alzándole la mano a su favorito para que sea el nuevo líder de Morena, porque saben que si gana su gallo, entonces tienen candidatura segura.

Eso no es malo, aclaro. Eso es parte de la libertad política de cada quien. Lo malo es que sean incapaces de ponerse de acuerdo, y que desde 2015 que jugaron por primera vez como partido en esta entidad, Morena se haya dividido en mil pedazos.

Si por los liderazgos locales fuera, el partido ya no existiría, porque se han traicionado hasta en sueños, y debido a ello en la elección de 2018, cuando estaban para arrasar prácticamente todo, cada quien impuso a sus candidatos en ayuntamientos y fue ahí donde más posiciones perdieron. El primer lugar lo obtuvo el PRD, y el segundo lugar el PRI. Bueno, hasta el PT se les salió de última hora y les metió zancadillas, haciendo de la elección municipal un batidillo que no pudieron controlar.

Como iban en alianza con el PES, los que no fueron nominados por Morena de manera directa, se metieron a la  contienda por el partido aliado, y eso provocó una severa fragmentación que, a dos años de esos hechos, simplemente no han podido resolver. Al contrario, ese divisionismo se acrecienta ahora que está en puerta la nueva elección para gobernador, porque unos se dicen amilcaristas, otros van con el Toro sin Cerca o felixistas. Los petistas ya ven a Bety Mojica como candidata e incluso los waltonistas piensan que su jefe político tiene posibilidades de colarse a Morena.

Así se han gastado los morenistas su pólvora en infiernitos, olvidando que el enemigo está fuera, no dentro del partido.

La ambición y arrogancia de sus dirigentes hace que todo lo construido por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), entristezca a los partidarios.

En México estamos sufriendo tantas desgracias; por ejemplo, inseguridad, violencia, feminicidios, así como pérdidas humanas y económicas por el Covid-19, y lo último que desea escuchar el ciudadano son ofensas entre grupos de poder.

En Morena no hay cordura en ninguno. Entre más alto poder tiene el personaje, más ofensivos actúan. Por ejemplo, el pleito entre Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado tiene días subiendo de tono. Por otro lado, también Yeidkol Polevnsky, en una gira por Puebla, exigió a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ), investigar al actual presidente interino de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, por cometer daño patrimonial y autonombrarse responsable de finanzas en varios estados.

Y agregó la aspirante a la presidencia nacional de Morena, que también ha sido acusada de malos manejos del dinero del partido, que el nombramiento Ramírez Cuéllar como presidente interino es ilegal.

Y no solo eso, Polevnsky puso al descubierto varias irregularidades de Ramírez Cuéllar, que también provocaron revuelo entre los seguidores de actual presidente interino y quienes también comenzaron a sacar los trapitos al sol de Yeidckol.

Pero el que de plano no logra controlar sus emociones es Porfirio Muñoz Ledo. Este decano de la izquierda mexicana (pero a quien por cierto se le vio de arrimado con Vicente Fox), quiere ser presidente nacional de Morena a como dé lugar. Siente que por edad lo merece, y por su ambición ofende a todos los partidarios que no aprueban sus dichos. Hasta parece que tienen problemas personajes con Mario Delgado, pues ya hasta le llamó junior, y aseguró Muñoz Ledo (cuyo apodo cuando fue líder del PRI era “Muñoz dedo”), que Delgado está comprando el poder, que debe estar tomando recursos para hacer campaña, y señaló: “No puede ser que corrompa al partido, que se supone es el partido de la decencia. Ni el PRI hacían una cosa así en su tiempo.”

Y vaya que Muñoz Ledo sabe de qué está hablando, pues dirigió el PRI en tiempos de Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado. Luego, cuando junto con Cuauhtémoc Cárdenas salió del tricolor, fundaron el PRD, y encabezaron la Corriente Democrática, que fue desplazada por la corriente de Los Chuchos. En este partido, Muñoz “dedo” ocupó los puestos más importantes.

Pese a ello, Muñoz Ledo traicionó a Cárdenas en el año 2000, cuando compitió por el PARM por la presidencia de la República, facilitando el triunfo del panista Vicente Fox Quesada, quien lo nombró embajador de México ante la Unión Europea. Ese fue el pago de su traición en aquella falsa transición democrática, desbarrancando en definitiva el proyecto cardenista, pues el hijo del General competía por tercera vez para ese cargo.

Ahora pretende dirigir Morena, pasados sus 90 años de edad, y con unos 60 años como político. ¡Wow!  

En este más de medio siglo de vida política, Muñoz “dedo” ha ocupado todos los cargos posibles y sólo le faltó ser presidente de la República, aunque aspiró en varias ocasiones, tanto por el PRI como por el PRD. Para Morena ya no le ayudó la “bola” de años.

Don Porfirio, como le llaman sus seguidores, es un hombre de “claroscuros”. Gran tribuno, ha sabido acomodarse a sus diferentes facetas y es uno de los políticos más longevos, tan sólo comparado con el extinto cetemista Fidel Velázquez, a quien por cierto también lo llevaban de la mano a sus eventos públicos.

Ahora se da golpes de pecho. Hasta se dijo alarmado por las acusaciones contra Mario Delgado. Pero la verdad es que en diversos grupos de poder don Porfirio no es bien visto, todo porque trae entre ceja y ceja al canciller Marcelo Ebrard, cuyo pupilo, Mario Delgado, pretende dirigir el partido.

Incluso, polémico como suele ser, dijo si él llega a la dirigencia nacional de Morena, Marcelo se va de Morena; es decir, lo va a correr. Y esas palabras calaron hondo entre los partidarios del canciller. Pero a don Porfirio eso le vale soplete, y repite cada que le prestan un audio, corea que si gana Mario Delgado el próximo presidente de la República por Morena será Marcelo Ebrard.

Muñoz Ledo no quiere eso, pues no lo puede ver ni en pintura a Ebrard, quisiera desaparecerlo a insultos.

En las redes sociales los internautas revelan el pleito entre esos personajes. Según la discordia entre ellos, es por cargos, pues aseguran que don Porfirio quería que su hijo se fuera de canciller y no Ebrard, pero por un pacto entre éste y AMLO, que data desde 2011, el presidente se inclinó por Marcelo, quien además tiene la estatura para ocupar ese cargo. Ebrard es un tipo muy inteligente y siempre supo ganar la confianza del presidente. Fue capaz de renunciar a su aspiración en el año 2012, para que el PRD volviera a nominar a López Obrador como candidato presidencial, a diferencia de lo que hizo Muñoz Ledo con Cárdenas, por cierto, en el año 2000. No hay comparación.

Y pues por eso la molestia de Muñoz Ledo y ahora procura tapar el camino a Ebrard a como dé lugar. Bien dice el dicho, que cuando la perra es brava hasta a los de la casa muerde. Que alguien le diga a don Porfirio que los pleitos son con los de enfrente, no con su misma gente.

Ni siquiera saben cómo va estar este proceso electoral, pues con esta canija pandemia la próxima elección al 2021 será atípica.

Falta conocer a los nuevos partidos políticos y con quiénes se van aliar estos partidos, pero el proceso electoral no pinta nada halagador. Hay que tantearles el agua a los camotes, señores. ¡Feliz jueves, mis estimados!

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