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Palabra de Mujer

Ruth Tamayo Hernández

*Los feminicidas están en casa, casi siempre

*Caso Jaqueline, más grave de lo que parece

“Entre las diversas maneras de matar la libertad, no hay ninguna más homicida para la República que la impunidad del crimen o la proscripción de la virtud”: Francisco de Miranda.

Mis estimados, los sucesos criminales que se registran en nuestro país, sobre todo los asesinatos de mujeres, son alarmantes y preocupantes, pues en vez de disminuir estos crímenes, se acrecentaron en el país, como si fuese deporte.

Los criminales se soltaron matando damas de diferentes edades, en estados, municipios y comunidades del México lindo y querido, donde nada pasa, aunque pase todo.

Lo lamentable del cuadro, sin embargo, es que los feminicidios en México no son de ahora, con los recientes asesinatos de niñas, señoritas y madres. No, el feminicidio en México siempre ha existido. Ha habido asesinatos horrendos de mujeres, jóvenes mayores, niñas violadas y descuartizadas tiradas en basureros. Son panoramas pavorosos de los cuales nunca se hizo justicia, pues en casi todos los casos registrados, los homicidas repiten el mismo patrón: las violan, las matan de mil maneras y las tiran en un basurero.

Si, mis estimados, el fondo es horrible, temible, pues cuando un asesino se vuelve intocable, es cuando el miedo se apodera de la persona violentada. En cambio, el castigo al criminal, da confianza a las víctimas.

Sin duda que la omisión y abulia oficial tiene al país al borde del colapso, porque lo que antes no sucedía en los municipios pequeños, ahora lo vemos que se repite diariamente; por ejemplo, atropellos de la policía municipal, como ocurrió en Coyuca de Benítez. Los agentes municipales fueron señalados en la red de Facebook de acosar a una jovencita de 16 años llamada Jackelin. Más o menos después de 10 horas de que la adolescente subió a la red la denuncia, la mataron de un tiro en la cabeza.

La joven responsabilizó en sus mensajes a los policías municipales directamente, de lo que le pudiera pasar. Ahí están los mensajes escritos en la red social, están de prueba.

Sin embargo, ninguna autoridad gubernamental tomó cartas en ese asunto, lo dejaron pasar, pues la atención estaba en los homicidas de la niña Fátima. La vista era para esos criminales, pero los familiares y amigos de Jackelin, decidieron marchar para exigir justicia para la adolescente asesinada, aun arriesgando su propia vida, pues algunos continúan recibiendo amenazas si siguen manifestándose en ese municipio.

Lo peor del cuadro es que los presuntos homicidas son servidores públicos, agentes municipales y ni siquiera son de Coyuca de Benítez, pues según los manifestantes, los municipales señalados en el homicidio de Jackelin son de la Ciudad de México.

¡Hágame usted el fabrón cabor! ¿Qué no había gorras meadas en el pueblo, que tenían que traer de otra ciudad puro mañoso? No la jodan, pues.

Pero ahí no acaba la bronca como dice el empleado de la Coca Cola; el pedo es que el presidente municipal de Coyuca de Benítez, Alberto de los Santos, sabía del suceso y no atendió a sus gobernados hasta que estos se manifestaron en marchas para exigir justicia. Entonces el alcalde con cara de “yo les aseguro que no sé nada”, salió a atenderlos y declaró que separó del cargo a los agentes señalados por la muerte de la adolescente Jackelin, y también a los acusados de abuso de autoridad contra los manifestantes y un fotógrafo.

Sin embargo, el alcalde no solo debió separar del cargo a estos depravados agentes, sino que debió denunciarlos con la autoridad competente para que los investiguen, y de resultar culpables sean detenidos y encarcelados por el resto de sus vidas.

Lo raro de todo es por qué no actúan de inmediato contra los agentes municipales, por qué dejarlos libres para que sigan infundiendo terror en el municipio.

De verás que hay poblaciones en la Costa Grande en donde los cambios en sus gobiernos le salen peores de los que habían tenido antes.

Existe un grave abandono oficial en la provincia, pues en sucesos como los de Jackelin no hay justicia, pareciera que no tienen el mismo el valor que los hechos que pasan en la ciudad capital, pues la ilegalidad oficial florece en todo su fulgor en esta zona.

En los municipios de provincia siempre impera la impunidad, por diferentes factores. El más recurrente es el temor a denunciar por parte de la sociedad; sin embargo, hoy contamos con las benditas redes sociales y aunque tarde, la justicia oficial llega, aunque la justicia divina también nos alcanzara algún día, de esa nadie se podrá escapar. El gobierno en sus tres niveles puede dejar impune un homicidio, pero Dios no.

En el mismo municipio de Coyuca de Benítez, el pasado domingo por la tarde, pobladores dieron aviso del cuerpo inerte de una mujer asesinada con arma blanca. Informaron que la dama tenía más de 15 puñaladas, y fue encontrada en un camino que conduce a La Laguna de Coyuca, en el poblado de Bajos del Ejido.

Terrible noticia, pues ayer se informó en la mesa de coordinación para la seguridad y la paz de Guerrero, la detención de un sujeto relacionado con este nuevo asesinato. ¿Y qué creen, mis estimados? Que resultó ser el marido de la mujer.

Luego entonces, se deduce que la Fiscalía ya no se quema las pestañas ni gasta en investigaciones, pues ya sabe dónde buscar. La mayoría de los feminicidas están en casa, y se disfrazan de buenos. Entonces, nomás es cuestión de ir por ellos.

Apenas ayer supimos también de un sujeto que en enero pasado mató a la mujer que pretendía, en Tijuana. Ella desapareció a principios de enero y al día siguiente fue encontrada muerta, con heridas en pecho y zonas genitales. ¿Y qué creen? Pues que en su sepelio el ahora detenido acudió portando una playera de “Ni una más”, demandando justicia.

Sin embargo, sesudas investigaciones dieron con él, porque el GPS de su teléfono registró que estuvo en el lugar donde fue encontrado el cadáver de la chica, y al interrogarlo, pues soltó la sopa el desgraciado.

Les decía que los homicidios en México siempre han existido, pero los dejaron sin castigo, como hasta hace poco ocurrió, y otros homicidas compraron a la justicia con dinero; y los más listos son gente de bien, de traje y corbata, y andan impunes en las calles y otros hasta con cargos públicos en los gobiernos.

Por eso, mis estimados, el país esta teñido en sangre, por la impunidad que impera en cada rincón gubernamental y también por los excesos de la sociedad, pues dejamos los valores en la familia; por lo tanto, perdimos el rumbo y el resultado son los asesinatos de mujeres, niñas y adolescentes, en nuestros municipios, los cuales son consecuencias de nuestra propia deshonestidad.

Las muertes contra mujeres no van a parar mientras no termine el abuso de poder en toda su extensión, tanto de parte de la sociedad civil, al seno de los hogares, como desde el gobierno, donde la expresión más grave de ese abuso de poder es la impunidad y la protección contra los homicidas. No más impunidad.

 Tanto se han perdido los valores en el hogar, mis estimados, que hasta miedo da mandar a los hijos la escuela, pues los estudiantes andan desbocados. Miren lo que sucedió en una escuela primaria, denominada, Julián Adame, ubicada en la colonia del Carmen, en la alcaldía Coyoacán. Reveló el diario El Universal, que una madre de familia denunció ante la Fiscalía General de la Ciudad de México, que un grupo de mujeres fueron drogadas con cristal revuelto con un dulce efervescente. Entre ellos, una niña de 12 años, la cual presentó fuertes dolores de cabeza durante 24 horas. La denunciante llevó a su hija al hospital, pues la menor estaba mal y el diagnóstico médico de la estudiante resultó positivo a una droga.

La madre de la menor denunció los hechos, dijo que su hija y otros cinco compañeros de la escuela habían sido drogados por un compañero que los obligó a comer un polvo azul, que era droga llamada cristal, revuelta con un dulce efervescente. ¡Increíble pero cierto!

Espantosas revelaciones de un estudiante de primaria. Dios libre a sus hijos de semejante crueldad. ¡Feliz martes para todos!  

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