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LA FUNDACIÓN DEL MUNICIPIO DE ZIHUATANEJO DE AZUETA

César Antonio Aguirre Noyola

“UN MARAVILLOSO RINCONCITO DEL PACÍFICO GUERRERENSE”

CAPÍTULO PRIMERO

E) ÁMBITO LOCAL.

A raíz de la pavimentación de su pista aérea en 1947, Zihuatanejo se inició como lugar turístico, en virtud de que la aviación brindaba la posibilidad de realizar vuelos domésticos en pequeñas aeronaves propias que conducían visitantes del país y extranjeros, o de vuelos especiales efectuados por empresas nacionales, luego entonces, un nuevo tipo de persona llegaba al puerto, cuyos atractivos principales eran su entorno natural y su soberana tranquilidad.

Los nombres de algunos pilotos del desaparecido aeropuerto federal de Zihuatanejo, son los capitanes Cortés, Luís Villalbazo, Enrique Cuahonte, Lucino Loperena (Picho), Morales, Manuel Gómez Méndez, “Chante” Obregón y Teófilo Olea, éste último, que era hijo del jurista Teófilo Olea y Leyva, contrajo matrimonio con la señorita Minerva Rodríguez Peña, dama de reconocida y apreciada familia del puerto. Se incluyen por supuesto en este grupo a los elementos del Escuadrón Aéreo 202 de la Fuerza Aérea Mexicana.

Es probable que los visitantes que llegaban a esta población recibieran una impresión de agrado al observar un pequeño sitio, modesto, con calles de arena desprovistas de los servicios públicos, con casas en su mayoría de adobe, madera y bajareque, así como con su bella bahía. Desde siempre se obtuvo agua del pozo de La Noria (pozo al que debió su primer nombre la colonia donde se localiza) y de un sencillo sistema que se instaló por indicaciones del general Lázaro Cárdenas para realizar el surtido, mismo que consistía en un tanque de captación construido en la parte alta del arroyo de El Calechoso, del cual bajaba una línea de tubería de fierro con cuatro pulgadas de diámetro que conducía el hidratante en el tiempo de lluvias y que se mantenía algunos meses después en gradual descenso de gasto, hasta agotarse totalmente. Sin gasolinerías, ni autos de alquiler y tampoco anuncios espectaculares, cuya vida se deslizaba entre los brisotes cálidos del mar y los débiles vientos de la montaña, Zihuatanejo repartía sus horas.

El Lic. Rodrigo Campos Aburto, hombre originario de Zihuatanejo y cronista oficial del municipio a partir de diciembre de 2015, comenta que a principios de los años cincuenta “Desde luego que por esta época en el puerto no había energía eléctrica oficial, los hogares se iluminaban con candiles abastecidos de petróleo. Por otra parte, si queremos organizar las fuentes de ingresos locales de mayor a menor importancia, la principal actividad económica del lugar descansaba en la agricultura y la ganadería, de ahí le seguía la pesca y puedo decir que en un tercer lugar se encontraba la incipiente hospedería. Por último, el territorio que en la actualidad queda enmarcado en la cabecera municipal estaba bajo el régimen ejidal y proliferaban en él los potreros y las huertas de palmas de coco”.

Existe una solicitud de concesión para prestar el servicio de energía eléctrica en el pueblo de Zihuatanejo, presentada por el señor Enrique Aguado Jiménez, la cual fue publicada en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado número 25, de fecha 22 de junio de 1955, páginas 1 y 2; lo expuesto anteriormente viene a confirmar que a principios de la década de los cincuenta Zihuatanejo no contaba con el suministro de este servicio básico.

A principios de los años cincuenta el turismo en Zihuatanejo seguía siendo incipiente. El paisaje náutico no escaparía a la tentación de actores y actrices de la Época de Oro del cine mexicano.

Para conocer la forma en que se sucede la vida cotidiana en las pequeñas comunidades del estado de Guerrero, ajenas al emporio turístico costero, pocas cosas pueden resultar tan elocuentes como esa espléndida película que filmó en los años cincuenta Luís Buñuel, que tuvo como protagonista a Lilia Prado y que llevó por título Subida al cielo, cuya trama se desarrolla, casi en su totalidad, en un camión de pasajeros, necesariamente de segunda clase, que realiza un trayecto entre dos pequeñas poblaciones de la región de la Costa Grande. Durante el viaje en el camión hay una serie de acontecimientos como el nacimiento, la muerte, el amor, el odio, la traición, la demagogia, hechos que, por la forma natural como se desenvuelven, ilustran de manera convincente cómo en México se establecen, en la cotidianidad, vasos comunicantes entre la realidad, la fantasía y el sueño, ya que vivimos cosas que parece que soñamos y soñamos cosas que parece que vivimos…

Sabia virtud de conocer el tiempo.

César Antonio Aguirre Noyola

Investigador en materias política y electoral.

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