Lilia Arellano
En economía: prepárense para los tiempos peores
Las declaraciones del titular de Hacienda, Arturo Herrera, refiriéndose a la posible recesión global, la cual alcanzará a México y, por lo tanto, habrá de estar preparados, no hace sino darle sustento a las alertas lanzadas lo mismo por calificadoras como por especialistas en el área económica cuando advirtieron con suficiente tiempo que no se estaba siguiendo el camino correcto para evitar caer en la paralización actual, en un porcentaje de crecimiento llevado al bajo cero, la falta de circulante, la caída ya de más del 10 por ciento en la inversión directa, entre otras malas notas surgidas de una terca realidad empeñada en mostrar números muy diferentes a los otros datos con los cuales se cuenta en la Presidencia de la República.
No se tiene una visión clara de la política a seguir, del rumbo, del objetivo, e incluso las adecuaciones anunciadas al Presupuesto de Egresos presentado para aplicarse en el 2020 hablan de la inutilidad del documento, el cual se verá afectado de cabo a rabo si se quiere en efecto estar preparado para las próximas contingencias.
Frente a esto sigue abonándose al refrán “todo tiempo pasado fue mejor”; y si lo relacionamos con el tema abordado en los últimos días en estas mismas líneas sobre la presidencia de uno de los Ejecutivos más severamente criticados: Gustavo Díaz Ordaz, nos daremos cuenta de la existencia de una muy diferente política económica.
A la distancia encontramos que en ese sexenio se alcanzó el estatus económico más alto:
1) Crecimiento sostenido anual de 7%. En los últimos tres sexenios el crecimiento ha sido del 2%. En el primer semestre de AMLO es de 0%.
2) Inflación de 3%. De enero a diciembre de 1995 la inflación pasó del 10.23% a 51.97%.
Cinco años después del “error de diciembre” en el 2000 la inflación bajó a 8.66%.
En el 2001 fue de 6.95%. Y en 2017 fue de 6.77%.
3) La deuda externa más baja de la historia: 3,800 millones de dólares. Con Echeverría y López Portillo se disparó a 80,000 millones de dólares.
En 2019 es de 456 mil millones de dólares, pues tan sólo en el primer trimestre de la administración de López Obrador aumentó 9,519 millones de dólares.
4) El dólar se mantuvo a $12.50 desde finales del gobierno de Ruíz Cortines hasta la salida de Díaz Ordaz. Es decir, doce años de estabilidad.
Devaluación del peso al final de los siguientes sexenios: (1976) Echeverría: $15.69. (1982) López Portillo: $57.18. De la Madrid: $2,289.58. (1992) Salinas: $3,094.08.
Entonces tuvieron que quitarle tres ceros a la moneda mexicana, y el dólar bajó por arte de magia.
(2000) Zedillo: $9.45.
(2006) Fox: $10.87.
(2012) Calderón: $12.98.
(2018) Peña: $18.79.
(2 de octubre 2019) López Obrador: $19.79.
Si nos atenemos al renglón social, si bien es cierto que en 1968 la agitación estudiantil se había convertido en un fenómeno desde Alemania occidental, Europa, Estados Unidos hasta América Latina, no era suficiente para que llegara al nivel de las manifestaciones en México. Cualquier tipo de manifestación requiere reclutamiento de participantes, organización y algún método de financiamiento.
Al hacer una comparación imparcial con el presente se pueden encontrar numerosas similitudes con las manifestaciones que reclamaban el regreso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en el sexenio de EPN.
Por muy descabellado que parezca, y aunque cueste admitirlo, dichas movilizaciones fueron financiadas y apoyadas por la izquierda.
Junto a ellos marcharon los sindicatos de la CNTE, el SNTE, la extinta Luz y Fuerza y muchos más.
Cabe recordar que los padres de los 43 viajaron a Estados Unidos y Europa para manifestarse ante organismos internacionales. Es razonable y objetivo cuestionarnos de dónde conseguían dinero tan sólo para vivir si pasaron la mayor parte del tiempo manifestándose. Más aún, ¿por qué en cuanto AMLO ganó las elecciones desaparecieron las manifestaciones de los 43? Se evaporó el reclamo de “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”.
Ahora sólo queda la esperanza de por lo menos encontrar los cuerpos.
En los últimos días de diciembre del 2018 y el 2 de enero del 2019, cien personas se manifestaron afuera de Palacio Nacional por despidos injustificados en el SAT. ¡Cien! Tan sólo cien personas, de más 2500 despedidos. ¿Dónde estaban los otros 2400? ¿Falta de interés? ¿Falta de convocatoria? ¿Falta de financiamiento o de apoyo de algún partido político?
Lo mismo podemos preguntarnos sobre las víctimas del terremoto de 2017 en el Colegio Rebsamen en Tlalpan. ¿Por qué no prosperaron las manifestaciones de los padres que exigían justicia? ¿Falta de convocatoria? ¿Falta de financiamiento o de apoyo de algún partido político? ¿Sería porque hacer ruido no iba a afectar a Enrique Peña Nieto sino a la delegada de Tlalpan y futura candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum?
Nada de lo aquí narrado evitó que el sustituto de Miguel Ángel Mancera en el gobierno de la CDMX, José Ramón Amieva, removiera las placas de la Línea Uno del Metro en donde se mencionaba a GDO como el presidente que mandó construirla. “¡El 2 de Octubre no se olvida!”. Y, Luis Echeverría, como don Sebas… tan campante.