“El viernes ocurrió algo muy
importante”
Raymundo Riva Palacio
Una semana de ira creciente por las declaraciones de la jefa de Gobierno de
la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, al acusar de “provocación” actos
violentos violencia desatados por la frustración de que los feminicidios crezcan
tanto como la impunidad, tuvo un primer colofón el viernes, con una marcha
vespertina que se salió del control de las propias organizadoras, reflejada en
los medios de manera crítica el sábado, y de abundante reflexión este lunes
donde la prensa se llenó de explicaciones sobre el por qué había razones
objetivas en el sedimento de la explosión.
El debate se abrió en diversas tribunas. Un pensamiento que invita a
decodificar y entender el momento, apareció en la página en Facebook de Conversa Mujeres Mx, un proyecto colectivo
de mujeres para dialogar y reflexionar:
“El viernes vivimos emociones muy fuertes. Nos miramos entre nosotras y
nos descubrimos las unas a las otras… enojadas, rabiosas, desesperadas,
unidas.
Tanto que juntas perdimos el miedo. Aunque fuera
por unos instantes. Es interesante pensar sobre esto. Por unas cuantas horas,
de verdad, no sentimos miedo estando en la calle. ¿Cuántos momentos al día
pueden estar fuera de sus casas sin tener la alerta puesta? ¿Cuándo pueden
estar en la calle sin estar pendientes del potencial peligro en algún lugar de
su inconsciente?
“El viernes, por unos breves momentos, la calle
fue nuestra. Descubrimos que juntas somos muy fuertes. Descubrimos en la otra
la rabia de una, y eso nos hizo sentir menos solas. Vimos en los ojos de
desconocidas sentimientos que conocemos perfectamente. Sentimientos que nos
acompañan allá donde vamos.
“Me pregunto, hermanas, quiénes se creen que
somos aquellos que comentan con tanto odio hacia nosotras. De dónde creen que
salimos, qué creen que buscamos para que discursen así. Quizá no sepan que
somos mujeres normales, de su día a día. Somos su vecina, su prima, su amiga,
su alumna, o su maestra, somos la becaria, la panadera, la trabajadora de la
limpieza, la que trabaja en su propia casa, la que abrió un negocio, la que
despidieron ayer que te caía tan bien, la que te atiende en el hospital cuando
te enfermas, la que te vende boletos en la taquilla del cine, la que hace las
películas que ves en el cine, la que trabaja en recursos humanos de tu empresa,
la que te lleva en uber…
“No, no somos alienígenas buscando joderles la
ciudad, ni tampoco terroristas, no somos un grupo de mujeres despechadas, no
somos un grupo de mujeres vengativas, no somos un grupo de mujeres incoherentes
(somos muchas, eso debería darte una pista), no somos un grupo de narcos ni
mujeres que quieren hacer dinero vendiendo cuerpos de hombres, ni tampoco un
grupo de locas. Somos las mujeres de sus vidas. Aunque no lo soporten.
“Ojalá miraran a su alrededor, en sus escuelas,
sus trabajos, sus familias, en sus redes sociales… a sus amigas y les dieran,
al menos, el beneficio de la duda. Ojalá se preguntaran: ¿Qué será tan grave
como para que un grupo inmenso de mujeres desconocidas entre sí, se organicen
para vandalizar mi ciudad? ¿Qué nos quieren decir con tanta rabia que han
llegado a ese nivel? ¿Qué les molesta tanto que se han expuesto así? ¿Cuánto
tiempo llevaban intentando hacerse escuchar? ¿Cuàntas marchas pacifistas,
cuántas peticiones al Gobierno, cuàntas organizaciones, cuántos comunicados?
“Me pregunto si podrán hacerse una idea de la
valentía que supone enfrentarse a todos para luchar por nuestras vidas. Porque
10 feminicidios al día suponen, literalmente, un genocidio silencioso. Me
pregunto, compañeras, si se han percatado que este también es un problema de
clase. Porque, claro, David, el estudiante de Comunicación de la Ibero no
empatiza con este problema, porque sus amigas no han desaparcido; incluso
Daniela, tu compañera de trabajo que dice que ni machismo ni feminismo, no ha
entendido que este problema también le afecta a ella, porque no tiene amigas
que se fueran un día a la escuela y no regresaran. Porque son 10 mujeres al día
menos pero en la prensa hacen eco como 2 al mes. Quizá es que ninguno de ellos
se da cuenta de que esa cifra no es solo una cifra. Son 10 vidas menos, pero de
cuerpos que tienen menos valor que los suyos. Tan poco valor que nadie està
haciendo nada. Tan poco valor que les prece escandaloso vandalizar una ciudad o
quemar una comisaría por exigir que se detenga la masacre.
“Quizá ellos no tengan miedo y ellas achaquen su
miedo a cosas individuales. Pero el viernes, hermanas, ocurrió algo muy
importante que no debemos dejar que nos arrebaten. El viernes nos descubirmos
las unas a las otras, poderosas. Y si perdemos ese sentimiento, si nos
olvidamos de lo que vivimos el viernes, vamos a volver atrás. Y no podemos permitirlo.
El viernes descubirmos que hay mujeres que están dispuestas a llegar a donde
haga falta por nosotras. ¿Y qué hay màs hermoso que eso?. El viernes hubo tanto
pinche amor que nos descubrimos y ahora no podemos volver a cubrirnos.
“Spread the word. Ahora más que nunca. Júntense.
Hagan colectivos, organícense. En sus escuelas, en sus barrios, en sus casas.
No nos van a porteger ellos, no nos van a cuidar, no nos van a salvar. Nos
tenemos que salvar nosotras y el viernes entendimos que sí podemos hacerlo. Si
la guerra es por la vida, estamos dispuestas a hacerla. Porque sin guerra las
que morimos somos nosotras. La paz solo es paz para algunos privilegiados que
se enfurecen porque una vez al año sintieron la rabia que sentimos nosotras a
diario. Y eso, que lo tocamos fue un monumento”.
Pensemos. Aprendamos. Entendamos.
rrivaalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa