Peligro para Pemex, ¡cuidado Andrés Manuel!
Raymundo Riva Palacio
Una serie de grabaciones telefónicas de funcionarios de Pemex donde mostraban
la corrupción en los más altos niveles de Pemex, fueron presentadas ante la
Corte Federal del Distrito Sur en Brooklyn hace cinco días como evidencia en
una demanda contra el gobierno de México por parte de la empresa Oro Negro,
renovando el escándalo por el saqueo en la empresa del Estado mexicano durante
el gobierno de Enrique Peña Nieto. Las grabaciones fueron revisadas por The Wall Street Journal y Univisión, y a ellas se refirió
el presidente Andrés Manuel López Obrador este martes con frivolidad y
estrechez de miras, que soslaya o ignora que lo que se dirime en Nueva York es
mucho más relevante, por sus consecuencias, que su ajuste de cuentas con el
pasado.
López Obrador dijo que las grabaciones que muestran corrupción
correspondían al gobierno anterior y no deberían sorprender ni provocar
rasgaduras de vestiduras. La simpleza de su pensamiento es peligrosa. Hacer la
diferencia entren el Pemex del presente y el Pemex del pasado juega bien en su
narrativa de la destrucción de todo lo que lo antecedió, pero en términos
políticos y jurídicos, es la misma empresa. El presidente debería ser cuidadoso
en sus declaraciones y preocuparse, pues desde mayo la Comisión de Bolsas y
Valores, conocida como la SEC, el acrónimo de Securities and Exchange
Commission, y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, investigan a
Pemex.
“Las grabaciones
revisadas por The Wall Street Journal
ofrecen una rara ventana a la corrupción endémica en una de las más grandes
empresas estatales de México”, escribió Robbie Whelan, uno de los
corresponsales del diario en este país. “Durante un periodo de tres meses en
2017, Black Cube -una empresa de investigación israelí-, contratada por Oro
Negro, grabó en secreto decenas de horas de conversaciones con ex ejecutivos de
Pemex, en ese entonces en funciones, describiendo un elaborado sistema de pagar
para jugar en la empresa petrolera, donde se aceptaban sobornos por contratos”.
El párrafo es
demoledor en términos jurídicos, pero se apoya en la investigación que inició
la SEC sobre posibles irregularidades
contables (subrayado mío), apoyada por los abogados de la unidad criminal
del Departamento de Justicia que se enfoca al Acta de Prácticas Corruptas, los fiscales de la Corte Federal de
Brooklyn, la oficina del FBI en Houston y la oficina de la SEC en Miami, donde
vive Gonzalo Gil White, fundador y presidente de Oro Negro. Si López Obrador no
entiende lo que esto significa, o si en su equipo de colaboradores no le han
explicado la magnitud de lo que representa esta investigación, la omisión
significará una irresponsabilidad más grande de lo que las consecuencias para
Pemex podría significar que se le señalara como una institución endémicamente
corrupta.
En junio de este
año se tocaron en este espacio las investigaciones sobre corrupción en Pemex durante la gestión de Emilio Lozoya, y sus
consecuencias: “La lucha contra la corrupción debe
profundizarse para desterrarla de Pemex o de donde se encuentre. Pero no debe
plantearse como si lo que estuviera corrupto es la institución… La forma como
el gobierno está desdoblando el caso del exdirector de Pemex… al que se acusa
por lavado de dinero, lo ha rebasado. No es él presunto responsable de un
delito grave, sino la institución. Lozoya… es más chico que Pemex… Por ello,
el fiscal general Alejandro Gertz Manero inició investigaciones sobre el
Consejo de Administración, que tomaba las decisiones estratégicas, y sobre PMI
Comercio Internacional, que es una filial de Pemex registrada en Houston, para
comercializar el petróleo mexicano en el exterior…
“Mezclar personas con instituciones
suele ser un problema semántico mexicano, y… no hacemos distinciones. Existen
y, en el caso Lozoya, son fundamentales. Si permea en el mundo que la
corrupción de la que acusan a Lozoya fue por un problema sistémico, y que en la
principal empresa del Estado existía un mecanismo para robar a la nación, el
menor problema será Lozoya, o el expresidente Enrique Peña Nieto, o el
exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, o todos los integrantes del Consejo
de Administración de Pemex. El problema será del país, del gobierno y, como
consecuencia, de los mexicanos, porque sería Pemex a quien se le señalaría como
corrupta”.
El análisis comparativo es PDVSA, Petróleos
de Venezuela, cuya crisis fue resultado de la corrupción de la burocracia civil
y militar, donde se hicieron negocios a cambio de comisiones con empresarios
locales. Los actos de corrupción propiciaron un descuido en la actividad
petrolera venezolana, donde la falta de inversión en la producción propició la
caída de su plataforma petrolera y el incremento en los costos de
administración. Las ganancias de PDVSA no alcanzaban para reanimar la empresa, por
las componendas con los empresarios, beneficiados con contratos a cambio de
sobornos.
Esto se paró cuando intervino Estados Unidos. El 28 de enero el
Departamento del Tesoro bloqueó todas las propiedades y los intereses de PDVSA
y prohibió realizar transacciones con la compañía. Cortó el acceso del Banco
Central de Venezuela a divisas, y limitó sus transacciones financieras
internacionales. Ya no puede acceder a financiamiento en los mercados
estadounidenses, una de las razones por las que detonó su crisis.
La economía venezolana quedó a merced
de Estados Unidos porque no fueron las personas, sino PDVSA la que estaba con
la gangrena de la corrupción. Por ese camino va Pemex. El presidente López
Obrador debe avivarse y amplíar su horizonte estratégico y de acción. No hizo
caso del juicio en Brooklyn en un principio cuando no figuraba directamente
Pemex. Hoy ya no es lo mismo. O actúa rápidamente, o todos pagaremos su
negligencia.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa