Cuauhtémoc Rea Salgado
SAN JERÓNIMO. La comerciante de tortillas Angelina Resendiz Vega lamentó las bajas ventas que hay de tortillas dijo que han bajado hasta en un 60 por ciento y que esto hace que bajen las ganancias de los tortilleros.
Con nostalgia, doña Argelina Resendíz Vega, recuerda los días de bonanza de la venta de tortillas en la comunidad de Arenal de Álvarez, municipio de San Jerónimo de Juárez en la región costa grande del estado de Guerrero, dónde con gran esfuerzo y dedicación, después de casí 60 años de arduo trabajo, junto con sus hijos, su esposo, Carlos García Galeana, nacido en esta pequeña localidad lograron consolidar una pequeña empresa que también genera empleos directos entre las familias del lugar.
Doña Argelina oriunda de Bajos del Ejido, perteneciente a Coyuca de Benítez, recuerda los momentos difíciles que pasaron para poder comprar el primer molino para el nixtamal con la ayuda del señor Recilla, para empezar con la venta de masa y posteriormente la tortilla, entre los años de 1964 y 1966.
Relató que en ese tiempo para abastecer a todo el pueblo trabajaban intensas jornadas desde las 3 de la mañana, ya que en algunas comunidades cercanas como La Máquina hacían entregas al ser los primeros en ofrecer el producto con antiguas tortilladoras de esa época y no había competencia como ahora, recuerda, doña Argelina.
Es un trabajo muy pesado, por lo que constantemente tienen que contratar personas que le ayuden en los dos negocios que atiende actualmente su hija Flori, por que al paso de los años las enfermedades han hecho estragos en su salud y la de su esposo, señaló.
Explica que en los inicios vendían hasta diez tambos de nixtamal diariamente, pero en la actualidad han bajado drásticamente las ventas, debido a la proliferación de establecimientos, además de los altos costos de los servicios e insumos que necesitan como el maíz, agua, luz eléctrica y otros.
En la actualidad apenas logran en las ventas del día sacar cinco tambos pequeños de nixtamal, con lo cuál, a luchas pueden solventar los gastos que se generan.
Indicó que con financiamiento del gobierno pudieron adquirir máquinas más modernas para la elaboración de tortillas y hoy han mejorado las instalaciones para ofrecer un mejor servicio al público.
Dijo sentirse contenta y satisfecha, por que gracias a esta noble actividad que hace un tiempo fue más redituable, logró darle estudio a sus hijos que ahora son personas de bien y trabajadoras.
Con una sonrisa, comenta que sus hijos buscaron diferentes empleos, por que nadie quiso entrarle a lo de la tortillería “por que es muy pesado esto”, solo mi hija Flori y mi hijo Juan Carlos son los que me ayudan con el trabajo aquí, apuntó.