Sí a la reforma del sector eléctrico, pero no a cualquier costo

Francisco Reynoso

Desde que fuera candidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador señaló que revisaría la reforma energética que le ha quitado protagonismo a las empresas productivas del Estado: Pemex y CFE. En su primera semana de haber entrado en funciones, por ejemplo, el presidente solicitó que se cancelaran las Rondas Petroleras y la Subastas Eléctricas pendientes de llevarse a cabo.

Ya durante su administración se llevaron a cabo otras acciones para “fortalecer” a las empresas productivas del Estado en un intento de devolverles su papel de palanca de desarrollo. Por ejemplo, ha aumentado considerablemente los presupuestos de ambas empresas, tanto para sanear sus finanzas como para rehabilitarlas; solicitó la renuncia de los comisionados presidentes de los órganos reguladores del sector, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), y propuso candidatos cercanos a su equipo de trabajo para que ocuparan las vacantes y, aprovechando la crisis sanitaria por la Covid-19, decretó una política que inhabilitaba la participación de los agentes privados en la generación de energía renovable con el argumento de que su generación intermitente afectaba la confiabilidad del sistema eléctrico nacional. Hasta aquí, todos los intentos por frenar la reforma energética habían sido acciones con margen de maniobra entre las competencias del Ejecutivo Federal.

Sin embargo, una vez que la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló en contra de su nueva política para el sector eléctrico, inmediatamente el Gobierno traspasó su propia esfera de acción y transformó el Acuerdo de la Secretaría de Energía en una iniciativa legislativa de carácter preferente para reformar la Ley de la Industria Eléctrica.1 La intención, como dijo la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero en una conferencia matutina, es que el Estado retome nuevamente “la rectoría” del sector energético; es decir, “poner orden” a los agentes privados que participan en el sistema nacional de energía gracias a la reforma energética.

Coincidimos que es fundamental que el Estado recupere el control del sector y detenga la ola privatizadora de las renovables, que ha venido de la mano de la proliferación de grandes megaproyectos energéticos en territorios indígenas, como la “Eólica del Sur”, en regiones como el Istmo de Tehuantepec o la Península de Yucatán, que no difieren a las formas de imposición a la megaminería a cielo abierto, en la que se vulneran sistemáticamente derechos colectivos como la libre determinación, el territorio y el consentimiento previo, libre e informado de las comunidades y donde los grandes beneficios económicos y del uso de la energía se lo llevan grandes corporaciones como Coca Cola, Walmart o Mitsubishi, lo cual es perfectamente constatable en los permisos de generación eléctrica emitidos por la CRE para este tipo de proyectos. Para las comunidades solo queda el despojo, la división comunitaria, y la violencia. Cuando mucho, el reparto de algunas migajas por la renta de la tierra; ni siquiera se ha podido lograr que las grandes empresas de energía aporten mayores impuestos para el erario municipal.  De ahí que algunas colectivos y organizaciones en defensa del territorio no lamentaran la entrada en vigor del Acuerdo de la Sener en su momento, y seguramente tampoco la contrarreforma energética que acaba de poner en marcha el Ejecutivo con esta nueva iniciativa que conserva el mismo espíritu de dicho acuerdo.

No obstante, en un contexto de crisis climática, consideramos que el rescate de la soberanía energética a la que apuesta firmemente la 4T, no debe agotarse en la profundización de un modelo extractivista fósil que usa gas, petróleo y carbón para la generación de la energía eléctrica, originando severos impactos socioambientales como parece apuntar la iniciativa poniendo en entredicho los compromisos climáticos que México adquirió con la firma del Acuerdo de París. A pesar de que toda fuente de energía tiene impactos significativos y diferenciados, la energía renovable es la energía alternativa a los combustibles fósiles con los menores impactos ambientales.

En este sentido, consideramos que el Gobierno de la 4T debe reconsiderar su enfoque de la soberanía energética y traducirlo en un nuevo marco legal, que, si bien recupere la rectoría del Estado, transite hacia una política pública fuerte de lucha contra la emergencia climática. Esta, debiera estar basada en una transición energética justa, con respeto a derechos colectivos de los pueblos, y de forma descentralizada, distribuida y comunitaria, tal como había sido concebido en el Proyecto de Nación 2018, pero que se olvidó en el camino y en las estrategias de fortalecimiento de Pemex y la CFE, las cuales siguen ancladas en el modelo extractivista fósil.

Defender al INE

2021 será un año crucial, pues se llevarán a cabo las elecciones más grandes del país. Se renovarán 500 diputaciones a nivel federal, así como las diputaciones de 30 entidades federativas. También se elegirán a 15 gobernadores, junto a presidentes municipales y alcaldes. Para dar una idea de la magnitud de la elección, alrededor de 3,000 personas tendrán que ser votadas para ocupar algún cargo público en el país.

El Instituto Nacional Electoral (INE) es la institución encargada de organizar dichas elecciones. Es el organismo autónomo más importante de nuestra democracia, ya que garantiza que las elecciones sean libres, imparciales, y equitativas. Además, es el encargado de definir cuestiones cruciales como los topes de gasto en las campañas, los tiempos de propaganda de los partidos políticos en la radio y la televisión, y los requisitos para la creación de nuevos partidos. Es también el principal árbitro en materia electoral, además de vigilar que las elecciones se lleven a cabo sin la injerencia indebida del gobierno.

Sin embargo, desde el inicio de la actual administración, el INE ha sufrido recortes importantes en sus presupuestos que han dificultado su operación. Además, el presidente ha atacado directamente a los órganos autónomos, entre ellos al INE, por ser “inservibles y caros”. Esto sin duda, con la intención de mermar el prestigio del Instituto y sus capacidades.

Para entender la importancia del INE, hay que hacer un poco de memoria: surgió a partir de una demanda ciudadana de equidad y transparencia, que cobró fuerza durante los 80, y especialmente a partir de los reclamos por un supuesto fraude electoral en 1988. El fondo de la petición era la separación del gobierno de la organización de las elecciones. No se podía ser juez y parte. Por ello, la esencia del INE es su autonomía y su cualidad más importante la imparcialidad. Si se trastoca cualquiera de estos atributos, el organismo ya no tiene sentido en tanto institución garante de procesos electorales realmente democráticos. El INE, en sus 31 años de existencia, no ha estado exento de momentos difíciles, pero en los últimos dos años se ha insistido en su debilitamiento, para favorecer la concentración de poder en manos del presidente López Obrador.

Recientemente, el INE se ha pronunciado en contra de las declaraciones que el presidente ha emitido en torno al proceso electoral de este año en sus conferencias de prensa matutinas. De acuerdo con el INE, los servidores públicos deben apegarse a la Constitución, misma que estipula que ningún organismo público o privado puede tener injerencia en las elecciones, además de que los servidores públicos no deben usar los recursos del Estado para orientar el voto hacia algún candidato o partido. Además, el Instituto instó a que no se transmitan íntegramente las conferencias de prensa del presidente durante las campañas, pues eso afectaría la contienda electoral.

Ante dichos pronunciamientos, el presidente atacó al INE, considerándolo como un enemigo a sus intereses políticos y desprestigiando sus capacidades. Estas acciones ponen en riesgo el juego democrático que se ha logrado construir en nuestro país. Es por eso que, independientemente de filiaciones partidistas, todos los actores con vocación democrática defendieran al INE. En este sentido, los ataques de MORENA, secundando al presidente, son una deslealtad al sistema democrático del cual forma parte.

Instructivo electoral pejista

Salvador Camarena

Se acabó la política de estufa. El Presidente Andrés Manuel López Obrador volvió ayer de su obligada pausa por enfermedad y en una sola mañanera ha dejado clara su ruta rumbo a los comicios del 6 de junio. Es tan diáfano el mensaje que da para resumirlo a manera de instructivo.

1. El Presidente será un actor constante en la campaña. No es que sea novedoso, pero nos habíamos quedado -antes del contagio covidiano presidencial- en que la mañanera estaba en disputa dado que el INE quiere que Andrés Manuel López Obrador limite sus mensajes políticos. Olvídenlo: ayer quedó claro que no piensa constreñirse en forma alguna. ¿La ley? Antes se pone el cubrebocas que dejar de hacer proselitismo en Palacio Nacional.

2. López Obrador ya estableció el ellos y el nosotros, así como la arena de disputa: el ellos son -Oh, sorpresa- los críticos, esos que no quieren que Morena retenga la mayoría en San Lázaro; el nosotros son los que están, dice él, transformando a México. Aquí una muy ilustrativa autopregunta de ayer:

-¿Y por qué no quieren que ganemos el Congreso?

-Bueno, porque quieren seguir manteniendo al régimen de corrupción.

3. Discurso I. El Mandatario apuesta su resto, de nueva cuenta, a la bandera del combate a la corrupción. Este lunes lo dijo: más allá de la pandemia, la verdadera peste de México es la corrupción. A esta debemos, señaló, entre otras cosas la debilidad sanitaria del país para enfrentar los contagios. Tres años después hará una nueva campaña con una vieja bandera. ¿Siente que los escándalos que han salpicado a sus familiares y a algunos en su equipo no le restarán credibilidad en ese terreno? Así parece.

4. Discurso II. Yo soy uno de ustedes. El presidente lanzó un guiño a la población que ha padecido el COVID-19. “¿Por qué me contagié?”, preguntó en un momento de la ríspida mañanera. “Porque tengo que trabajar, como millones de mexicanos, ni modo que me quedara todo el tiempo encerrado. No se puede vivir encerrado”.

5. Discurso III. Sin querer reconocer la contradicción de que él pudo tener -y qué bueno- un tratamiento de primer orden durante su enfermedad la misma semana en que circularon videos de pacientes muriendo a las puertas del IMSS, el Presidente habla de que no se vacunó porque no pretende privilegios, porque es, dirían por ahí, de la base de la pirámide.

6. Las vacunas llegarán. El Mandatario redobla la promesa en un tema crucial, uno que puede convertirse en un catastrófico Waterloo para la población, y un muy inoportuno desastre para su partido. Ayer dijo que todos los adultos mayores tendrían al finalizar marzo al menos una dosis. Supone aplicar alrededor de 14 millones de inyecciones en apenas 50 días. Sus datos serán confrontados por una realidad donde para empezar no tiene el insumo, ni garantía de que no se atoren algunas entregas de las farmacéuticas, y donde la logística implementada hasta ahora por el Gobierno en las menos de un millón de dosis aplicadas es, por decir lo menos, preocupante.

El retorno de López Obrador a la actividad ocurre a contra reloj. Por la enfermedad, ¿perdió dos semanas de cara a las elecciones del 6 de junio o esa obligada pausa le ayudará en el sprint electoral que durará meses? El tono de ayer da para apuntalar ambas partes de la pregunta.

Prensa, intelectuales, académicos, expresidentes, empresas internacionales… los clientes habituales fueron zarandeados ayer por AMLO sin que mediara pregunta. Fuera máscaras: atizando la polarización de la sociedad, el líder de Morena vuelve a la cargas.

Este año, las personas en México se lanzaron a hacer, no solo a ver, videotutoriales

Yamil Nares Feria

Hace poco escribí sobre las actitudes de las personas en México frente a los videotutoriales. En aquel texto, los datos surgieron de una investigación de 2017. En NGResearch nos pareció que sería interesante realizar una comparación con esos mismos datos a partir de una muestra reciente. La realizamos en septiembre de 2020, después de varios meses de pandemia.

Los videotutoriales eran un recurso útil para las personas. Sin embargo, confinados y sobreexpuestos como hemos estado a las pantallas y el internet, ¿qué piensa ahora la gente de los videotutoriales? Nos sorprendió que hubo un descenso marcado en la proporción de personas que respondieron que sí los ven. de 43% en 2017, pasamos a 35% en 2020.

Al plantearles de otro modo la pregunta sobre su familiaridad con los videotutoriales, le preguntamos a las personas si se han ayudado de algún tutorial en video para realizar tareas como recetas o manualidades. En ese sentido, las respuestas afirmativas crecieron un poco, pero es similar a lo que sucedía en 2017.

La percepción de utilidad de los videotutoriales tuvo una variación importante. En 2017, el 55% de las personas en México creían que eran muy útiles; para 2020, esta cifra bajó a 37%. El cambio se reflejó en el rubro “algo” útiles. Ahí sucedió prácticamente a la inversa: del 34% que los consideraba algo útiles en 2017, creció a 54% en 2020.

Al pensar en los temas sobre los que la gente ve videotutoriales, las recetas de cocina crecieron en 10% entre 2017 y 2020. Lo mismo pasó con los videotutoriales de entrenamiento físico o deporte: pasaron de 19% a 30% en 2020. En cambio, descendieron los tutoriales en video sobre música –pasaron de 44% en 2017 a 37% en 2020. Los tutoriales sobre maquillaje, videojuegos y manualidades permanecieron prácticamente iguales, sin cambio.

Respuesta interesante fue a la que arrojó la pregunta sobre la participación de las personas no como consumidoras sino como creadoras de videotutoriales. En 2017, el 1% de las personas que respondieron la encuesta nacional dijeron serlo. En cambio, para 2020, esa cifra subió a 15%.

Y al preguntarles por los temas sobre los que realizaron sus videotutoriales, las personas respondieron en su mayoría, con 21% que fueron videos de entrenamiento físico o deporte, el 18% sobre manualidades, y el 16% sobre juegos de video, o sobre educación y aprendizaje.

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#YoSoyAnimal

A soñar con hace un año

Alejandro Páez Varela

Un mensaje que se quedó en “me dice el neumólogo que posiblemente tenga que buscar hospitalizarla”. Y luego cada quién a lo suyo. Nos desconectamos unos 10 días en los que cada uno entró en distintas fases de sus asuntos de diario. Lo mío bien, por fortuna bien. Intento mantener los ojos a lo lejos, en la vacuna que venga; trabajar cuantas horas sean posibles y comer lo más saludable que se pueda; atender un pequeño jardín que ya florea porque advierte la primavera y porque entiende que el edificio pardo de enfrente, mole gris que simula ventanas, es un golpe a la moral de cualquiera. Entonces florea, me florea.

Luego otro mensaje. Ayer por la mañana, en domingo. Murió la abuela, murió la madre. La tragedia como dos rayos que pegan en un mismo árbol con diferencia de días. No es un virus allá, en Wuhan; es un virus que tiene rostro de familia, que habla nuestro idioma, que satura nuestros hospitales y nuestros cementerios. Que arrebata todo lo que más queremos.

El Presidente tiene COVID-19 y si el Presidente tiene COVID-19, piensa uno, nosotros qué, uno qué. Nosotros cuándo, uno a qué horas. Pero yo no tengo un equipo multidisciplinario que me atienda, como por fortuna tiene el Presidente. Yo llamaré a los teléfonos que tengo anotados en postits (de los que ya di cuenta), todos de médicos privados, de mil quinientos a dos mil quinientos la consulta de 40 minutos y por teleconferencia. Compraré las medicinas que alguien en otra parte del país o de la ciudad me receta con un PDF que dan por válido en la farmacia. Ese médico nunca sabrá de mis sueños o del color que tiene mi lengua: apenas podrá contestarme un mensaje por WhatsApp, o dos, además de la consulta cobrada con anticipación. Es una pandemia y apenas contestan.

Luego dejaré de consultarlo porque estoy muerto, o porque he sanado. Él quizás ni se entere de mi destino, no sé.

Diez días antes: “Me dice el neumólogo que posiblemente tenga que buscar hospitalizarla”. Lo siguiente es un rayo, dos rayos que caen sobre un mismo árbol. La ira del virus, la tragedia. Dos funerales adelantados: uno para la abuela, otro para la madre. Y ni levantar la vista y ni pelarle los dientes al virus porque carga contigo, carga con uno. Dos funerales sin funeral. A rumiar muertos en soledad y encerrados. A soñar con ellos; a soñar con hace un año.

***

El edificio pardo de enfrente, mole gris que simula ventanas, es un golpe a la moral de cualquiera y es un recordatorio sólido de la podredumbre. Nadie me lo dijo pero supongo que lo permitieron en el sexenio pasado con un río de dinero que llegó a los funcionarios precisos. Una mole de chorrocientos pisos y chorrocientos departamentos enanos. Antes lo veía por la ventana y me daba risa: le metieron luces de colores y parecía un Rothko mal copiado. Ahora me parece tan sombrío como un hospital, y pienso: allí, adentro, como en cientos de miles de edificios en todo el mundo, alguien verá los últimos destellos de su vida. Allí, pienso, pasará sus últimas horas. Porque eso está sucediendo: que muchos mueren o que se recuperan en sus departamentos, en sus casas, en sus cuartos porque otros mueren o se recuperan en espacios de hospitales de por sí saturados.

Me doy tiempo para pensar. Camino sobre los mismos metros cuadrados de mi encierro y pienso: mi generación asistió a los funerales de la seguridad social y apenas metió las manos. Así como elevaron ese edificio feo, así demolieron la seguridad social en apenas unos años. Y fueron los mismos. Vimos cómo se demolió la seguridad social para dejársela a “las fuerzas del mercado”, es decir, a los mercaderes de la salud, de los fondos de retiro, de las pensiones. Fuimos testigos de cómo nos quedábamos encuerados. Y se quedaron encuerados los que vinieron después de nosotros. Hospitales cuarteados, esqueletos vacíos, edificios simulados de donde salieron miles de millones a los bolsillos de “servidores públicos”. Los mismos “servidores públicos” que dejaron que brotaran los edificios pardos y demolieron hasta sus cimientos la seguridad social.

Mi pequeño jardín es apenas un consuelo, único trazo de la rebelión que me queda. Le salen flores que agradezco porque se atraviesan entre mi retira y el edificio pardo. El jardín de la azotea también me recuerda lo frágil que soy, que somos: esas plantas no serán prioridad si caigo enfermo. Marchitarán conmigo. Y yo entraré a una estadística y ellas no serán, siquiera, eso.

Día Internacional de las Personas con Discapacidad

Psic. Jose Eleazar Arzate Rivera

El 14 de octubre de 1992 la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la resolución 47/3, proclama el día 3 de diciembre como día internacional de las personas con discapacidad. En atención a ello, los Servicios hermanos de Educación Especial de la Zonas Escolares 03 y 015 de la Costa Grande y demás del Estado, realizan un sinfín de actividades relacionadas con la difusión de sus servicios, promoviendo   el modelo de educación inclusiva bajo las siguientes 4 perspectivas:

Primero: la inclusión como medio ineludible para garantizar la equidad en la educación, segundo: la inclusión como un derecho   inalienable de todo ser humano independientemente de su condición social, raza, situación económica, ideología, etc. tercero: derecho de toda persona de recibir educación junto a sus iguales, cuarta:  la necesidad que la sociedad asegure el desarrollo de la inclusión.

 La educación Inclusiva es un asunto de derechos humanos, esto quiere decir que todas las personas tienen derecho de ser educados todos  juntos, a no ser discriminadas y segregadas por  diferencias individuales, además que ninguna  persona debe privársele la oportunidad y derecho de aprender, esto quiere decir que el principal reto de los Sistemas Educativos del siglo XXI,  es de que a  todos los estudiantes de todas las Comunidades se les garantice el derecho  de aprender.  Los alumnos que están considerados como vulnerables se encuentran en riesgo o amenaza en sus derechos humanos fundamentales por la razón de que viven dificultades o impedimentos sociales, culturales, actitudinales, materiales, económicas y otros que dificultan por ejemplo el acceso al sistema educativo, su permanencia y desarrollo integral, un ejemplo son los alumnos que por diferentes causas presentan Necesidades Educativas Especiales asociadas a algún signo de discapacidad.

La inclusión debe de ser conceptualizada más allá de ser un proceso  educativo, porque es responsabilidad de todos y para todos, ya que todos somos diferentes, sin embargo las instituciones Educativas son las responsables de impulsar la Inclusión Educativa y deben ser apoyadas  por todos los sectores sociales, como la radio, la prensa, la televisión, organizaciones civiles, etc.,  vivimos en una sociedad  diversa  en el entendido que la diversidad implica que no existe ninguna persona igual a otra, siendo cada una un ser  original e  irrepetible, y que aunque vivamos en diferentes contextos, estos están  interrelacionándose de manera permanente y continua, hoy en día se han alcanzado logros significativos, y contamos con experiencias muy exitosas en todas nuestras escuelas de la Costa Grande y del Estado, lo cual nos da ánimo y nos fortalece, tenemos la convicción que la Educación  Inclusiva es un asunto de derechos humanos, todas las personas tienen derecho de ser  educados todos  juntos, a no ser discriminadas y segregadas por  diferencias individuales, además que ninguna persona debe privársele la oportunidad y derecho de aprender. esto quiere decir que el principal reto de los sistemas educativos del siglo XXI es de que a todos los estudiantes de todas las comunidades se les garantice el derecho  de aprender con sus iguales, esta debe ser nuestra postura y seguir en este proceso social educativo  sin bajar la guardia.

Demagogia

Se suele decir que el Gobierno de López Obrador es una de las expresiones del populismo ascendente en nuestro tiempo. Sin embargo, el término populista se ha convertido en un saco donde cabe de todo, con tal de que exista un líder que se pretende encarnación de la voluntad general sin intermediaciones. Creo que, para ser eficaz, el término populismo requiere precisiones y acotamientos y que la clasificación de lo que el actual Presidente pretende construir entre las ruinas de sus demoliciones sin ton ni son exige mayor perspectiva y elaboración. No estoy seguro de que las categorías existentes en la ciencia política clásica sirvan para describir el fenómeno que estamos enfrentando. El proyecto de López Obrador es iliberal, sin duda, pero no creo que quepa tal cual en clasificaciones como estalinista o fascista, para citar dos calificativos que se le han llegado a endilgar, incluso por parte de analistas tan inteligentes como Mauricio Merino.

El proyecto de López Obrador es difícil de definir porque sus contornos precisos solo están en su propia cabeza. A pesar de los panfletos de los que se dice autor, no ha producido un cuerpo de doctrina bien articulado que lo delimite. El proyecto lo van delineando sus intuiciones y sus ocurrencias; su arrastre radica precisamente en su falta de concreción, por lo que pueden sentirse identificados con él lo mismo los evangélicos que antiguos izquierdistas anticlericales. Todos caben bajo el manto del líder redentor y es su ambigüedad lo que le otorga la amplitud que ha convencido lo mismo a unos que a otros.

Así, deberíamos refinar las herramientas analíticas para comprender a cabalidad lo que significa el lopezobradorismo y esa comprensión es indispensable para elaborar los antídotos que nos permitan frenar las secuelas malignas de su irrupción. Su carácter destructivo es ya evidente, pero su impacto puede ser aún mayor si no somos capaces de hacerle frente atacando las causas profundas de las que se ha nutrido. Si no reconocemos las razones y sin razones del rencor que ha arraigado en la sociedad mexicana a través de los siglos y que hoy medra en la desigualdad y la pobreza, no será posible contener la desgarradura social de la que saca López Obrador su fuerza.

De lo que no me queda duda alguna es que López Obrador es un claro representante de esa forma corrupta o degenerada de la democracia que es la demagogia. El Presidente no apela a la razón para convencer de sus actos. Por el contario, constantemente apela a los prejuicios, las emociones, los temores y las esperanzas que anidan en buena parte de la sociedad mexicana y que él conoce como nadie. Como bien señaló Luis Antonio Espino en un estupendo artículo publicado la semana pasada en el Washington Post, sus homilías cotidianas no tienen como objeto informar, sino desinformar, sembrar insidias y hacer propaganda. Durante toda su campaña, López Obrador repitió un mantra: no robar, no mentir y no traicionar al pueblo. Empero, se ha dedicado a mentir a sabiendas y sus traiciones comenzaron desde antes de su toma de posesión, cuando intensificó la escalada de militarización que había prometido frenar en seco.

Ánimos de protesta

Los ánimos se están caldeando y las protestas se multiplican. Muchas veces lo he dicho, pocas cosas hablan tanto de la sanidad de la democracia como las marchas y manifestaciones. Cuando alguien toma la calle para plantear sus demandas o manifestar sus ideas es porque existen ciudadanos dispuestos a exigir sus derechos y dedicarle tiempo a algo que es colectivo y va más allá de su persona. Pero cuando las protestas se multiplican y diversifican vale la pena explorar las razones y hasta dónde comprometen la gobernabilidad del país.

La cercanía de las elecciones explica algunas de las protestas. La de Frenaaa está claramente ligada a una demanda de tipo electoral que lo que busca es generar un ambiente en contra del presidente y su gobierno. Por lo mismo, muy pronto veremos -como ya lo adelantó el presidente activista- a los simpatizantes de Morena mostrando músculo en las calles de la Ciudad de México y tomando el Zócalo. Conforme se acerque la elección esto que ahora vemos en la capital se irá replicando en todo el país.

Otro tipo de protesta tiene que ver con las decisiones del gobierno actual: marinos mercantes desplazados por la decisión de darle la administración a la Armada de México; padres de niños con cáncer protestando por falta de medicamentos; científicos presionando para que no se desaparezcan los fideicomisos de los centros de investigación; taxistas airados por la disparidad de trato frente a los servicios de plataformas digitales, etcétera. Si bien estos grupos tienen demandas específicas y lo que los articula es una decisión que se ha tomado o está por tomarse, en la medida en que no sean escuchados terminarán siendo también factores en la elección intermedia.

Si de algo podemos estar seguros es que estas marchas no son gestionadas ni manipuladas por ningún partido de oposición, simple y sencillamente porque la oposición está adormilada, desarmada y atribulada por su pasado reciente. Sin embargo, conforme se acerque el momento electoral estas protestas comenzarán a tomar forma política y sus demandas serán recogidas por los partidos como banderas electorales.

El ánimo de protesta está al alza. Al no existir quién las canalice y organice, las protestas son ciertamente más sanas, pero al mismo tiempos más difíciles de contener en caso de que se desborden los ánimos. Existe siempre el riesgo de que marchas y protestas se salgan de control, pero el riesgo mayor no está en quienes tienen demandas sino del otro lado, en la incapacidad de escucha del gobierno federal: hoy por hoy tenemos la Secretaría de Gobernación más desarticulada, ineficiente y con menos poder de decisión de la historia reciente y eso no es, para nada, una buena noticia en momentos de ánimos caldeados.

Fallas de la memoria

La historia la escriben los vencedores, es cierto, pero más lo es que la historia es un animal vivo que nunca termina de escribirse, que es siempre una visión construida desde el presente y con los lentes de la ideología dominante. Digamos simplemente que los vencedores de ayer son los derrotados de mañana y viceversa y por ello la historia es parte también en la rueda de la fortuna del poder. Puede cambiar la interpretación, lo que no puede cambiar son los hechos, y eso es lo que distingue a los historiadores serios de los que no son tanto.

Una de las obsesiones del gobierno de Morena, empeñado en convertir a este gobierno en un nuevo régimen político, es reinterpretar la historia, tener un nuevo relato oficial que se adecue a su pensamiento político. La cabeza de este proyecto es Beatriz Gutiérrez, la primera dama que no es primera dama pero que actúa como primera dama y representante del Estado mexicano cuando así le conviene (si rifamos un avión sin avión por qué no podemos tener una primera dama que no es primera dama). Comenzó con el tema de las disculpas de la iglesia y la corona española, siguió con la idea de que en 2021 se conmemoran los 700 años de la fundación de Tenochtitlan, 500 de la conquista (caída de Tenochtitlan) y 200 de la consumación de la independencia y recientemente con la repatriación del penacho de Moctezuma.

De entrada. el circo está un poco forzado, porque si consideramos como fecha de fundación de la Gran Tenochtitlan el momento en que se encontró un águila posada en un tunal la fecha no coincide con la voluntad presidencial. Como bien dice el arqueólogo Leonardo López Luján, se trata de leyendas y mitos fundantes que difícilmente pueden ubicarse en una fecha precisa, pero de acuerdo con las interpretaciones y traducciones a la cronología gregoriana de los códices y crónicas hay una discusión que refleja muy bien Patrick Johansson en el artículo “La fundación de México-Tenochtitlán. Consideraciones Crono-Lógicas” (Arqueología Mexicana 135) sobre si el año de tal evento es 1324 o 1325 o incluso 1363 o 1364, pero en ningún caso el año es 1321 como pretenden en la interpretación del nuevo régimen.

Lo mismo sucede con el mítico penacho de Moctezuma que se encuentra en Viena, cuyo arte plumario ha sido completamente restituido y reconstruido. Al “sombrero morisco de largas y verdes plumas verde brillantes y oro”, como se describe el primer inventario de la colección Ambras en 1526, nada le queda del original. El presidente Abelardo Rodríguez ordenó hacer una copia que es la que está en el museo de Antropología y que para efectos prácticos es tan fake como el de Viena. Sin embargo, la batalla por la recuperación del penacho la inició el presidente Echeverría en 1974 y hoy regresa con fuerza como símbolo de la descolonización de la historia.

Recuperar la memoria de los pueblos originarios siempre tendrá sentido. Manipular la historia para fortalecer el relato del régimen ideológico es siempre un peligro. Abusar de la memoria es uno de los síntomas del ejercicio autoritario del poder.

Morena frente a su fantasma

La palabra fraude es parte esencial de la cultura política mexicana. No es gratuito, por supuesto, que durante muchos años el PRI ganaba por las buenas o por las malas. En la mayoría de las ocasiones el triunfo les favorecía, pues sólo había un partido de oposición: el PAN y dos comparsas, PARM y PPS, con lo que iba siempre en caballo de hacienda. Cuando el PAN tomaba fuerza en algún distrito o municipio se aplicaba el fraude patriótico.

Cuando las elecciones se volvieron más complejas y competitivas tras la reforma electoral de Reyes Heroles en el sexenio de López Portillo, el fraude se convirtió en un complejo mecanismo que comenzaba por el control y manipulación del padrón electoral, seguía con la compra de votos, se operaba el día de la elección con diversas maniobras que dieron pie a todo un léxico para describir la trampa: ratón loco, urnas embarazadas, carrusel, robo de urnas, etcétera y ,finalmente, cuando todo fallaba, se aplicaba la aplanadora en el colegio electoral que no eran otros sino los diputados del partidazo. Fraude era la palabra más escuchada durante un proceso electoral. Primero los panistas y luego otros partidos de oposición aprendieron a reclamar el fraude aún antes de que éste se consumara incluso en las elecciones que no habían ganado. Nuestra democracia, tan cara, pero a la vez tan meticulosa, es producto de esa cultura de la trampa y la desconfianza y de fraudes operados con toda la mano desde gobernación (y sí, recordamos a Bartlett como el gran operador).

Pero la cultura del fraude no se terminó con las sucesivas reformas electorales, ni para los que lo operan ni para los que lo reclaman. En nuestra democracia no hay, pues, vencedores y vencidos, sino faudulentos y fraudeados.

La palabra más recurrida en la elección para determinar al presidente de Morena es fraude. Los contendientes no están dispuestos a aceptar los resultados. Pero, por qué habrán de estarlo si la cultura política de Morena nace de la alegata de un fraude. Para López Obrador sólo existen dos tipos de elecciones, las que ganó él y en las que le hicieron fraude, nunca aceptó una derrota, ¿por qué sus compañeros de partido tendrían que pensar distinto? Emulando a López Obrador, Gibrán Ramírez alegó fraude en las encuestas porque resultó no ser tan conocido como él se imaginaba.

Porfirio Muñoz Ledo, viejo lobo de mar y operador de algunos fraudes cuando él era presidente del PRI, sabe que nada desarticula tanto el discurso de Morena como la palabra fraude, por ello se declaró presidente legítimo, en alusión directa a la estrategia que uso el propio presidente en 2006.

Dicen que para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo. El discurso del fraude es la kriptonita de Morena, pues lo enfrenta cara a cara con su propio fantasma.

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