(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Tal y como sucedió con la influencia AH1N1, en 2009, el
Covid-2019 viene a cambiar nuestro estilo de vida, desde nuestra vida en el
hogar, en la escuela, y en espacios públicos.
Ya algunos gobiernos emitieron recomendaciones muy estrictas
a sus gobernados. Por ejemplo, en Puebla, las iglesias de todas las
denominaciones tienen prohibido aceptar feligreses que no usen cubre-bocas, so
riesgo de hacerse acreedores a una multa de hasta 180 mil pesos, en caso de
renuencia y reincidencia.
Eso está colocando a los ministros de culto en general, ante
la exigencia de cambiar sus hábitos, e incluso hasta están modificando su
liturgia. Por ejemplo, la iglesia Católica anunció que el saludo de paz será
sustituido por una reverencia. Y cuando la gente tome la eucaristía, la ostia
le será depositada en la mano derecha a los que participan de la cena, y ya no
en la boca.
Otras entidades, como la nuestra, optaron por una campaña de
comunicación e información, para que la gente sepa qué hacer para prevenir los
contagios, y qué hacer cuando se tengan
síntomas sospechosos del Covid-2019.
Sin embargo, falta que se dicten reglas específicas de
convivencia en escuelas y espacios públicos, lo cual es muy necesario porque
somos una entidad que recibe a miles de turistas cada fin de semana, y sobre
todo porque ya están a la puerta las vacaciones de Semana Santa, periodo que
atrae a miles de visitantes, tanto nacionales como extranjeros, que aprovechan
las vacaciones de primavera para viajar.
Decir que no deja de haber incertidumbre, porque ante el
cúmulo de información que hay, tanto oficial como no oficial, ya no se sabe
distinguir entre la verdad y la mentira.
Por un lado, vemos imágenes crueles de China, en donde los
policías cubiertos de pies a cabeza arrastran a la gente sospechosa de tener el
Covid-2019, a las zonas de cuarentena.
Por otro, se nos dice que no hay nada que temer, que el
coronavirus es más leve que la influencia, que no panda el cúnico en pocas
palabras (El Chapulín Colorado, dixit).
De un lado se nos dice que las medidas de higiene que se nos
están recomendando, sobre todo el uso de gel antibacterial, de nada sirve. Que
el uso de cubrebocas tampoco.
Por lo tanto, más que los spots en redes sociales, la información
tendrá que bajar lo más posible al ciudadano, mediante foros, mediante
reuniones en escuelas, mediante reuniones con docentes, padres de familia,
personal de salud, a los que médicos especializados les hablen y les quiten
toda duda.
Es necesario también que se hagan reuniones con empleados
del sector turístico, para que sepan qué hacer en caso de atender a personas
engripadas. Siendo primavera, con el calor encima, será improbable que nos
llegue una persona con gripe a los hoteles, restaurantes, fondas, bares
etcétera.
En casos como estos, la información es poder. La información
salva vidas.
No quisiéramos pensar que por no causar alarma entre la
población, se nos esté diciendo que no hay nada que temer, y que basta con
tomar medidas básicas de higiene, al estornudar y no saludar de mano ni de
beso.
En efecto, causa una gran paz ver al presidente relajado,
relajado, relajado, como dice la canción. Este fin de semana lo vimos
abrazándose y besándose en su natal Tabasco, donde sus paisanos se morían por tocarlo
y tomarse una selfie con él.
Pero basta ver la cara del titular de Salud y los expertos
en epidemiología, así como conocer la incertidumbre que priva en el sector
salud, para entender que algo hay que no nos están diciendo.
Siempre hemos dicho que lo peor que le puede pasar a un
pueblo es el rumor. El rumor es un arma poderosa de control, pues genera temor,
y una sociedad temerosa es muy manejable. No quisiéramos sospechar que el
gobierno está cuidando la economía, que el peso no se deslice, que no paren las
exportaciones e importaciones, que el precio del petróleo se mantenga, y que
por eso nos esté ocultando información.
Por lo tanto, la información es vital, como también es
urgente que el gobierno de Guerrero comience a adiestrar al sector turístico de
la entidad, pues la Semana Santa está a la vuelta de la esquina.