(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
A pesar del apocalipsis económico que está apenas
comenzando en todo el mundo, México incluido, el presidente de la República,
Andrés Manuel López Obrador, no cambiará de idea, y continuará con su plan de
rescate económico que es, a todas luces, insuficiente y deficiente, pues no
incluye la obligatoria “protección del empleo”, que de por sí es endeble en
este país.
Senadores y diputados, que antes pedían apoyos para
personas y empresas en el pago de servicios, a fin de que se suspendan los
cobros mientras se retorna a la normalidad, ya recularon y anunciaron que
apoyarán la opción planteada por el presidente desde el domingo, y que consiste
básicamente en ampliar los apoyos a las clases desprotegidas, adelantar becas
de apoyo a algunos sectores, como el de los pescadores, que reciben 7 mil 200
pesos cada uno, y ampliar también los programas sociales que se diseñaron bajo
un concepto de empleo temporal, como el de Sembrando Vida y el de Jóvenes
Construyendo el Futuro.
Además, va por el reparto de 25 mil millones de pesos en
micro créditos, hasta sumar 2 millones de ellos, dirigidos a personas que están
en la economía formal, mientras que para los que se desempeñan en la economía
informal, tiene el programa de tandas.
Todo eso es bueno en épocas normales, pero no para un
periodo de prueba como el actual, donde las naciones serán conmovidas desde sus
cimientos, y en donde la infraestructura productiva colapsará irremediablemente
sino se le apoya.
Pero lo triste del cuento es que ahora el presidente se
goza de que los barones del dinero, como Carlos Slim y sus cuates del club de
Forbes, le apoyen sus decisiones, y estén dispuestos incluso a no despedir
empleados.
El presidente está hablando del 1 por ciento de los
empresarios de este país, de los súper millonarios que tienen su dinero en
paraísos fiscales, no en México. A nuestro país sólo lo usan para engrandecer
sus emporios.
¿Pero qué sucede con el otro 90 por ciento de empresas,
que son las que generan 3 de cada 4 empleos?
Para darnos una de lo que estamos hablando, les comento
que la Organización Mundial del Trabajo (OIT) emitió ayer un comunicado
bastante duro, en el que advierte a los gobiernos del planeta que si no toman
decisiones adecuadas y rápido, lo que viene es hambruna y pobreza extrema, que
será imposible paliar con los recursos del Estado, que además provienen de la
planta productiva.
La única opción que plantea la OIT es “proteger el
empleo”.
“Se
necesitan medidas políticas integradas a gran escala, que se centren en cuatro
pilares: apoyar a las empresas, el empleo y los ingresos; estimulando la
economía y el empleo; proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo; y,
utilizando el diálogo social entre el gobierno, los trabajadores y los
empleadores para encontrar soluciones”, dice el estudio de la OIT.
Pero eso es precisamente lo que está olvidando el
gobierno de México, concretamente el presidente, cuando se enfoca en los “más
necesitados”, pero desprotege a los que generan empleos. Lo que sigue es la
quiebra masiva de empresas, y eso ya se está advirtiendo por todos lados.
Según
el nuevo estudio de la OIT, 1,250 millones de trabajadores en el mundo están
empleados en los sectores identificados como de “alto riesgo” de aumentos
drásticos y devastadores en los despidos y reducciones en los salarios y las
horas de trabajo.
Agrega:
“Muchos están en trabajos mal pagados y poco calificados, donde una pérdida
repentina de ingresos es devastadora”.
Y
éste es el punto, que el inquilino del Palacio Nacional parece no ver. La OIT
está reconociendo que, en América, 43 por ciento de los empleos están en esa
situación, pues dependen de empresas que van al día, que tienen deudas, que
carecen de ahorros y otros activos, y en las que un paro repentino como el que
se ha decretado, automáticamente las aniquila.
No
vemos gran ciencia en esto, es cuestión de simple lógica.
Pese
a ello, el plan de rescate para México, no contempla a la micro, pequeña y
mediana empresa. Y ahora nuestro presidente, en lugar de hablar con los que
como él desea viven en la justa medianía, se entiende con Slim y sus muchachos.
Se ufana de que están de acuerdo con su proyecto económico para restaurar la
economía del país.
No
se da cuenta el presidente que los mega-ricos quieren precisamente eso: la
quiebra del país, porque eso les dará la razón a los adversarios del
presidente.
¿Qué
es más vulnerable que un país pobre? Lo paradógico del asunto, es que el
presidente está ofreciendo más becas a los “grupos vulnerables”, pero becas que
paga con dinero que los pequeños contribuyentes.
¿No
es una locura dejarlos morir solos?
Falta
por ver qué harán los gobernadores, que parece se están lavando las manos de
tan terrible problema económico que están por enfrentar, y sólo le darán
seguimiento al plan del presidente AMLO. Es decir, le están dejando todo el
paquete a la Federación, porque saben que cuando esté acá abajo la lloradera de
la gente porque no tiene ingresos, todos voltearemos al Palacio Nacional, a
Morena y a sus diputados y senadores, a sus líderes partidistas.
Y,
ojo, mucho ojo: hay elecciones en puerta; y el caos económico es el mejor
aliado de los políticos.