EDITORIAL

La campañas no quitan lo macho

El Presidente sigue empeñado en resolver los problemas el país moralizando a sus habitantes. Falta nos hace sin duda ser mejores ciudadanos, los países exitosos no son los que tienen buenos gobiernos sino buenos ciudadanos, pero eso no se resuelve con campañas o no sólo con campañas.

López Obrador dio una vuelta de turca más al pésimo diagnóstico sobre el problema de seguridad, o al menos al discurso sobre el problema, que nos han repetido desde Fox para acá. Pasamos del “se matan entre ellos”, de los gobiernos neoliberales (cualquier cosa que ello signifique a estas alturas de la confusión) a “los matan por pachecos”, pues 60 por ciento de los asesinados el año pasado, dice el Presidente, estaban bajo el influjo del alcohol o las drogas. El axioma es extraño en sí mismo, pues implica que los jóvenes no hubieran muerto si no hubiesen estado bajo los efectos de dichas sustancias, sea porque en sus cinco habrían fácilmente evitado la bala asesina, sea porque fue la adicción la única causa que los llevó a las filas del crimen organizado. Sin embargo, más extraña aún es la resolución: por este motivo el Presidente ha decidido mejor retractarse de proponer la liberación de la marihuana para uso lúdico y en su lugar intensificar la campaña contra las adicciones. Liberar el consumo de la mariguana en todas su vertientes tiene como objetivo acabar con el mercado negro que hoy controla el crimen organizado no facilitar el acceso a la sustancia, que, por cierto, hoy es prácticamente universal.

Por otro lado, tras varias pifias en lo referente al temas de feminicidios, después de haber tirado a la basura el lugar de corregir los tres programas que empoderaban a las mujeres (estancias infantiles, casa de atención a víctimas de violencia y escuelas de tiempo completo) y  de haber ninguneado el paro del 9 de marzo porque, según él, está infiltrado por los conservadores (que al parecer de repente se pusieron a trabajar o el presidente descubrió su guarida secreta porque nunca los habíamos visto tan activos) no se le ocurrió mejor idea que hacer una campaña de publicidad contra el machismo.

Si las campañas no tienen una correlativo en políticas públicas (y hasta ahora no lo tienen) terminarán siendo una extensión de los sermones mañaneros, una forma más de moralizar a la sociedad con discursos sobre el comportamiento esperado y no un refuerzo a las acciones de Gobierno ni un mecanismo de información que nos permita a los ciudadanos acceder a programas gubernamentales.

No hay campaña publicitaria, por buena e intensa que sea, que supla la ineficiencia gubernamental ni los problemas que tenemos como sociedad; no hay, pues, campaña que quite lo macho.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

La caída del presidente

Raymundo Riva Palacio

Una nueva batería de encuestas de aprobación presidencial posteriores a la crisis del desabasto de medicinas y de la protesta de las mujeres por la violencia de género está empezando a hacerse pública, y los resultados no son buenos para el presidente Andrés Manuel López Obrador. La tendencia es a la baja y las expectativas han desaparecido: seis de cada 10 mexicanos creen que los problemas lo han rebasado. Los últimos resultados demoscópicos confirman que los dos primeros meses del año, lejos de haber sido buenos para el presidente, han resultado negativos, y que la confrontación entre su agenda y la realidad del país la está perdiendo. Incluso, en varias de las mediciones, está peor evaluado que el ex presidente Enrique Peña Nieto.

Los nuevos datos que dio a conocer este domingo la empresa Buendía & Laredo, confirman la caída presidencial que varias empresas han registrado desde la crisis por el abasto de las medicinas. A principio de año, el presidente López Obrador arrancó muy sólido en 71%, de acuerdo con la encuesta de El Financiero, sólo un punto menos que en diciembre, y aunque no pueden compararse con las de Buendía & Laredo porque tienen diferente temporalidad –las del periódico son mensuales y telefónicas, y las de la empresa son trimestrales y cara a cara-, ayudan a mostrar las tendencias.

La encuesta de El Financiero, pese a lo robusto de la aprobación del presidente en ese momento, todos los atributos principales, menos la economía –impulsada por el aumento a salarios mínimos y los programas sociales, y la educación-, tuvieron caídas importantes. La medición de Buendía & Laredo no muestra los atributos de manera precisa, pero establece la comparación de lo que piensan los mexicanos de López Obrador frente a Peña Nieto. En el tema de homicidios dolosos, 51% piensa que López Obrador está peor en resultados que Peña Nieto, en lucha contra la corrupción, el 37% lo considera de esa manera, y en economía percibe el 36% (igual porcentaje de aprobación) está “más o menos” igual que su antecesor.

La aprobación presidencial la sitúa Buendía &Laredo en 62%, con 28% de negativos. Esos porcentajes son similares a los que registró Peña Nieto en noviembre de 2013, un mes antes de cumplir el primer año de su sexenio, como resultado de la ley fiscal y de las protestas de los maestros en la Ciudad de México. La caída en la desaprobación de Peña Nieto y la de López Obrador, sin embargo, es similar en su inclinación y tendencia. La diferencia sustancial entre los dos es cómo llegaron a la Presidencia. De acuerdo con el agregador de encuestas Oraculus, al arrancar Peña Nieto su sexenio tenía una aprobación de 60% y una desaprobación de 28%; al iniciar López Obrador, su aprobación era de 79%, que para febrero había crecido a 85%, y una desaprobación de 15%. Su caída ha sido más grave, políticamente hablando.

En la encuesta de Buendía & Laredo, las opiniones negativas sobre López Obrador han crecido. El 5% de quienes opinaban bien ya no lo hacen, y el porcentaje de quienes pensaban mal de él creció en 6%. Un dato significativo del fenómeno descendiente que está sufriendo la aprobación de López Obrador lo aportó Reforma, donde al medirlo en la Ciudad de México, el gran bastión político y electoral que controla la izquierda desde 1997, registró que por primera vez se cruzó la desaprobación (45%) con la aprobación (43%), al perder cinco puntos de respaldo el presidente. La inseguridad, como todas las demás mediciones, es lo que más le está costando.

La encuesta de Buendía muestra la desconfianza e incertidumbre que está empezando a anidarse en las percepciones de los mexicanos. El 49% dijeron que el país va por buen camino, comparado con el 57% que así respondió en noviembre y 73% que lo hizo en febrero de 2019, mientras que el porcentaje de quienes piensan que se va por mal camino creció de 17% en febrero del año pasado, a 29% en noviembre a 40% en la última medición. En sólo tres meses, para ubicarlo en número de personas, casi cinco millones de personas que en noviembre pensaban que el país iba por buen rumbo, ahora piensan lo contrario.

El discurso del presidente ya no está llegando a todos los mexicanos. Por ejemplo, en la encuesta de Reforma el 69% de los muestreados dijo que el problema de la inseguridad se debe a la impunidad, no por culpa de los neoliberales, como ha responsabilizado López Obrador a los gobiernos de Carlos Salinas a Peña Nieto. La encuesta de Buendía & Laredo enseña que el 62% de los muestreados consideró que los problemas han rebasado al presidente López Obrador, 15 puntos más de aquellos que lo pensaban hace un año, y que es prácticamente idéntica a la que registró Peña Nieto (64%) en el segundo febrero de su sexenio. Esta percepción explica la pérdida de confianza de alrededor del 30% de que López Obrador pueda cumplir lo que prometió. El 32% dice que no podrá acabar con la inseguridad; el 31% cree que la corrupción en el gobierno no será erradicada; el 24% no cree que de los resultados económicos que prometió.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Tal y como sucedió con la influencia AH1N1, en 2009, el Covid-2019 viene a cambiar nuestro estilo de vida, desde nuestra vida en el hogar, en la escuela, y en espacios públicos.

Ya algunos gobiernos emitieron recomendaciones muy estrictas a sus gobernados. Por ejemplo, en Puebla, las iglesias de todas las denominaciones tienen prohibido aceptar feligreses que no usen cubre-bocas, so riesgo de hacerse acreedores a una multa de hasta 180 mil pesos, en caso de renuencia y reincidencia.

Eso está colocando a los ministros de culto en general, ante la exigencia de cambiar sus hábitos, e incluso hasta están modificando su liturgia. Por ejemplo, la iglesia Católica anunció que el saludo de paz será sustituido por una reverencia. Y cuando la gente tome la eucaristía, la ostia le será depositada en la mano derecha a los que participan de la cena, y ya no en la boca.

Otras entidades, como la nuestra, optaron por una campaña de comunicación e información, para que la gente sepa qué hacer para prevenir los contagios,  y qué hacer cuando se tengan síntomas sospechosos del Covid-2019.

Sin embargo, falta que se dicten reglas específicas de convivencia en escuelas y espacios públicos, lo cual es muy necesario porque somos una entidad que recibe a miles de turistas cada fin de semana, y sobre todo porque ya están a la puerta las vacaciones de Semana Santa, periodo que atrae a miles de visitantes, tanto nacionales como extranjeros, que aprovechan las vacaciones de primavera para viajar.

Decir que no deja de haber incertidumbre, porque ante el cúmulo de información que hay, tanto oficial como no oficial, ya no se sabe distinguir entre la verdad y la mentira.

Por un lado, vemos imágenes crueles de China, en donde los policías cubiertos de pies a cabeza arrastran a la gente sospechosa de tener el Covid-2019, a las zonas de cuarentena.

Por otro, se nos dice que no hay nada que temer, que el coronavirus es más leve que la influencia, que no panda el cúnico en pocas palabras (El Chapulín Colorado, dixit).

De un lado se nos dice que las medidas de higiene que se nos están recomendando, sobre todo el uso de gel antibacterial, de nada sirve. Que el uso de cubrebocas tampoco.

Por lo tanto, más que los spots en redes sociales, la información tendrá que bajar lo más posible al ciudadano, mediante foros, mediante reuniones en escuelas, mediante reuniones con docentes, padres de familia, personal de salud, a los que médicos especializados les hablen y les quiten toda duda.

Es necesario también que se hagan reuniones con empleados del sector turístico, para que sepan qué hacer en caso de atender a personas engripadas. Siendo primavera, con el calor encima, será improbable que nos llegue una persona con gripe a los hoteles, restaurantes, fondas, bares etcétera.

En casos como estos, la información es poder. La información salva vidas.

No quisiéramos pensar que por no causar alarma entre la población, se nos esté diciendo que no hay nada que temer, y que basta con tomar medidas básicas de higiene, al estornudar y no saludar de mano ni de beso.

En efecto, causa una gran paz ver al presidente relajado, relajado, relajado, como dice la canción. Este fin de semana lo vimos abrazándose y besándose en su natal Tabasco, donde sus paisanos se morían por tocarlo y tomarse una selfie con él.

Pero basta ver la cara del titular de Salud y los expertos en epidemiología, así como conocer la incertidumbre que priva en el sector salud, para entender que algo hay que no nos están diciendo.

Siempre hemos dicho que lo peor que le puede pasar a un pueblo es el rumor. El rumor es un arma poderosa de control, pues genera temor, y una sociedad temerosa es muy manejable. No quisiéramos sospechar que el gobierno está cuidando la economía, que el peso no se deslice, que no paren las exportaciones e importaciones, que el precio del petróleo se mantenga, y que por eso nos esté ocultando información.

Por lo tanto, la información es vital, como también es urgente que el gobierno de Guerrero comience a adiestrar al sector turístico de la entidad, pues la Semana Santa está a la vuelta de la esquina.

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