El miércoles 9 de octubre de
esta semana, personal académico y trabajadores de supuestamente 30
universidades públicas, entre ellas la Universidad Autónoma de Chihuahua,
realizaron un paro laboral a lo largo y ancho del país.
El paro laboral fue en primer
término en protesta por las “restricciones presupuestales” del Gobierno federal
al sistema de educación superior y en segundo lugar, en demanda de que se
entregue a 9 universidades en situación de crisis financiera que no tienen ni
para pagar sueldos la próxima quincena de Octubre y mucho menos sus
prestaciones laborales y aguinaldo.
El líder de la Confederación
Nacional de Trabajadores Universitarios (Conatu) que convocó y organizó esta
suspensión de labores, dio a conocer la noche del día anterior, que habían
sostenido ya una negociación con funcionarios federales de la Secretarías de
Educación y de Hacienda, quienes les dijeron que “ya tenían una ruta de
solución” para dar un apoyo extraordinario a las Universidades en bancarrota.
Asimismo, agregó que ya
tenían programado una reunión con la Cámara de Diputados, la Conferencia
Nacional de Gobernadores, funcionarios de Educación Superior y otras
instancias, para llegar a un acuerdo presupuestario, antes de que se apruebe en
noviembre.
No obstante ello, decidieron
hacer el paro universitario, lo que el Presidente de la República en su
conferencia mañanera calificó como un “chantaje”. “Aunque se pare el país
–dijo– su Gobierno no va a estar a expensas de chantajes”. Señaló empero que
si la petición de más recursos por parte de las universidades es justa, sin
duda se tiene que responder.
Ambas partes están en lo
cierto, pero no en lo correcto. El Presidente dice que debe haber orden
administrativo. “Nosotros somos simplemente administradores de los dineros del
pueblo y tenemos que actuar con disciplina porque si se da dinero a diestra y
siniestra pues entonces se caería en déficit y tendríamos que aumentar los
impuestos, crear impuestos nuevos, decretar gasolinazos como era antes,
pedir prestado, aumentar la deuda, eso ya no”.
Reiteró que en su
administración todos están obligados a actuar con austeridad (La Ley respectiva
ya fue aprobada por la Cámara Baja el martes pasado), por lo que las
Universidades no son la excepción. “Si se puede hacer ahorros y
priorizar, por ejemplo, considerar el pago de maestros, no gastos superfluos”.
Los impulsores del paro de universidades, por su parte, se hacen los
occisos. Hasta ahora se quejan del presupuesto, cuando desde 2012 y 2013, se
generó a nivel Nacional en la Educación Superior un colosal desorden
administrativo y financiero y también graves actos de corrupción, privilegios y
prebendas, como lo ilustraremos más adelante.
Por ejemplo, la “Estafa
Maestra” que tiene en prisión a la ex Secretaria de la Secretaría de Desarrollo
Social (Sedesol) y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano
(Sedatu) puso al descubierto que 9 universidades de diversas entidades,
empezando por la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad
Autónoma del Carmen, Campeche, La Universidad Autónoma de Morelos, la
Universidad Juárez de Tabasco y la Universidad Popular de Chontalpa, la
Universidad Politécnica del Golfo de México, la Universidad Tecnológica de
Tabasco y el Instituto Superior de Comalcalco, fueron comparsas y participes,
del desvío de 7 mil 670 millones de pesos de las arcas públicas.
A los rectores de estas
instituciones educativas en ese entonces, les destinaron mil millones de pesos,
más un 10 por ciento o un 15 por ciento adicional de comisiones, para entregar
contratos millonarios a 186 empresas “fantasmas”, 128 de las cuales,–se
descubrió—no contaban con infraestructura, ni personalidad jurídica para
brindar los servicios para las que fueron contratadas.
Son muy escasas las universidades
públicas que han renovado sus programas educativos, metodología e investigación
y se han enfocado a mejorar la calidad educativa de sus alumnos y capacidad de
sus maestros. La inmensa mayoría de ellas permanecen ancladas al pasado, están
supeditadas al gobierno en turno y no tienen otro interés que el de preservar
ellos, sus amigos y familiares, sus canonjías y privilegios.
Estas vicisitudes y entuertos absurdos entre las Universidades y
Gobiernos, me recuerdan una estrofa de una canción del famoso grupo musical Los
Apson que a la letra dice. “Por eso estamos como estamos,
Por eso nunca progresamos, Si tal parece que gozamos, Poner las cosas al Revés”.