Se repartieron el botín

ALDO VALDEZ SEGURA

Duelo de poder a poder y de alto calibre fue el que protagonizó el Barcelona y la Zapata, dando como resultado un empate a tres goles, así que no tuvieron de otra más que repartirse los puntos que dejó la jornada número 11 de la liga Premier de futbol en su categoría súper máster.

De lo sucedido fue testigo el campo 1 de la Puerta. Una primera mitad muy movida, en donde los dos equipos quisieron establecer condiciones dentro del terreno de juego, por lo que se libró una batalla en medio sector para imponer condiciones, sin que nadie pudiera lograrlo.

A pesar de los apretado que estaba el cotejo, aproximaciones de peligro tuvieron los dos, si algo mostraron los gatilleros en esta ocasión fue que tenían la puntería bien afinada, estando frente al objetivo no perdonaron, los goles de los caudillos fueron obra de; Bernardo Valencia con un doblete y uno más de Luis Oregón, las anotaciones del Barcelona las hicieron Víctor Martínez, Felipe Irra y Juan Otero.

Pactaron el empate

ALDO VALDEZ SEGURA

Mir-Mon y Real Once empataron a un tanto, así que se vieron en la necesidad de dividir puntos, se repartieron el pastel de la fecha 11 de la liga Premier de futbol en su categoría súper máster en rebanadas iguales, por lo exhibido dentro del terreno de juego, el empate fue justo.

Enfrentamiento que se desarrolló en el campo 1 de Blanco. Fue una primera mitad en donde los dos equipos buscaron por todos los medios posibles poder hacer daño, disparos de media y corta distancia fueron recurrentes pero sin arrojar resultado positivos, en ceros se fueron al descanso.

Para la parte complementaria, la misma tónica, Felipe, adelanto a la Real Once, Mir-Mon al verse abajo en el marcador se fueron con todo al ataque en busca del gol que les diera la igualada, de tanto insistir tuvieron su recompensa, Jorge Mercado puso cifras definitivas.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

El tsunami de López Obrador

Raymundo Riva Palacio

El acuerdo presidencial se mantiene sólido. Andrés Manuel López Obrador hiló cinco meses consecutivos de estabilidad, con 68% de aprobación ciudadana, en la encuesta mensual que publica El Financiero. Pero además de sentirse satisfecho, López Obrador probablemente ve un consenso revigorizado, al revertir tendencias a la baja que se veían observando en sus atributos y políticas en los meses anteriores. Todo subió en esta nueva encuesta publicada el lunes, su honestidad, su liderazgo, su credibilidad. Incluso, hasta que una mayoría sienta que la seguridad va mejorando, que su lucha contra la corrupción va en camino ascendente y que la economía está bien. La estrategia de comunicación política a través de las mañaneras va funcionando.

Al mismo tiempo, sin embargo, la brecha entre sus gobernados se está ensanchando. La sociedad que invierte, que mueve la economía, la que provee los equilibrios, la que le ayuda a reducir la opacidad y permite que lo califiquen en el extranjero de buen gobierno, que con los contrapesos que colocan permite que la gestión sea más eficiente, está bajo acoso y ataque permanente por parte de López Obrador, embarcado en un proceso de desinstitucionalización, no para desaparecerlas, como en un principio parecía ser su agenda, sino para colocar a sus incondicionales dentro de sus órganos de dirección para influir en ellos y que no dificulten el cambio que desea.

La renuncia de Eduardo Medina Mora de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, le permitirá presentar una terna con tres personas que respondan a su proyecto. Próximamente enviará sus propuestas para el relevo en la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Recientemente hizo lo mismo en el Consejo Regulador de Energía y está cambiando a los consejeros independientes de Pemex. A través de los instrumentos democráticos que se fueron construyendo en el último cuarto de siglo, está mediatizándolos. El presidente está tomando el control de los pilares del Estado, como el Congreso, que sólo acata sus deseos, y la Suprema Corte, cuyo presidente, Arturo Zaldívar, luce crecientemente subordinado a López Obrador.

El presidente tiene en esto el mejor de los mundos. Alto consenso ciudadano para lo que quiera hacer, con un mandato poderoso. Contra sus enemigos utiliza la mañanera para amedrentarlos y hostigarlos, utilizando como fuerte arma política al SAT y a la Unidad de Inteligencia Financiera, que suelen acusar públicamente con investigaciones sin terminar. Esta el último caso de Medina Mora, que hace dos semanas no tenía entre sus planes renunciar a la Corte, y que fue ablandado la semana pasada cuando la UIF congeló las cuentas de varios de sus hermanos, como parte de su investigación por el presunto delito de lavado de dinero y enriquecimiento. A quienes expresan puntos de vista distintos, los descalifica y etiqueta de conservadores que defienden el status quo, entendido este, para la verbena popular del nuevo gobierno, como defensores de un sistema corrupto y lleno de privilegios.

La encuesta de El Financiero  revela que el discurso del presidente, la demagogia y la propaganda, recuperaron energía y está penetrando eficientemente entre la población. Ello le da espacio de maniobra y le reduce presiones. López Obrador tuvo éxito en el último mes, si uno ve los resultados del estudio demoscópico, en la administración de las expectativas, que es como un gobernante tiene que caminar durante su gestión. Levantó esperanzas sobre el combate a la corrupción, a partir probablemente de las acciones contra la ex secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, que a su vez llenaron el imaginario colectivo -expresado a través de la prensa política- con su sed de venganza para que el ex presidente Enrique Peña Nieto sea sometido a juicio. Mejoró sustantivamente (8%) la percepción sobre el combate a la delincuencia, sin hacer nada salvo manejar el discurso de la contención. De la misma manera, sin tampoco hacer nada visible, el respaldo a la Guardia Nacional creció cinco puntos, de 62 a 67%, y sus negativos cayeron seis, de 22 a 16.

Las mañaneras, que han sido criticadas ampliamente en los medios, mostraron un nuevo apoyo para López Obrador. Entre agosto y septiembre, según la encuesta, repuntó 5% el apoyo nacional a ese modelo de comunicación, colocándolo en una aprobación de 59%, un nivel que no había tenido desde febrero, cuando estuvo en 69%. Los negativos de las mañaneras también se redujeron significativamente, de 21 a 16%, casi igual que lo que tuvo de febrero a mayo. Es decir, el presidente no se desgastó, pese a que en las últimas semanas se ha equivocado de manera con informaciones abiertamente falsas.

Los mexicanos, siguiendo con los datos de El Financiero, le están perdonando todo a López Obrador. El discurso, por tanto, está teniendo impacto y éxito. Sin embargo, como el mismo admite en privado, la aprobación no será para siempre, y suele repetirlo entre sus colaboradores para que no se dejen engañar por la magia efímera de la demoscopia. La administración de expectativas que le funciona se sostiene en temas económicos de bolsillo, donde el incremento al salario mínimo, el diferencial de tasas de interés, la transferencia directa de recursos en sus programas sociales y las remesas, neutralizan las preocupaciones en otros campos, como el de la seguridad y el empleo formal.

El problema de lo bien que lo hizo en el último mes es, paradójicamente, su principal riesgo. Las expectativas pueden administrarse hasta el momento que se tienen que entregar resultados, particularmente económicos. No puede alterarse el ingreso y el dinero en el bolsillo. Si López Obrador puede torear desafíos como las guerras comerciales del presidente Donald Trump, o que no se apruebe el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, o que haya una baja calificación para Pemex, mantendrá el apoyo de 7 de cada 10 mexicanos. ¿Es probable? Sí. ¿Posible? Eso sí que no.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

Editorial

Corruptos, criminales y beneficiados por el SAT

La desclasificación de una lista parcial de beneficiarios de condonaciones fiscales es uno de los escándalos que en días pasados inició el señalamiento, no por ilegalidad hasta donde puede verse, pero sí por la inmoralidad de saber que un empleado promedio jamás podría evitar el pago de impuestos mientras los grandes capitalistas mexicanos han sido capaces de evadir sus obligaciones.

No hablamos de cualquier empresa ni empresario, sino de las peores personas de este país, responsables en muchos casos de muertes, enfermedades y destrucciones a gran escala.

Porque el trabajo realizado por la organización civil, Fundar, nos lleva a ver que aquellas personas morales, inclusive causantes de tragedias espantosas en el país, pudieron no sólo mantenerse impunes sino conseguir millonarios beneficios del gobierno.

Cuando se ha visto el llagado y las póstulas, la manifestación visible tras la que se ocultan terribles decadencias renales, cardiovasculares y neurológicas, como en la Región Lagunera, es inevitable pensar en la sobreexplotación de acuíferos por la industria lechera, lo mismo que en las filtraciones de la fundición metalúrgica a gran escala.

Empero, como suele ocurrir con la gran industria, el impacto ambiental de sus operaciones ha hecho crisis por las que suele atenuarse temporalmente el impacto, sólo para que la corrupción e impunidad posibiliten el incremento de la extracción de agua, así como aquellas filtraciones contaminantes que, en esa región del norte del país, se asocia con dos gigantes: el lechero Grupo Lala y la siderúrgica Met Mex Peñoles.

Entre 2015 y 2019, Grupo Lala tuvo condonaciones por 2 mil 429 millones de pesos, de acuerdo al listado obtenido, aunque hasta ahora es imposible saber cuánto se condonó a Industrias Peñoles. Están amparados, de acuerdo al informe de Fundar.

Tanto Peñoles como Minera México, son dos de las empresas que tienen enormes pasivos ambientales y gozan de impunidad. La primera, no sólo impactó con arsénico, también con plomo y cadmio en suspensión de partículas que provocó un enorme daño ambiental y a la salud de niños, ancianos y mujeres embarazadas de Torreón. Minera México, subsidiaria de Grupo México, contaminó en Ciudad Juárez, San Luis Potosí y en dos megadesastres ambientales en Sonora en apenas los pasados seis años. Ambos impactaron Monterrey.

Dichas empresas pertenecen a algunos de los magnates más acaudalados del país: Lala, que preside Eduardo Tricio Haro; Peñoles, de Alberto Bailleres y Grupo México, de Germán Larrea Mota Velasco.

Grupo México, es responsable de la muerte de 65 trabajadores en la mina Pasta de Conchos en 2006, un desastre industrial por el que ha conseguido impunidad al grado de que, hasta esta administración, ni siquiera se había hecho investigación sobre lo ocurrido, mientras los deudos, viudas e hijos, quedaron en la miseria con pensiones miserables.

Por cierto, en Pasta de Conchos, 36 de los 65 trabajadores muertos eran trabajadores de la contratista General de Hulla. Hoy sabemos que entre 2008 y 2009, el SAT le condonó a esa empresa cerca de 5 millones de pesos y en 2011 le condonaron el adeudo por 104 millones de pesos.

En la lista aparece también Corporación Geo, la constructora de precariedades, que edificó casas en zona de hundimiento en Chalco, esas que quedaron hechas añicos en el sismo de 2017; la misma responsable de contaminar hasta la destrucción el río Pacú en Chiapas y las tierras de cultivo en San Salvador Atenco en el Estado de México. Esa empresa, es también la que vendió casas sin servicios básicos, construidas con materiales de pésima calidad, defraudó a cientos de miles de familias y se retiró en “quiebra”, no sin antes obtener la condonación de casi 5 mil millones de pesos.

Ricos, poderosos y moralmente criminales, se han enriquecido a costa de la pobreza, la ignorancia, la corrupción. Influyentes como han sido, han mantenido su fortuna y prestigio. Son los millonarios de México y el mundo, que ni siquiera pagan impuestos.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El presidente Andrés Manuel López Obrador estará este martes en la Costa Grande, concretamente al municipio de La Unión, donde mañana revisará un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Hace meses que el presidente se propuso recorrer personalmente todas las clínicas rurales del IMSS, para cerciorarse de las condiciones de la infraestructura, pero sobre todo del servicio.

A partir de estas visitas, aparentemente intrascendentes, el presidente ha ido moldeando sus políticas de salud. Por ejemplo, ordenó que los médicos que trabajen en el medio rural, reciban mejores sueldos y compensaciones que aquellos que no quieren salir de las ciudades.

También se dio cuenta que hay un severo déficit de médicos y sobre todo de especialistas, pese al presupuesto que se otorga a las universidades públicas, por lo cual lanzó un ultimátum a éstas para que reactiven la preparación de médicos o el gobierno federal se verá obligado a crear una escuela superior de medicina, para ir generando los recursos humanos que demanda el sector.

Y esto es cierto. Si algún problema tiene la Secretaría de Salud en el estado –e indudablemente el esquema se repite en otras entidades-, es la falta de médicos especialistas. Son las regiones, sobre todo, las que sufren de este déficit, al grado de que se tienen hospitales básicos comunitarios sin ginecólogos, sobre todo en la Costa Chica y la Montaña, provocando con ello que por muchos años Guerrero fuera primer lugar en muertes maternas.

Fue hasta que el médico Lázaro Mazón Alonso, en su paso por la Secretaría de Salud, que ideó rescatar el modelo de parteras tradicionales, para capacitarlas en conocimientos básicos de asepsia, y evitar con ello la mortandad materno-infantil, que era una vergüenza para Guerrero.

Mazón incluso impulsó la creación de la Escuela de Parteras, la única en el país como tal, de donde se han graduado ya varias generaciones de parteras profesionales, para atender sobre todo a las mujeres indígenas que todavía dan a luz con los métodos tradicionales.

Por otra parte, el presidente de la República llega a Guerrero en un momento muy importante, pues quedaron fuera del Fonden muchos municipios, incluso varios de los más afectados como Ometepec, en la Costa Chica; y otros de la Montaña alta.

El gobernador dijo ayer que está solicitando la declaratoria de desastre para 16 municipios más; pero en caso de que no sea posible lograr ese apoyo, entonces será el gobierno estatal el que se haga cargo de los apoyos para damnificados, lo cual no es nada justo, porque para eso se creó el Fondo Nacional de Desastres, para atender este tipo de emergencias.

La presión mayor la tienen los alcaldes de los municipios no incluidos en la declaratoria, porque incluso tampoco han recibido el apoyo estatal, y están atendiendo la emergencia con sus escasos recursos, pues recordemos que los ayuntamientos no manejan recursos etiquetados para estas emergencias y con seguridad están tomando dinero de obras o de seguridad pública para salir del paso.

Ojalá que el presidente de la República, por la sensibilidad que lo caracteriza, tenga a bien revisar el caso de Guerrero, e integre a los municipios excluidos en la declaratoria.

De paso, ojalá que reaccione y quiera autorizar la Zona Económica Especial de Puerto Unión, que abarca territorios de Guerrero y Michoacán, con lo cual esta franja dejaría de ser tierra de nadie.

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