Lozoya, el principio
Raymundo Riva Palacio
Tiempo atrás, cuando Emilio Lozoya era el hombre todopoderoso en
Pemex, descalificaba a quien criticaba la compra a Altos Hornos de México de
una planta de fertilizantes. “Fue un gran negocio”, afirmaba Lozoya como
defensa de una operación que siempre se dijo había sido una compra de chatarra.
La realidad demostró algo muy diferente a sus dichos. Las autoridades federales
cuadraron un esquema de presunta corrupción de Lozoya Lozoya y Carlos Ancira,
propietario de AHMSA, triangulado a través de cuentas bancarias en Europa. Los
dos tienen órdenes de aprehensión para que enfrenten a la justicia mexicana,
pero no serán los únicos en caer dentro de la investigación en curso. En el
camino viene otra más, en contra de la hermana de Lozoya, directamente
involucrada en la triangulación.
Este es el principio de un largo camino que tiene por delante
Lozoya frente a la justicia mexicana, sin ninguna red de protección. Durante el
gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, pese a su estrepitosa caída del
poder, mantuvo un silencio cómplice pero amenazante. Si actuaban penalmente en
su contra, dejaba entrever, hablaría. ¿Qué tanto podría guardarse el ex
director de Pemex? Por ejemplo, cómo la ex primera dama Angélica Rivera, había
sido la principal beneficiaria de los aviones ejecutivos que había adquirido
Pemex con dinero de la Secretaría de la Defensa, que utilizaba para fines
personales. O, como hay otra investigación en curso, qué tanto dinero de
Odebrecht efectivamente, como asegura la Fiscalía brasileña, terminó en la
campaña presidencial de Peña Nieto.
Lozoya inició desde el principio de su administración en Pemex la
compra de empresas fertilizantes, por las que pagó tres mil 575 millones de
pesos por Agro Nitrogenados a AHMSA, que tenía el 53% de las acciones,
propiedad de Ancira y de Fabio Covarrubias, de Fertinal. Dos años después, de
acuerdo con una investigación de Eje
Central publicada el año pasado, el Consejo de Administración de Pemex
aprobó la adquisición del Grupo Fertinal y sus subsidiarias, con una inversión
de 635 millones de dólares. Más adelante, Lozoya pidió que le autorizaran otros
425 millones de dólares para liquidar adeudos, dejando endrogado a Pemex
durante 16 años por una planta que nunca sirvió.
La operación fue gestionada por Édgar Torres Garrido, su compañero
en el ITAM en la carrera de Economía y en la maestría en Desarrollo
Internacional en Harvard, a quien nombró en 2015 director de Pemex
Fertilizantes. Torres Garrido fue el primero en caer ante la justicia, y la
semana pasada los inhabilitaron para ejercer cargos públicos. Pero la
investigación que llevó a girar las órdenes de aprehensión encontró detalles de
cómo se dio esa compra.
De acuerdo con parte de la investigación, Lozoya pidió un avalúo
sobre la planta de Agronitrogenados, que estaba sin operar realmente, y le
dijeron que costaba 30 millones de dólares. Entonces, dice la investigación,
pidió un avalúo de la planta “en marcha”, como si estuviera funcionando a toda
su capacidad, de donde salió el valor de 203 millones de pesos, más la deuda
que tenía con bancos, dio la suma de los 635 millones de dólares. Todo esto
pasó por el Consejo de Administración, que aprobó la operación. Las autoridades
tienen las minutas de esas reuniones, pero no han trascendido los detalles de
las mismas. Lo que sí se sabe es que Lozoya regresó al Consejo para pedirles
los recursos para pagar los adeudos, y se los autorizó.
Se desconoce si hubo irregularidades dentro del Consejo de
Administración, y cómo presentó Lozoya la compra. Las autoridades federales
encontraron sus razones, y presumen arreglos ilícitos entre el ex director de
Pemex y Ancira, previamente a que iniciara el gobierno de Peña Nieto el 1 de
diciembre de 2012. Las autoridades han encontrado triangulaciones financieras
en donde aparecen de manera importante la hermana de Lozoya, así como también
se están investigando tres empresas, una de ellas con cuartel general en
Alemania, de donde es originaria la esposa del ex director de Pemex.
Por el momento sólo existen órdenes de aprehensión en contra de
Lozoya y Ancira, obsequiadas desde el domingo pasado y que trascendieron ayer.
De cualquier forma, las autoridades seguían la pista a los dos desde que la
semana pasada la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda
les congeló sus cuentas a ellos, a la hermana de Lozoya y las de las empresas. La
Fiscalía General comenzó a vigilar a Ancira, a quien vieron tomar un avión
rumbo a Madrid, por lo que pidió la ayuda de Interpol. De esta forma, la
policía española lo detuvo en Mallorca, en las Islas Baleares. Lozoya, según
las autoridades, sigue en México.
Este no es el fin del camino para Lozoya, sino el principio. El
tema de Agro Nitrogenados era, a decir de las autoridades, el más sencillo de
completar. El siguiente, que está en la fase final de la conclusión, por lo que
es posible que se gire otra orden de aprehensión es por Odebrecht, por presuntamente
beneficiarlo en sus negocios a cambio de millones de dólares, como afirma la
Fiscalía brasileña. Hay otras investigaciones que se están armando sobre sus
principales colaboradores en Pemex, buscando pruebas que demuestren en un
tribunal que cobraban cinco millones de pesos a empresarios para que trabajaran
sin contratiempos.
Lozoya siempre ha dicho ser inocente, y por su pasado pudiente y
su presente opulento, siempre existió la duda de porqué participaría en
esquemas de corrupción cuando dinero no necesitaba. Pero eso es retórico. Las
autoridades federales dicen tener bien documentado el caso, que será largo y
difícil, antes de que logren llevar a Lozoya de manera permanente a la cárcel.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa