(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
¿Vuelve el programa de estancias infantiles? Con la noticia reciente del senador Manuel Añorve Baños, en el sentido de que 5 estancias de Guerrero ganaron un amparo para dejar sin efecto la disposición del gobierno federal, que ordenó eliminar el subsidio a estos centros que dependían de la Sedesol, pues parece que sí
Con esta decisión, según explicó Añorve Baños, la administración de Andrés Manuel López Obrador se vería obligada a volver a entregar las becas de los niños bajo cuidados infantiles, dejando sin efecto la orden de modificar el desarrollo de este programa.
Y es que hay que ser claros: el programa no se eliminó, existe. Lo que se modificó fue la modalidad de entrega del recurso, que ahora se hace directamente a los padres de los menores, vía una tarjeta bancaria, para dejarlos en libertad de contratar estos servicios –que obviamente ya sin el subsidio directo pasaron a ser privados- o bien contratar por su cuenta a quien se los cuidara, sobre todo algún familiar.
Esta decisión la tomó el gobierno federal, al detectarse que el programa tenía un alto grado de corrupción, pues al menos 100 mil niños que estaban como beneficiarios o no existían, o no estaban recibiendo el servicio, y sólo se les enlistaba para poder cobrar la beca.
Añorve está asesorando a las inconformes, y 5 de ellos ya tienen el beneficio de un amparo. Tiene, además, otras demandas de amparo colectivas y otras muchas individuales, con lo cual se espera que se creen las condiciones para obligar al gobierno federal, al menos en estos casos, a entregar las becas de manera directa a las estancias.
Pero al margen del resultado de esta pelea legal, sería bueno que se reconsiderara la posibilidad de volver al esquema anterior. No porque las estancias lo merezcan o se les tenga que financiar por ley, sino porque el programa está haciendo agua y han cientos o miles de niños en el abandono, por la falta de conciencia de sus madres.
¿A qué me refiero? Que ya es algo público que la mayoría de ellas no está contratando los servicios de guardería para sus hijos, pese a que les pagan por ello. Y, al contrario, se están quedando con las becas y las están usando para sus asuntos personales, como cubrir deudas, comprar artículos personales, gastar en cosas innecesarias, e incluso para sostener vicios, pero menos para pagar por el cuidado de sus hijos.
Vaya, en lo personal conozco casos en que las madres fueron a botar a sus hijos con las abuelas, pero ni siquiera comida aportan, o pañales, mucho menos son para pagar a sus madres el servicio de cuidados de sus bebés.
El caso es verdaderamente doloroso y alarmante. Con el nuevo esquema, las abuelas tienen bajo sus espaldas una carga que no les corresponde llevar, y tampoco pueden aspirar a que les paguen, simplemente porque se trata de sus hijas y nietos, y se tiene la cultura de que en las familias todo se hace por amor, no por obligación, y mucho menos por paga.
La verdad es que esto es aberrante y no debe permitirse. Porque el resultado final será el de madres más irresponsables, más embarazos no planeados y no deseados, y abuelas maltratadas, así como mujeres más abusivas.
En contraparte, tendremos jóvenes criados por abuelas, desnutridos, violentos y sin amor, que es precisamente lo que el gobierno pretende evitar.
Eso es abuso. ¿O cómo llamarle a una mujer que teniendo una responsabilidad con sus hijos, va y los bota con la abuela, sin importarle si es anciana, si está enferma, si es pobre y no tiene para mantener una boca más?
Es patético esto y triste. Lo que debe hacer el gobierno es revertir el esquema, y someter a las estancias infantiles a un control muy estricto para evitar la corrupción.
Porque si de corrupción hablamos, se nos olvida que la sociedad también es corrupta.
Al menos las estancias están sujetas a supervisión. ¿Pero quién supervisará a las madres irresponsables? A estas parece que les dieron para ellas, no para sus hijos.