SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Guerrero aún tiene 23 incendios activos. Aunque el más grave era el de Chilpancingo, que motivó la intervención de la Sedena y la aplicación del Plan DNNIII, lo cierto es que no hay incendio que no sea grave y que no provoque estragos ecológicos.

Esto sucede, además, en el año que es considerado por los expertos como el más caliente de los últimos cuatro años, gracias a los efectos del fenómeno climatológico El Niño, que se extiende por el Océano Pacífico y que se distingue por el calentamiento de las aguas oceánicas, al sur del ecuador. La fase fría, en cambio se le conoce como La Niña.

El niño trae como consecuencia un periodo de altas temperaturas, así como el incremento de ciclones, mientras que la Niña acarrea sequías.

En este contexto, y considerando los estragos que los incendios están provocando en nuestro entorno, pero sobre todo conociendo que 99 por ciento de ellos tienen como causa primaria la quema del tlacolol (residuos de cosechas), como técnica para preparar la tierra para las nuevas siembras, vale la pena tomar en cuenta la propuesta de la diputada Celeste Mora Eguiluz, quien el pasado jueves propuso cambios legales para que la quema de tlacolol quede estrictamente prohibida y se busquen alternativas para los campesinos.

La iniciativa de reforma incluye la Ley de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y a la Ley de Desarrollo Rural, que busca evitar las quemas de parcelas para la siembra.

Desde luego que esto impactará a los campesinos, que están acostumbrados a este método para preparar sus tierras al cultivo, pero como contraparte, obliga a las autoridades a implementar otras políticas para la conservación sustentable de los suelos.

Todavía nos falta medio mes de mayo, así como todo el mes de junio. Últimamente las lluvias comienzan de lleno hasta julio, e incluso es común que después de que inician, se tenga un prolongado periodo de sequía, al que los lugareños llaman “veranito”, en el que las altas temperaturas son la constante.

No sé si se hayan dado cuenta, además, que desde hace unos 10 años el patrón de lluvias está cambiando, y se está trasladando a inicios del otoño; es decir, que llueve erráticamente y poco durante el verano, y en agosto, septiembre e incluso en octubre se desatan tormentas y ciclones.

De continuar este patrón, los campesinos y en genera los productores de campo tendrán que mover también sus ciclos de cultivo.

Luego entonces, urge que se tomen otras medidas preventivas, pero la más urgente de todas es la prohibición expresa de la quema del tlacolol por parte de los campesinos, porque además se hace sin ningún control, cada quien quema cuando le place, en lugar de ponerse de acuerdo con los dueños de predios vecinos, para que estén al pendiente por si el fuego traspasa las guardarayas.

Es común que en los ejidos se determine un día para hacer la quema de las tierras el mismo día todos, y siempre desde temprano, cuando no hay corrientes de vientos, que les dificulten las faenas.

Pero nada de esto se respeta. Por lo tanto es importante que las autoridades actúen, y que se asiente en las leyes vigentes la prohibición.

Con esto se abatiría 99 por ciento de los incendios forestales, que tanto daño provocan en nuestros bosques. Y el dinero que se gasta combatiéndolos, que se use para capacitarlos en otras técnicas de aprovechamiento de materia orgánica, para que la reincorporen al suelo, en lugar de quemarla.

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