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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Bajó por tercer mes consecutivo el índice de homicidios dolosos en Guerrero, y la entidad logró pasar el deshonroso primer lugar, al octavo.

Esto es sin duda un gran avance, y nos trae un aire de esperanza, para que Guerrero pueda recuperar un poco de paz y parte del esplendor que esta docena trágica le ha dejado.

El último reporte dado a conocer por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) del Centro Nacional, indica que en enero hubo 142 homicidios dolosos, en febrero 136 y en marzo 115.

Esto ubica a Guerrero en el octavo lugar nacional, después de Veracruz, Ciudad de México, Jalisco, Chihuahua, Baja California, Estado de México y Guanajuato.

Algo está cambiando en la estrategia de seguridad que se está reflejando en la reducción de homicidios, y que redundará en una mayor paz. Como dijo el gobernador, Héctor Astudillo Flores, ésta es la apuesta para que la empresa y el comercio florezcan en todas las regiones de la entidad, que Guerrero recupere su fortaleza económica como potencia turística, y que el desarrollo vuelva a florecer.

Cierto que es muy temprano para echar las campañas al aire. Sin embargo, el avance en este primer trimestre del año, que comparado con 2018 y peor aún, con 2017, no puede pasar desapercibido. El ambiente en Guerrero comenzará a cambiar, y aunque habrá voces que afirman que todo sigue igual o peor, los números no mienten.

Hay, sin embargo, un foco rojo en la Sierra, donde por la caída del mercado de la goma de opio y a falta de opciones productivas, las familias de esa vasta región podrán caer en una verdadera hambruna.

Aquí también conviene retomar la propuesta del gobernador Héctor Astudillo, que hizo desde su llegada al poder, y que consiste en legalizar el cultivo de amapola con fines medicinales, para retener ese nicho económico en la Sierra.

¿Por qué la propuesta? Porque una región que ha vivido tanto tiempo de la siembra del opiáceo, difícilmente se readaptará a un nuevo esquema productivo, pues en este momento toda la infraestructura productiva serrana está enfocada al cultivo de la amapola, lo mismo que la mano de obra está entrenada para cultivar ésta, desde su fase de siembra hasta la cosecha.

Pasarán años antes de que las miles de familia de la Sierra, desde los pueblos grandes hasta los más pequeños, se reorganicen en torno a los cultivos lícitos, y esto considerando que el proceso de conversión comience ya.

Ayer el gobernador volvió a plantear el tema, y creo que a nivel nacional están las condiciones dadas para que México recupere la autonomía que el control internacional le quitó, pues mientras que aquí se prohíbe, por ejemplo, el cultivo de la marihuana, en la mayoría de las entidades federativas de Estados Unidos así como en Canadá se creó ya una gran industria en torno a este cultivo, que no es propio de esos climas, pues en Canadá, por ejemplo, la cultivan hasta en invernaderos con calefacción artificial.

¿Cómo justificar que el país que nos califica en materia de control de narcotráfico, ya haya legalizado el cultivo, industrialización y comercio de la marihuana? No estamos hablando de una industria sólo con fines lúdicos y recreativos, sino que también potenciará la industria farmacéutica, pues la marihuana tiene propiedades que ayudan a la salud humana en varios padecimientos para los que la medicina convencional no haya cura.

Igualmente la amapola, tiene propiedades analgésicas potentes, de donde se extraen las medicinas como la morfina, para el alivio del dolor extremo, como el que padecen los enfermos terminales, sobre todo de cáncer.

Renunciar a esta posibilidad sería una locura histórica. Retener un negocio regulado, que de por sí ya está instalado en la entidad, pero de manera ilícita, sería un acierto.

A pesar de que la propuesta está sobre la mesa desde hace por lo menos tres años, el ex presidente Enrique Peña Nieto ni siquiera consideró la posibilidad de plantear a la Organización de las Naciones Unidas esta propuesta, a pesar de que podía hacerlo, incluso con un propósito humanitario, pues contribuiría a la pacificación de la nación.

Esperemos que el presidente Andrés Manuel López Obrador actúe en este caso, y  permita que lo malo que nos ha inundado de sangre, se convierta en algo bueno, y que traiga prosperidad a la entidad con el cultivo de la amapola de manera extensiva y regulada, para montar una poderosa industria farmacéutica, que en este momento no existe, pues son pocos los países que tienen autorizado producir medicamentos a partir de los opiáceos, e incluso este privilegio lo tienen países que ni siquiera los producen y que, por lo tanto, tienen que adquirir la materia prima en el exterior.

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