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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

México está entrando en una peligrosa espiral de violencia que no es precisamente normal. No se trata del famoso cambio de jefes delincuenciales en alguna zona determinada, que se registra periódicamente en regiones y municipios del país; sino que hoy por hoy se observan patrones de violencia que nos permiten aventurar que incluso son hechos provocados.

¿Qué les impide a los miembros de la oposición usar la violencia como arma de guerra electoral? No será la primera vez que lo hacen, de hecho, pues a lo largo de estos últimos 12 años eso ha sido la constante.

Pero como decía un compañero periodista: “Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa”. Una cosa es el curso “natural” del fenómeno de la violencia, que responde a variables muy bien definidas de competencia y mercadeo, y que incluso es muy entendible para el ciudadano común, y otra cosa son los actos de violencia que rayan en la crueldad contra gente inocente, como el que registró el pasado viernes en Minatitlán, Veracruz, en el que murieron 14 personas, incluido un menor de 1 año de edad.

Se dice que iban por el dueño del lugar, un conocido transexual de esa ciudad. Pero, lo más común es que sólo maten al blanco del homicidio, o bien se lo llevan para tirarlo después, ya muerto. Pero en este caso torturaron y acribillaron también a la gente que festejaba un cumpleaños en el lugar. Incluso, los sobrevivientes dicen que fueron obligados a ver cómo le disparaban al bebé un balazo en el cuello, que en un instante le arrebató la vida, pues le destrozó las carótidas, las arterias que oxigenan el cerebro.
Por este solo detalles observamos que el objetivo de los atacantes, no era ir solamente por Julio César González Reyna, mejor conocido como Becky o La Potra, sino provocar un crimen que por su crueldad traspasara fronteras y perjudicara al presidente Andrés Manuel López Obrador, a sabiendas de que éste estaría ayer domingo en la capital veracruzana para conmemorar un aniversario más de la defensa del Puerto de Veracruz, donde efectivamente lo cuestionaron acerca de ese acontecimiento.

Y aunque el presidente señaló que se investiga el caso, y argumentó que le dejaron “un cochinero” en todo el país, la sociedad no quedó conforme y sobre todo los grupos empresariales están convocando a una marcha social en contra de este tipo de actos violentos.

¿Por qué Veracruz? Porque es la única entidad gobernada por Morena, con el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, quien sustituyó al panista Miguel Ángel Yunes, quien a su vez gobernó en sustitución del priísta Javier Duarte de Ochoa, cuya historia conocemos al dedillo, pues es el mejor ejemplo de la alta corrupción que padecemos los mexicanos.

Para colmo, trascendió que el ex gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares, está siendo investigado por la Fiscalía General de la República por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.

La primera de las denuncias fue presentada en mayo de 2013. La denuncia y el soporte presentado generaron escándalo público. Sin embargo, tras cuatro años de presentada la averiguación previa, la Procuraduría no ha ofrecido resultado.

En 2016 se presentaron dos nuevas denuncias contra Yunes. La primera por lavado de dinero y delincuencia organizada. La segunda, otra vez por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Tal vez por eso el reproche que durante su gobierno le hicieron grupos criminales al ex gobernador.

Una situación similar se vive en Guanajuato, donde gobierna el ex presidente panista, Vicente Fox Quezada, y donde se dio la más dura batalla contra el guachicoleo en los primeros meses del gobierno de AMLO. Fox no pierde oportunidad de denostar al régimen lópezobradorista, por cierto, y esto de la masacre de Veracruz le vino como anillo al dedo para señalar que el gobierno de AMLO todavía no comienza, y ni lo hará pronto.

Es obvio, entonces, que Guanajuato y Veracruz son dos entidades que se han convertido en “foco rojo”, y que los hechos de violencia escandalosos e indiscriminados, ni siquiera a los delincuentes les conviene. Pero sí a los políticos.

AMLO tiene que actuar y quitarles a sus adversarios la tentación de usar la violencia para reventar su gobierno. Y por ahora el único instrumento que tiene para hacerlo es la Guardia Nacional, a la que sin embargo todavía le cuelgan varios meses para que se concrete.

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