SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Hay ecos importantes del Tianguis Turístico de Acapulco 2019. Uno de ellos habla del infructuoso esfuerzo de los empresarios del ramo turístico, así como de los gobernadores, para arrancarle al presidente Andrés Manuel López Obrador y al secretario del ramo turístico, Miguel Torruco, una millonaria cantidad para la promoción nacional e internacional de las bellezas naturales, históricas, religiosas y etnográficas del país, para garantizar un continuo flujo de visitantes. Y es que no olvidemos que a su llegada, Torruco decretó la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), organismo que se encargaba de la publicidad y promoción de los destinos del país, aunque cabe decir que lo hacía con criterios muy poco equitativos, pues a es obvio que a Guerrero lo dejaron solo durante mucho tiempo, y se enfocaban más en la Riviera Maya, Riviera Nayarit, Los Cabos, y otros destinos pudientes. Por ser Guerreo uno de los estados más violentados, el CPTM estaba obligado a buscar estrategias para conservar el flujo turístico, en lugar de abandonarnos y permitir que perdiéramos a los spring brakers o al turismo de cruceros, que se redujo al mínimo.

En cambio, nos mandaron puro turismo de circuito cerrado, como el turismo de convenciones y reuniones que generalmente se va a ciudades de mayor actividad empresarial y ejecutiva, dejándole al estado cargas fuertes para facilitar seguridad y hasta servicios adicionales de hospedaje.

Ningún puerto sobrevive así, y la gran crisis la pasamos solos, cosa que todavía no se resuelve, de hecho. Los guerrerenses siempre nos quejamos del abandono de la Federación en materia turística, sobre todo desde que durante el gobierno de Felipe Calderón nos quitaron el Tianguis Turístico, para hacerlo itinerante, aprovechándose del nombre que ya tenía, en lugar de crear otro concepto. El gobernador Héctor Astudillo ha defendido mucho a Guerrero, y siempre ha dicho que si no nos dan, pues no nos quiten. Eso hizo Felipe Calderón con Guerrero, y los gobernadores anteriores se dejaron vencer, no defendieron lo que era nuestro, y el CPTM tampoco sirvió de muro de contención para este atraco, como era su obligación.

¿Por qué quitarle a Guerrero lo que él mismo había construido por tantos años? Nos encueraron, de hecho. Y escribo esto como evidencia de que no es a partir de la llegada de AMLO que nos va mal a los guerrerenses. Al contrario, la historia de ninguneos es vieja. Yo creo que hay más esperanza de sacar algo ahora, que antes, porque ya de por sí se tenía una red de intereses que los gobernadores no podían traspasar, y como ejemplo tenemos el Tianguis Turístico.

Volviendo al tema, se dice que los gobernadores están realmente preocupados por la falta de divulgación, sobre todo los que carecen de sol, playa y arena, y que más bien dependen de la divulgación de sus acervos históricos y culturales, como Zacatecas, Puebla, Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, entre otros, que vienen empujando al seno de la Comisión Nacional de Gobernadores (Conago), para que se reconozca el programa de Pueblos Mágicos y se mantenga el apoyo que se les daba.

Pero no sólo ellos. La verdad es que también los gobernadores de las entidades donde hay desarrollos turísticos, Guerrero entre ellos, están siendo presionados porque sus mayores ingresos provienen del turismo, y sin una adecuada difusión, es obvio que habrá un impacto negativo, al menos de momento, en lo que se reactivan otros canales de difusión. Luego entonces,  los turisteros tienen que hacer su parte, sobre todo los grandes consorcios –que dicho sea de paso se han acostumbrado a que los gobiernos les resuelvan muchas cosas.

Pero no olvidar por favor que el turismo no es sólo cosa de ricos, sino también cosa de pobres. Hay una gran diferencia entre un palapero, que vive de sus magros ingresos anuales, que un consorcio inversionista que puede gastar miles de millones de dólares en la construcción de algún hotel, o de algún edificio de condominios, y que dice necesitar para llenarlos del apoyo gubernamental. No es lo mismo Chana que Juana.

Yo creo que el gobierno debe hacer esa diferencia, y meter a los inversionistas al ajo de la difusión, en una especie de dúo dinámico, mientras que el esfuerzo estatal se enfoca en las playas emergentes, donde los turisteros pobres viven con su propio esfuerzo y casi sin apoyo.

Lo que está haciendo ahora el gobernador con el binomino Playa Ventura-Playa Azul, en Copala, es ejemplar, pues por primera vez se está planificando un desarrollo turístico, en una región que ha crecido por el esfuerzo de los pobladores, porque dicen que los gobiernos municipales ni siquiera les garantizan el servicio de recolección de basura.

En Guerrero, se tienen muchos otros municipios en el litoral Pacífico que viven de flujos periódicos de visitantes, y que tienen muchos años en las “pipirrias” (Costa Chica dixit), pues el impacto de la violencia en Acapulco también los reventó. Pero lo más grave es que el gobierno, por tratar de levantar a Acapulco, ha abandonado a otros destinos y ha cancelado los planes de desarrollo para las regiones, léase Costa Chica y Costa Grande.

Creo que es cosa de que las cosas cambien.

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