SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo  Hernández, in memóriam)

Una vez logrado el presupuesto de egresos de la Federación 2022, lo que sigue para los diputados federales y senadores de Morena y sus aliados es conseguir la Reforma Eléctrica, que podemos considerar es la madre de todas las reformas hasta ahora impulsadas, pues de esto depende revertir el control de la iniciativa privada -mayormente extranjera- en uno de los sectores más importantes del país, del que depende nuestra soberanía como nación, y la viabilidad de la recuperación económica del país en el corto y mediano plazo.

Lo mismo que sucede con el sector petrolero, si se hubiese fortalecido a Pemex y no se hubiese entregado el sector a los capitales privados, privilegiando la importación de gasolinas con el garlito de que es más barato importar que producir, no estaríamos hoy comprando la gasolina a precio dólar, siendo que somos un país productor de petróleo.

El gas entra en esta rebatinga también, lo mismo que el litio, mineral del que México posee grandes reservas de las que no se nos había informado, por cierto, pero que afortunadamente el triunfo de AMLO en 2018 cortó la entrega de los yacimientos a particulares.

Los energéticos, siempre se ha dicho, que son estratégicos para todos los países. Es absurdo entregarlos o, al menos, retirar la injerencia del Estado en ello, como resulta que hicieron con la reforma energética de Peña Nieto, optando por dejarle a la empresa estatal una mínima participación, por debajo de las empresas privadas que, por cierto, siguen consumiendo y vendiendo gasolina importada por Pemex, pues hasta ahora sus contratos de producción son nulos en los hechos, y lo deben ser de derecho.

La reforme a la CFE que plantea AMLO es precisamente revertir el porcentaje de participación del Estado en el sector, dejándolo como productor mayoritario de electricidad, mientras que a las productoras o generadoras privadas se les dejaría 46 por ciento del mercado, algo nada despreciable pero que definitivamente no les convence, por la reforma peñista les puso todo en bandeja de plata, pues las privadas solamente genera energía, y la CFE se las tiene que comprar, pero no están obligadas a crear redes de distribución, sino que usan lo que ya tenemos construido.

Lo que sí tienen es un mercado privado disperso. Por ejemplo, si la energía se produce en Oaxaca, en los parques eólicos, la generadora -por ejemplo Iberdrola- puede tener un cliente en Baja California, y exige que la CFE le entregue la energía. Esto obviamente implica que la paraestatal absorba los costos de conducción y también la merma, porque todo mundo sabe que cuando la energía viaja grandes distancias, se va degradando su potencia.

De paso, las generadoras privadas reciben estímulos por unos 160 mil millones de pesos anualmente, tan sólo porque están en el sector de “energías limpias”, y sin considerar que la producción hidroeléctrica es una de las más limpias que existen, y que la CFE cuenta con presas generadoras que si recuperan su potencial seríamos un país autosuficiente y nos sobraría para vender, por ejemplo, a países vecinos.

Ayer, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se reunió con diputados federales de Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México, junto con sus coordinadores, quienes se comprometieron mantenerse unidos para sacar adelante la reforma eléctrica, sin necesidad de “comprar” votos a la oposición, que se quedó en blanco en su intento por reasignar grandes partidas del Presupuesto de Egresos 2022, poniendo la reforma eléctrica como moneda de cambio.

Además, el presidente anunció una campaña informativa a nivel nacional para dar a conocer a la gente el sustento y los alcances de la reforma energética, esto para evitar la manipulación de datos y la mentira que está divulgando la oposición, sobre todo en lo que concierne a que la CFE volverá a las contaminantes plantas de carbón, y que se le prohibirá a los particulares tener páneles solares.

“Ahora queremos que la gente se informe, que no haya manipulación porque estos corruptos sacaron la bandera de las energías limpias para hacer negocios sucios y eso lo vamos a aclarar”, dijo el mandatario durante la conferencia mañanera.

Y es que desde que se dio a conocer la iniciativa de Reforma Eléctrica enviada por el Ejecutivo al Congreso de la Unión para su discusión y eventual aprobación, políticos opositores, medios y opinadores profesionales, se han dado a la tarea de manipular y tergiversar la información, aduciendo falsamente que se pretende dar preferencia a la generación de energía por combustión de carbón, principalmente.

La reforma, dijo el mandatario, privilegia la renovación de las plantas hidroeléctricas, así como la generación termoeléctrica y nuclear, las cuales son energías limpias, más baratas y confiables que aquellas producidas con tecnología eólica o fotovoltaica.

Como mexicanos, lo que queremos es energía más barata porque los costos de la luz se han vuelto extremos; obviamente queremos energía más limpia porque no podemos retroceder en materia ecológica. Y si eso pasa por recomponer lo que descompusieron los del régimen anterior, que se haga.

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