(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Reaccionaron tarde los astudillistas. Están pasmados. De todos quienes se beneficiaron de su generosidad como gobernador, teniendo empleos, fama y fortuna en los últimos seis años, no hallan qué hacer ante la rebelión de los burócratas, tanto los charros como los opositores, quienes demandan pagos, bonos, prestaciones, fondos y cuanta cosa se les viene ocurriendo.
Mejor el senador Manuel Añorve Baños emitió ayer un comunicado desde la Ciudad de México respaldando la gestión de Héctor Astudillo, a quien le refrendó su amistad.
Lástima, porque apenas hace un mes el senador Añorve tuvo un mal rato, cuando se filtró un audio editado en el que habla presuntamente con el actual presidente municipal de Iguala, acerca del momento crítico en el que se definió la candidatura a gobernador, y él se quejaba precisamente de que Astudillo no había sido claro con él y en cambio se había inclinado por Mario Moreno sin avisarle.
Con ese audio, se pretendió echarle a Manuel Añorve la carga de la derrota de Mario Moreno Arcos, pero él se defendió y hay una demanda en curso ante la Fiscalía General de la República.
No se necesita ser sabio para entender el objetivo de esa filtración, sobre todo estando de por medio el liderazgo en el PRI estatal. La idea fue sacar de la jugada a Añorve, echando sobre él la animadversión de los priístas de Guerrero.
Pues bien, en este contexto, Añorve tendió ayer una mano generosa al gobernador, al precisar, en medio de la vorágine que se está viviendo, que Astudillo fue un gobernante comprometido, que se manejó con responsabilidad estos 6 años, y que la ciudadanía se ha encargado de calificarlo, e incluso, de acuerdo a cifras nacionales, se coloca entre los primeros lugares de gobernadores mejor evaluados.
De ahí también surgieron voces sobre todo de columnistas afines al régimen que está por agotarse; algunos de manera moderada, otros a ultranza, señalando que al gobernador le están tendiendo trampas para desprestigiarlo al final de su sexenio, responsabilizando de ello subrepticiamente a Morena y al gobierno que asumirá el próximo viernes.
Estas opiniones tan descabelladas, que ignoran lo obvio y evidente, en este caso la rebelión de los burócratas del estado (algunos movilizados por el propio gobierno en contubernio con el sindicato, y otros movilizados en contra de esa dupla), esas opiniones, decíamos, poco abonan a la causa de defensa del gobernador, quien al final se quedó sin voz, habiendo manejado tan profusamente sobre todo las redes sociales.
Antes bien, este tipo de opiniones que de pronto ayer comenzaron a circular casi al mismo tiempo en las redes, sobre todo Facebook, sólo polarizan más el escenario que, repito, se observa que en parte fue fabricado para conseguir recursos de la Federación. Pero, sobre todo, para que la deuda millonaria del ISSSTE sea pagada por Hacienda y cobrada al estado a lo largo de 15 años.
Imposible que los medios de comunicación o los periodistas de Guerrero omitan divulgar las ruidosas manifestaciones de los trabajadores y sus representaciones sindicales, sobre todo el caso de los empleados de la Secretaría de Salud, cuya lideresa, Beatriz Vélez Núñez, ha estado jugando con esta daga demasiado tiempo, aparentando por un lado estar a favor de los trabajadores, pero por otro lado defendiendo al patrón, el gobierno estatal, para que se cumpla la meta de endosar al pueblo la deuda del ISSSTE.
Pero como bien dijeron ayer los opositores a Bety Vélez, ¿habrá de pagar el pueblo dos veces la misma cosa? Los trabajadores y pagaron las cuotas que se desviaron a lo largo de 25 años, y el sueldo de ellos salió de los lomos de los guerrerenses, porque el gobierno no produce dinero, solamente lo administra. Por lo tanto, el que el gobierno estatal asuma esa deuda, sin deslindar siquiera responsabilidades como lo están pidiendo algunos diputados locales, echa de nuevo sobre los lomos del pueblo semejante boquete financiero.
Y ese será el mejor pretexto del gobierno siguiente para decretar la “máxima austeridad”, como de hecho sucedió en 2015, cuando el gobernador Héctor Astudillo nos anunció que recibiría un desfalco imputable a sus antecesores, y por lo mismo, una vez que asumió el poder, ordenó reducir al mínimo muchas actividades.
Para 2018, cuando AMLO ganó la presidencia de la República y puso de moda la austeridad, en Guerrero volvieron a aplicar la misma vara en muchas áreas.
Por lo tanto, ¿qué espera a la entidad si el Congreso permite que el pueblo pague por el desvío de las cuotas del ISSSTE?
Evelyn Salgado debe pensarlo dos veces, pues le quieren entregar una papa caliente.
De aquí en más, decir que es una lástima que nada de esto se haya informado a tiempo. Si se hubiera hecho, habría habido oportunidad de hacer lo que en política se conoce como “control de daños”. No lo hubo. Al contrario, desde septiembre la titular de Comunicación Social, Ericka Luhrs Cortés, anunció que su área estaba cerrada y dejó de tener contacto con los medios, dejando al gobernadora a su suerte, en el momento que más necesitaba de mantener esa área funcionando.
Y a lo largo del último mes, no se ha visto para nada la intervención de la señora Luhrs, sino que ha tenido que ser el propio gobernador el que explique a pregunta de reporteros lo que acontece. Como él bien dice, cuando el final se acerca, las lealtades menguan.