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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Mucha escama levantó este fin de semana el presidente Andrés Manuel López Obrador, entre sus adversarios, pero también entre los “puros” de la Cuarta Transformación, al anunciar que está invitando al gobernador saliente de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, al cargo de embajador de México en España.

Luego diría que también al gobernador saliente de Nayarit, el panista Antonio Echeverría, tendría un lugar en su administración.

Los “chairos” se quedaron callados. También los “fifís”. Ante semejante maridaje entre el PRI y Morena, obvio ya en el Pode Legislativo, lo que queda es el silencio estupefacto de tirios y troyanos.

Los primeros y únicos en reaccionar fueron los perredistas. El líder del PRD, Jesús Zambrano, así como el gobernador saliente de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, señalaron que esa es la paga de AMLO al gobernador sinaloense, para inclinar el voto a favor de Morena y en contra de los candidatos de la alianza Va por México.

Pero también acusaron al presidente de estar devolviéndole un favor a Cartel de Sinaloa, que dirigen los hijos de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán.

A este señalamiento se añade la liberación de Ovidio, uno de los hijos del Chapo, así como el saludo a la madre de Guzmán Loera, en uno de sus recorridos por Sinaloa, lo que los opositores a Morena consideran que se trata de demasiadas deferencias demasiado para un grupo de los varios que constituyen los poderes fácticos de este país.

E insisten en que el premio a Quirino Ordaz, quien por cierto fue uno de los gobernadores más sobresalientes del sexenio, siempre ocupando los primeros lugares del “top ten” de los mandatarios estatales, también representa un pago a sus buenos servicios por operar contra el interés de su propio partido, el tricolor, y dar paso a la victoria de Morena en Sinaloa, que junto con Sonora, Nayarit y las dos californias representan la conquista de una de las regiones más violentas del país a favor del partido lópezobradorista.

Otros comentaristas también señalan que mandar a Quirino Ordaz a España, no sólo es un pago por sus buenos servicios a favor del partido de AMLO y en contra del PRI, sino que se hace para sacarlo del país y protegerlo de cualquier represalia de los grupos delincuenciales, como le sucedió el ex gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, quien fue asesinado en Puerto Vallarta.

Este manto de protección sobre Quirino Ordaz, mandatario que está por dejar el poder en Sinaloa, es un revés para los morenistas “puros” -por cierto, ¿alguien ha visto al rijoso ex diputado federal Rubén Cayetano García?-, quienes seguramente estarán rasgándose vestiduras, considerando que “nadie sabe para quien trabaja”, pues en lugar de que AMLO mande a España a alguno de los máximos ungidos de la Cuarta Transformación, enviará ni más ni menos que a un ex gobernador priísta con sospechas de colusión con grupos delincuenciales. ¿Qué tal?

Esto no es nuevo, señores. Recordemos cuando el siempre bien ponderado ex priísta, ex perredista, ex parmista y ahora morenista renegado, Porfirio Muñoz Ledo, traicionó a Cuauhtémoc Cárdenas, apoyando a Vicente Fox Quezada en el año 2000, y a cambio obtuvo grandes favores.

Al no obtener la candidatura a la jefatura del Distrito Federal, Muñoz Ledo deja el PRD. Y para el año 2000 contendió por la Presidencia de la República Mexicana como candidato del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, un pequeño partido ahora inexistente, en donde al ver perdida su aspiración, al final de la campaña declinó su candidatura en favor de Vicente Fox, argumentando la necesidad de un cambio de régimen en el país, y su fractura personal con el candidato del PRD.

Después del triunfo electoral de Fox, Muñoz Ledo fue nombrado coordinador de la Comisión de Estudios para la Reforma del Estado, comisión presidencial convocada por Fox para tratar el tema. Posteriormente, lo nombraron embajador de México ante la Unión Europea. Así lo consolaron los panistas, hasta que se adhirió al proyecto de López Obrador, del cual ahora reniega y lo acusa de ser poco menos que un dictador.

Luego entonces, los morenistas no tienen de qué espantarse, eso de los premios de consolación y pagos de facturas son muy comunes en la izquierda. ¿Por qué no habría de usar esa estrategia el presidente AMLO? Quieran o no, estemos de acuerdo con él o no,  ha demostrado ser un buen estratega político. Primero desmanteló al Grupo de Gobernadores de Acción Nacional (GOAN), exhibiendo las corruptelas del gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, así como el de Querétaro, ambos vinculados a Ricardo Anaya en el Caso Odebretch..

Luego, se ha dado a la tarea de desmantelar a la alianza diseñada por el empresario Claudio X González, de cara a 2024.  Y en la guerra, como en el amor, todo se vale.

AMLO sabe que meter a priístas en su gobierno, aunque sea enviándolos al exterior, no es la mejor opción para retroalimentar su administración, claro, pero sí es la mejor forma de minar los cimientos de la Alianza Va por México, que ya se prepara para la elección de 2024, y en donde los gobernadores que están dejando el poder jugarán un papel sumamente importante, dado que sus bastiones políticos estarán intactos y frescos para la justa electoral dentro de tres años.

Si les quita a los gobernadores Javier Corral, de Chihuahua; Quirino Ordaz, de Sinaloa; Toño Echevarría, de Nayarit, y Héctor Astudillo, de Guerrero….más los que se acumulen, sencillamente la citada alianza queda sin cimiento en la mitad de los estados del país. ¡Jaque mate!

Lo malo será cuando a los gobernadores les exhiban algún trapo sucio. ¿Será capaz de sostenerlos, a pesar de todo? Veremos.

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