SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Por fin los perredistas están considerando la posibilidad de que se hayan equivocado en la decisión que tomaron de ir en alianza con el PRI en la elección pasada. La pérdida de votos que registraron por no haber llevado un candidato propio a gobernador, realmente les es preocupante. O debiera ser motivo de preocupación para ellos.

Y aunque no lo expresan abiertamente, no pueden negar que están en una encrucijada, siendo que 2024 está a la vuelta de la esquina, sin contar que en los próximos dos años (2022 y 2023), habrá elecciones en otros estados.

¿Cómo quedó el PRD en Guerrero luego de aliarse con el PRI para frenarle el paso a Morena? 

Esta reflexión del diputado Celestino Cesáreo nos ubica: “Los resultados que ratifican a Morena como fuerza emergente, abrió un debate para los próximos meses sobre la conveniencia o no, de mantener la alianza PRD-PRI-PAN”. ¿Qué tal?

Celestino, uno de los principales defensores de la alianza (pese a que su compañero de tribu, Carlos Reyes Torres, promovió su precampaña por la gubernatura con la bandeara de ir solos a la contienda, ganaran o perdieran), ahora está reconociendo que es necesario evaluar la situación para decidir si siguen juntos o se separan.

La pregunta es ¿por qué no lo hicieron antes? Consta que hubo diversas voces al interior del PRD que reclamaron la alianza, pues sin candidato a gobernador serían los verdaderos perdedores, se diluirían.

Lograron rescatar algunos municipios en alianza, pero encabezando el PRI. Sin embargo, en varios municipios lograron triunfar como PRD, pero fue porque los candidatos pelearon con uñas y dientes el competir solos.

Claro que todos los partidos políticos deben entrar en una fase de balances. Es necesario que evalúen los pros y contras de la alianza, y determinar si repiten este esquema en 2024, que yo creo que así será.  A nivel nacional sobre todo se espera que la oposición se aglutine aún más. Que la alianza de Va por México que está siendo auspiciada por los altos empresarios del país, tomando como alfiles a los 3 principales partidos (PRI, PAN y PRD), continuará y con la misma agenda: detener el avance de la Cuarta Transformación.

¿A qué nos referimos? Su objetivo es contener todas las contra-reformas constitucionales que ha venido promoviendo el gobierno federal, para revertir los 25 o 30 años de neoliberalismo, periodo en el que se hicieron más de 400 cambios a la Carga Magna, precisamente para adaptarla a los planes de libre mercado y economía globalizada.

AMLO y Morena saben que el tiempo apremia, pues de no alcanzar a realizar todas las reformas que tienen programadas, tanto en esta legislatura federal que está por concluir, como en la siguiente, en donde todavía se podrán hacer cambios, la elección de 2024 pone en riesgo el avance de la Cuarta Transformación, pues de perder Morena la presidencia simplemente y sin dudarlo la oposición se echaría en reversa para devolverle a los capitales nacionales y extranjeros.

Lo que está en puerta ahorita es la reforma constitucional en materia energética, para lo cual ayer la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, hizo un llamado a cerrar filas para lograr su aprobación.

El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que esta reforma es necesaria para garantizar la soberanía energética, devolviendo al Estado el control absoluto del sector, por razones de seguridad nacional. 

Y es que pocos países han renunciado a su hegemonía en su sector energético. Por ejemplo, en países desarrollados como Francia, se entiende que esta área es estratégica y la defienden. “Lo hacen todos los países del mundo, nos vendieron la idea de que no era cierto, pero eso es falso”, sentenció Sánchez Cordero.

Volviendo al tema, es mucho lo que estuvo en juego en la pasada elección y más será lo que se juegue en la elección de 2024.

Sería un milagro si el PRD -o mejor dicho los que lo manejan tanto a nivel nacional como estatal- decide retornar a su posición de izquierda. De no ser así, con la pena, pero ya no podrán volver más a ese esquema, y se quedarán diluidos entre la derecha priísta y la extrema derecha panista.

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