SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

A diferencia de los particulares, los gobernantes tienen áreas de auditoría internas, que deben estar al tanto de las obras. 

También deben abstenerse de recibir las obras que tengan evidentes vicios de construcción y obligar al constructor a repararlas. Para ello, el constructor tiene que dejar en prenda una “fianza” millonaria o equivalente a la obra que realiza, para responder por la inversión que se le está entregando. 

Agregamos que toda obra debe partir de un expediente técnico que el constructor debe respetar. Si no lo hace, es responsabilidad de quien lo contrató y lo toleró.

Por lo tanto, es simplista decir que un gobernante no es responsable de las obras mal hechas. ¿Si no es él, entonces quién? Sobre todo si ya recibió la obra y la puso en marcha, el constructor se deslinda; eso significa que se la recibieron porque estaba en óptimas condiciones.

Alego esto, amable lector, a propósito de que los ebraristas pretenden achacar las fallas de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, que colapsó dejando el 3 de mayo, a las 10:25 de la noche, entre las estaciones Olivo y Tezonco, sobre la avenida Tláhuac, dejando un saldo de más de 20 muertos y unos 70 lesionados.

A mes y medio de la tragedia, cuando ya los primeros dictámenes están surgiendo, el que queda mal parado es precisamente el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, pues se deduce que el colapso del metro se debió a vicios de construcción, concretamente por desgaste de la soldadura de las trabes de acero, que no debieron ser de acero por cierto, sino de concreto.

Los defensores de Ebrard señalan que el responsable de la obra fue el constructor, en este caso una de las empresas de Carlos Slim, pero eso es una mentira. Porque si bien se dice que la empresa modificó el plan inicial, colocando acero en lugar de concreto para favorecer a otra de las empresas del consorcio, el responsable final y último de toda obra es el gobernante en turno, y en este caso es Marcelo Ebrard.

Claro que con este notición Ebrad queda fuera de la contienda electoral de 2024, siendo que era uno de los mejor posicionados, y por eso se habla también de una cacería interna al interior de Morena, de donde se cree que comenzaron las filtraciones del dictamen primero hacia el New York Times y luego hacia el diario El Financiero, rebasando a la propia jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum.

Aiga sido como aiga sido, ni el gobierno capitalino ni el gobierno federal podrían ocultar algo de esta magnitud, sin tener que encubrir a Ebrard y a sus principales colaboradores, incluido el líder de Morena, Mario Delgado Carrillo, quien era parte de esa administración en el área de finanzas.

Obviamente tampoco queda exento de problemas el sucesor de Ebrard, porque aunque no realizó la obra sí pudo repararla. Sobre todo, actuar en consecuencia por la vía legal, tanto en contra de su antecesor como en contra de las empresas involucradas.

Sirva esta lección para los gobernantes de todos los niveles, pues es de todos sabido que los expedientes técnicos, que nunca se muestran aunque sean documentos del dominio público, siempre son alterados porque de lo que se trata es de hacer obras y que además quede ganancia para el constructor y para el gobernante.

De ahí sale el famoso “diezmo” que alimenta a la clase política, y por lo cual vemos pleitos tan agresivos en cada elección, pues hay  millones de razones de por medio, según sea el nivel de gobierno de que se trate.

Para los gobernantes que están por iniciar, sobre todo en los municipios, que no ignoren que ya no tendrán un gobierno afín, y que incluso desde el nivel nacional los estarán vigilando.

Además, que al interior del Congreso ya hay una pugna por el cambio del auditor general, Alfonso Damián Peralta, cuyo periodo ya concluye, pero a quien los priístas pretenden reelegir por otros 7 años, alegando que le asiste el derecho de repetir en el cargo.

El martes ese punto de discusión se bajó del orden del día y, además, se amplió el periodo ordinario de sesiones para avanzar en la agenda legislativa, algo que no les gustó ni a priístas ni a perredistas, pues eso implica que se tocarán temas sensibles que no desean que avancen.

Dice el dicho que cuando alguien vea las barbas de su vecino cortar, ponga las suyas a remojar. Y como decía mi padre, los dichos no están compuestos a lo pentonto. 

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