SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Esta es la última edición de este medio, previo a la elección del domingo, amable lector. Primero, decirle que el gobernador Héctor Astudillo Flores informó ayer que siempre sí se prepara el regreso a clases presenciales, una vez que la Secretaría de Salud federal anunció que Guerrero seguirá en semáforo verde. Por lo tanto, no se salvarán los profesores y estudiantes de regresar previo al fin de curso.

Por otra parte, adelantar que ni el INE, ni el gobierno de México o de las entidades federativas -con excepciones- podrán decir que vivimos un proceso electoral ejemplar.

Falta por ver lo que sucederá en estos días previos a la elección, lo que suceda durante la elección, y obviamente en el periodo postelectoral, pero ya de antemano la percepción que se tiene es que estamos ante el proceso electoral más violento de la historia del país.

¿De verdad? Por el número de candidatos atacados, amenazados y muertos, desafortunadamente sí, y no sólo lo señalan estudiosos de estos procesos, sino también a nivel internacional así se observa.

Estamos hablando de 87 asesinatos políticos de septiembre a la fecha, lo que nos indica que los homicidios de políticos comenzaron desde las semanas previas al inicio del proceso electoral, que comenzó el 10 de noviembre.

En Guerrero, ya sabemos lo que ha sucedido porque se ha denunciado con oportunidad. El gobierno estatal ha tenido que desplegar seguridad para una treintena de candidatos y candidatas, que recibieron amenazas o que consideraban que estaban en peligro.

Y ya en el cierre de las campañas, la noche del martes 1 de junio, fue   secuestrada la candidata del MC a la presidencia de Cutzamala, en la región de la Tierra Caliente, junto con miembros de su familia, cuando regresaba de un acto proselitista.

El gobernador anunció desde temprano el día 2 que se activaron todos los protocolos de búsqueda y afortunadamente al medio día la candidata a gobernadora por el partido naranja, Ruth Zavaleta, anunció que la abanderada emecista se encontraba sana y salva.

Hubo también altercados de última hora, dimes y diretes, pero podemos decir que a pesar de que Guerrero es considerado un estado difícil, el proceso ha sido hasta ahora menos violentado que en otras entidades.

Lo grave es que la violencia ha afectado a todos los partidos, y lo peor es que todos los partidos la han propiciado, incluyendo Morena. Principalmente, algo que no creíamos posible, que hay mujeres involucradas en estos hechos de violencia, uno de los cuales terminó en un crimen en Quintana Roo. Se han divulgado audios donde mujeres diversos partidos ordenaron actos de violencia contra sus opositores, o bien que profirieron amenazas usando un lenguaje soez.

Por si pensábamos que las mujeres no violentan, ahí tenemos el ejemplo de que, al contrario, de la violencia nadie escapa en este mundo. No es que pobrecita de la mujer maltratada, es víctima de los varones violentos. La experiencia demuestra que cuando una mujer se decide, llega a ser peor y mucho más violenta que un hombre.

Por supuesto, la violencia política femenina no es un patrón generalizado, pero nadie puede negar que existe. Por ahora, siguen siendo las mujeres las que están rezagadas y las que sufren la agresividad de los varones, que generalmente actúan en grupos de poder y se protegen unos a otros.

Eso es porque la mujer no hace mucho que tenía un acceso limitado al poder, pero ahora con la obligatoria equidad de género, el poder femenino se irá expandiendo y entonces descubriremos que no hay realmente diferencias entre géneros, porque la violencia es parte de la humanidad, sin importar el sexo de nacimiento. 

Podemos decir que la violencia femenina hasta ahora había sido un tanto pasiva, generalmente aconsejando detrás de la puerta, o actuando con perfiles bajos, pero de que las hay, las hay. Y ahí tenemos de ejemplo a las esposas de los gobernantes, que llegan a ser más golosas por el poder que sus propios esposos, y que a la hora de organizar campañas en torno a sus maridos, se pintan solas.

Como dice una conocida asesora en imagen política, se piensa que la mujer no cuenta en una campaña, pero claramente también comunica. Y muchos proyectos políticos se pierden a causa de la mujer. Otros muchos se ganan por ella. Ejemplo, el candidato de MC en Nuevo León. Samuel García jamás imaginó de pasar del cuarto lugar a casi el primero, gracias a la influencia de su esposa Mariana, que mediante redes sociales le ganó la partida a los más sesudos politólogos contratados por sus adversarios.

Valga esta reflexión para que los hombres comiencen a poner sus barbas a remojar, porque posiblemente en 2024 México tenga su primer presidenta de la República. A partir del 6 de junio, comienza la apuesta por el grande trono de México.

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