(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Termina la semana, amable lector, con tres escaramuzas electoreras, que quisiera que repasemos juntos, tan sólo para entender la lógica del poder.
La primera sucedió cuando el candidato de Morena, Félix Salgado Macedonio, tuvo que suspender su gira por Taxco de Alarcón, debido a que grupos feministas habían instalado retenes en la carretera de acceso para taparle el paso, mientras otro grupo se aprestaba en el zócalo a recibirlo con rechiflas.
Enterado de esto, el morenista anunció la retirada mientras que su partido en el estado exigía condiciones de seguridad y tránsito para la realización de la campaña.
Hoy pretendieron hacerle lo mismo en Teloloapan, donde amanecieron las consabidas pintas de “violador” en contra de Salgado Macedonio, y trascendió que un grupo de feministas lo esperaría a la entrada del pueblo para taparle el paso.
Esta vez, sin embargo, el comité municipal del partido denunció el hecho oportunamente, y responsabilizó al gobernador, al candidato del PRI-PRD y a los priístas y perredistas teloloapenses de lo que consideran es una guerra sucia.
Primero respondieron las feministas, señalando que ellas no hicieron las pintas, y que su convocatoria fue sólo para manifestarse, ni siquiera para bloquearle el paso al candidato de Morena.
Más tarde, el gobernador Héctor Astudillo le pidió a Félix y a Morena que arreglen sus problemas internos, y dejen de responsabilizar al gobierno estatal de injerencia en el proceso electoral.
Pese a todo, Félix pudo hacer su mitin en Teloloapan, donde se le sumaron Beatriz Mojica Morga y el diputado Antonio Helguera, quienes lo acompañaron a Tierra Caliente, lugar donde nació, donde estará dos días.
La tercera escaramuza electorera sucedió en Acapulco, donde en su primer día de actividades tras el retorno de la que fue su segunda licencia en la alcaldía, Adela Román anduvo recorriendo los puestos de vacunación, para cerciorarse de que todo estuviera en orden. Reporteros locales la entrevistaron y le preguntaron si estaba firme su proyecto de reelección, a lo que la alcaldesa dijo que sí.
Eso bastó para que presuntamente se configurara un delito electoral, pues estaría usando el ámbito de la vacunación contra el Covid-19 para promoverse. Ella, al contrario, alega que no es así, sino que estaba cumpliendo con sus responsabilidades como alcaldesa, y que el delito se configuraría sólo si estuviera haciendo un llamado a votar por su partido y por su proyecto.
No obstante, el gobernador la señaló desde ese momento de estar utilizando la vacunación antiCovid como escenario para promoverse, y por la tarde los aliados PRI-PRD, la denunciaron ante la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales, como presunta delincuente electoral.
Aún falta porque el caso se desahogue, y no sabemos si eso será un impedimento para que Adela se registre a finales de este mes como precandidata a la alcaldía de Acapulco, por reelección. Ella como mujer de leyes sabe a qué atenerse.
Para colmo, su congénere Ruth Zavaleta, candidada a gobernadora por el partido Movimiento Ciudadano, remató el día diciendo que Adela ya debe estar destituida del cargo. Y, bueno, eso que entre mujeres se quejan de machismo, pero practican el hembrismo, algo que es igual o “tantito pior” (mi vecina dixit), que lo que se le adjudica a los hombres.
No olvidemos que la ley se reformó, y que hoy los delitos electorales son del ámbito federal y se pagan con cárcel y multas. Así que todos deben andarse con pies de plomo, de cualquier bando que sean, porque hay muchos ojos vigilándolos. Además, están las redes sociales para viralizar al momento este tipo de noticias.
Hoy no bastará negar el asunto, sino que de inmediato se dará lugar a una denuncia del fuero federal ante la Fepade, instancia que no dudemos estará muy activa en los próximos 3 meses, y posterior a las elecciones del 6 de junio, para desahogar denuncias.
Quizás veremos a los mapaches electorales en la cárcel, de todos colores y sabores, porque la maña principal en estos tiempos es precisamente esa, la del cochupo electorero. Quizás.