SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Tras dos semanas de negociaciones, que no trascendieron del todo, Evodio Velázquez Aguirre aceptó por fin que no le favorecieron las encuestas de la alianza, y reconoció como candidato al priísta Mario Moreno Arcos.

Con esto, se dio paso al acto político en el que líderes del PRD de todas las corrientes se reunieron para abrazar a Moreno Arcos como su candidato, y éste al PRD como su partido, pues a diferencia de las alianzas que el tricolor hacía con el Partido Verde Ecologista de México, que eran más bien simulaciones y más de lo mismo (priístas que no eran favorecidos con candidaturas se iban al verde y todo arreglado), en esta ocasión el tricolor tendrá que ceder y conceder, si es que quiere llevar al partido del Sol Azteca como un aliado firme en Guerrero.

Las negociaciones incluyen candidaturas en distritos y municipios, así como proyectos y compromisos que Evodio hizo en campaña, junto con cargos en una eventual administración priísta-perredista.

¿Por qué la agenda perredista es importante en esta alianza? Porque puede suceder que Mario haga un gobierno con una visión estrictamente priísta, y que únicamente privilegie a los municipios y distritos en donde el tricolor tiene presencia. De hecho ese es el estilo de todos los gobiernos, de favorecer a los amigos y rezagar a los enemigos, en un ilegal manejo de los recursos que son de todos.

Si eso sucediera, entonces el perredismo estatal habría perdido 6 años de avances y, sobre todo, el riesgo que se corre es de perder su identidad, pues pasarían de aliados a enemigos del gobierno en turno.

Por ahora, Evodio dijo que recorrerá de nuevo al entidad, para convocar e informar a los perredistas que se sumen a la alianza y apuntalen las candidaturas en distritos y ayuntamientos, que es de donde van a salir los votos para el candidato a gobernador.

Y, como ya dijimos, el papel de Evodio es sumamente importante en este entramado que es harto novedoso en Guerrero, porque por primera vez un partido de izquierda se suma a su adversario histórico, y del manejo que se le dé a esta alianza dependerá la sobrevivencia del partido que quedó subordinado.

No importan los líderes del PRD en este momento, sino la presencia de aquel que hizo precampaña, que convocó a los perredistas a levantar cabeza y que prometió y se comprometió a luchar porque la agenda del partido amarillo avance, sin importar quién fuera el candidato.

¿Qué le tocó a Evodio? Aún no lo sabemos. Trascendió que pedía dos diputaciones, una para su esposa y otra para él, y que ahí estaban atoradas las negociaciones. Eso es de no creerse, porque aunque Evodio pidiera algo para sí mismo, era demasiado poco para lo que representa su adhesión al candidato aliancista.

Y es que mientras Evodio guardó silencio, nada estaba seguro, aunque los líderes del PRD dijeran lo contrario. Mientras Evodio no salió a decir públicamente que aceptaba la derrota interna y que se sumaba sin ambages a la candidatura de Moreno Arcos, la incertidumbre era real en ambos bandos, y ni Alberto Catalán Bastida, ni Jesús Zambrano Grijalba tenían cara para hablar por el precandidato perredista, quien además tenía todo el derecho de exigir, pedir y proponer, mientras que el candidato priísta tenía toda la obligación de escucharlo, negociar y conceder. Si no, no sería una alianza.

Y hay que aclarar que la alianza es entre partidos, claro, pero también y sobre todo entre hombres. Tenemos la certeza de que el PRD eligió a Evodio Velázquez Aguirre pensando en que era el hueso más dócil de roer, la vara más débil para romper. Y es que a diferencia de Carlos Reyes Torres, Evodio sí aceptaba la alianza y, sobre todo, tenía más de un año trabajando en un proyecto de gobierno que aglutinaba a la mayoría de las tribus amarillas. Eso no lo logra cualquiera y, por lo tanto, no es el partido el que debe encabezar las negociaciones, sino el propio Evodio. O al menos, no lo deben hacer sin su proyecto.

Y, bueno, como se esperaba, la reunión de los perredistas con su candidato del PRI (suena raro, pero así es), fue ocasión para, de nuevo, arremeter contra Morena y su candidato. El que más duro habló fue Zambrano, al señalar que el Toro sin Cerca es un “buen acorralado”. 

Zambrano, uno de los impresentables del PRD, dio la pauta de la campaña que viene. Será el partido amarillo el que se encargue de la contracampaña antimorenista, mientras que el PRI hace las propuestas “decentes” y de “altura de miras”.

Evodio ya se había subido a ese mismo ring, de hecho, cuando dijo que para un toro, un buen jinete, y que sin duda le montaría. Bueno, no le tocará montarlo, pero ayudará a hacerlo. Al tiempo.

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