SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Hay un grave desabasto de oxígeno en todo el estado. La razón es porque las únicas tres empresas productoras de oxígeno médico dejaron de venderle a particulares, en tanto que a las clínicas privadas les surten sólo unos cuantos tanques por quincena.

Mientras la segunda oleada de la pandemia no salía de Acapulco, y las ciudades más grandes, no habría gran preocupación, salvo en Tierra Caliente, donde desde mediados de enero comenzó a resentirse la escasez de oxígeno, así como se dio -y aún se da- un constante deambular de la gente y de los médicos particulares en busca de este vital insumo para el tratamiento de pacientes Covid-19,   que se encareció más allá de lo razonable.

Hoy, los mismos estragos los están padeciendo municipios de la Costa Grande y de la Costa Chica. Ayer, personas de aquella región estaban buscando oxígeno para ayudar a sus pacientes en la recuperación, pero ninguno de los centros de abasto tenía en existencia el tan preciado insumo.

Estamos hablando de una región de 15 municipios, la segunda más pobre del estado de Guerrero, en cuyo hospital además se atienden gente de pueblos circunvecinos de Oaxaca, y que además tiene que absorber a parte de la población de la Montaña baja.

El escenario comienza a enrarecerse en esa zona y es urgente que se le ponga atención, sea ampliando las camas Covid en el hospital, sea permitiendo que los particulares accedan al oxígeno que empresas como Infra surten cotidianamente, pero que por ahora están concentrando su producción en hospitales.

¿Cuál es la opción que se tiene? Nos comenta un médico privado que hay generadores de oxígeno, cuyo costo es de entre 50 y 100 mil pesos, dependiendo de las marcas y capacidades. Estas máquinas producen el oxígeno que el paciente necesita, y lo cual vendría a ser un buen sustituto del oxígeno médico que se surte mediante tanques.

En Tierra Caliente, por ejemplo, llegaron a ofrecer tanques de oxígeno hasta en 40 mil pesos, traídos de Toluca o de la Ciudad de México. Incluso hubo quienes iban más allá, hasta Puebla o Hidalgo, para surtirse cada tercer día, haciendo largas colas para rellenar sus tanques.

Con ese precio, las personas bien pudieron comprarse un generador de oxígeno, y usarlo cuantas veces sea necesario, pudiendo incluso rentarlos a otros pacientes.

Quizás los gobiernos municipales pudieran involucrarse en esto, y conseguir algunos generadores de oxígeno, para rentarlos o prestarlos a las familias más pobres.

También los empresarios o adinerados pudieran contribuir con esta caridad, e invertir parte de sus ganancias en algo tan útil como un generador de oxígeno, dado que está escaso y solamente 3 empresas lo producen en el país.

Huelga decir que la escasez de oxígeno, además de que ha acelerado la mortandad en este país, sobre todo entre los pobres, también ha encarecido terriblemente los costos de hospitalización en clínicas privadas.

Hospitales privados de Acapulco, por ejemplo, de los pocos que reciben pacientes Covid, exigen un depósito inicial de 100 mil pesos para poder recibir a un paciente, sin que eso signifique de modo alguno garantía de curación.

En cuanto a las familias, la recomendación es que en lugar de gastar tanto en oxígeno, se compren su propio generador. Finalmente, el precio de estos es igual o menor a lo que van a gastar rellenando tanques de oxígeno, con la salvedad de que se evitarán las enormes colas y los días de espera.

Llegará un día en que tener un generador de oxígeno será como tener un aparato de nebulización en casa.

Finalmente, decir que ante la pandemia, debieran buscarse soluciones reales. Todos debemos involucrarnos, cada quien desde nuestras trincheras, en lugar de permanecer impávidos, pegados a las redes sociales para ir contando a los enfermos y, lo que es peor, a los muertos. 

Está demostrado que el Covid-19 es curable. Sucedió con el presidente AMLO, el cual afirmó que fue sometido a un esquema de curación basado en un antiviral y antiinflamatorios. Públicamente dijo que se trata de un tratamiento experimental, que no por ello es menos valioso. Se dice así porque él como presidente de un país no puede afirmar que hay una cura específica, pues la autoridad máxima en materia de salud en el mundo es la OMS. 

Y, lo más importante, dijo que el tratamiento que se le proporcionó a él está disponible para cualquiera que lo solicite. Entonces, adoptando un modelo de curación, así como asegurarnos de que haya suficiente oxígeno disponible, se podrían abatir las muertes de manera dramática, en lugar de estar esperando que la vacuna venga a hacernos el milagro de parar la mortandad.

Y, ojo: vuelvo y repito: no olvidemos que el Covid19 también va a votar. Ya anda Ricardo Anaya montado en el caballo de la muerte, contando a las víctimas de la pandemia, cuya carga se la echará al presidente y a su partido. Y aunque de momento parece como un “meme político” que el queretano cuya familia ni siquiera vive en México ande con esas pintas, lo cierto es que más de alguno le va a creer. Al tiempo.

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